Pero claro, a la hora de elegir tema para nuestra novela, cuidado con centrarnos en una tipología, por ejemplo, novela negra. ¿Somos conscientes de que el argumento que desarrollemos, de no ser lo suficientemente imaginativo, puede ser que ya se le haya ocurrido a otro antes? Vamos, lo que se dice, que descubrimos la pólvora.
O que se quiera elegir una hipótesis literaria en un tema polémico que resulte que ya haya sido formulada por otro y publicada en el Boletín de turno o en la Internet misma.
El tema se está poniendo crudo porque, dada la cantidad de miles de libros que se publican cada año, amén de todas las demás influencias que puedan ser plagiables en una novela, los escritores van a tener que contar con asesores, consultar bases de datos o, como ya se está haciendo en libros de ficción, citar la bibliografía consultada, las fuentes manejadas y casi, diseccionar lo que es de nuestra propia cosecha.
Si es que al final acabaremos cada uno hablando sólo de nosotros mismos, mirándonos el ombligo para buscar en él la diferencia con el ombligo ajeno y convertir su pelusa en experiencia literaria, siempre y cuando no lo hay hecho otro antes. Porque la imaginación está escasa y si no hay más denuncias por plagio es porque no se lee lo suficiente como para encontrar la coincidencia.
Imaginen un programa informático dedicado a buscar coincidencias en libros (ya en formato electrónico), tanto argumentales como de frases, párrafos o ideas. Seguro que es posible, aunque no exista. Pero es un nicho de mercado que el día que alguien lo explote, dispensará suculentas ganancias en pleitos nuevos a los demandantes con información suficiente.
Y ojo, si alguien quiere aprovechar esta idea, recuerde que ha sido publicada en este blog antes. No olvide citarla, que los tiempos está muy revueltos.
1 comentario:
El escritor portugués y premio Nobel de Literatura José Saramago ha abusado tras de que la novela Las intermitencias de la muerte es una derivación sin el debido consentimiento de mi cuento ¡Últimas noticias! dentro del compendio La segunda muerte y otros cuentos de fúnebre y amorosa hechura registrado en 1986 ante el hoy Instituto Nacional del Derecho de Autor en México.
¡Últimas noticias! fue escrito en 1983 para el Primer Concurso de Cuento de Ciencia Ficción convocado por la representación del CONACYT Puebla (1984), sin que allí obtuviera premio o mención alguna. Posteriormente, registré mi obra de cuentos, incluido aquél, ante la entonces Dirección General del Derecho de Autor hoy INDAUTOR, bajo el título La segunda muerte y otros cuentos de fúnebre y amorosa hechura. El número de registro otorgado fue el 8369/86.
También publiqué mi obra bajo el mismo nombre en una edición limitada en 1987 por Editorial Quetzalcóatl.
Posteriormente participé en 1997 en el concurso Cuento triste convocado por el diario Reforma y Editorial Alfaguara, con el relato La mujer rojinegra y obtuve por el mismo una mención honorífica. Fue allí que entré en contacto con Grupo Santillana-Alfaguara en México y entregué mi pequeña obra sin ningún acuse de recibido en la puerta de la editorial. El sobre estaba dirigido a Laura Lara cuando en ese entonces Sealtiel Alatriste era el director de la editorial y quien a la postre estuvo físicamente muy cerca del portugués radicado en España cuando fue cónsul de México en Barcelona e íntimamente ligado a él en sucesivas presentaciones literarias. Hoy el sospechoso intermediario (o escritor fantasma del Nobel) se desempeña como director de Literatura de la Universidad Nacional Autónoma de México.
El 26 de mayo de 2006 comparecí ante la Dirección Jurídica del Instituto Nacional del Derecho de Autor (INDAUTOR) en relación a la junta de avenencia promovida para dirimir la derivación de la novela. Por la contraparte no asistió persona alguna que representara legalmente al señor José Saramago, toda vez que no ocurrió la notificación porque el domicilio particular de éste no coincide con el de Editorial Santillana al que se dirigió el citatorio. Se levantó un Acta de la comparecencia y se archivó el procedimiento administrativo.
A pesar del escenario en que una lucha legal implicaría más de cinco años para demostrar la verdad de mis dichos y otros cuatro años para resarcir los daños inherentes, y también ante las actuales circunstancias de no poder contar hasta ahora con un peritaje literario serio, además obviamente a las limitaciones presupuestarias para la titánica lucha, no agoto aún los cauces jurídicos y mantengo mi convicción sobre los hechos.
No por sorpresivo el hecho deja de tener veracidad. Mi intención no es el escándalo, el protagonismo, la fama o el dinero. Simplemente elemental justicia.
José Saramago podrá escudarse en argucias como el cliché, la inter e hipertextualidad, aducir mera inspiración, coincidencia o influencia y sostener que las ideas son universales y esas no se protegen, no obstante el hecho es que la creación es un acto único e individual y basarse en la de otro finalmente constituye un hurto. La novela de Saramago es una obra derivada pero que no puede ser explotada sin la autorización del titular del derecho de la obra primigenia, de acuerdo con el Artículo 78 de la Ley Federal del Derecho de Autor.
Hay un evidente parafraseo en situaciones particulares; una coherencia textual (pasajes paralelos); las construcciones sintácticas son similares; el modo de narración es satírico en ambas obras; no hay coincidencias fortuitas ni clichés, sino una clara concordancia de ideas.
A continuación las pruebas textuales del despojo.
El cuento ¡Últimas noticias!, de mi autoría inicia así:
“Los científicos, los religiosos y el hombre en general, no se explicaban las causas de tan singular fenómeno que afectó a toda la Tierra...El hecho ocurrió de pronto en todos los países, en unos de día en otros de noche. La noticia se comenzó a difundir...la gente.... no daba crédito a los titulares de los periódicos de ese día: “NO MURIÓ NADIE AYER!”...
La novela de José Saramago lo copia así:
"Al día siguiente no murió nadie. El hecho, por absolutamente contrario a las normas de la vida, causó en los espíritus una perturbación enorme... ni siquiera un caso para muestra, de que alguna vez haya ocurrido in fenómeno semejante, que pasara un día completo, con todas sus pródigas veinticuatro horas, contadas entre diurnas y nocturnas, matutinas y vespertinas.”
El cuento aborda la investigación de los reporteros:
“’Nuestros reporteros realizan en este momento una acuciosa investigación en todos los velatorios y hospitales, pues, al parecer, ayer tampoco murieron enfermos graves’”
Y la novela de Saramago expresa de manera sorprendentemente similar:
“...Se realizaron llamadas a los hospitales , a la cruz roja, a la morgue, a las funerarias...y las respuestas llegaban siempre con las mismas lacónicas palabras, No hay muertos”.
En otro pasaje de ¡Últimas noticias! se dice sobre los accidentes:
“...los vehículos quedaron prácticamente deshechos, pero sus ocupantes están ilesos, repito, los ocupantes de los dos autobuses que acaban de chocar están ilesos...”
Y en otro pasaje Saramago lo repite así:
“...de acuerdo con la lógica matemática de las colisiones, deberían estar muertos, pero que, pese a la gravedad de las heridas y de los traumatismos sufridos, se mantenían vivos...”
Al explicar “científicamente” tan peculiar fenómeno el cuento revela:
“’Otra de las teorías es la que mantienen especialistas de Moscú, quienes atribuyen la existencia del fenómeno a una variación de la órbita de la Tierra...”
Y Saramago lo copia así:
“....no se debería excluir la posibilidad de que se tratara de una alteración cósmica meramente accidental...”
Ante tan característica situación la gente celebra así en el cuento:
“Un ambiente de fiesta surgió en todos los hogares, en muchos de ellos había auténtica algarabía....“El júbilo era casi general, aun los que no habían atravesado por peligro alguno se sentían seguros de que nada les pasaría. Los niños jugaban sin cansarse y repetían las frases de los adultos: “no vamos a morir, no vamos a morir”.
Y así similarmente, sólo con cambio de palabras, celebran en la novela:
“...alegría colectiva que se extendía de norte a sur y de este a oeste, refrescando las mentes temerosas y arrastrando lejos de la vista la larga sombra de tánatos..se fueron uniendo al mare mágnum de ciudadanos que aprovechaban todas las ocasiones para salir a la calle y proclamar, y gritar, que, ahora sí, la vida es bella.”
En el cuento se ven afectados esencialmente los intereses de hospitales, funerarias, cementerios y compañías de seguros:
“...mientras que otros intentaron ejercer diferentes actividades, lo mismo que los empleados, gerentes y dueños de velatorios y panteones.”
En la novela de Saramago sospechosamente también se ven afectados los intereses de hospitales, funerarias, cementerios y compañías de seguros:
“Importantes sectores profesionales, seriamente preocupados con la situación, ya comenzaron a transmitir la expresión de su descontento...las primera y formales reclamaciones llegaron de las empresas del negocio funerario.”
El cuento le da un peso esencial como eje de la trama a los titulares periodísticos:
“...sin faltar aquellos encabezados ingeniosos: ‘THANATOS VENCIDO’, ‘LA TILICA Y FLACA DE VACACIONES’....Los encabezados seguían siendo sumamente llamativos: ‘EUFORIA MUNDIAL’, ‘¡SOMOS INMORTALES!’, ‘¡SÓLO FALTA QUE RESUCITEN LOS MUERTOS!’...”.
La novela de Saramago también le da ese peso al aspecto periodístico:
“...los más diversos y sustanciosos titulares...Y Ahora Qué Será De Nosotros...páginas convulsas, agitadas, manchadas de titulares exclamativos y apocalípticos...Tras el paraíso, el infierno, La muerte dirige el baile, Inmortales por poco tiempo, Otra vez condenados a morir, Jaque mate...”
El cuento justifica así el regreso a la mortalidad:
“De pronto, después de quién sabe cuántos días o meses, en una ciudad en la que se construía un edificio, un trabajador, tras caer desde un piso doce, no se levantó de la acera...todos clavaron su mirada en el hombre inmóvil.”
La muerte de la novela de Saramago sin ningún empacho la imagina así con el mismo trabajador:
“En esa obra tendrá que entrar (la muerte) de aquí a dos semanas para empujar de un andamio a un albañil distraído que no se fijará dónde va a poner el pie...nuestro turno de caer del andamio todavía no ha llegado... ”
El final del cuento expresa:
“Sin manifestaciones de júbilo, pero tampoco de desesperación y llanto, los seres de todos los confines acogieron la vuelta a la normalidad y, más que eso, a la naturalidad.”
La novela en páginas avanzadas también retoma los mismos términos:
“...para festejar el ya no esperado regreso a la normalidad, lo que pareciendo ser el cúmulo de la indiferencia y el desprecio por la vida ajena, no era, en resumen, otra cosa que el natural alivio...”
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Ver:
http://saramagoplagiario.blogspot.com
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