tag:blogger.com,1999:blog-40557552188789758222024-03-07T22:27:32.969+01:00Todo está escritoEste espacio virtual, reconvertido, -pero sin despreciar sus viejos contenidos- pretende ahora ser el canal de comunicación literaria entre el autor de este blog y de la novela "Todo está escrito" y sus lectores.Pacocho Corbeirahttp://www.blogger.com/profile/16769304960786409711noreply@blogger.comBlogger92125tag:blogger.com,1999:blog-4055755218878975822.post-18976276805882806682011-11-04T18:58:00.002+01:002011-11-04T18:59:19.432+01:00HOY CAPÍTULO 12 DE LA NOVELA "TODO ESTÁ ESCRITO"<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBcR6e6jK0vrHq1xHpGVI2B18MDSV14A14TGzLpQ9y4soSkig7UhNI_HwbKfXiQvnKgVHQCzCbXnZ_J-3UcS27E9njz6zcAyRGboltt4-5Wv_XsdZxQFycU7eXm5JZL4GjV7rUfYVy9ok/s1600/portada.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBcR6e6jK0vrHq1xHpGVI2B18MDSV14A14TGzLpQ9y4soSkig7UhNI_HwbKfXiQvnKgVHQCzCbXnZ_J-3UcS27E9njz6zcAyRGboltt4-5Wv_XsdZxQFycU7eXm5JZL4GjV7rUfYVy9ok/s640/portada.jpg" width="480" /></a></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 21.6pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-list: l0 level1 lfo1; mso-outline-level: 1; mso-pagination: none; page-break-after: avoid; tab-stops: list 0cm; text-align: center; text-indent: -21.6pt;"><b><span lang="ES-TRAD" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: black; background-image: initial; background-origin: initial; color: white; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 16pt;">DOCE<o:p></o:p></span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><br />
</div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt;">TRANSCRIPCIÓN DE LAS PALABRAS DE<o:p></o:p></span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt;">BERNARDINO BRAÑA CONTENIDAS <span style="text-transform: uppercase;">en la<o:p></o:p></span></span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt; text-transform: uppercase;">cara “A” del casete rotulado con el número 6.<o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 14pt;"> </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Antes de continuar con el relato que ayer dejé en el punto en que Ana y yo marchábamos a cenar, tengo que revelarte algo absolutamente increíble. ¿Recuerdas las fotos que estaba haciendo cuando descubrí el cuerpo de Luis Uría? Pues, las había llevado a revelar y esta mañana, al recogerlas, aluciné. No por la calidad de las fotos en sí, que tampoco están mal del todo, sino por lo relevante de las dos últimas. Recuerdo que llevaba un gran angular, un objetivo Tamrom de veinticuatro milímetros y estaba a unos veinte metros, o quizá algo más, del cuerpo de Uría. Anochecía y las sombras eran alargadas. La luz era una mezcla de rayos de sol de atardecer, filtrados por una neblina creciente. Llevaba la cámara pegada a la cara cuando me pareció ver una pareja. Intencionadamente, disparé y me agazapé luego tras una roca para cambiar el objetivo por un telex Nikor de 200 mm, con el fin de obtener un plano más cercano en una nueva toma. Pero, al apuntar de nuevo y enfocar, fue cuando distinguí el cuerpo de Luis Uría, atravesado por la espada. En ese momento, debí disparar de nuevo, sólo que esta vez, accidentalmente o, al menos, inconscientemente, porque ni siquiera recuerdo haber apretado el disparador, aunque la foto está ahí y no miente. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Pues bien, en la penúltima foto puede verse a Luis Uría, semiacostado, apoyado en una roca, con los guantes amarillos puestos y la espada atravesándole en el vientre. Aunque el gran angular acrecienta aún más la distancia a la que yo estaba del cuerpo, se distingue perfectamente. Pero eso no es todo. Lo sorprendente es que en la esquina superior derecha de la foto se ve el cuerpo de una mujer de espaldas, saliendo precipitadamente de la escena y del encuadre. Y su pelo es una larga melena casi rubia y ondulada, como la de Ana. La pena es que no se le vea la cara y que además, sólo ella, salga movida. Llevaba cargada en la cámara película de 100 ASA de sensibilidad y la foto, en automático, debió dispararse a poca velocidad, calculo que a 1/30 de segundo o menos: lo que aún exagera más ese efecto de huida del encuadre de la figura femenina. La última foto, mucho más ampliada por el tele objetivo, es terrorífica por la sangre y por la cara de Uría, pero en ella no se aprecia a nadie más, salvo que acentúa la pregunta de: ¿qué fue de esos guantes que llevaba puestos?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Y esto me ha dado mucho que pensar. Porque yo, cuanto más la miro, más miedo tengo de que esa figura pueda ser la de Ana. Y de serlo, ¿qué hacía ella allí y por qué huyó cuando me vio venir? Y sobre todo, ¿explicaría eso la desaparición de los guantes y la implicaría a ella en la muerte de Luis Uría por estrangulamiento? Aunque poco pudiese hacerse ya, tal como estaba él y yo lo vi, antes de morir: con esa espada sucia, llena de tierra y arena, con la que se había atravesado. Pero aunque Ana tan sólo lo hubiese rematado para evitarle mayores sufrimientos, ante la ley y ante la sociedad, se habría convertido en una asesina. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Por mi parte, ¿qué podía hacer? ¿Llevarle la foto al juez? No. No lo haría. De hecho, en mi primer interrogatorio, les entregué el carrete de fotos que ya había hecho, pero no el que tenía todavía montado en la cámara. Ni siquiera les hablé de su existencia. Y ahora tampoco pienso mencionarlo, ni menos entregarlo. Una porque se ven esos dichosos guantes y otra, porque en lo que siento por ella, por Ana, no cabe la posibilidad de la traición. Es muy posible que por el propio temor que tengo de perderla. Por una causa puramente egoísta, vamos, que tú y yo nos conocemos y no vamos a andarnos ahora con heroísmos baratos y altruismos desinteresados. Pero está claro que llevo cuatro días sin verla y lo peor, sin saber cómo localizarla y comenzando a dudar de si la volveré a ver.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Parecía claro que había huido. Tendría miedo, es lógico. Seguro que es consciente de que, de tener algo que ver, lo mejor es quitarse de en medio mientras este lío no se resuelva. Pero temo que me haya dejado colgado. Y que trate de encajarme el muerto a mí. Soy así de tonto, qué le voy a hacer. Puede que me haya enamorado de una loca asesina en paradero desconocido, es cierto, pero, lo que nunca podría imaginar es que algo así pudiese producir tal sensación de euforia y felicidad, como la que me provoca.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Y sé que debo desterrar bien lejos de mí los temores y miedos. Una porque no es raro que por causa del miedo que tengo de perderla, sea yo mismo el que haga surgir dentro de mí fantasmas que amenacen mis deseos. Y dos, porque el miedo provoca desconfianza y eso, siempre da mal resultado, y más con Ana.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Pero debo volver al lugar del relato que ayer hube de interrumpir y que nos dejaba en el momento en que ella y yo estábamos a punto de cenar. Porque, una vez dejamos mi apartamento, me la llevé a cenar. Y no se me ocurrió mejor lugar que el restaurante Libredón, el del Hostal. Era tarde y la mayor parte de los clientes o se habían ido o apenas les restaba más que el postre y si acaso, una ligera sobremesa. Íbamos a sentarnos cuando vi pasar a Luis Uría, cruzando el recibidor del restaurante. Estaba a punto de saludarle cuando me fijé en que no iba solo. ¿A qué no sabes quién le acompañaba?: la espectacular rubia que había visto en el aeropuerto, que esperaba no se sabe a quién. Ana, de espaldas a ellos, vio mi gesto de saludo truncado a medio camino e inquirió con la mirada. Pero sólo le dije que me había parecido haber visto a alguien conocido, sin más detalles.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> ¿Qué te puedo decir de la cena? Dejémosla en el ámbito de lo privado, observándola con luz tenue y a cierta distancia. Imagínate sólo que no nos oyes, pero puedes ver cómo nuestras miradas se buscan y se encuentran, como las sonrisas se persiguen, cómo me seduce y cómo trato yo de seducirla. Si estuvieses comiendo, por ejemplo, en la mesa de al lado de la nuestra, verías sólo a dos amantes, con demasiado ardor en las miradas, y supondrías, por eso, que se trata de un amor nuevo, que acaba de encenderse como un fuego y arde en lo más alto. Y tal vez acertarías, sólo un poco.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Yo no podía dejar de perderme en cada nueva mirada: o me quedaba hipnotizado de su boca, o me estremecía cada encuentro con sus ojos, o me deslizaba en las ondas de su pelo, o por su piel descendía, quizás que hasta el infierno, si estuviese en su cuerpo tal lugar tan caliente. Imagínate un calidoscopio, cada vez que gira, se mueve, o se agita, puede ofrecerte mil matices nuevos: todos bellos. Si hay una relación entre la música y los colores, los matices entre rosados y pálidos de su piel finísima compondrían la más bella de las melodías de un genio todavía por nacer. Y yo, como ves, a todo esto, con cara de gilipollas mirándola y tratando de imponer a mi rostro la dignidad debida en tan preciso instante.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Y no pasó nada más digno de reseñarse salvo lo dicho. Así que, después de tan opípara cena y circunstancia, tomamos un taxi y regresamos de nuevo a su vieja casona. Nada más entrar Ana se fue a la cocina a buscar algo de beber, mientras que yo me hice un poco el remolón, porque tenía cierta curiosidad por ver qué clase de pintura ocultaban aquellas sábanas sobre los tres lienzos de la escalera. En el centro mismo estaba el más grande, un cuadro de unos dos por tres metros.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Al él me fui; traté de descorrer la enorme tela, pero, de golpe, se me vino toda encima, llenándonos de polvo a mí y al mármol impoluto de la escalera. Pero al menos mereció la pena: la pintura, era una pintura preciosa, de una mujer, de cuerpo entero, en la sombra de un jardín misterioso, que si no llego a haber visto la fecha del cuadro, 1878, hubiese dicho que era retrato de la propia Ana y que, por tanto, de entrada, concluí que debía ser su bisabuela. Preciosa mujer de la que, sin duda, lo había heredado todo, ya que, a la dama del retrato tampoco le faltaban las joyas de oro, de las que se ve que iba bien servida. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Ya sin el temor de ser cogido en falta por Ana, ni de manchar un poco más mi ropa y la escalera, me animé a retirar también las telas de los otros dos cuadros y entonces, la impresión fue ya completa. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Se trataba de los retratos de dos mujeres, de épocas bien distantes, a saber, una de 1933 y otra de 1598, y lógicamente, de pinturas, estilos y manos distintas, pero, eso sí, iguales entre ellas. Quiero decir que las tres mujeres representadas era iguales, como pueden ser tres gotas de agua, e iguales también a Ana: ¡eran retratos suyos! <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">La única explicación que di por válida fue la de que algún pintor, o mejor varios, falsificadores o copistas de estilos ajenos, hubiesen dibujado a mi amada en diferentes obras, en esas obras, que parecen querer burlar al tiempo. Lo curioso es que, pese a que las fechas pintadas en blanco sobre el fondo del lienzo, son perfectamente visibles en todos ellos, en cambio, las firmas, son ilegibles. Es cierto que los cuadros están oscurecidos, lo que parecería contradecir que puedan ser obras recientes. Aunque, según tengo entendido, hay falsificadores memorables, y nunca se sabe. Incluso los hay dispuestos a desembolsar importantes cantidades por supuestas obras o, directamente, por conocidas falsificaciones: eso sí, de una calidad indiscutible, sobre todo para un lego e incluso, pese a mi experiencia como pintor, para mí mismo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Cuando me desperté del asombro de mis descubrimientos, Ana estaba mirándome llevando en la mano una bandeja con dos copas, dos cervezas y un abridor. Y me preguntó si me gustaban los retratos. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Mucho </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">le dije</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> ¿de quién son? <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Todos míos</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">respondió burlona</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">. </span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Salta a la vista</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">No querrás decir que son autorretratos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">No, yo no pinto. Pero algunas veces me he dejado pintar, cuando consideraba que el pintor era de confianza.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> </span></i><i><span style="font-family: Symbol; font-size: 15pt;">¾</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Lo que, a juzgar, por los cuadros aquí presentes, ha sucedido contadas veces a lo largo de la historia </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">le dije siguiendo el tono jocoso del diálogo</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> </span></i><i><span style="font-family: Symbol; font-size: 15pt;">¾</span></i><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Tú lo has dicho </span></i><i><span style="font-family: Symbol; font-size: 15pt;">¾</span></i><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">r</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">espondió. Pero esta vez sus palabras no parecían haber sido pronunciadas en broma. Yo tengo imaginación, pero tal vez no la suficiente para lo que me esperaba.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">¿Quieres ver algo aún más sorprendente? </span></i><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">me dijo, sinuosa, ante mi impresión de desconcierto. Pero acerté a decir, creo que con la debida valentía.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Claro que quiero.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> </span></i><i><span style="font-family: Symbol; font-size: 15pt;">¾</span></i><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Entonces debemos subir hasta el tejado.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> </span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Y subimos, subimos hasta casi tocarlo con la cabeza, hasta la parte más alta de la escalera, que termina frente a una puerta de madera pintada en azul. Tras ella, un cuarto como de estudiante de principios de siglo, pequeño y rebosante de libros. Con una mesa junto a la ventana, que se diría trataban de esconderla, por la cantidad de cuadernos, libros, apuntes, álbumes, que se apilaban sobre ella, al lado de ella, alrededor, tapizando por completo las paredes... Una lámpara de pie y una gruesa alfombra eran, además del sillón, el justo y necesario mobiliario.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Este es como el cuarto de los sueños. Solía encerrarme aquí siempre que podía, a leer, en este mismo sillón </span></i><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">dijo poniendo su mano sobre él</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">.</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> Cuántas veces me he quedado dormida, con un libro entre los brazos, no sé si soñando con versos o con aventuras. Más con lo primero, supongo. Imagino que muchos de los mejores recuerdos de mi vida están escritos entre las páginas de la mayor parte de esos libros. Aunque no sean verdaderos recuerdos, merecerían serlo.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Yo no dije nada. ¿Qué querías que dijera? Ahora sí estaba viendo un lugar en el que Ana había estado muchas veces, en el que era palpable su presencia y en el que podría conocer muchas cosas sobre ella, de poder pasar un rato hurgando entre sus títulos favoritos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Pero lo que yo quería que vieras no son falsos recuerdos, sino verdaderos recuerdos.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> </span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Tomó de un estante junto al suelo un viejo álbum de fotografías y me lo dio. Fotografías en blanco y negro, de principios de siglo: la primera de 1908 y la última de 1934. Te describiré la primera de ellas: Ana pasea por el borde del puerto de La Coruña, protegiéndose del sol con una preciosa sombrilla de encaje. Y ahora, la última. Ana viste un pichi sobre una camisa blanca y porta en los hombros una mochila de cuero en un camino de monte. El resto, imagínatelo, más de lo mismo. Vamos, que el responsable de los efectos especiales de Forrest Gump, abriría los ojos como platos de ver aquel despliegue infográfico, al que no se le veía el truco por ninguna parte. Era Ana en todas ellas, la misma Ana de ahora, idéntica, en diferentes momentos y lugares: detenida en el tiempo. Inmortalizada.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Yo me decía: una cosa son las evidencias y otra muy distinta, seguro, la realidad. ¿Cuál es el truco? La explicación racional que me haga echarme unas risas frente a esta cabeza obtusa que me impide encontrarle la lógica a la solución del enigma. Así que dije:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Me rindo. Explícamelo tú.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">No hay nada que explicar. Lo que ves es lo que hay.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿Me estás queriendo decir que estas fotos son auténticas?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Ana sonrió y se me quedó mirando fijamente. Como retándome a que buscase en su mirada la verdad de sus palabras. Y era una mirada blanca, que enamoraba. Y también era un puñal afilado que se clavaba, directamente, en el centro de mi racionalidad. ¿Ante quién me encontraba? ¿Era sencillamente, un espejismo? ¿Ana, una especie de aparición que emerge desde el pasado, quién sabe si de entre los muertos, del limbo, o de cualquier otro lugar de dudosa procedencia? La abracé. Tuve miedo de que pudiese desvanecerse en cualquier momento y, de repente, quedarme allí sólo, perdido entre aquellas fotografías, ignorando si yo también habré estado de algún modo al otro lado del objetivo de esa vieja cámara de fotos en aquellos días en que ella paseaba bajo el sol del puerto de La Coruña, o se solazaba en el columpio del jardín de aquella misma casa, ochenta años atrás. Y mientras la abrazaba, notaba el palpitar del calor de su sangre, que llegaba hasta a mí a través de su piel, dulcísima, los latidos de su corazón, el aire que entraba y salía de su pecho. Viva, vivísima, joven, hermosa. No, no podía ser la de las fotos, ni la de los cuadros. Ni la mejor fantasía bajo los efectos del LSD sería capaz de llegar a inventarla.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Pero estaba enfadado. Sí, compréndelo. Sentía que me tomaba de coña. Queriéndome hacer comulgar con ruedas de molino. Cualquier explicación me habría servido, menos la obvia. Porque la obvia era irracional. Inmortal. Estaba frente a una persona inmortal, sí, que tiene un retrato pintado en 1598 y que, al menos desde entonces, no ha dado señales de haber cambiado de aspecto, ni envejecido lo más mínimo. Creo que mi mirada fue dura, escrutadora, y hasta retadora, porque Ana, se dio cuenta.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Es imposible que me puedas comprender y que puedas comprender nada. ¿Sabes por qué? Porque ni siquiera sabes quién eres. <o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿Qué no sé quién soy? No sé por qué, pero empiezas a recordarme en el tono a Ramón Escadas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Precisamente, tu amigo Ramón, no te lo ha contado todo. Pero lo hará, aunque tal vez sea mejor que vayas tú directamente a preguntárselo. Cuando logres explicarte a ti mismo, entonces podrás comprender fácilmente lo demás.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Así de misteriosa. Así de hechizante. Te pareceré estúpido, pero no supe qué decir. No quería enfadarme. Y no era preciso echar leña al fuego. Pero estaba ofendido. Y además, ella, prácticamente, estaba echándome. Discretamente, como invitándome a salir, y como diciéndome “no vuelvas hasta que hagas lo que te he dicho, sin más discusión”. Y todo ello con total ausencia de brusquedad y, hasta al mismo tiempo, con una incontestable decisión.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Será mejor que me marche.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Sí, será mejor</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Y ya está. Me fui, caminando, bajo los vuelos de los murciélagos que circunvalan las farolas. Pensando que aquel Santiago de noche resultaba casi tan irreal como lo que Ana parecía hacerme creer que creyera. Y que la irrealidad tal vez fuese un concepto que debiera replantearme. Más que nada para evitar darle demasiada fe a la hipótesis de que me había topado con una loca de atar, que se pretende inmortal, que lo tiene bien montado y que trata, con esa patraña de hacerme creer... ¿qué y con qué objeto? Esa era la obviedad que ponía al descubierto la estupidez de un planteamiento semejante. No podía ser una loca. No encajaba con eso. Psicópata asesina encuentra víctima entre las páginas de un diario y se dispone a perseguirle para darle caza. Lo malo es que, de haberme querido matar o cualquier otra cosa de ese jaez, ya me había tenido a tiro, incluso durmiendo a su lado, en las ocasiones suficientes como para poder permitirme el lujo de correr de nuevo el riesgo. Y hasta esa componente mágica de su personalidad, a la que no le veía el truco, la hacía todavía más atractiva, misteriosa, sugerente y todo lo que quieras.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Pero, tampoco podía dejar de pensar que acababa de entregarme a una mujer a la que no conocía de nada. A la que había dejado el poema original de Ramón Escadas, incluso antes de sospechar siquiera que fuera a sorprenderme por completo, con esas fotografías y esos cuadros. ¿Y qué otras sorpresas me quedaban por encontrar en Ana?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Y después, lo de Ramón. ¿Qué era lo que Ana insinuaba que no me había contado? ¿Y que tenía eso que ver conmigo, con quién soy? La única forma de averiguarlo era llamándole al día siguiente por la mañana. Eso era lo preceptivo. Eso y tratar de dormir.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br />
<br />
<br />
<br />
<div style="text-align: -webkit-auto; text-indent: 0px;"><br />
</div><div style="text-align: -webkit-auto; text-indent: 0px;"><span class="apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: #ffe599; background-image: initial; background-origin: initial; color: #08224c;">Otros sites del autor:</span></span><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: #ffe599; background-image: initial; background-origin: initial; color: #08224c;"><br />
<span class="apple-style-span"><a href="http://comunidades.farodevigo.es/42479/blog/641/" style="color: #113bcc;"><span style="color: #113bcc;">http://comunidades.farodevigo.es/42479/blog/641/</span></a></span><br />
<span class="apple-style-span"><a href="http://www.facebook.com/pages/Francisco-Corbeira/192471774148201?sk=wall" style="color: #cc0000; text-decoration: none;"><span style="color: #cc0000;">http://www.facebook.com/pages/Francisco-Corbeira/192471774148201?sk=wall</span></a></span><br />
<span class="apple-style-span"><span style="color: #cc0000; text-decoration: none;"><a href="http://www.lulu.com/spotlight/franciscocorbeira" style="color: #cc0000; text-decoration: none;">http://www.lulu.com/spotlight/franciscocorbeira</a></span></span></span></div><div style="text-align: -webkit-auto; text-indent: 0px;"><a href="http://lacomunidad.elpais.com/franciscocorbeira/posts" style="color: #cc0000; text-decoration: none;">http://lacomunidad.elpais.com/franciscocorbeira/posts</a></div><div><br />
</div></div><br />
<br />
<br />
<a href="http://www.blogalaxia.com/tags/novela," rel="tag">novela,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/ebook" rel="tag">ebook</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/gratis," rel="tag">gratis,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/literatura," rel="tag">literatura,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/narrativa," rel="tag">narrativa,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/todo" rel="tag">todo</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/esta" rel="tag">está</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/escrito," rel="tag">escrito,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/francisco" rel="tag">francisco</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/corbeira" rel="tag">corbeira</a>Pacocho Corbeirahttp://www.blogger.com/profile/16769304960786409711noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4055755218878975822.post-34894298900730622592011-10-20T17:27:00.003+01:002011-10-20T17:28:52.783+01:00HOY CAPÍTULO 11 DE LA NOVELA "TODO ESTÁ ESCRITO"<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBcR6e6jK0vrHq1xHpGVI2B18MDSV14A14TGzLpQ9y4soSkig7UhNI_HwbKfXiQvnKgVHQCzCbXnZ_J-3UcS27E9njz6zcAyRGboltt4-5Wv_XsdZxQFycU7eXm5JZL4GjV7rUfYVy9ok/s1600/portada.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBcR6e6jK0vrHq1xHpGVI2B18MDSV14A14TGzLpQ9y4soSkig7UhNI_HwbKfXiQvnKgVHQCzCbXnZ_J-3UcS27E9njz6zcAyRGboltt4-5Wv_XsdZxQFycU7eXm5JZL4GjV7rUfYVy9ok/s640/portada.jpg" width="480" /></a></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 21.6pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-list: l0 level1 lfo1; mso-outline-level: 1; mso-pagination: none; page-break-after: avoid; tab-stops: list 0cm; text-align: center; text-indent: -21.6pt;"><b><span lang="ES-TRAD" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: black; background-image: initial; background-origin: initial; color: white; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 16pt;"><br />
</span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 21.6pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-list: l0 level1 lfo1; mso-outline-level: 1; mso-pagination: none; page-break-after: avoid; tab-stops: list 0cm; text-align: center; text-indent: -21.6pt;"><b><span lang="ES-TRAD" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: black; background-image: initial; background-origin: initial; color: white; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 16pt;">ONCE<o:p></o:p></span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><br />
</div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt;">TRANSCRIPCIÓN DE LAS PALABRAS DE<o:p></o:p></span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt;">BERNARDINO BRAÑA CONTENIDAS <span style="text-transform: uppercase;">en la<o:p></o:p></span></span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt; text-transform: uppercase;">cara “b” del casete rotulado con el número 5.<o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Las últimas palabras de Luis Uría me dejaron bastante preocupado, pese a que en su presencia me había esforzado, quien sabe por qué, en no darles importancia. Caminaba, cruzando la plaza del Obradoiro, sin dejar de pensar en la evidente relación entre sus prevenciones y las que Ana me había hecho: ella habló de buscadores de oro, de posibles muertes, del temor a que me pasase quien sabe qué. La única diferencia consistía en que las de él habían sido del todo concretas y las de ella, absoluta, y si acaso, deliberadamente, abstractas. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Tampoco podía olvidar lo que Ramón me había dicho. ¿Cómo podía saber Ana todo eso? Y a la vista de la charla con Uría: ¿cabría pensar que Ana trabajase para ese tal James Howard Cosgrove III? No, imposible. Ana apareció en mi vida antes que el americano. Exactamente un día antes y apenas unas horas después de que se publicase la entrevista que fue el pistoletazo de salida para todo este embrollo. Demasiado pronto para que ese ricachón coleccionista tuviese tiempo primero, de enterarse, después, de enviar a alguien en mi búsqueda y, finalmente, de encontrarme tan rápidamente. Aunque, bien mirado, tampoco era tan poco tiempo. Si la información le llegó a través de la edición electrónica del diario, la página web actualizada suele estar disponible entre la una y media y las dos de la mañana. Teniendo en cuenta que en Nueva York son cinco horas menos, a las ocho y media de la tarde de allí el tal Cosgrove ya podría disponer de esa noticia. Y Ana apareció en mi vida casi veinticuatro horas después. Sí, cabía dentro de lo posible.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Y de repente, se me ocurrió. Quizás hubiese un modo, indirecto, eso sí, de resolver todas mis dudas: entregarle el manuscrito a Ana. Si tal como sospechaba Uría, el pergamino podría correr peligro, lo mejor era sacarlo de mi apartamento cuanto antes. Además, ella ya lo había visto y leído. Quería ver su reacción ante mi decisión inesperada: estaba seguro de que me daría algunas pistas. Y si estas no fuesen suficientes, trataría después de que me llevase a su casa. Una casa siempre dice mucho de su dueño. Y yo, de Ana, apenas sabía nada más allá de su nombre. Sí, era cierto que acababa de conocerla, que este sería nuestro tercer encuentro. Pero, aun así, necesitaba respuestas para la multitud de preguntas que se me habían ido amontonando en la cabeza desde mi charla con Ramón.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Llegué a O Galo a las diez en punto. Ella aún no estaba. Me acodé en la barra y le pedí a Jorge una cerveza. Tuve la ocurrencia de preguntarle si había entrado en el bar algún americano, pero me respondió, muy en su estilo<i> </i>“</span><span style="font-family: 'Century Schoolbook', serif; font-size: 11.5pt;">pues no, de momento sólo tenemos producto nacional</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">”. No había aún mucha gente, tal vez quince personas, la mayoría sentadas. En la barra, aparte de mí, tan sólo otros dos clientes, de los de diario. El moderno <i>juke box Wurlitzer </i>de cedés desgranaba cadencioso un viejo éxito de Supertramp, <i>It´s raining again, </i>y acertaba, porque, aunque desde dentro del bar no se apreciaba, de pronto entró un hombre de unos setenta años, trayendo en la mano un paraguas mojado. Por su cara de despistado y su mirada, escrutando cada rincón, se veía a cien leguas que nunca había estado antes allí.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Me recordó enseguida a un viejo turista inglés que un día se coló de rondón en el bajo de un amigo, mientras me despedía a mí en la puerta: el inglés sencillamente dijo “<i>Excuse me, sir</i>”, y no sé si por el tono exquisitamente educado con que lo dijo o por lo inesperado de la situación que, de repente, pasó entre nosotros sin que acertáramos a franquearle el paso, sacó su cámara y empezó a disparar. Nuestra reacción no fue otra que comenzar a reír a carcajadas. Y el <i>gentleman</i>, como ofendido, nos atravesó con una de esas miradas despectivas y, al mismo tiempo, con un punto entre interrogante y reprobatorio. Nunca podré olvidar la cara que puso cuando mi amigo le dijo que estaba en un domicilio particular. No sé cuántas veces seguidas fue capaz de decir “<i>sorry</i>” antes de marcharse, pero seguro que más de una docena.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">El tipo del paraguas se acercó entonces a la barra, justo a mi lado, miró su reloj y le preguntó a Jorge: “</span><span style="font-size: 13pt;">Perdone, ¿sabría usted decirme si ha venido por aquí el señor Bernardino Braña?</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">” Jorge no le contestó. Sencillamente se quedó mirándome con las cejas levantadas. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Disculpe, yo soy Bernardino. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-size: 13pt;">¡Ah! Es usted. Lo siento, no le había reconocido.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Entonces ¿nos conocemos?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-size: 13pt;">No, claro. Perdone otra vez. No nos conocemos, claro. Yo, sencillamente, he venido a traerle esto </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Y extendió hacia mí su mano portando un sobre cerrado con mi nombre, bien visible, escrito a mano. Yo le miré interrogante, sin decidirme a cogerlo y él añadió: <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-size: 13pt;">Creo que es de alguien a quien está usted esperando.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Tomé entonces el sobre y lo abrí. Era, naturalmente, una nota de Ana. Se disculpaba por no haber venido y me invitaba a pasar recogerla a las diez y media en una dirección, desconocida para mí. No me sonaba de nada el nombre de la calle, aunque no sé por qué la relacioné con el barrio de Vista Alegre. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Cuando levanté la vista del papel, el tipo del paraguas había desparecido. Le pregunté a Jorge dónde se había metido. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Century Schoolbook', serif; font-size: 11.5pt;">Se fue nada más darte la carta</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Salí entonces a la calle, pero ni rastro de él. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Sí que llevaba prisa </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">dije a Jorge al volver a entrar</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">no esperó ni por las gracias.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Decidí pedir un taxi: eran casi las diez y cuarto y no tenía ni idea de cómo ir al lugar de mi nueva cita. Al taxista, en cambio, no pareció resultarle extraño, porque sencillamente dijo, “<i>muy bien</i>” y arrancó, sin mediar más palabra hasta que volvió a decir “<i>son seiscientas cuarenta”. </i>Me dejó frente a una casona con jardín, y un muro de piedra por cerrado. Parecía medio abandonada y desde el portalón enrejado de la entrada se veía completamente a oscuras. Había una especie de interfono antiguo que temí no funcionaría, pero aun así lo pulsé. Dejé pasar unos treinta segundos, nadie contestaba. Comprobé la dirección: no había duda, era la misma calle y el mismo número. Volví a llamar y esperé. Ya me veía dando gritos en plena noche cuando oí la voz de Ana a través del destartalado altavoz. </span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">“Entra, por favor. La puerta está abierta. Estoy arriba.” <o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> </span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Efectivamente, el portalón estaba abierto. Entré. El que fuera jardín estaba tan lleno de malezas, que se comían el sendero de piedra que conducía a la entrada de la casa, dejando tan sólo un estrecho caminillo por el que hube de ir apartando las zarzas con las manos, y a punto estuve de tropezar con los cuatro escalones que ascendían hasta un pequeño porche sostenido por dos columnas de granito. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">La puerta de la casa también estaba abierta. La empujé y apareció ante mí un gran recibidor con un suelo de mármol blanco, que parecía dorado a la luz de las velas. A la izquierda de la entrada arrancaban unas amplias escaleras, también del mismo mármol y, en su costado se apoyaba un viejo mueble aparador con espejo biselado, franqueado por lo que parecían dos sillas altas cubiertas con sábanas. Ese era todo el mobiliario, si exceptuamos los dos enormes candelabros de bronce con tres velas encendidas cada uno, que se apoyaban sobre el mueble, arrojando la única luz de la estancia; una luz que estiraba las sombras y que me pareció en exceso mortecina para un lugar tan amplio y bello. Del fondo del recibidor arrancaban tres puertas: una central, doble y dos sencillas a los lados, pero estaban cerradas. Tomé uno de los candelabros y comencé a subir las escaleras. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 14pt;"> </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Desde el piso superior, como filtrada, llegaba hasta mí una música de piano que no conocía. Mientras subía, me fijé en que de la pared de la escalera, también protegidos por unos cobertores de cretona, colgaban tres cuadros. Los peldaños desembocaban en un largo y ancho corredor de suelo de madera cubierto por una gruesa alfombra, que se abría a numerosas puertas, calculo que más de diez. Me dejé guiar por mi curiosidad, más que por mis oídos, y entré en la habitación que tenía justo enfrente. Era una especie de sala de estar presidida por una chimenea francesa de granito bien trabajado, con todos sus muebles igualmente resguardados del polvo por sábanas y viejas colchas. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Luego, retomando el rastro de la música, avancé dos huecos más allá, abrí la puerta y accedí a un distribuidor desde el que, a la izquierda, se veía un vestidor, a la derecha, un baño y, enfrente, un grueso cortinón de terciopelo que amortiguaba el sonido, triste y dulce, de las notas. Lo separé y entré en el que quizá fuese el dormitorio más grande que había visto nunca: sobre un suelo de madera pulida y brillante, junto a la pared de la derecha, tan sólo una inmensa cama de madera torneada, con dosel, con una mesilla a un lado y un escritorio al otro, aprovechando la luz de una galería que abarcaba toda la pared del fondo. El resto del espacio, vacío, tan sólo lo ocupaba un gran piano de cola, en el que Ana, de espaldas a mí, tocaba una lenta e hipnótica melodía.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Me acerqué despacio, por no interrumpirla, pero me delató el inevitable crujido de mis pasos sobre la madera. Giró su cabeza hacia mí, hizo un gesto que sólo podía significar </span><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">“<i>espera un momento</i>”</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> y, sin perder el compás, concluyó en un <i>pianíssimo</i> estremecedor. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Perdona</span></i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">. <i>Es sólo un instante</i></span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">dijo, y comenzó a anotar sobre la partitura una última frase</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">. </span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Hacía tanto tiempo que no tocaba el piano, que no lo pude resistir. ¿me perdonas que no haya ido a nuestra cita?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Claro, pero ¿qué es eso que estabas tocando?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Una melodía que llevaba mucho tiempo yendo y viniendo dentro de mí. Ahora está ya fuera. No volverá a atormentarme.</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">dijo enseñándome las partituras</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> que, sin aparente orden, se apoyaban sobre la tapa en caoba del piano.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Confiaba, tan sólo un poco antes, que aquella casa me revelase alguno de los secretos que Ana parecía celosamente guardar. Mas, por el contrario, todo lo que la rodeaba aumentaba un misterio que yo, por una parte, estaba empeñado en desvelar y, por otra, no digo que comenzara a gustarme, sino que quizás me atenazase el temor de que, al descorrer la densa cortina que oculta la trastienda de las verdades, no me gustara lo que había tras ella. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿Es por eso que me has citado aquí, porque estabas ocupada componiendo?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">No sé si eso es una pregunta o son dos.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> </span></i><i><span style="font-family: Symbol; font-size: 15pt;">¾</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Puede que sea una pregunta dentro de otra. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Ana sonrió, no supe si con cierta sorna o con una especie de complicidad burlesca.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Respecto a si he estado ocupada: sí lo he estado. Todo el día, y no sólo componiendo </span></i><i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">y levantó sus cejas como queriendo decir: punto y aparte<i>—</i></span><i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 15pt;">.</span></i><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> Pero si te he citado aquí no ha sido por eso, sino porque quería que conocieras esta casa y también porque tú querías conocerla. <o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><i><span style="font-family: Symbol; font-size: 14pt;"> </span></i><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿Quién te dijo que yo quería conocerla? —le pregunté sin saber si acababa de leerme el pensamiento o si acaso yo, le habría dicho algo en ese sentido en nuestra cita anterior. No conseguía, ni consigo ahora, recordarlo, aunque por lo que Ana añadió, supongo sí lo hice:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Creía que tenías interés por saber dónde vivía. <o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Pero esta no es tu casa... bueno, no sé si es o no es tuya. Lo que quiero decir es que no vives aquí: es evidente que está abandonada </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">dije reforzando mi frase con un gesto de mi mano que señalaba alrededor y pretendía expresar algo así como “obviamente, salta a la vista”.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">No, no está abandonada </span></i><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">dijo ella, reforzando también su frase con un gesto de su mano, idéntico al mío que, en cambio, significaba: “velo por ti mismo, fíjate bien”. Y me fijé. Y, en parte, tenía razón: no había ni rastro de polvo, ni telarañas, ni humedades, ni cristales rotos. Eso sí, faltaba la luz</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾. </span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Pero es verdad que hacía mucho tiempo que nadie la ocupaba. Y no, no es mi casa, ya no lo es.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿Quieres decir que lo fue?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Sí, es curioso: fue mía y, cuando lo era, no podía vivir en ella. Y en cambio, ahora que no lo es, aquí estoy.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Ana se levantó de la silla del piano, tapizada con el mismo terciopelo que el cortinón que delimitaba la habitación y el distribuidor, cogió las partituras, agrupándolas con delicadeza en un único montón, y las dejó sobre la tabla plegable del escritorio, junto a un manojo de cuartillas que deduje recién escritas, más que nada porque, dado el estado general de la casa, no parecía probable que llevasen allí mucho tiempo. Luego, volvió sobre sus pasos y se quedó de pie, frente a mí, con una mano apoyada sobre el piano y la otra en la cadera.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿Debo decir que estaba preciosa o ya te lo supones? ¿Por qué siempre que la veo tengo la impresión de que no es de verdad? Quiero decir que me parece mentira que pueda existir algo tan hermoso, sólo por el azar de la genética, sin la intervención de un diseñador altamente inspirado. Llevaba el pelo suelto, descolgándosele a ambos lados del rostro y por su espalda, quizá algo despeinado, y que le daba un aspecto salvaje y, al mismo tiempo, tierno, humano. Y por todo vestuario: una falda <i>evasé</i> de cuadros oblicuos en tonos rosados, marcando su cintura y sus caderas y que, un poco más abajo de sus rodillas se abría como la boca de una campana; y a juego, un jersey también rosa, corto y ceñido, que dejaba ver en la cintura y los puños una camiseta, quizás de lycra, en color salmón. Lo curioso es que no llevaba puestos zapatos, ni medias. Pisaba con sus pies desnudos sobre la madera del piso, sin hacer ningún ruido, como si caminase sobre las nubes.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿Y de quién es ahora esta casa?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">De un amigo. Pero, claro </span></i><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">y volvió a hacer el mismo gesto de antes</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾,</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> él no la necesita</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Tienes amigos muy generosos. Lo digo porque supongo que no te cobra el alquiler.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Supones bien.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿Fue tu amante ese amigo?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">¿Amante? ¡No! ¿Cómo puedes pensar eso?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Porque has dicho que esta casa fue tuya y que cuando lo era no podías vivir en ella. Creí que te referías a algún antiguo amor, roto por quien sabe qué motivos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">¿Amante, nada menos, que de Don Gunmersindo Areas? Sí, podríamos hacer buena pareja si no fuera porque él tiene sesenta y ocho años y está casado </span></i><i><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">dijo divertida por mi torpe interpretación de los hechos</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾. </span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Sindo es, además de un buen amigo, algo así como mi administrador y albacea.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Es el primero que conozco que no cobra por sus servicios. Ya me darás su teléfono, para ver si le convenzo de que me preste una casa como esta y de paso eche un ojo a mis cuentas. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Ya, pero, pasando por alto tu sarcasmo </span></i><i><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">dijo ella no sólo sin dejarlo pasar, sino más bien al contrario: subrayándolo</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">,</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> verás: él no es administrador de fincas, ni gestor, ni nada de eso. En realidad, Sindo vivió siempre de su negocio de herboristería. Y lo sigue haciendo, porque a pesar de que ahora está jubilado, todavía atiende a sus clientes de siempre. Bajo pedido, claro, porque en el almacén de la tienda no hay ya prácticamente nada. Nunca quiso vender, ni traspasar, pese a que creo que tuvo bastantes ofertas por el local. Lógicamente, tampoco lo necesita. <o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Un amigo con mucho dinero, no cabía duda. Aquella casa, en Santiago, debía valer su peso en oro, y si encima no la necesitaba... y si Ana la había vendido... de repente se me ocurrió preguntarle:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Y tú ¿eres rica?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">No, rica no. Tengo lo suficiente.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿Para vivir sin trabajar?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Puede</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿Me retirarás de mi duro oficio?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">¡Mira que eres tonto! <o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Y juro que fue la primera vez que ese vocablo insultante me pareció el mejor de los elogios. Al momento me entraron unas ganas indecibles de besarla. Y a punto estuve de hacerlo sino fuera porque justo una décima antes, adelantó su mano, acarició mi mejilla con sus dedos de seda, sonrió y, sin darme tiempo, giró sobre su invisible eje y se fue directamente hacia el vestidor. Yo, tras unos segundos de desconcierto por mi deseo frustrado, aproveché para ir a curiosear en su escritorio. Tenía razón. Sobre él había una pluma y un cuaderno nuevo en el que ella había estado escribiendo </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">la letra de las cuartillas coincidía con la de las anotaciones de las partituras y también con la de la nota de la cita</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> y luego, arrancado las hojas escritas, que había dejado meticulosamente ordenadas bajo una piedra de cuarzo blanco, ovalada y lisa, que hacía el oficio de pisapapeles y que se percibía claramente que había pasado su vida anterior en la ribera, besada por el mar. Levanté la piedra y vi un texto del que sólo llegué a leer las tres primeras líneas porque, de pronto, sin haberla oído, Ana estaba a mi espalda sosteniendo en su mano unas botas de caña, en piel de ante, de un color marrón muy claro. Me sentí cogido en falta, así que, antes de darle tiempo a que me hiciese ningún reproche, y como sin darle importancia, le dije:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—No sabía que te dedicases a escribir. ¿Es el comienzo de una novela?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Veo que la suposición no es tu fuerte </span></i><i><span style="font-family: Symbol; font-size: 15pt;">¾</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">dijo, otra vez irónica y, de nuevo, subrayando mi precipitación en las conclusiones</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾ . </span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">No, no me dedico a escribir. Ni eso es ninguna novela </span></i><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">y extendió su mano para que le entregase los papeles, cosa que hice.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —Entonces, ¿qué es lo que escribes?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Un largo poema.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —Así que eres poeta. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Pues, no.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —No eres poeta, y en cambio, escribes un largo poema.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Sí, y nunca lo había hecho hasta ahora </span></i><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">dijo dejando las cuartillas de nuevo sobre el escritorio</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾.</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Ni tampoco es probable que lo vuelva a hacer.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —O sea, que te ha llegado una inspiración repentina.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">No, tampoco es eso. ¿Por qué pareces empeñado en tirar conclusiones precipitadas de todo? </span></i><i><span style="font-family: Symbol; font-size: 15pt;">¾</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">dijo mirándome, por primera vez, con cierta reprobación, aunque sin perder la dulzura</span><i><span style="font-family: Symbol; font-size: 15pt;">¾.</span></i><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> Sencillamente quería poner por escrito algunas cosas. Comencé haciendo un texto en prosa y, al final, sin saber muy bien por qué ni cómo, las frases acabaron tomando forma de versos. Pero todavía no lo he terminado. <o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">La parte de los versos yo no la llegué a ver, aunque al menos el principio sí resultaba bastante poético.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> — ¿Y puedo saber cuál es el tema de esa composición?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">No, porque es una sorpresa. Lo estoy escribiendo para ti.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Entonces ha de ser un poema de amor </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">dije, y ante el temor de volver a equivocarme en mi conclusión, traté de arreglarlo añadiendo</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾. </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Espero.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">No me sacarás ni una sola palabra más</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">dijo teatralmente mientras se sentaba sobre la cama para calzarse las botas, sin ponerse nada debajo. Y yo, por lento o por indeciso, volví a quedarme con las ganas de besarla.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> </span></i><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Está bien, prometo que seré paciente y no te volveré a preguntar más hasta que lo termines. Aunque sí quiero preguntarte una cosa. ¿Cuánto tiempo haces que vives aquí?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Apenas unos días, menos de una semana.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> </span></i><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Y hasta ahora ¿dónde vivías?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Donde he vivido siempre, en un lugar junto al mar, cerca de Ferrol.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿Tú también eres de Ferrol?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Más o menos</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 14pt;">.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿Cómo más o menos?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Como a diez kilómetros, más o menos</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">y sonrió burlona, aunque en su tono me pareció detectar que había otra respuesta, escondida bajo la que me dio, que no supe entender en aquel momento. Ahora ya sí. Pero no quiero adelantar acontecimientos. En aquel momento, sólo pensé: “¡Qué casualidad!, que diría Luis Uría”. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Yo también soy de Ferrol ¿sabes?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Sí. Ya me lo habías dicho el día que nos conocimos, en la cena.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Es verdad. Y otro que es de Ferrol es Luis Uría.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Luis Uría, claro. Perdona, ni siquiera te he preguntado,</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">¿qué tal tu día de entrevistas? <o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Interesante. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">¿Sólo interesante?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> </span></i><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Sí, luego te lo explico. ¿Te importa que antes de ir a cenar pasemos un momento por mi casa? Me gustaría recoger una cosa.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">¿Una sorpresa?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Sí, un regalo para ti. Y no me preguntes más ¿de acuerdo?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Está bien, no te estropearé la sorpresa.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> </span></i><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Entonces, llamaré un taxi.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Y lo llamé. Mientras tanto, Ana regresó al vestidor y volvió luciendo un tres cuartos de cuero en un tono grana oscuro con un bolso a juego. Los tacones de sus botas hacían crujir el viejo suelo de madera mientras venía hacia mí. Y ya no esperé más. Le corté el paso, la abracé y le di un beso tan brusco que casi la tiro de espaldas. Pero si no hubiese llamado ese taxi, ni hubiese prometido invitarla a cenar, la hubiera arrojado sobre la cama y amado hasta el amanecer. Ella no dijo nada, sólo sonrió cómplicemente ante mi arrebato, tras ese torpe beso estragado por mi pasión y, en esa sonrisa, en su significado, para el que no hay palabras, comprendí que nada de lo nuestro era mentira y que todas las preguntas que quería hacerle podían esperar. Porque lo peor, lo peor de todo, es arruinar los buenos momentos por culpa de los temores, las dudas y la desconfianza.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Ana apagó las velas del candelabro que estaba sobre el piano, colocando su mano tras ellas y soplando ligeramente, y trajo consigo el que había subido yo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿Cómo es que aquí no hay luz?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">No sé, imagino que Sindo habrá cancelado el contrato con la compañía eléctrica. De todos modos, no me importa. Estoy acostumbrada a las velas y me gusta.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Si no hay contrato, ¿cómo es que el timbre y el interfono sí funcionan?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">No lo había pensado. Es verdad<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Claro que era verdad. Le pregunté dónde estaban los interruptores de la luz y me contestó que creía que en la cocina. Allí nos fuimos. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">A la cocina se accede desde el recibidor, en la planta baja, por la puerta que queda más a la izquierda. Me sorprendí al entrar. Primero por la amplitud, y después, porque su aspecto parecía relativamente nuevo, como si hubiese sido reformada hacía sólo unos pocos años, aunque conservando el sabor y el estilo del resto del edificio. Destacaban sobre todo los alzaderos de oscura madera maciza, contrastando con la encimera en mármol blanco y una gran mesa al centro, en la que podrían comer hasta veinte personas. También me fijé en los electrodomésticos, completamente nuevos, y en la ausencia de alacenas. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">En cambio, el aparataje eléctrico, que habían ocultado dentro de una despensa que era casi una habitación por sí misma, seguía siendo de porcelana: un viejo contador trifásico y un interruptor bipolar de machete, con sus cables negros forrados en tela, que se deshacían en polvo entre los dedos. Y al levantar la palanca, ante mi incredulidad y sorpresa, visto lo visto, la luz se hizo y todo cobró una nueva dimensión. Con menos misterio, pero con más encanto. Tampoco se me escapó el detalle del artesonado del techo, labrado con pequeñas tablillas que formaban dibujos geométricos, ni el suelo nuevo de blanquísima cerámica, ni la terraza que daba al jardín de la parte trasera de la casa, donde debía resultar una delicia comer cuando hiciese buen tiempo. En fin, aquello estaba realmente mejor de lo que parecía en principio.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Salimos de la casa. Ana cerró la puerta con una llave que medía casi un palmo de largo y que guardó luego en su bolso. Yo estuve por hacerle una broma, aunque afortunadamente, me contuve. Nuestro taxi aguardaba. Miré el reloj: eran casi las once de la noche. Consumimos el trayecto sin que pueda decir ni por donde fuimos ni cuanto duró: sumergidos en una sucesión de besos, o tal vez en un único beso que nos hizo perder toda noción de realidad, emergimos de golpe cuando, como un despertador que revienta y desvanece un dulce sueño, la voz ronca del taxista bramó: <i>“Xa chegamos, rapaces. ¡Ai, quen fora mozo!”.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> <i> </i>Mientras subíamos en el ascensor hacia mi apartamento no podía sacudirme de encima la sospecha de que quizás encontrásemos todo patas arriba, la caja fuerte forzada y el poema, robado. Pero no: la puerta estaba perfectamente cerrada, las cosas estaban en el mismo y perfecto desorden en que suelo dejarlas, y la caja fuerte seguía cumpliendo la “alta misión” para la que fue diseñada. La abrí, saqué de ella el pergamino de Ramón y se lo llevé a Ana.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Quiero que me hagas un favor y me guardes esto </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">le dije.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">¿Es ese mi regalo?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">No, claro, no puedo regalarte algo que no es mío —dije, dándome cuenta de que no había pensado en regalo alguno. Sólo fue, como suele decirse, <i>“un modo de falar”.</i> Pero, ya que insistía, y teniendo en cuenta que había comenzado un largo poema para mí, decidí de pronto satisfacerla, regalándole uno de los lienzos que había pintado haría cinco años y que representa a un guerrero espada en mano surgiendo de entre una densa niebla. Pertenece a la última serie que hice. No es ya el hiperrealismo de las obras mías que tú conoces, sino que, lo que buscaba era una plasticidad semejante a la de la fotografía a baja velocidad, con las figuras en movimiento y movidas. No llegaron a exponerse, porque no logré terminar más de cinco, antes de tomar la decisión definitiva de abandonar los pinceles. Y apenas los vio nadie. Ni siquiera llegué a colgarlos nunca. Permanecen, todavía hoy, en su bastidor desnudo, sin marco, envueltos entre viejas sábanas, escondidos detrás de uno de los sillones de mi habitación. Pensaba regalarte uno a ti, pero nunca viniste a visitarme. Ahí queda la promesa.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Me gustaría que lo aceptases, no por el valor que ese cuadro pueda tener, que no tiene demasiado, la verdad. Pero al menos, cuando lo mires, te acordarás de mí </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">le dije a Ana dándole el cuadro.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Gracias </span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—dijo y lo tomó delicadamente. Se demoró mirando, sosteniéndolo con los brazos extendidos frente a ella</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾. </span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Me gusta. De verdad. Y no es tan malo como dices. Además, es muy significativo.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿Significativo? ¿Qué le ves de significativo?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Un guerrero casi atemporal, salvo quizás por la espada, surgiendo entre la bruma y la lluvia, quien sabe de qué espacio o tiempo venido. ¿Qué te sugiere eso?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Sí, muy de leyenda. Tienes razón —y de repente se me ocurrió decirle</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾. </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Te propongo algo: como este cuadro nunca llegó a tener título, desde ahora lo llamaremos <i>Uriel</i>. ¿Qué te parece?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Me parece que ese nombre le da un aura premonitoria </span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—y me clavó sus ojos buscando no sé si mi comprensión o</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 15pt;"> </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">mi complicidad</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 15pt;">. </span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">¿Qué querías representar cuando lo pintaste?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Al dios de la tormenta.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Thor, el Dios del Trueno.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">No, no pensaba en la mitología escandinava, ni tampoco en ninguna otra. Sólo quería reflejar el esfuerzo de alguien con poder para atravesar las inclemencias, todas las inclemencias y salir a la luz. Y no me refiero alguien concreto. Cualquiera puede ser, en determinado momento, ese dios de la lluvia que lucha contra la irracionalidad de los elementos y los vence. Por eso quise eliminar todos los detalles que indujesen contextos concretos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Cualquier psicólogo podría sacar de ahí toda una teoría </span></i><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">dijo, dejando el cuadro sobre el sofá.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Y deduzco que tú también has sacado una.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Una sencilla. Que ese guerrero eres en realidad tú mismo.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Te equivocas. Yo ante los elementos, lo único que interpongo es un paraguas. A mi edad ya acepté mi lugar en el mundo y también que muchas veces, llueve. Tengo muy poco de guerrero y muy poco de Quijote. Y no lucho ya contra los molinos. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Tal vez, cuando pintaste ese cuadro, todavía luchabas.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Justo cuando pinté ese cuadro, dejé de luchar. Si no puedes ir contra ellos, únete al clan, me dije. Crea tu propio reino y vive en paralelo a los demás, a la misma altura, pero sin tocarse nunca. Ni por encima, ni por debajo. Quizá por eso acabé montándome un negocio.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Y así, ¿te sientes más libre?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Sí, más libre sí. Quizás no más feliz. Pero ¿quién lo es?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Quien consigue ser más fiel a uno mismo, supongo</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">. </span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Lo que más frustra la sensación de felicidad es la insatisfacción. A veces la achacamos a lo que nos rodea, o a quien nos rodea pero, en realidad, siempre viene desde dentro hacia fuera.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿Me estás diciendo que no soy fiel a mí mismo?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Eso debes concluirlo tú, no decírtelo yo. No olvides que apenas te conozco.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Ni quieres precipitarte.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Ni quiero precipitarme.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¡Qué lástima! </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">le dije y la besé de nuevo, allí, de pie, en mitad de mi habitación. Precipitándome, porque precipitarse ¿no significa caer por un precipicio? Y sentir el sabor de esa mezcla de vértigo y temor. ¿Y no es el vértigo una droga que nos acelera el pulso y la adrenalina? Aunque, claro, uno espera caer en blando, sobre algodones. Como en uno de esos sueños que se rompen como un vidrio un instante antes de batir contra el duro suelo y, una porción infinitesimal de tiempo más tarde, al despertar agitados, creemos casi real la sensación de haber caído en medio de la cama desde el techo del cuarto. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿Me guardarás el pergamino? </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">le pregunté, todavía abrazados.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">¿Por qué quieres que lo tenga yo? <o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿Te suena de algo el nombre de James Howard Cosgrove III?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">No, de nada. ¿Quién es? </span></i><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">contestó Ana. Y me sonó absolutamente sincero. Estaba seguro de que no mentía. No conocía a Cosgrove. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Un coleccionista de arte americano que ambiciona la estatua de oro. Luis Uría dice de él que es un tipo peligroso </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">y a continuación le expliqué como había conseguido localizarme y también lo que Luis Uría me había contado aquella misma noche. Y rematé diciendo:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Uno de tus buscadores de oro, vaya.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Sí. Nunca son los mismos. Pero son todos iguales </span></i><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">respondió remarcando una vez más con su sonrisa la bivalencia de sus palabras, sin desvelar el misterio que encerraban. Y, mientras yo replicaba a su sonrisa con otra, más incrédula, dijo:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾ </span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">¿Y por qué crees más seguro que lo guarde yo?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Porque aquí sería el primer lugar a donde vendrían a buscarlo. Y si eso llegase a suceder, estaríamos sobre aviso.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Está bien, te lo guardaré.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿En tu viejo caserón?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> — ¿</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Dónde sino?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —En tu casa.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Esa es mi casa ahora.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —Yo me refería a tu casa de Ferrol.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">No sé cuándo volveré allí.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> — ¿Por qué?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> <i>— ¿</i></span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Por qué tienes tanto interés?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —Porque me gustaría ir contigo y saber cómo es donde vives y cómo vives.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">¿Y no quieres saber también con quién vivo? ¿O es que das por supuesto que vivo sola?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Ni lo doy por supuesto, ni lo sé. Dímelo tú —dije sin querer volver a cometer el mismo error de tirar conclusiones arriesgadas y, en cambio, equivocándome al resultar demasiado inquisitivo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Veo que te empeñas en buscar las respuestas fuera, en lugar de hacerlo dentro de ti. Crees que necesitas saber cómo es mi casa para poder confiar en mí. Por lo visto no te ha llegado con ver lo que has visto hoy. Y no comprendo cómo puedes ser tan rebuscado.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">No esperaba una respuesta tan brusca para algo, para mí, tan simple. No sabía qué contestar, ni tan siquiera si debía decir algo. Volvía a estar otra vez al borde del precipicio, sin atreverme a lanzarme a él, sufriendo el oleaje de mis propios impulsos, ora desbordados, ora racionalmente retraídos. ¿Rebuscado? Es posible que un poco sí. Pero tan sólo quería conocer su casa, no ese lugar impersonal y medio oculto bajo sábanas que ella premeditadamente me había enseñado con la intención de calmar mi curiosidad. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿Era rebuscado porque ella había visto mi intención de querer matar dos pájaros de un tiro, o quién sabe si tres, dándole el poema? Sí, era cierto, con el primer pájaro pretendía evitar el robo del manuscrito; con el segundo, probar su confianza; y con el tercero, entrar en su casa y devorarlo todo, cada detalle, cada elemento que permitiera dominar mi temor ante la atracción por el vacío. Y poder confiar en ella para poder entregarme ella. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">No sé si mis objetivos eran nobles. Creo que al menos, bastante normales. Pero Ana se adelantó, variando nuestra cita, anticipándose, y dándome algo que no era lo que yo buscaba. No, no era eso, no me bastaba con lo visto. ¿Había sido una torpeza esa estrategia que no había calculado una reacción para una respuesta negativa, y que erró al tratar de forzar una situación en la dirección de su auténtico objetivo, dejándolo al descubierto? No lo sé. Tal vez a ella sólo le dolía la desconfianza, una desconfianza puesta en escena por mi ansia de querer saber más.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Porque, ¿qué hay de malo en querer conocer cómo es el mundo que rodea a la persona que empiezas a amar?: su casa, su habitación, la cama en la que duerme. Curiosidades normales como ver su álbum de fotos y descubrir cómo era de niña, y de adolescente. Y como era su familia. De donde le vienen los rasgos perfectísimos: la boca, los ojos, el pelo. O su colección de libros y de música. En fin, las cosas que le rodean. Y no digo hasta el aire que respira, porque eso es una cursilada de poeta primerizo. Pero qué quieres que te diga yo de la pasión, tan llena de posesión, de ese deseo que no se sabe de dónde viene y que persigue alcanzar fundirse con la otra persona, en eso que tú llamas plenitud, y que es exactamente lo contrario de la sensación de hastío que sobreviene después de hacer el amor, cuando el amor ya se ha ido o no termina de llegar.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿Por qué encuentras extraño que quiera conocerte mejor? </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">dije lo más suavemente que pude, tratando de poner un parche en el descosido.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">No, eso no me parece extraño. Lo que sí me lo parece es tu desconfianza.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Una desconfianza que tú acentúas con tu halo de misterio.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">No. No hay ningún misterio. O tal vez lo haya. Pero ninguno que sea peligroso para ti, desde mí, ¿entiendes?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Vaya si entendí. Se explicaba demasiado bien. Esas eran exactamente las palabras mágicas que tenían el poder de descorrer el velo de mi temor. Y aún, tras el bálsamo, dije:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Sí hay misterio. Ni siquiera me has dicho si vivías sola.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span></i><i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 15pt;">V</span></i><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">ivo sola. No tengo familia, ni marido, ni amantes. ¿Satisfecho?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">No quise preguntar más. Mis padres también han muerto. No tengo hermanos. Y también vivo solo. Y hay heridas en las que es mejor no hurgar. Y como creo que ya dije, no es bueno estropear los buenos momentos por culpa del temor y la desconfianza.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Lo siento, no sabía <i>—</i>dije, y traté de arreglar con un beso todo lo que había estropeado con mis preguntas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><sup><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></sup></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><br />
</div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><sup><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">*****<o:p></o:p></span></sup></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Mi distinguido amigo y paciente oyente. Debo informarte de que son ahora las siete y cuarto de la mañana, que hace casi cinco horas que he comenzado a grabar y que ya he liquidado cuatro cintas de sesenta minutos. Pensé que dos o tres horas me serían suficientes para explicártelo todo. En definitiva, o no soy demasiado bueno calculando, o me estoy enrollando más de la cuenta. Decídelo tú. Por el momento, interrumpo esta plática y en breves instantes estaré, espero, cubierto por el dulce manto del sueño. Mañana será otro día y, si tengo ocasión, continuaré este ameno folletín radiofónico que confío esté resultando del gusto de mi distinguido auditorio. Aunque te advierto, por si piensas lo contrario, que lo mejor aún está por llegar.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br />
</div><br />
<br />
<span class="apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: #ffe599; background-image: initial; background-origin: initial; color: #08224c;">Otros sites del autor:</span></span><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: #ffe599; background-image: initial; background-origin: initial; color: #08224c;"><br />
<span class="apple-style-span"><a href="http://comunidades.farodevigo.es/42479/blog/641/" style="color: #113bcc; text-decoration: underline;"><span style="color: #113bcc;">http://comunidades.farodevigo.es/42479/blog/641/</span></a></span><br />
<span class="apple-style-span"><a href="http://www.facebook.com/pages/Francisco-Corbeira/192471774148201?sk=wall" style="color: #cc0000; text-decoration: none;"><span style="color: #cc0000;">http://www.facebook.com/pages/Francisco-Corbeira/192471774148201?sk=wall</span></a></span><br />
<span class="apple-style-span"><span style="color: #cc0000; text-decoration: none;"><a href="http://www.lulu.com/spotlight/franciscocorbeira" style="color: #cc0000; text-decoration: none;">http://www.lulu.com/spotlight/franciscocorbeira</a></span></span></span><br />
<a href="http://lacomunidad.elpais.com/franciscocorbeira/posts" style="color: #cc0000; text-decoration: none;">http://lacomunidad.elpais.com/franciscocorbeira/posts</a><br />
<br />
<br />
<a href="http://www.blogalaxia.com/tags/novela," rel="tag">novela,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/ebook" rel="tag">ebook</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/gratis," rel="tag">gratis,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/literatura," rel="tag">literatura,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/narrativa," rel="tag">narrativa,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/todo" rel="tag">todo</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/esta" rel="tag">está</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/escrito," rel="tag">escrito,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/francisco" rel="tag">francisco</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/corbeira" rel="tag">corbeira</a>Pacocho Corbeirahttp://www.blogger.com/profile/16769304960786409711noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4055755218878975822.post-85043264190616631402011-10-10T18:02:00.001+01:002011-10-10T18:04:24.976+01:00HOY CAPÍTULO 10 DE LA NOVELA "TODO ESTÁ ESCRITO"<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBcR6e6jK0vrHq1xHpGVI2B18MDSV14A14TGzLpQ9y4soSkig7UhNI_HwbKfXiQvnKgVHQCzCbXnZ_J-3UcS27E9njz6zcAyRGboltt4-5Wv_XsdZxQFycU7eXm5JZL4GjV7rUfYVy9ok/s1600/portada.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBcR6e6jK0vrHq1xHpGVI2B18MDSV14A14TGzLpQ9y4soSkig7UhNI_HwbKfXiQvnKgVHQCzCbXnZ_J-3UcS27E9njz6zcAyRGboltt4-5Wv_XsdZxQFycU7eXm5JZL4GjV7rUfYVy9ok/s640/portada.jpg" width="480" /></a></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 21.6pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-list: l0 level1 lfo1; mso-outline-level: 1; mso-pagination: none; page-break-after: avoid; tab-stops: list 0cm; text-align: center; text-indent: -21.6pt;"><b><span lang="ES-TRAD" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: black; background-image: initial; background-origin: initial; color: white; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 16pt;"><br />
</span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 21.6pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-list: l0 level1 lfo1; mso-outline-level: 1; mso-pagination: none; page-break-after: avoid; tab-stops: list 0cm; text-align: center; text-indent: -21.6pt;"><b><span lang="ES-TRAD" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: black; background-image: initial; background-origin: initial; color: white; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 16pt;">DIEZ<o:p></o:p></span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><br />
</div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt;">TRANSCRIPCIÓN DE LAS PALABRAS DE<o:p></o:p></span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt;">BERNARDINO BRAÑA CONTENIDAS <span style="text-transform: uppercase;">en la<o:p></o:p></span></span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt; text-transform: uppercase;">cara “A” del casete rotulado con el número 5.<o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Ya sé lo que estás pensando. Y para que veas lo bien que te conozco, te lo diré: estás a caballo entre dos opciones. Por una parte, seguro que te has quedado atrapado por la lógica poética que caracteriza tu pensamiento y, en cierto modo, también el del relato que acabo de contarte. Y por otra, te has lanzado a sumar dos y dos, y quizás sacado alguna clase de conclusión del tipo: “me apuesto lo que sea a que los tiros de esta historia van por aquí”. Finalmente supongo que también, tu mitad racionalista, te lleva a descartar todo lo anterior y a pensar que el pariente de mi amigo Ramón estaba ya un poco afectado por la edad y por las circunstancias de su vida; que ciertamente no ayudan mucho a suponerle un buen equilibrio mental. Si ésta última es tu conclusión, te diré que es exactamente lo mismo que pensé yo al leer el texto completo que, en casa de Ramón, sólo llegué a conocer por encima. Aunque ahora, sabiendo lo que sé y que tú también sabrás en su momento, empiezo a pensar y ver las cosas desde la primera de las perspectivas. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">No es que yo, como bien sabes, comulgue en exceso con todo ese conjunto de elementos esotéricos engarzados en la historia del antepasado de mi amigo que, en su mayoría, considero como propios de la tradición mágica de una tierra como la nuestra y, por tanto, nada ajenos ni distintos a las creencias generales de su tiempo. Además, por más que releo el texto, sigue sin encajarme la tesis inicial de que, en la parte final del relato, Pedro Luz desvaríe más de lo que lo hace al principio, ni encuentro, pese a la inevitable distancia en el tiempo de los diferentes fragmentos, demasiadas diferencias en la psicología del hacedor del manuscrito. Incluso su modo de redactar varía poco, a lo largo del tiempo. El cambio más notable es, sencillamente, el abandono del castellano por el gallego, algo que no nos explica ni justifica en ningún momento, por lo que nunca conoceremos la verdaderas razones que le motivaron a hacerlo, y aunque es fácil suponer que, salvo en su etapa ferrolana, el resto de su vida se expresase siempre en gallego, tampoco podemos descartar que, dada la época que le tocó vivir, se hiciese eco de la incipiente corriente de pensamiento en favor de la lengua gallega que, unos años más tarde de su muerte darían lugar a la corriente literaria y de pensamiento que suele denominarse como </span><i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">rexurdimento</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">. Y de ser así, habría que considerar a Pedro Luz como un auténtico precursor, y a la última parte de su texto, como el primero escrito en gallego desde hacía tres siglos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Fascinante. Esa sería para mí la palabra que mejor calificaría la historia que relata. Una vida de novela que, por razones que acaso sólo él conociese, se entretuvo en perpetuar en un breve puñado de páginas. Y eso es todo, como todas las vidas: una única huella, sí, pero una huella que nos acerca a una persona que vivió, sintió y que, errada o no, condicionó su existencia por causa de unas circunstancias en las que la magia y la maldad dibujaron su destino. Fíjate que escaso es el valor de una sola vida. Y sobre todo cuando esa vida, y a lo mejor todas las vidas, no son más que el eslabón de una cadena, un solo capítulo de una historia en un libro abierto que nunca se termina de escribir.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Fascinante también me resulta pensar como una persona, en tan corto espacio de tiempo, puede llegar a ser tan importante en el devenir de otro y escribir con letras de fuego, nunca mejor dicho, el destino ajeno. Me refiero, claro, a Esperanza Almeida. Una curiosa lección para quien quiera tomar nota de ello.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Pero lo más fascinante e importante de todo el relato, amén de lo más increíble, es la irrupción de esa misteriosa mujer en tan sólo dos momentos puntuales y cruciales: la primera, para salvarle del incendio de su casa, para decirle que sólo la huida lo pondrá a salvo y, sobre todo, para ayudarle a salvar el legado de su familia. Y, fíjate, esa presencia que apenas ocupa unos pocos minutos, condicionará el resto de sus días: abandona la ciudad en la que nace, renuncia a empezar de nuevo, evita la venganza y se oculta del mundo. Aunque más que del mundo, se oculta del mal que la aparecida dice que le acechará siempre. Y ¿qué pensar de la segunda irrupción de esa misma mujer al cabo de los años y con el mismo aspecto? ¿Era realmente una única mujer? Él, es indudable que así lo creyó. ¿Es este un rasgo de locura? Tal vez sí o tal vez no. ¿Qué crees tú?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><br />
</div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">*****<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Ramón y yo proseguimos hasta bien avanzada la madrugada hablando de los pormenores de la historia de Pedro Luz, con la botella de aguardiente tostada haciendo las veces de clepsidra, y con cuyo fin </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">ya con el amanecer amenazando sorprendernos</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> nos dio la señal para abandonar el calor de la chimenea y acostarnos. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Hacía mucho tiempo que no pasaba una noche en la habitación que en cierto modo era sólo mía. Ramón se encargó de aclararme que nadie más había dormido en aquella vieja y enorme cama de madera de roble desde la última vez que yo la ocupé, quién sabe cuánto tiempo hacía ya. Aún vivía Felicia y yo era entonces un bohemio medio perdido en un presente sin futuro. Tampoco he cambiado tanto, pensé justo antes de apagar la luz y dejarme atrapar por el olor a madera y naftalina de las sábanas, </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">unas sábanas que Ramón había puesto aquel mismo día</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> y que delataba el largo tiempo que debieron permanecer dobladas y olvidadas en el estante de aquel armario en el que la difunta esposa tuvo que haberlas colocado la última vez que había dormido en aquella casa. ¿Empezaría yo también a oler por dentro a madera y naftalina?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Me desperté temprano, pese al cansancio, agitado por algún misterioso sueño que se desvaneció nada más abrir los ojos, dejándome en la boca un sabor de confusión, acentuada aún más por la sorpresa de encontrarme en un lugar que ya casi me era extraño. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Ramón dormía y todo estaba en completo silencio. Ni siquiera eran perceptibles los trinos de los pájaros. Bajé a la cocina y encendí el calentador de butano. Luego me duché y preparé café. Echaba de menos el periódico con que cada día me desayuno. Muchas veces, incluso antes de ducharme, en pijama o albornoz, con el pelo pegado a la cabeza y las ojeras prominentes, bajo a hurtadillas las escaleras de mi apartamento, evitando el ascensor por miedo de ser detenido en algún piso y ser sorprendido con esa pinta por algún vecino, tan sólo para buscar el ejemplar que cada día me espera en el buzón. Ramón, en cambio, huye de la “cotidiana ración de malas noticias” como él dice, y hasta del paso del tiempo, cuando se refugia en Vilarmaior. No hay en toda la casa un televisor, ni teléfono. Su única distracción, al margen de la finca, está en su taller, en sus libros y en un equipo modular de música de alta gama, desprovisto aposta de sintonizador de radio.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Tras tomar el café, Ramón seguía sin dar señales de vida. De repente sentí ganas de bajar a la bodega e inspeccionar el pasadizo que el día anterior sólo había vislumbrado. Me intrigaba saber si había o no salida. Así que me fui a la biblioteca y busqué a tientas tras la estantería el resorte que descubre el acceso a las escaleras. Me costó dar con el tirador, pero al fin, girando una especie de palanca hacia un lado y hacia atrás, el mueble hizo primero un ligero ruido y luego giró sobre sí mismo. Encendí la luz y bajé los nueve peldaños. Todo estaba igual que la noche anterior, la mesa, las sillas, los cajones de paja repletos de durmientes botellas y un olor rancio y húmedo que parecía subrayar aún más la frialdad de aquella estancia. Busqué la piedra que servía de empujador en la pared del fondo. Otra vez el deleznable ruido grimoso volvió a sorprenderme, pero el pasadizo estaba ahí, delante de mis narices, tenebroso y lóbrego, pero al tiempo, misterioso y atrayente.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Sin linterna, comencé a avanzar en cuclillas, tratando de acostumbrarme a la oscuridad. Pero cuanto más me adentraba más oscuro estaba todo. De repente oí un ruido a mis espaldas, y al girarme vi como la puerta por la que había entrado comenzaba a cerrarse tras de mí. Quise retroceder, pero no tuve tiempo antes de que el mecanismo me dejase atrapado en la más completa negrura. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Sólo cabía esperar. Ramón, por fuerza, una vez levantado y al notar mi ausencia, me buscaría, descubriría la estantería abierta, bajaría a la bodega y entonces, tendría que darse cuenta de que me había quedado encerrado.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Me senté en el suelo y encendí un cigarrillo. No comprendía cómo Ramón había podido inspeccionar ese pasadizo sin que a él se le hubiese cerrado también la puerta a su espalda. Pensé que quizás yo hubiese pisado algún resorte que provocó el cierre repentino de la entrada y que tal vez debiera desandar el camino, a cuatro patas y tanteando, para ver si pisando de nuevo en el mismo punto se abría la dichosa puerta. Ya estaba dispuesto a hacerlo cuando observé, al dar una calada al cigarrillo y gracias al ligero resplandor que desprendía la brasa, que el humo parecía dirigirse hacia el interior del pasadizo, como atraído por alguna corriente que hacía de tiro.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Ayudándome del encendedor traté de buscar la grieta hacia la que se encaminaba el humo y, efectivamente, a menos de diez metros de la entrada, en el techo del estrecho pasillo había una especie de orificio. Pero a través de él no llegaba ninguna luz y ni siquiera acercando el mechero podía distinguir nada. Introduje mi mano en su interior y noté el tacto áspero de un objeto metálico cubierto por la herrumbre. Intenté moverlo girándolo, empujándolo, pero no sucedió nada. Probé luego con las losas del techo, unas chantas de granito de diferentes anchos que se apoyan directamente en las paredes laterales del estrecho pasillo, pero ninguna se movía. Y al fin, al empujar una de las piedras de la pared de mi derecha, de pronto, parte del muro cedió y giró entero hacia dentro, como si estuviese sujeto por una gran bisagra. Introduje el encendedor y vi una escalera que ascendía sólo cuatro peldaños. Entré en el agujero e iluminé el techo: un techo metálico, una trampilla que por fuerza debía dar acceso a una nueva estancia. Me senté en los escalones y la empujé hacia arriba con todas mis fuerzas, pero no conseguí moverla. Una inutilidad, porque, tras reiterados esfuerzos, se me ocurrió probar a deslizarla hacia un lado y, con una suavidad increíble, dado el tiempo que probablemente llevaba cerrada, dejó el hueco al descubierto.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Entré con el mechero en alto y miré alrededor. No podía ver toda la estancia, porque la llama comenzaba a debilitarse y apenas alumbraba más allá de mi propia mano. Había un olor extraño, que no podría definir, pero que me pareció a medio camino entre el hedor de una cuadra de animales abandonada y piedra húmeda. A tientas, fui avanzando hasta topar con una pared de cantería renegrida por el humo, que me tiznó la mano con la que palpaba en la oscuridad y que de repente tropezó contra una argolla de hierro que sostenía un palo. Al iluminarlo de cerca di gracias por mi suerte: aquello era una antorcha con su linterna de cuerda de cáñamo embadurnado en brea y a medio consumir. Arrimé la poca lumbre que le quedaba a mi mechero, dando gracias a que la gasolina del </span><i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">zippo</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> no me dejase tirado como suele ser su costumbre: de repente y en el momento menos esperado. Tras varios infructuosos intentos, la tea al fin comenzó a chisporrotear, hasta prender una llama que empezó a crecer y a hacer visible aquel lugar que acababa de descubrir.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">No estaba preparado para lo que me esperaba y a poco me caigo de espaldas. Junto a la pared del fondo, uno junto al otro, se apilaban dos cadáveres: dos esqueletos cubiertos de harapos podridos que parecían mirarme con rostro de pavor. Me entró un ataque de miedo repentino que me hizo salir de allí tan aprisa que casi me mato al bajar los cuatro peldaños y volver de nuevo al pasadizo. Y como colofón de mi ataque de miedo y torpeza me golpeé la cabeza contra el techo y un dolor agudo me sacudió como una descarga eléctrica, al tiempo que notaba como un hilillo de sangre me bajaba por el cogote hacia el cuello. Prácticamente a cuatro patas llegué hacia la entrada y comencé a llamar a gritos a Ramón, mientras que mi mente se debatía entre la racionalidad y el estúpido pensamiento de que los esqueletos se levantarían y vendrían hacia mí.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Tras una espera de quizá diez minutos, que me parecieron eternos, al fin, comenzó a abrirse de nuevo la piedra. Y el irritante chirrido, juro que esta vez hasta me dio placer. Ramón estaba mirándome desde el otro lado, con cara de incrédulo y observando mi rostro asustado.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><span style="font-family: 'Courier New';">¿Pero cómo te ha dado por meterte ahí sin encastrar el resorte?</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">me espetó nada más verme. ¡Así que había que encastrar el resorte! No sabía cómo, pero tampoco tuve tiempo a preguntárselo, porque, al mirarme de cerca, añadió</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">. </span><span style="font-family: 'Courier New';">Vaya cara, ni</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: 'Courier New';">que hubieras visto un muerto</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Es que no he visto un muerto, he visto dos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Courier New';">¿Seguro que no había más? </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">bromeó Ramón.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">No te lo tomes a guasa porque ahí abajo hay dos esqueletos, uno de un hombre y otro de una mujer.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Courier New';">He estado muchas veces ahí abajo y nunca he visto nada. Así que es inútil que prolongues la broma</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">dijo con sincera incredulidad.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿No sabes que, además del pasadizo hay otra habitación como esta y que en ella hay dos cuerpos que deben llevar mucho tiempo ahí?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><span style="font-family: 'Courier New';">¡No puede ser! ¡Imposible! </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">contestó airado, pero más como dirigido a sí mismo que como refutación de un hecho que desconocía, pero que ya no se atrevía a negar viéndome a mí completamente serio y desencajado.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.4pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: .6pt;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><span style="font-family: 'Courier New';">¡Otra habitación!<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Sí y calculo que por la situación debe coincidir con el sótano de la bodega de enfrente de tu casa.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.4pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: .6pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¡</span><span style="font-family: 'Courier New';">Pero si esa bodega no tiene sótano!<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.4pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: .6pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Sí lo tiene, y además dos muertos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.4pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: .6pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Courier New';">Enséñamela.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.4pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: .6pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">No sin un par de buenas linternas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Ramón fue a buscar las luces y yo le seguí. No me apetecía volver a quedarme encerrado en aquel agujero, sin saber aún cómo salir. Enseguida volvimos a bajar, y le mostré la entrada desde el pasadizo, que seguía abierta. Pasamos por ella, subimos los escalones y atravesamos la trampilla, accediendo de nuevo a la cámara mortuoria. Ramón se quedó observando los cuerpos con detenimiento, agachándose junto a los difuntos y acercándose hasta menos de un palmo, sin temor alguno.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Courier New';">Esta gente debe llevar aquí muerta al menos doscientos años. Fíjate en lo que queda de sus ropas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">No eran, lógicamente, ropas modernas y el estado de los esqueletos demostraba su extrema fragilidad y precario estado.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Courier New';">Ahí tienes, parece que mi pariente me mintió. Bueno, no a mí, mintió en el texto, estuviese escrito para quien estuviese escrito. Estos deben ser Esperanza Almeida y el secuaz al que Pedro Luz le abrió la cabeza cuando entró en su casa. Probablemente Esperanza sea ese esqueleto, coincide en las ropas de mujer y en que tiene el cuello roto. Y el del trancazo en ese cráneo fracturado ha de ser su secuaz. Fíjate, además de la cabeza tiene al menos tres huesos quebrados, la clavícula, el brazo derecho y esa costilla que sobresale. Pero ¿por qué razón mintió mi pariente? Y sobre todo, me gustaría saber si a estos dos acabó por rematarlos él mismo o si los encerró aquí y sencillamente los abandonó a la muerte. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><br />
</div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; tab-stops: 243.0pt; text-align: center;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">*****<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">En la cara “B” del casete con el número cuatro habrás observado que he interrumpido el relato justo en el momento del encuentro de Pedro Luz con esa desconocida que se le aparece en la encrucijada, a pesar de que quedaban aún algunos minutos de cinta. No lo he hecho por darle suspense al asunto, sino que he evitado contarte lo que ella le dijo porque quería que antes conocieses la aparición de los dos cadáveres en el sótano de la bodega. En aquel momento yo desconocía también esa parte del manuscrito de Luz, ya que, en el resumen que me hizo Ramón la noche anterior, eso, no sé por qué, no llegó a contármelo, ni tampoco yo llegué a leerlo, pese a que sí había llegado a ojear algunos párrafos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Al igual que tú ahora, me enteré de tal encuentro tras salir de aquella tumba. Nos fuimos directamente a la cocina para tomar algo caliente. Ramón no había desayunado y aunque yo sí lo había hecho, mi larga odisea por los húmedos y fríos subterráneos de la casa, me habían enfriado y destemplado, y necesitaba un té largo hirviendo. Fue entonces cuando Ramón me contó la historia.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Courier New';">Ahora comprendo el final del texto de mi pariente </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">dijo de repente, saliendo de golpe de un breve ensimismamiento</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">. </span><span style="font-family: 'Courier New';">Aquella aparición en la encrucijada no fue gratuita. Breve sí, pero muy clarificadora. En cambio, siempre me había parecido que lo que ella le dijo sonaba mitad teatral, mitad oscuro y ambiguo, como la voz de un falso oráculo</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">: </span><i><span style="font-family: 'Footlight MT Light', serif; font-size: 12pt;">“tu peligro aún no ha pasado, ni tampoco el que aguarda a tus hijos. La venganza vendrá y tu silencio les dejará desprotegidos. Revélales la verdad y cumple tu palabra. Si no, no habrá esperanza para ellos, ni tampoco para él”. <o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Eso fue todo lo que esa misteriosa mujer le dijo, al menos todo lo que recoge Pedro Luz en su último texto. Y digo esto porque, a la vista de la mentira que sobre la muerte de Esperanza Almeida y su mercenario, nos encasquetó el tal Pedro Luz, no está de más dejar una sombra de duda en lo que se refiere al resto del relato. Para mi amigo Ramón, en cambio, las cosas empezaban a estar un poco más claras.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Courier New';">Se conoce que mi antepasado pretendió romper la cadena de transmisión del poema. Eso siempre lo tuve claro porque es fácil deducir eso de lo que esa mujer le dijo. Pero con la muerte de Esperanza Almeida tal vez mi pariente creyese zanjado el asunto o quién sabe si quiso evitar que los suyos se viesen envueltos en su mismo y trágico destino. Al igual que mi padre, puede que su racionalidad le impidiese dar por cierto lo que revela la leyenda y tal vez pensó que el silencio era el mejor modo de librar a su descendencia del peso de un sino que a mi familia no sólo le tocó sobrellevar generación tras generación, sino que muchas veces se cobró su precio en sangre y arruinó sus vidas, como a Pedro Luz bien le tocó padecer en carne propia. La aparición final de esa mujer, con todo lo que significa que él la viese igual que la primera vez, sin envejecer pese al paso del tiempo, sumado a lo que le dijo, dándole a entender que conocía unas intenciones que nadie salvo Luz podía saber que tenía, debieron provocarle una fuerte conmoción. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿Y quién es ese misterioso “él” que cita al final la aparecida?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Courier New';">Sólo cabe concluir que sea Uriel, el rey de la leyenda. Recuerda lo que me dijo mi abuelo: la “alta misión” </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">dijo exagerando el tono</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: 'Courier New';">de nuestra familia es encontrarle y protegerle. Está claro que si eso me lo contó mi abuelo y a él a su vez se lo contó su padre, un poco más atrás, obviamente, la información procede del propio Pedro Luz, que tampoco se la había inventado, sino recogido a su vez. Aunque es muy posible que ese calificativo grandilocuente pueda atribuírsele. Ya se sabe lo fuerte que puede llegar a ser la fe del converso: debió volverse más papista que el Papa, porque finalmente, hizo exactamente todo lo que le dijo esa mujer: transmitió a sus hijos el poema y las instrucciones que, más o menos, llegarían luego hasta mí. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Según Ramón, lo que quedaba claro con el descubrimiento de los cadáveres era la frase de aquella mujer:</span><i><span style="font-family: 'Footlight MT Light', serif; font-size: 12pt;"> “La venganza vendrá y tu silencio les dejará desprotegidos. Revélales la verdad y cumple tu palabra.”<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Courier New';">Siempre pensé que eso de la venganza era una amenaza etérea, como una de esas maldiciones bíblicas que se dice caerían sobre siete generaciones. Pero esa mujer parece que hablaba de una venganza más real y terrenal. La venganza por la muerte de Esperanza Almeida. Aunque puede que esa sentencia comprenda ambos sentidos. Espera </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">dijo, se levantó de la mesa y se dirigió al estudio. Regresó enseguida con la copia del texto manuscrito de Pedro Luz.</span><span style="font-family: 'Courier New';"> <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Courier New';">Fíjate, cuando mi pariente escribe el desenlace de Esperanza Almeida y su secuaz, parece poner punto final. De hecho hay un grueso borrón tras la frase de</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><i><span style="font-family: 'Footlight MT Light', serif; font-size: 12pt;">“a cambio de no denunciarlos a la justicia”</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">, </span><span style="font-family: 'Courier New';">que siempre se me antojó una frase ininteligible, cuando no irreal. Porque ¿de qué iba a acusarles?, ¿de intento de asesinato cuando él había dado una paliza de muerte al supuesto agresor y roto el cuello de Esperanza? Y, claro, con la aparición de los cadáveres descubrimos la impostura y la falsedad de esa frase. Justo a continuación del borrón y, en el mismo papel, prosigue el relato explicando un hecho sucedido varios días después: el encuentro con esa mujer. Pero parece un añadido posterior. De hecho, mira, su pulso no es ya tan firme y además, mi pariente siempre escribe inmediatamente después de que le suceda un hecho trascendente y lo hace forma epistolar: comienza siempre en una hoja nueva, poniendo el lugar, la fecha y a continuación el relato </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">me decía Ramón enseñándome la caligrafía</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">. </span><span style="font-family: 'Courier New';">Y esta última parte corresponde a varios días después y, en cambio no está fechada, y además aprovecha el papel que le queda, la última hoja del cuaderno, y ajusta el relato a esa medida. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Estoy de acuerdo. Pero hay algo que no comprendo. Obviamente tuvo que ser él mismo quien escondiese los cadáveres en el sótano de la bodega. Pero en cambio, pasan algunos días, se encuentra a esa mujer, añade la última parte del texto y, no sabemos cuánto tiempo más tarde, decide echar tierra y bloquear la entrada de lo que tú llamas el zulo, dejando el manuscrito dentro. ¿Por qué esperó?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Courier New';">No lo sé. Pero lo más lógico es suponer que escondiese primero los cadáveres, que a lo mejor aún no eran cadáveres ¿entiendes? Seguramente lo hizo aquella misma noche violenta. Y tal vez unos días más tarde pensó que si alguien encontraba ese texto tendría en sus manos, sino la confesión de su crimen, porque en el texto dice que los dejó marchar, la evidencia de su mentira. Está claro que no podría decir, “por aquí nadie ha venido, nosotros no vimos a nadie”, ni tampoco, “no tengo ni idea de quién es esa tal Esperanza”. Y las palabras de la mujer de la encrucijada diciéndole </span><i><span style="font-family: 'Footlight MT Light', serif; font-size: 12pt;">“tu peligro aún no ha pasado”</span></i><span style="font-family: 'Courier New';">, debieron ponerle sobre aviso. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Ramón me miraba con una sonrisa pícara y autosuficiente, a la que sólo bastaría añadir aquello de “elemental, mi querido Watson”. Pero, felizmente, no lo dijo. Aunque, tras esa pequeña pausa, continuó:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Courier New';">Hasta es posible que quien fuera que conociese la idea que llevaba Esperanza Almeida aquella noche, y parece claro que había alguien que lo sabía y de ahí todo eso de la venganza, pudiese denunciar la desaparición a la justicia y dar el nombre de Pedro Luz. Quién sabe si pudo haber sido interrogado por ello. En esas condiciones, conservar ese manuscrito resultaba peligroso. Así que, unas paladas de tierra y fuera culpa. Sin el cuaderno y sin cadáveres no hay crimen posible. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Y como colofón final a su enrevesado razonamiento, aún prosiguió rizando más el rizo:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Courier New';">Hasta estoy pensando que el hecho de que no escondiese el manuscrito junto a los cadáveres pudo deberse al temor de que aún no hubiesen muerto. Casi estoy seguro de que fue así, ¿sabes por qué? </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">y sin dejarme contestar continuó</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: 'Courier New';">porque ahora recuerdo que cuando yo encontré el manuscrito encima de la mesa del zulo no estaba allí perfectamente colocado, sino que daba la impresión que lo hubiesen arrojado desde lejos. Y eso me llamó entonces la atención, aunque no le di mayor importancia. Pero ahora pienso que Luz debió lanzarlo desde lo alto de la escalera, sin atreverse siquiera a bajar todos los peldaños. Y ¿por qué otra razón iba a no a atreverse a bajar las escaleras y a dejar todo como yo lo encontré, incluso con ese catre viejo con las ropas revueltas?: Los encerró vivos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Pero, Ramón, todo eso no son más que simples conjeturas. Aunque hubiese arrojado el manuscrito, también puede significar que tenía temor de los muertos. Yo mismo hace un instante tuve ese temor, pese a saber que eran sólo dos esqueletos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><span style="font-family: 'Courier New';">Serán conjeturas, pero conjeturas lógicas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">En esta historia hay muy pocas cosas lógicas ¿no crees?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><span style="font-family: 'Courier New';">No son tan ilógicas. Puede haber elementos, ¿cómo decirlo?, tal vez poco científicos o, si quieres, sobrenaturales, pero lo demás encaja. Además, lo que sabemos seguro es que la muerte de Pedro Luz, ya con el nombre de Ramón Escadas sobreviene en 1834, esa es la fecha que figura en el archivo parroquial. Y eso significa que murió aquí, en esta casa. Y, por tanto, que nunca pagó condena por esas muertes.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Condena, quizá no, aunque no sabemos si murió de muerte natural o realmente le llegó la anunciada venganza.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><span style="font-family: 'Courier New';">No, eso no lo sabemos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Ni probablemente lo sepamos nunca.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><br />
</div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">*****<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Si no fuese por el texto hallado por Ramón, de la vida de Pedro Luz tan sólo quedarían dos apuntes en ese archivo parroquial, su boda en 1822 y su muerte en 1834, además de su firma como albacea del prior Juan Mon Valledor en el Monasterio de Caaveiro. Pero, por alguna razón, tal vez la misma que le llevó a escribir durante tantos años aquella especie de diario, decidió esconderlo sin destruirlo, pese al peligro que para él conllevaba el que alguien pudiese hallarlo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Allí estábamos, sentados frente a frente en la cocina de la casa de mi amigo, cuando me fijé en que la pantallita de mi móvil me advertía de que tenía tres mensajes de la oficina.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Llamé a mi secretaria, Carla, quien me comunicó que había llamado Luis Uría, avisando de su llegada a Santiago en vuelo procedente de México, vía Madrid , a las 19:55. Y a eso le llamaba avisar. ¡El mismo día! Carla, al final y casi como olvidándose, también me informó de que había llamado una mujer, pero, según dijo, no quiso dejar ningún mensaje.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Tenía que volver a Santiago. No me quedaba más remedio. Debía hacer mil cosas antes de ir a recibir a Luis Uría al aeropuerto y me moría de ganas de estar en la oficina por si llamaba Ana y conseguía que me aceptase una invitación para comer.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Me tomé de un trago lo que quedaba del té y me despedí de Ramón haciéndole prometer que vendría a Santiago a cenar conmigo en la primera ocasión y continuaríamos la charla.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Llegué a la oficina a eso de las diez y pasé toda la mañana atendiendo la maraña de asuntos que había dejado pendientes la tarde anterior: llamadas y faxes recibidos que debía contestar, citas por confirmar, presupuestos y contratos que esperaban mi visto bueno y mi firma, facturas y pagos pendientes de cobrar o pagar, en fin, lo de siempre. Sólo que esta vez el peso del trabajo me agobiaba de tal modo que pedí a mi secretaria que me sin poder evitar mirar a cada tanto hacia el teléfono, como si buscase inconscientemente invocar una llamada de Ana. ¿Por qué no me había dado su número? Y yo, ¿por qué no se lo había pedido? ¿y por qué no le había dado el de mi móvil y sí el de la oficina y el del apartamento? Ahora estaba a sus expensas. No podía dejar de darle vueltas a lo que me había dicho Ramón. Tal vez tuviese razón cuando veía en ella cierta clase de peligro, sin conocerla. Realmente para mí sí tenía peligro. Veneno, droga que me impedía pensar en otra cosa que no fuera en ella. Tenía ganas de volverla a ver, de besarla, de tomarme de nuevo la tarde libre y disfrutar tan sólo del calor, el olor y la suavidad de su piel. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Pero, bromas aparte, ¿me convenía ser cauteloso? ¿corría el riesgo de que sus intenciones conmigo no fueran todo lo buenas que aparentaban? Me costaba creerlo si reflexionaba en lo que había sido nuestra relación. Fue algo mutuo. No me estaba colgando por ella sólo yo. Quería creer eso. Necesitaba creer eso.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Llegó la hora de comer y Ana no había llamado. No sé si la ausencia de esa llamada tuvo algo que ver pero, por primera vez en mucho tiempo, había perdido el apetito. Ni siquiera me apetecía nada de la carta ni del menú del restaurante. Así que, sencillamente me pedí una ensalada, de la que no llegué a comerme ni la mitad y luego me tomé un café, regresé a la oficina y me enfrasqué por completo en el trabajo pendiente.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Estaba a punto de salir para el aeropuerto a buscar a Uría cuando, por fin, ella llamó. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><i><span style="font-family: Symbol; font-size: 15pt;">¾</span></i><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">¿Me invitas a cenar?</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">y me sonó a gloria hasta el tono con el que lo dijo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Le conté que había estado con Ramón y que estaba a punto de salir hacia el aeropuerto para recoger al mexicano, pero que me desembarazaría de cualquier compromiso para cenar aquella noche con él, con el fin de que pudiésemos vernos a las diez en O Galo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Eran las siete y cuarto cuando salí hacia el aeropuerto, con tiempo de sobra, porque el trayecto no lleva más de quince minutos y efectivamente, cuando aparqué aún faltaba casi media hora para la llegada del avión. Eché un vistazo a las novedades de la librería, saqué una coca-cola de una máquina y me senté frente a la puerta por la que deberían salir los pasajeros del vuelo procedente de Madrid. Había poca gente esperando. Deduje que sería uno de esos vuelos llenos de ejecutivos y hombres de negocios que regresan después de hacer sus transacciones y contactos en la capital. Me fijé, sobre todo, en una rubia elegante y guapa que también parecía esperar, fumando uno de esos cigarrillos </span><i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">More</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> de papel oscuro, extrafinos y extra largos, aunque, lamentablemente, no reparó en mi presencia en ningún momento. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">No tenía idea de cómo reconocer a Luis Uría, ni siquiera si viajaba solo o acompañado. Debía recurrir a la lógica. Descartar a todos aquellos que sólo portasen maletines y carteras. Uría seguro que traería al menos una maleta. Salieron primero los uniformados del terno gris y de los maletines, llenos de prisa por llegar a casa o a no se sabe dónde. Luego pasaron dos tipos grandotes y con denso bigote, con pinta de mexicanos y un par de maletas cada uno, pero no me pareció que Uría fuese ninguno de ellos. Al fin, tras haber salido ya casi todos los viajeros, vi aparecer a un tipo algo regordete, de unos treinta y tantos años, de alrededor de uno setenta y cinco de alto, con bigote y perilla, pelo oscuro y vestido con un traje claro y caro. No sabría decir qué, pero había algo en su rostro que me resultaba familiar. Llevaba también una gabardina colgando de un brazo y una </span><i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">trolley</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> de aluminio en la otra: tenía que ser él.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Perdone, ¿es usted Luis Uría?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Yo mismo</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Soy Bernardino Braña, encantado de conocerle, </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">dije extendiéndole una mano que él me apretó sin apartar la gabardina del brazo, lo que me pareció le daba cierto aire de torero.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Mucho gusto, ya tenía ganas de conocerle.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Lo mismo le digo. Tengo afuera mi coche. ¿Ha reservado habitación en algún hotel?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Sí, en el Hostal de los Reyes Católicos. Pero también he reservado un carro y mi intención es llegar en él hasta el hotel. Y le ruego no lo interprete como una descortesía. Tengo la vieja costumbre de no subir a ningún vehículo que no conduzca yo mismo. Lo del avión, créame, ha sido una rarísima excepción. De hecho estoy tomando clases de vuelo y hasta he pensado en comprar un jet privado.</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">me dijo con total determinación, pero sin brusquedad, y hasta con cierta naturalidad y gracia, que le restaron parte del pijerío que la frase encerraba.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Muy bien, en ese caso ¿usted conoce Santiago? Porque si no, yo puedo ir delante con mi coche y nos reunimos de nuevo en el Hostal. Así podremos tomar una copa y charlar tranquilamente después de que se instale en su habitación.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">De acuerdo, usted irá delante</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Muy bien.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Al tramitar en una ventanilla cercana el alquiler del vehículo de Uría, coincidimos con los tipos grandotes bigotudos que había visto antes, y también observé que la rubia seguía allí, a pesar de que la cinta de las maletas ya había parado y ni nadie más esperaba, ni nadie quedaba dentro, según aprecié a través de la puerta automática. Seguramente, la persona a quien aguardaba perdió el vuelo. Lástima, pensé, y me quedé observando como tras apagar otro de sus largos y oscuros cigarrillos, enfilaba en dirección a la salida. Mis ojos se quedaron enredados en el contoneo cadencioso de su silueta hasta que la vi perderse entre los coches del aparcamiento. Acompañé luego a Luis Uría hasta el Mercedes que había alquilado y le rogué me esperase mientras iba a por mi coche.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Llegamos al Hostal a las 20:40. Luis Uría se había reservado él mismo una suite. Al menos eso fue lo que le repitió varias veces al recepcionista al ver que éste parecía no aclararse. Finalmente, no sé si es que apareció el aviso o si de inmediato le asignaron otro alojamiento de igual categoría. Quedamos citados en la cafetería a las nueve, una vez que él deshiciese el equipaje y realizara un par de llamadas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">A las nueve, con puntualidad, lo vi entrar en la cafetería del hostal, mientras que yo estaba a punto de dar buena cuenta de la primera cerveza. Se había cambiado y venía vestido de sport, con un simple jersey azul claro y un pantalón vaquero. Pero eso sí, todo de marca. Y también de marca parecía ser su Longines de oro y una pulsera también de oro, que debía pesar lo suyo, en su mano derecha. Pidió también cerveza, dejándose aconsejar y aceptando probar una marca local que le satisfizo, y me preguntó enseguida por mis planes para cenar. Le dije que me era imposible, porque ya tenía concertada una cena de antemano con otra persona, pero que sí quería, podía unirse a nosotros.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Si se trata de una mujer, permítame que le diga que no, amigo mío. No siempre se tienen buenas oportunidades de cenar bien acompañado y hablando de otras cosas que no sean los negocios. Charlaremos un rato y dejaremos lo que nos quede para mañana. Si le parece podemos almorzar juntos. Pero esta noche, disfrute usted de su compañía, que bien veo en su mirada la clase de cena que tiene concertada. Yo me pediré algo en el hotel, si no le parece mal. Además, creo que aquí mismo hay dos buenos restaurantes, ¿cuál me recomienda?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Están uno al lado del otro, así que, lo que le recomiendo es que les eche usted un vistazo a los dos y se quede en el que más le guste. La calidad de la comida, estoy seguro que será similar, aunque, si lo que busca es un lugar hermoso y acogedor, quizá acabe por escoger el que llaman Libredón.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Muy bien, eso haré. Y no se preocupe por mí, que estoy acostumbrado a cenar solo.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Nos trajeron las cervezas y un bol de almendras saladas que Uría empezó a coger a puñados y a comer con fruición. El cambio de horarios y la comida del avión debieron de abrirle el apetito y se ve que el hombre ya no podía aguantar hasta la hora de la cena.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Así que es usted de Monterrey, pero de ascendencia gallega. ¿De qué parte de Galicia es su familia?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Bueno, en realidad no soy de Monterrey, sino de Ferrol. Tenían pensado parirme allá, pero se adelantó el parto, un triste parto, cuando mis padres estaban acá pasando unos días. En cuanto a mi familia, mi abuelo fue el primero que marchó a México. Mi padre, fíjese, es ya natural de Monterrey, al igual que mi madre, aunque por su cuna también era gallega. De la zona de Pontedeume.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Así que de Ferrol. ¡Qué casualidad!<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">¿Por qué lo dice?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Lo digo porque yo también soy de Ferrol.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Pues usted y yo debemos ser de la misma quinta, año arriba año abajo. <o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Es posible, yo soy del 63.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">¿Lo ve? Igual que yo. Nací el 25 de octubre del 63.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¡No puede ser! Esa es mi fecha de nacimiento: ¡usted y yo nacimos el mismo día! Eso sí que es una casualidad. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Y lo es también el asunto de los poemas, ¿no le parece? </span></i><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">aquel tipo parecía tener la capacidad de leer en mi pensamiento, porque en eso mismo estaba matinando yo en aquel momento. Pero no manifesté sorpresa y, sencillamente, di un capotazo a su embestida.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Podría ser, pero eso es harina de otro costal, porque el poema que yo tengo no tiene nada que ver conmigo ni con mi familia.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Pero sí con Ferrol, ¿verdad?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">No lo sé. Habla de un lugar en la costa, pero no dice en ningún momento que ese lugar sea Ferrol.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Y la familia que lo posee, ¿procede de Ferrol?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">No estoy del todo seguro, pero creo que una rama familiar sí es de allí, aunque no sé si todavía conservan otros parientes en esa ciudad. Salvo mi amigo Ramón, claro. Él sí tiene casa en Ferrol.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Ya ve que si se quieren buscar casualidades, aparecen por todas partes.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿Y es eso lo que usted persigue, encontrar casualidades? <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Las casualidades son puntos de contacto entre dos cosas. Si se consigue, no sólo que estos puntos coincidan, sino que además el dibujo se enriquezca con otros nuevos puntos, tal vez se puedan extraer datos e incluso conclusiones.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿Qué clase de conclusiones? Lo que quiero decir, o mejor saber, es lo que usted espera descubrir acerca de ese poema y que le ha hecho tomarse tantas molestias.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Llevo muchos años conociendo el contenido del poema de mi familia. Muchos años tratando de descifrar las claves que encierra. Estoy convencido de que el propio documento, de algún modo no expreso, señala el lugar donde está esa cueva y la estatua de Uriel. Tal vez, si pudiese compararlo con el poema de su amigo... Para hablar sin rodeos, eso es lo que espero de usted y lo que he venido a pedirle, que me permita cotejar su poema con el mío. Sobre todo, teniendo en cuenta que yo nunca le he negado el acceso al documento que poseo y, como muestra de mi buena voluntad, incluso le envié por fax una copia de su contenido. Y créame que en su caso hice una excepción, arriesgada y dolorosa viniendo de mí.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">No se preocupe, mañana traeré el poema y podremos intercambiárnoslos. Yo también tengo curiosidad por ver el soporte original del documento que me envió. ¿Lo ha traído con usted?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Antes de contestar a su pregunta, permítame que le haga yo otra. ¿Cuál es su interés en todo esto?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿Me está usted preguntando por mis honorarios?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Habíamos empezando hablando muy directos, pero veo que las cosas se enrevesan</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">. </span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">No me preocupa en absoluto lo que usted quiera cobrar, como comprenderá, sino saber, simplemente, si su interés es meramente profesional o hay algo más. Usted mismo me señaló que su empresa no se dedicaba a esa clase de investigaciones, por eso se lo pregunto.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Sinceramente, no estoy muy seguro de la respuesta </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">dije y vi de inmediato en su rostro una mueca de contrariedad. Se percibía enseguida que era un tipo acostumbrado a mandar y a obtener al punto respuestas a sus preguntas</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">. Permítame que le explique, no estoy tratando de esquivar su pregunta, sino decirle que hasta ayer, tal vez hasta hoy mismo, mi interés no era más que el de resolver una cuestión que un amigo me planteaba. Ya le he dicho que el poema no es mío, sino de alguien muy cercano a mí. Pero ahora, empiezo a estar realmente intrigado. No sé si con esto le he respondido.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">A medias. Lo que realmente quiero saber es su interés en torno al tesoro de que habla el poema.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¡Acabáramos! </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">exclamé un tanto irónico</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> El que parece que sí cree en él es usted. Pero permítame que yo dude sobre su existencia e incluso sobre su naturaleza.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">¿No lo cree?, ¿por qué no lo cree?, ¿y su amigo lo cree?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Por lo que veo hace usted muchas preguntas y responde a pocas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Disculpe, sé que soy bastante impulsivo.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Ya. Pues, verá: no creo que ese tesoro exista tan sólo porque lo mencione una leyenda. Una misma leyenda, aunque esté recogida en al menos dos poemas diferentes. Pero no por ello deja de ser una leyenda y como tal, por definición, lejana de la verdad. Además, aunque ese tesoro hubiese existido, como tantos otros que se mencionan en multitud de otras leyendas que tenemos aquí, en Galicia, de haber existido en algún momento, hoy no existiría: no hay tumba ni túmulo que, desde el Neolítico, no haya sido saqueada hasta sus cimientos. Y respecto de mi amigo, no sé si él cree en su existencia a día de hoy. Pero sospecho que sí piensa que al menos en algún momento ese tesoro existió, aunque eso es algo que todavía no le he preguntado directamente.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Conozco muy bien todo eso que usted dice de las violaciones de los monumentos, pero no estoy en absoluto de acuerdo. Permítame que le explique por qué. Como usted sabe, porque yo mismo se lo he dicho, el poema que poseo ha llegado hasta mí a través de mi familia, en una larga cadena que se pierde en la bruma de los tiempos. Y si, como usted dice, ese tesoro, que obviamente es la clave de la transmisión, dejase de existir o hubiese sido saqueado ¿no lo sabrían mis antepasados? Y de ser así ¿por qué continuar transmitiendo con tanto misterio un papel sin valor alguno?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿Ha pensado usted alguna vez que la clave de transmisión de ese poema pueda no ser el tesoro?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">No. Aunque sé por dónde va usted, amigo mío. Pero, a mi entender, una cosa va con la otra. Sé que se refiere a la profecía que encierra la leyenda, al destino de Uriel, a su anunciado regreso. Pero no olvide que Uriel es en la leyenda una estatua de oro. Y sin estatua ¿qué queda de Uriel?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Imagino que lo mismo que con ella. ¿O es que me quiere hacer creer que la estatua dejará de serlo para convertirse en carne de hombre? ¡Ni el mismísimo Paracelso sería capaz de imaginar algo así en una noche calenturienta!<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Vi como Luis Uría se sumía dentro de sí mismo, como decepcionado de mi respuesta. Y hasta por un momento llegué a lamentar haber tenido tan poco tacto al expresarme, casi descalificándole en su razonamiento fantástico. Sin levantar la vista del vaso que sujetaba, haciéndolo girar sobre sí mismo, me dijo:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Pensé que en usted iba a encontrar otra respuesta. Llevo muchos años soñando con la esperanza de que esa leyenda se haga realidad de algún modo. Es cierto que desconozco ese posible modo. Pero sepa que nunca creí que esa estatua se transmutase un día en carne humana, no me considere tan estúpido, aunque sí que en ella estaría la clave de todo. Quizás me equivoqué pensando que tal vez...<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Yo pudiese decirle cómo llegar hasta el lugar y una vez allí ver que queda del resto de la leyenda ¿no es eso? Lo lamento. Probablemente sepa usted mucho más que yo, acerca de ese documento que posee y que por cierto, aún no me ha dicho si ha traído con usted.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Perdone, pero estoy pensando que no sé si será bueno que le diga si lo he traído o no.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Si no lo ha traído o si me dice que no lo ha traído, no le insistiré. Pero si lo ha traído y quiere enseñármelo, lo único que puedo decirle es que seré lo suficientemente discreto como para no revelárselo a nadie más.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">De todos modos, aunque usted lo viera, no sé cómo podría ayudarme.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Pues yo tampoco. Al menos, por ahora. Pero, por si le sirve de algo, podemos consultar sobre su autenticidad con un arqueólogo de confianza. Es algo que ya hice con el otro documento.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">¿Y eso para qué?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Tampoco lo sé. A mí al menos me sirvió para que me confirmasen la legitimidad del pergamino y para que me facilitasen unas fechas aproximadas acerca de su transcripción.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">¿Quiere usted decir que el documento de su amigo no está fechado?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">No, ¿el suyo sí?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Naturalmente, el copista que lo realizó dejó bien clara su firma y la fecha.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿Puedo preguntarle cuál es esa fecha?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">¡Claro que puede! Y yo también puedo evitar contestarle</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Entonces, me temo que ha perdido usted el tiempo con este viaje. Me alegro de haberle conocido </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">dije al tiempo que hice el ademán de levantarme.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">¡Espere! </span></i><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">gritó. Luego respiró fuerte, debió pensarlo mejor, bajó el tono y agregó</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">. </span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Perdone. No pretendí resultar descortés, ni molestarle. Tiene razón, fui yo quien acudí a usted y quien pedí su ayuda. Pero comprenda que su actitud negativa, quiero decir, sus respuestas, no me dan demasiadas esperanzas.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">A lo mejor, más que mis respuestas, tal vez sea que sus expectativas no coincidan con las mías. Pero quizás yo esté equivocado.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Y a mí me encantaría que lo estuviese. No sé de qué puede servirle, a mí de nada, pero la fecha en que el poema que yo tengo fue escrito es la de 1431.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Bastante tardía, diría yo –dije, sin haberme aún sentado.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">¿Mi respuesta?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">No, hombre, la fecha </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">y volví a sentarme en la mesa<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">¿Y por qué cree eso?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"></span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Porque, según tengo entendido, las primeras transcripciones del latín al gallego medieval de que tenemos noticia, están fechadas en torno al año 1250. Y evidentemente, usted no conservará el texto original en latín.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">¡Buena observación la suya! Me está empezando a parecer que sabe usted más de lo que realmente dice.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿Por qué será que yo también tengo la misma impresión de usted?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Quizá porque no es usted tonto, amigo mío. ¿Cómo sabía que conservo el original latino?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">No lo sabía. Usted me lo acaba de decir.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Pero en cambio ha disparado en la dirección correcta.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"></span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">A decir verdad, pensaba lo contrario, créame. Y ¿en qué estado de conservación está ese original?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Crítica. Por eso no me he atrevido a traerlo, además de que lo guardo como oro en paño. Pero he mandado hacerle un serio estudio, incluso a través de rayos x. Y lo que sí tengo conmigo es una copia facsímil.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Estupendo. Y ese documento ¿también tiene fecha?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Lamentablemente no, aunque, por los estudios que he mandado hacer, el texto parece que podría haber sido escrito en torno al año 620.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¡Perfecto!, ya hemos retrocedido ocho siglos. Lástima que más hacia atrás en el tiempo no se conserven otros documentos y, por tanto, tengamos que confiar en que la tradición oral no haya sido demasiado alterada.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">No sé si eso nos serviría de mucho. Mi opinión es que la transmisión, al menos en este caso, fue bastante fiel</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">, </span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">dadas las circunstancias familiares que concurren y la importancia que para las vidas de aquellas personas tenía conservar esa información tal como estaba.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Ojalá tenga usted razón. Pero, permítame una curiosidad, aunque creo que ya sé la respuesta. ¿La traducción del texto latino es fiel al original?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Sí, pese a alguna licencia poética del amanuense. Tenga en cuenta que, en aquel momento, los frailes conocían el latín al dedillo, a pesar de que ya se expresaban, salvo en la liturgia, en legua romance.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Sí. Es exactamente lo que suponía. Lo que no quita que, pese a que mis conocimientos de latín son más bien escasos, me gustaría al menos echar un vistazo a ese documento.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Es posible que se lo permita.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Trataré de convencerle para que lo haga. ¿Por cierto, quiere usted tomar algo más?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">No creerá que voy a vender mi secreto por una cerveza </span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">–dijo riéndose de su propia ocurrencia.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">A lo mejor necesitaré un barril entero.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"></span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">No lo dude</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Entonces, vamos a por la segunda ronda.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Pedimos otras dos cañas, Uría hizo un comentario sobre el frío compostelano y la impresión que le causó nada más dejar el avión. Justo cuando el camarero dejaba los vasos sobre la mesa vi cómo se le iluminaban los ojos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Estaba pensando que sus comentarios negativos...quiero decir esa opinión suya de que el tesoro pudiera haber sido violado, vamos, que usted no puede creer eso. Trataba de tantearme ¿no? </span></i><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">dijo con una sonrisa entre pícara y cómplice.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">No entiendo. ¿Para qué iba a querer tantearle?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Vamos, no trate de engañarme. Primero intenta quitarle importancia a su interés y me hace ver que no sabe apenas nada del asunto. Y, como segundo plato, pretende desengañarme pintándome todo de color negro. Veo que es usted más listo de lo que pensaba.</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Creo que es usted quien me está sobrevalorando.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Nada de eso, amigo. Ya he visto su juego y le advierto que soy un estupendo jugador de póquer. Usted realmente no cree que ese tesoro haya sido hallado. Un tesoro de esa magnitud no puede desaparecer de repente sin que los coleccionistas ni los museos conozcan al menos parte de su existencia. Además, usted sabe tan bien como yo que aquí, en Galicia, al menos las tres cuartas partes del patrimonio arqueológico que se conoce, quiero decir, el que puede observarse a simple vista, permanece completamente virgen, es decir sin que nadie haya puesto jamás un pico y una pala sobre él. Suponga, como supongo yo, por los datos que tengo del poema, que el lugar que lo guarda no sea visible. ¿Qué más le puedo decir? El mismo hecho de que usted no se haya ido, y que en cierto modo me haya dado esperanzas diciendo que puede ayudarme, ¿no son prueba de que usted piensa también que ese tesoro existe?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿Cómo quiere que le responda sin que se ofenda ni defraude? Verá, estoy de acuerdo con usted en que falta mucho por estudiar del patrimonio arqueológico que está a la vista, es decir, castros, mámoas, túmulos, medoñas... Pero, incluso los que no han sido excavados legalmente, sí han sufrido saqueos sistemáticos y en todos es perceptible el agujero que demuestra su violación. Por otra parte, ni los museos, ni los coleccionistas existen desde hace dos mil años. Y gran parte de ese patrimonio no estudiado, fue expoliado casi de inmediato. Como usted sabrá, pongamos por caso, en un monumento funerario como es el caso de nuestra leyenda, sus propios coetáneos fueron los primeros en perpetrar su robo, y en muchos casos al día siguiente del entierro. La fiebre del oro no es algo que afecte sólo a los que nos tocó vivir en este tiempo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Entonces realmente cree que las esperanzas de encontrar el tesoro son,... dígame usted el porcentaje.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Sencillamente, escasas. Primero, porque, siguiendo su razonamiento, si el lugar no es visible, ni su poema ni el mío nos ofrecen muchos datos para localizar la ocultación. Segundo, porque el tesoro oculto es un tema recurrente en el folclore gallego. Y, tercero, porque se refiere a una zona en la costa, y la costa ha sufrido ya tantos rellenos y modificaciones que es muy posible que ese impreciso punto geográfico sea ya inencontrable.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">¿Cuánto pide usted?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿Cómo?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Cómo es que dice usted? ¡Ah!, sí, sus honorarios: dígame a cuánto ascienden.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Mi fe no tiene precio. No crea que por decir una cantidad voy a creer ciegamente en la existencia de ese tesoro.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Seamos serios y francos. Si encontramos ese lugar, está claro que de hallar algo, a usted no le pertenece.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿Y a usted sí?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">De igual modo que heredé el poema, que es algo así como el plano del tesoro, el tesoro mismo podría considerarse también como parte de mi herencia.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Lo mismo podría decir también mi amigo ¿no cree? Y además ¿piensa que ese razonamiento se lo aceptarán las autoridades de Patrimonio y las leyes?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">¿Quién habló aquí de las leyes? </span></i><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">-e hizo un gesto como de asco</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;"> Respecto de su amigo, estoy dispuesto a compartir con él todo lo que hallemos, a partes iguales.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Eso ya me parece más razonable.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Y obviamente usted pretende obtener su parte sacándonos algo a los dos.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Se equivoca. Jamás le pediría nada a Ramón, le debo demasiado. Y en cuanto a usted, me conformaré con que cumpla su palabra. Además, ni soy ambicioso ni me hago falsas esperanzas de encontrar nada de valor material.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Pero si aparece algo, usted debe prometerme que dejará al margen el tema de la ley y yo me ocuparé del resto ¿entiende? </span></i><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Aquella frase me recordó inmediatamente la oferta millonaria que había recibido unos días antes, así que le dije:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Perdone la pregunta, ¿no conocerá usted por casualidad a un tal James Howard Cosgrove III?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">¿Dónde ha oído usted ese nombre? ¡No trabajará para él!</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Vi como sus ojos se inundaban de ira, hasta el punto que llegué a asustarme. Ni que hubiese nombrado al mismísimo diablo. Le tranquilicé explicándole el asunto del fax que había recibido y que suponía que, al igual que él, el americano habría tenido noticias mías gracias a la consabida entrevista del diario.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Me parece mucha casualidad que él haya podido leer esa entrevista en un diario gallego, entre otras cosas porque no sabe una palabra de español.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Pues el experto en casualidades parece ser usted.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">No, no es una casualidad. Ese hombre me persigue desde hace muchos años. Lo conozco bien. No es sólo un coleccionista, es un auténtico demonio. Todo lo que posee huele a mierda y lo ha conseguido sin reparar en los métodos. Si llega usted a morder su anzuelo ¿cree que realmente le pagaría más que nadie? Sencillamente lo quitaría de en medio cuando dejase de serle útil. Usted para él no sería más que un potencial chantajista y un testigo incómodo. No sé cómo se enteró de su existencia. Es posible que hasta tenga espías en mi propia casa. No me extrañaría que ahora mismo sepa que usted y yo estamos aquí, tomando una cerveza.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Y de repente miró alrededor de sí, buscando entre los clientes de la cafetería alguno con pinta de estarnos observando. Yo le miraba divertido, pensando si me encontraba frente a un tarado con manía persecutoria.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Mi padre ¿sabe?, se aficionó al arte desde muy joven; y llegó a poseer la que está considerada como la más importante colección privada de arte azteca del mundo. Cosgrove codició desde siempre algunas de las más importantes piezas. Le hizo a mi padre sustanciosas ofertas que él siempre rechazó. Al morir mi padre fui yo quien empecé a sufrir su acoso y más tarde, sus amenazas. ¿Entiende?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Creo que sí. Pero me parece improbable que haya podido seguirle hasta aquí.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">No, no puede entenderlo. </span></i><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Está claro que usted no le conoce. Fue Cosgrove quien mató a mi padre. Estoy seguro. No directamente, claro: es incapaz de mancharse las manos. Siempre hay alguien que lo hace por él </span></i><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">tras decir esto se quedó un segundo en silencio, mirándome, y luego volvió a hablar</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">.</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;"> Además, piense cómo logró localizarle con tanta facilidad. Santiago y usted están ya en su punto de mira.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Entonces fui yo quien miré alrededor. Había un tipo leyendo un periódico y de repente me pareció extraño verle enfrascado en ese diario casi a las diez de la noche. Y a continuación comencé a plantearme si yo también me estaba volviendo un poco psicótico. Pero todos estos pensamientos se me esfumaron de repente cuando caí en la cuenta de que faltaban apenas cinco minutos para mi cita con Ana.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Disculpe, pero el tiempo se nos ha echado encima y debo marcharme.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">No se preocupe, queda disculpado. Pero no olvide lo que le he dicho y ándese con ojo.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Por el momento no creo que tenga que preocuparme. Si lo que ambiciona ese tipo es ese tesoro, de momento todavía estamos muy lejos de dar con él.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">Guarde en lugar seguro su original, hágame caso</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">. </span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">No vaya a ser que tenga que lamentar su pérdida.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Lo haré, no se preocupe. Por cierto ¿le parece bien que mañana desayunemos juntos aquí mismo? ¿A las nueve?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: 'Arial Narrow', sans-serif; font-size: 11.5pt;">De acuerdo.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><br />
</div><br />
<br />
<br />
<a href="http://www.blogalaxia.com/tags/novela," rel="tag">novela,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/ebook" rel="tag">ebook</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/gratis," rel="tag">gratis,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/literatura," rel="tag">literatura,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/narrativa," rel="tag">narrativa,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/todo" rel="tag">todo</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/esta" rel="tag">está</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/escrito," rel="tag">escrito,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/francisco" rel="tag">francisco</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/corbeira" rel="tag">corbeira</a>Pacocho Corbeirahttp://www.blogger.com/profile/16769304960786409711noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4055755218878975822.post-27877717382585146112011-09-27T19:06:00.003+01:002011-09-27T19:08:20.194+01:00NUEVA ENTREGA DE "TODO ESTÁ ESCRITO". HOY EL CAPÍTULO 9<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBcR6e6jK0vrHq1xHpGVI2B18MDSV14A14TGzLpQ9y4soSkig7UhNI_HwbKfXiQvnKgVHQCzCbXnZ_J-3UcS27E9njz6zcAyRGboltt4-5Wv_XsdZxQFycU7eXm5JZL4GjV7rUfYVy9ok/s1600/portada.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBcR6e6jK0vrHq1xHpGVI2B18MDSV14A14TGzLpQ9y4soSkig7UhNI_HwbKfXiQvnKgVHQCzCbXnZ_J-3UcS27E9njz6zcAyRGboltt4-5Wv_XsdZxQFycU7eXm5JZL4GjV7rUfYVy9ok/s640/portada.jpg" width="480" /></a></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 21.6pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-list: l0 level1 lfo1; mso-outline-level: 1; mso-pagination: none; page-break-after: avoid; tab-stops: list 0cm; text-align: center; text-indent: -21.6pt;"><b><span lang="ES-TRAD" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: black; background-image: initial; background-origin: initial; color: white; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 16pt;">NUEVE<o:p></o:p></span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><br />
</div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt;">TRANSCRIPCIÓN DE LAS PALABRAS DE BERNARDINO BRAÑA CONTENIDAS <span style="text-transform: uppercase;">en la<o:p></o:p></span></span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt; text-transform: uppercase;">cara “B” del casete rotulado con el número 4.<o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif;"> </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Evidentemente, no es lo mismo vivirlo que contarlo. Está claro que ahora, al recordar aquellos momentos tan cruciales y clarificadores con Ramón, seguro que me dejo detalles por el camino. No porque me falle la memoria, al contrario, me siento bastante satisfecho de ella, sino porque al traducir los hechos a palabras, el esfuerzo de síntesis y la necesidad de hilar un relato coherente, imponen sus limitaciones. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Estoy seguro de que en el momento en que estés escuchando estas palabras, te estarás haciendo al menos tantas preguntas como yo me hacía en aquel instante. Incluso más, porque al margen de las incógnitas que pueda suscitarte lo que te estoy contando, tendrás un buen montón de interrogantes acerca de las cosas que ya te he contado. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Y lo de la grabadora añade otras restricciones. Y una de las que a mí me afectan es la inevitable pérdida del hilo cuando tengo que parar a cambiar o girar la cinta. Una vez que consigo meterme en el relato y asumir el papel de narrador, esta pausa obligada parece que me invita a ponerme una copa, encender un cigarrillo, recapacitar, recapitular sobre lo que ya he dicho y, de nuevo, volver a hacer el esfuerzo mental de empezar otra vez. Pero así son las cosas, con lo que, allá voy.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Deberían ser ya casi las tres de la mañana cuando Ramón abrió la caja fuerte. No era demasiado grande, ni parecía estar anclada al suelo, sino simplemente puesta dentro del mueble, lo que me llevó a deducir que no debía pesar demasiado. Aparentaba ser un modelo antiguo: su diseño me pareció muy años cincuenta, o quizás, como mucho, sesenta. Estaba repintada de gris azulado y no tenía combinación, tan sólo una simple llave que, sorpréndete, Ramón llevaba colgada de la cadena de oro que siempre luce al cuello. Me resultó muy curioso: una llave mediana de una caja fuerte junto a una medallita de la Virgen. Y al verlo me acordé inmediatamente de otra llave, la del candado de la taquilla que en la mili yo también cargaba de ese modo, aunque eso sí, colgada de un cordón de los de los zapatos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¿Y esas son todas tus medidas de seguridad?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¿</span><span style="font-family: Modern;">Acaso no te parecen suficientes para guardar una simple fotocopia de unos documentos? <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Depende de la importancia del contenido. Pero esa caja podría llevársela cualquiera, a pulso. Incluso yo. Y abrirla seguro que tampoco sería tarea complicada.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¿</span><span style="font-family: Modern;">Y quién iba a querer robarme? <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Realmente, no te entiendo. Tanto misterio, tanto miedo durante toda tu vida, que hasta te tomaste el trabajo de ocultar y luego reencuadernar más de dos mil libros, la mayor parte de ellos totalmente inocuos, tanto decir que ahora yo te había puesto en peligro con esa entrevista y…no te entiendo, de verdad.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Modern;">Todo peligro es relativo. Si yo he ocultado durante años los libros y algunas otras cosas, es porque entonces corría peligro. Pero aquel disfraz dio su resultado y, gracias a él, llegó un momento en que casi dejó de ser necesario. Y ahora llega otro momento, diferente, en que lo que es necesario es que me lo quite del todo. ¿Entiendes?</span><span style="font-family: Modern; font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Ni una palabra.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Modern;">Ya entenderás</span><span style="font-family: Modern; font-size: 12pt;">.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Ya. ¿Y qué has hecho con los documentos originales?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¿</span><span style="font-family: Modern;">Tú que crees? <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —Cómo te creo medianamente listo, los habrás depositado en una caja de seguridad de un banco.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Modern;">Tú sí que eres idiota. ¿Qué podría tener un jubilado de un astillero, tan importante, como para guardarlo en la caja de seguridad de un banco? Esa es la primera pregunta que se haría cualquiera y lo primero que levantaría sospechas. La principal defensa es, sobre todo, la discreción, la normalidad. ¿Por qué crees que tampoco he comprado una nueva, moderna? <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Me contó que aquella caja estuvo en la recepción de un hotel de Oviedo, hasta que un día el banco se hizo con todo, por una deuda miserable que sus dueños no pudieron afrontar. Tanto el inmueble como el mobiliario fue vendido en subasta pública y adquirido a un precio irrisorio por un feriante que se dedicaba al trapicheo de objetos de segunda mano. Ramón le compró a él algunas cosas cuando comenzó a restaurar la casa de Vilarmaior y, el subastero, como detalle, le regaló ese trasto anticuado. Felicia, que nunca tuvo nada de valor que guardar, salvo una pulsera de oro que había heredado de su abuela, fue quien la usó hasta su muerte.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Los documentos originales, </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">me explicó Ramón</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">, estaban donde siempre habían estado: en el mismísimo sótano. Sólo que ahora ocultos bajo las virutas y las botellas, en uno de aquellos viejos cajones. Lógico: si habían estado allí más de doscientos años sin levantar sospechas, ¿dónde iban a estar mejor? A partir de ese momento, creí conveniente no hacerme más el listo y dejar que fuese mi amigo quien llevase la voz cantante en aquella velada. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Por fin, se decidió a abrir la famosa botella de caña tostada y a servir dos generosas copas. Brindamos, a petición suya, por el futuro. Un futuro que de ser igual que el sabor de aquel aguardiente, prometía placeres aromáticos, dulces, exquisitos y peligrosos, pero eso sí, apetecibles.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Nos sentamos frente al fuego de la chimenea, en aquellos sillones orejeros que casi invitaban al sueño. En la pequeña mesa, frente a nosotros, las fotocopias de los papeles que Ramón guardaba en la caja fuerte, compartían espacio con la botella y las copas. Pero yo no me atreví a cogerlos. Como gato escaldado, esperaba a que él me invitase.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¿</span><span style="font-family: Modern;">Sabías que mi tatara-tatara abuelo, es decir mi antepasado siete generaciones atrás se llamaba también Ramón Escadas? </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—dijo sin mirarme, con la vista perdida en el fuego, mientras lentamente, casi con mimo, volteaba con unas pinzas la madera a medio quemar. No esperó a que le contestase, ni tampoco tuve intención de hacerlo. Sabía que si abría la boca, aunque sólo fuese para decirle no, la conversación derivaría hacia cualquier lugar inesperado. Y creí preferible dar a su pregunta el apellido de retórica y dejar que continuase tirando del hilo de aquel ovillo que acababa de empezar a desmadejarse en algún lugar de su pensamiento.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Modern;">Pero hasta que encontré estos papeles lo único que yo sabía de él era su nombre, que se dedicaba a la venta de pan con un burro y que compró esta casa a un francés, tal como me contó, por cierto, certeramente, mi abuelo. Pero, lo mejor de todo es que mi pariente se tomó la molestia de dejar una especie de diario que escribió con mesura y variable frecuencia, en el que fue anotando los principales hechos de su vida. Una vida bastante interesante y, sobre todo, significativa para el asunto que tú y yo nos traemos entre manos.</span><span style="font-family: Modern; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Ramón cogió entonces los papeles de encima de la mesa y me los acercó—. </span><span style="font-family: Modern;">Será mejor que te lleves esto y lo leas. De hecho, hice esta copia para ti hace sólo unos días.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Se trataba, efectivamente, de una fotocopia de un cuaderno manuscrito, compuesto por varios relatos redactados en distintos momentos de la vida del antepasado de Ramón, que no rebasarían en total las cien páginas. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: 'Courier New';">Te resumiré lo principal de lo que cuenta, ya tendrás tiempo de leerlo más tarde</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —me dijo Ramón y empezó a contar como su ancestro vivía en Ferrol, allá por el año 1790, muy ricamente. Tenía entonces veintiocho años y sus bodegas de vino distribuían las barricas de importación a los principales mesones y tascas de la ciudad. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Ferrol era, en esa fecha, una urbe extraña, condición que, en sentido inverso, sigue manteniendo. A finales del siglo XVIII, la ciudad había pasado, en apenas cuarenta años, de dos mil, a los veinticinco mil habitantes de ese momento, lo que la convirtió en la principal de Galicia, duplicando, por ejemplo, los habitantes de Santiago de Compostela, que había sido hasta entonces la primera.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> La construcción de los Arsenales, impulsada por Carlos III, se había constituido como una auténtica refundación de la vieja villa. Se diseñaron nuevos barrios, como A Magdalena, partiendo de planos de ciudades perfectas. Líneas rectas, racionalismo, neoclasicismo y algunas ideas innovadoras, como la de las galerías, marcaron la pauta de la nueva ciudad.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Ferrol se vio, casi de repente, como primer puerto naval del país, y eso le dotó de un claro acento militar que, tras la creación de los astilleros de Bazán, fue compensándose, bipolarizándose, con otra clase naciente, la trabajadora, atraída como mano de obra y procedente de toda la comarca. Se instalaron en otro nuevo barrio, también de calles rectilíneas, enmarcadas en un cuadro, pero con viviendas de peor categoría: Esteiro.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Los millones de maravedíes procedentes de las arcas del estado provocaron una especie de fiebre del oro. La abundancia de empleo atrajo como moscas a la miel a un sinnúmero de personas, fundamentalmente hombres, que desequilibraron notablemente la balanza de los sexos, dado que todavía no había suficientes viviendas para albergar a tanto recién llegado, ni los sueldos eran tan altos como para permitir el acceso inmediato a la compra de una vivienda que hiciese posible traer a la familia a la ciudad, o crearla, en el caso de los solteros. Así resultaba normal ver a muchos comiendo en los portales lo que sus madres o sus mujeres les preparaban en sus casas, y que traían consigo o bien les acercaban hasta la puerta misma del Astillero. A la noche, tras la larga jornada de trabajo, recorrían a pie los kilómetros que les separaban hasta el lugar de la comarca en el que vivieran, por lo que era habitual ver como el aluvión de gentes a la salida del tajo, iba dispersándose y formando grupos que se iban diluyendo por todos los caminos, hasta bien afuera de las murallas de la ciudad.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">El antepasado de Ramón se llamaba entonces Pedro Luz —luego se cambiaría este nombre por el de Ramón Escadas— y Ferrol estaba en un momento dulce para él: lleno de tascas en las que se cantaban habaneras, repletas de hombres sin compañía y con los bolsillos rebosantes, que procuraban primero el calor del vino y luego el de otro cuerpo, de los muchos que se ofrecían por horas en cualquiera de los numerosos antros del puerto y de Esteiro. Cada noche parecía desbordarse la alegría de unas gentes que vivían en un mundo todavía nuevo y próspero, como un pequeño paraíso recién estrenado.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> En este escenario, Luz negociaba con el elixir que mayor éxito y demanda tenía, y que recibía, por transporte marítimo, directamente a las Bodegas Luz, estratégicamente situadas en el propio puerto. De sus almacenes, tres carretas tiradas por mulos, repartían desde primera hora y a diario, el sagrado vino por toda la ciudad, y también aguardiente y anís.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">El negocio marchaba viento en popa y le dejaba los suficientes beneficios para que, por ejemplo, se permitiera el lujo de hacerse trasladar en una calesa tirada por dos caballos cartujanos que, entre otros sitios, le conducían cada domingo a la casa de sus padres, Juan Luz y Mariña Beceiro, en Esmelle, donde también vivía su hermano Alfonso. Era una casona grande, de piedra, que no llegaba a ser un pazo, pero que se le debía acercar bastante. Hoy, de ella, ya no queda nada. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Durante la semana, Pedro Luz dormía en la propia bodega del muelle de Ferrol, donde se había hecho instalar un dormitorio, aprovechando parte del fallado de la nave. Debió ser un tipo de vestir elegante, porque en su escrito menciona su gusto por las sastrerías a medida y por los modelos sacados de muestrarios parisinos. Su procedencia de una casa en la que sabían leer y en la que su propio padre le había enseñado además </span><span style="font-family: 'Footlight MT Light', serif; font-size: 12pt;">“<i>el álgebra, el cálculo, la aritmética, la historia, la geografía y el latín, que en este último caso, me era impartido por el cura de la parroquia”,</i></span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> le habían hecho desarrollar ciertas inquietudes culturales, que solazaba con la lectura y, más tarde, a juzgar por el diario, con la escritura. Sus textos están bastante bien escritos y, aunque realizados en diferentes etapas, manifiestan cierta unidad de estilo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Al margen de las horas que dedicaba a la gestión de su bodega, en las que trabajaban cuatro empleados junto a una mujer que realizaba labores de limpieza, y que además, le preparaba el diario menú del mediodía, el resto de su tiempo lo gastaba en las habituales diversiones de tascas y figones, en los que solía cenar y pasar la mayor parte de las veladas, cuando no había en las cercanías alguna verbena. Y en una de éstas, se enamoró. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Pero no tuvo mucha suerte en su elección. Tengo aquí la copia que me dio Ramón del primero de los textos de Pedro Luz. Está fechado en 1792, en el Monasterio de Caaveiro y dice así: </span><i><span style="font-family: 'Footlight MT Light', serif; font-size: 12pt;">“Ella, cuánta razón tenía mi padre, era una meiga, hija de meiga y nieta de meiga. De la estirpe de las meigas era ella, que se hacía llamar Esperanza Almeida”,</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> ya ves, así, medio rimado, escribía don Pedro. Pero, a continuación, añade: </span><i><span style="font-family: 'Footlight MT Light', serif; font-size: 12pt;">“Me engañó con sus ojos crueles, metió la brujería en mi vida y me perseguía día y noche, convertida, a veces, en un gato blanco que me acechaba y aparecía, repentino, en donde yo estuviere”.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Esto, ves, ya me dejó más preocupado. O el tal Pedro Luz perdía un poco o es que el asunto de la meiga y el gato era realmente serio. Pero prosigue: </span><i><span style="font-family: 'Footlight MT Light', serif; font-size: 12pt;">“Tengo la certeza de que fue ella quien quemó nuestra casa de Esmelle y la bodega, quien mató a mi familia, a mis padres, a mi hermano Juan y que estuvo a punto de matarme también a mí”</span></i><i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">. </span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">El asunto<i> </i>se pone serio. Esperanza Almeida, no sé si era meiga o no, pero parece que, cuando menos, los cargos de que Luz la acusa son los de piromanía, por partida doble, triple homicidio e intento de asesinato.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">El caso es que, según relata en el diario, tuvo varios episodios medio esotéricos al cabo de su novia, como, por ejemplo</span><i><span style="font-family: 'Footlight MT Light', serif; font-size: 12pt;">, “que un día y de repente, todo el vino que tenía en las bodegas, se me perdiese y agriase de la noche a la mañana, sin motivo alguno que lo causara</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">”, salvo la coincidencia o casualidad de haber estado Pedro Luz, unas horas antes, visitando a una antigua novia y siendo perseguido por el mismo gato blanco, que apareció de repente, dentro de la casa de ella.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Preocupado por estos hechos, fue a consultar a una meiga de Pontedeume, de nombre A Xurxa, sobre lo que le pasaba. La meiga le dio un remedio para librarse del encantamiento de la ruin Esperanza: </span><i><span style="font-family: 'Footlight MT Light', serif; font-size: 12pt;">“Me pidió que le entregase mi camisa y comenzó a mazar en ella sobre un roca irregular, hasta que el paño comenzó a deshacerse y volverse en jirones. Luego la arrojó a la lumbre del hogar y dejó que ardiese, hasta que no quedaron más que sus cenizas. Con ellas dibujó una cruz, que rodeó con un círculo. Y luego, barrió el dibujo, recogió las cenizas, las metió en una bolsa de cuero y me las dio, ordenándome que las tirase al mar. Y así lo hice”.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Pero, al poco de llegar ese mismo día a casa, al entrar en su cuarto, ella estaba esperándole: </span><i><span style="font-family: 'Footlight MT Light', serif; font-size: 12pt;">“Me pidió que no hiciera ruido, y dijo que había entrado por la cuadra, sin ser vista. Todos en la casa dormían y yo me temí algo grave. La situación me ponía nervioso y desconfiaba de qué raras intenciones podían haberla traído”. </span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Pero, a pesar de su desconfianza, Pedro Luz, fue un tanto incauto:</span><i><span style="font-family: 'Footlight MT Light', serif; font-size: 12pt;"> “Me pidió vino y yo fui a en busca de una jarra. Pero no sé cómo, ni cuando, ni qué droga debió echar en la bebida, porque, de repente, me quedé dormido”.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Hoy diríamos que la tal Esperanza fue a darle el llamado beso del sueño, pero no para robar sus pertenencias, como suele ser el caso: </span><i><span style="font-family: 'Footlight MT Light', serif; font-size: 12pt;">“Me despertó una joven preciosa, que nunca antes había visto. Era tan bella que pensé que estaba muerto y contemplaba el rostro de un ángel. Pero la casa ardía en llamas y yo estaba atado de pies y manos a los barrotes de la cama. Esperanza no estaba, y por la merced de aquella mujer que me liberó diciéndome, huye lejos del mal que te perseguirá siempre, déjalo todo, ponte a salvo, estoy vivo. Quise saber su nombre y como llegó hasta mí. Me dijo que su nombre era Ana y que había venido para que se pudiese salvar el legado de nuestra familia. Y que si Esperanza me encontraba trataría de matarme de nuevo”.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Pedro Luz corrió entonces a intentar salvar a sus padres y a su hermano, pero todo el piso era un infierno imposible y las enormes llamas hasta le impidieron salir por la puerta de su cuarto. No tuvo otro remedio que saltar por la ventana hasta el tejado del corral y de allí, al jardín. Al fin, pudo entrar de nuevo en la planta baja casa, dónde no había llamas, aunque sí una densa y asfixiante humareda, que le obligó a contener la respiración y caminar a ciegas. Gracias a eso logró salvar varios papeles importantes de la familia, entre ellos, el poema que finalmente llegó a Ramón y una bolsa con monedas de oro. Fue todo lo que pudo rescatar, además de los animales, a los que consiguió liberar antes de que el fuego alcanzase el corral.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Pedro Luz tomó uno de los caballos y partió, “</span><i><span style="font-family: 'Footlight MT Light', serif; font-size: 12pt;">dejando atrás unas llamas que, embravecidas, devoraron la casa entera, royéndola de tal modo, que hasta las paredes de piedra desplomaron, al debilitarse las vigas por las dentelladas del fuego</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">” Pedro Luz volvería allí años más tarde y, de su vieja casa, tan sólo quedaban en el sitio unas cuantas piedras en mitad de una espesa maleza. El resto de lo poco que se salvó, incluidos los sillares de granito, se lo habían llevado los vecinos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Tras el derrumbe, Luz se dirigió primero a Ferrol. Y ante su desesperación y sorpresa, llegó al muelle justo en el punto máximo de un nuevo incendio: el de su bodega. Alrededor del fuego se había congregado un numeroso grupo de vecinos que, tras hacer una larga fila, tratando de llenar calderos de agua de mar, que no habrían de llegar a nada, se limitaban ya a ver como se resquebrajaba y cedía la estructura de madera. ¿Qué otra cosa podía hacerse? El propio Pedro ni siquiera llegó a bajarse del caballo. Desolado por la tragedia, espoleó la cabalgadura y se lanzó desbocado hasta dejar la ciudad bien atrás. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Cabalgó sin rumbo durante toda la noche, desorientado, rabioso e impotente, hasta llegar a la frondosa fraga del río Eume, donde se detuvo para dar descanso al animal y poner en orden su cabeza. Luego, discurrió un largo trecho paralelo al río, lo vadeó en una zona de bajo calado y tomó el camino, por la empinada ladera del valle, hasta llegar a las puertas del Monasterio de Caaveiro. Amanecía ya cuando arribó pidiendo asilo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Aunque el convento no estaba en el mejor de sus momentos, sino al contrario, pudo quedarse. Caaveiro, tras 700 años de historia, estaba gobernado entonces por el que sería su último prior, Juan Mon Valledor, que murió cuatro años y medio más tarde de la llegada de Pedro Luz. Junto al prior, tan sólo el canónigo Miguel Freire de Fraga y dos sobrinos suyos, Miguel y Juan, vivían allí, como religiosos, aislados del mundo, entre la inclinada y empinada uve que se cierne, con máxima espesura, sobre el río Eume.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Tras la muerte del prior, su sobrino, Miguel Mon Valledor, se quedó al cargo, en calidad de sub-prior, pero una real orden del 30 de enero de 1788 ordenó el traslado del monasterio a Ferrol. Y aunque esta orden nunca llegaría a hacerse efectiva, a partir de esa fecha ya no se nombraron más cargos ni dignidades en el cabildo de la colegiata, quedando para siempre vacantes e impidiendo a Miguel Mon llegar a cumplir su ambición de ser prior.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Pedro Luz fue uno de los albaceas de Juan Mon, y así consta su firma en el único documento existente que acredita su paso por Caaveiro, como yo mismo comprobé, tras revisar los tumbos del monasterio que se han publicado. Pero esta rúbrica, según cuenta el propio Luz, debió ser suficiente para que llegase a oídos de Esperanza Almeida que su enemigo se ocultaba en el monasterio. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">El caso es que ella lo persiguió, sin lograr darle alcance: “</span><i><span style="font-family: 'Footlight MT Light', serif; font-size: 12pt;">Venía con escolta de tres hombres y a caballo, por la empinada subida, que fuera impracticable a planta humana, de no haberse echo </span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">(sic)</span><i><span style="font-family: 'Footlight MT Light', serif; font-size: 12pt;"> tratable, con tortuosos caracoles, que forman la vereda por la que se sube. Por fortuna, vila, mientras, apartado del camino , recogía unas plantas y pude girar a tiempo de que no me echase sus pérfidos ojos encima. Así me vi obligado a abandonar Caaveiro y dirigirme a pie hasta el Monasterio de Monfero”. </span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Antes, por supuesto, se aprestó a recuperar sus papeles y su bolsa de monedas de oro, que había dejado oculta en una oquedad entre dos peñas, a su llegada allí, para no tener que entregarlas al monasterio. Hombre previsor que debía tener siempre presente y como lema la frase “<i>por si acaso</i>”, así se las gastaba.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">En Monfero, a donde Pedro Luz llegaría el 2 de noviembre de 1798, permanecería hasta el 12 de diciembre de 1820, fecha en la que, el Decreto de Extinción de Monacales, obligó al Abad, Fray Ignacio Liano a comunicar a los monjes y laicos la orden de abandonar la abadía. Luz tenía entonces cincuenta y seis años y había pasado media vida encerrado y oculto del mundo entre los muros de dos conventos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> A su llegada al monasterio decidió cambiar su nombre por el de Regino y su apellido, por el de Escadas. Aunque, lo del apellido le venía porque, entre otros trabajos, reparó durante algún tiempo las deterioradas y podridas escaleras de un edificio que estaba, como todos en esa época, dando las últimas boqueadas. Aunque Monfero cayó antes de la Desamortización de Mendizábal, de 1836, ésta acabaría por dar la puntilla definitiva a la poca vida que quedaba en el resto de los conventos y puso manos del Estado todas las propiedades de la Iglesia, que eran muchas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Pedro Luz tenía sólo sus papeles, la bolsa de monedas con la que había huido de Esmelle hacía veintiocho años y no le quedaban ya santos lugares en los que refugiarse. Se enteró entonces de la venta de una casa en Vilarmaior, relativamente cerca de Monfero, y decidió comprársela al francés que la había construido. A partir de ese momento, el nombre de Regino, lo cambia por el de Ramón y convierte su mote en apellido. Desde entonces, usaría ya para siempre esa identidad, la de Ramón Escadas, y será este el apellido que transmita a sus herederos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Dado que en sus últimos años en Monfero, el entonces llamado Regino se había ocupado en la labor de panadero, decidió continuar con el oficio y construir un horno que adosó a la casa. Durante un tiempo, vivió de la venta del pan que elaboraba y servía por las casas del contorno, para lo que se compró una burra a la que puso de nombre Esperanza. Ironía, al parecer, no le faltaba. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">A pesar de sus años, a punto de cumplir sesenta, todavía debía estar de buen ver, porque, a poco, enamoró a una moza del lugar, treinta años más joven que él, de nombre Agustina, con la que contrajo matrimonio </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">posiblemente tras dejarla embarazada</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">y que le daría tres hijos, todos varones. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Agustina no debía tener, al contrario que Esperanza, nada de meiga, sino más bien un espíritu benigno y cierta abnegación, que le sirvieron para traer a la vida de Ramón Escadas la felicidad y la calma que le habían faltado el resto de su vida. El propio Ramón dice al respecto de su puño y letra que </span><i><span style="font-family: 'Footlight MT Light', serif; font-size: 12pt;">“así como hay espíritus que pueden sembrar tu vida de sal, hasta volverla un yermo, otros, pueden traer la luz, el amor y la entrega”. </span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Lástima que no cuente más cosas sobre Agustina, porque, esto es una opinión mía, creo que ella merecía, al menos, unas líneas más. Pero los objetivos del Pedro Luz en su diario se ve que no eran poéticos, ni románticos, ni tampoco un aviso para sus inmediatos herederos, que nunca llegaron a sospechar de la existencia de tal documento. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Lo más importante del texto de Pedro Luz, Regino o Ramón Escadas, aparece justo al final, en un texto fechado en Vilarmaior el 1 de noviembre de 1832, cuando él ya había cumplido setenta años y su hijo mayor, Pedro Escadas —a quien curiosamente le puso el nombre con el que él mismo fuera bautizado— contaba sólo diez años de edad. Este texto tiene además la particularidad de ser el único que está escrito en gallego, frente al resto de los documentos, que están en castellano.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Unas noches antes de escribir esta última parte, en una fecha que no precisa, cuando pasaba ya de la media noche, Ramón se despertó por causa de los insistentes ladridos de su perro, que dormía con ellos en el piso. El animal estaba frente a la puerta, arañándola con sus pezuñas y visiblemente excitado. Ramón oyó claramente ruidos de alguien que deambulaba por la cocina. Sin pensarlo dos veces, agarró una tranca y un gran cuchillo que solía usar para la matanza del cerdo y se dispuso a defender la casa. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">En el diario cuenta que era normal que en la cocina pernoctasen esporádicamente algunos pobres a los que daba cobijo y que en algunos casos, permanecían en la finca varios días, ayudando a cambio del sustento, cuando se necesitaban manos para ciertas faenas, como la malla del trigo o la recogida de patatas. Solía dejarles dormir junto a los rescoldos del fuego de la <i>lareira,</i> para lo que echaba en el suelo un puñado de paja, sobre la que colocaba unas viejas chaquetas. En aquellos días todavía había dormido allí uno de ellos, a quien llamaban O Amiguiño, pero aquella noche no había venido. Ramón pensó que tal vez fuese él, pero al entrar en la cocina y ver la ventana abierta, dijo en alto: </span><i><span style="font-family: 'Footlight MT Light', serif; font-size: 12pt;">“¿Eres ti, Amiguiño?”</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> y al no responder el otro, cargó al bulto con la tranca sobre el intruso, hasta dejarle bastante maltrecho. Como, tras la refriega, el enemigo no presentaba resistencia y el cuerpo del hombre yacía en el suelo, sin moverse, pensó que lo había matado. Encendió un mixto y con él una lámpara de aceite. La acercó al cuerpo sin conocimiento y vio que le había acertado en la cabeza. Tuvo suerte, pensó, porque el otro portaba un trabuco de casi medio metro, que todavía medio sujetaba en una de sus manos. Apartó el trabuco de su alcance y comprobó si todavía vivía: </span><i><span style="font-family: 'Footlight MT Light', serif; font-size: 12pt;">“por suerte, no le maté, aunque poco debió faltarle, porque tenía la cabeza en dos cachos”</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">, dice en el texto. El cuero cabelludo se le había caído hacia un lado y sangraba abundantemente por toda la cara. Así que cogiendo una <i>sella</i> de agua se la arrojó encima para espabilarle, al tiempo que le amenazaba con el gran cuchillo. El otro despertó y al verle, reaccionó diciendo</span><i><span style="font-family: 'Eras Light ITC', sans-serif; font-size: 12pt;">: “no me mates, por Dios, que vengo por mandado”</span></i><i><span style="font-family: 'Footlight MT Light', serif; font-size: 12pt;">, “y luego ¿quién te manda?”, </span></i><i><span style="font-family: 'Eras Light ITC', sans-serif; font-size: 12pt;">“Esperanza Almeida”.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> El intruso le contó que ella le estaba aguardando en una fuente próxima y Ramón, sin pensárselo mucho, sentó a su atacante sobre la piedra de la <i>lareira</i>, le ató las manos a la columna que servía para sujetar el tejadillo de la chimenea y pidió a su mujer, que aguardaba en el piso con la puerta atrancada, que le hiciese las curas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Armado de cuchillo y trabuco, tomó el caballo del asaltante, se cubrió el cuerpo con su capa y se fue en busca de Esperanza.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">A pesar de su edad, Ramón todavía debía estar bastante fuerte y no deja de resultar sorprendente que, frente a la habitual cobardía que había mostrado ante aquella mujer, de la que siempre había huido y por la que nunca había manifestado deseos de venganza, pese al mal que le había causado, debió encontrar de pronto dentro de sí mismo la suficiente valentía para decidir salir en mitad de la noche a su encuentro. El propio Ramón dice </span><i><span style="font-family: 'Footlight MT Light', serif; font-size: 12pt;">“no sé cómo dio conmigo, ni como supo de mi casa, pero la sangre me hervía en la cabeza, de la misma manera que el día que puso fuego en casa de mis padres y en el almacén de vino”. <o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Con el caballo al galope fue en dirección a la fuente </span><i><span style="font-family: 'Footlight MT Light', serif; font-size: 12pt;">“era una noche de luna y vi a lo lejos la silueta del caballo de Esperanza. Pero ella, debió darse cuenta de que era yo quien montaba, porque, sin esperar a que me acercara, espoleó su caballo y salió huyendo”.</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Ramón la persiguió, tratando de darle alcance durante un trecho, a través del monte. Pero el caballo de ella, de repente, hizo un extraño al toparse con la barrera de piedra que dividía el final del pinar y el camino, y la mujer salió despedida de su montura y, al caer, de cabeza, fue a romperse el cuello contra el suelo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Ramón descabalgó y se acercó junto al cuerpo tendido. Estaba viva, pero no podía moverse </span><i><span style="font-family: 'Footlight MT Light', serif; font-size: 12pt;">“pero aun así tuvo las fuerzas suficientes para maldecirme a mí y a toda mi descendencia</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">”. Pese a todo, la acostó boca abajo sobre el lomo del caballo y regresó con ella a casa.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Cuando llegó, la mujer de Ramón había desinfectado con aguardiente la maltrecha cabeza del intruso, le había colocado en su sitio el pellejo colgante y vendado el cráneo con un trozo de lino desgarrado de una sábana. Ramón, entonces, le liberó y le conminó a coger el cuerpo de Almeida y marchar con ella por donde habían venido, haciéndole antes jurar que nunca más volvería por allí, </span><i><span style="font-family: 'Footlight MT Light', serif; font-size: 12pt;">“a cambio de no denunciarlos ante la justicia”.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Ramón no cuenta nada sobre las explicaciones que sobre estos hechos tuvo, seguramente, que dar a su mujer y a sus hijos. Pero en cambio, sí cuenta algo, absolutamente sorprendente.<o:p></o:p></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">A los pocos días, cuando regresaba a su casa con un carro cargado de hierba, se encontró en una encrucijada del camino a una mujer: </span><i><span style="font-family: 'Footlight MT Light', serif; font-size: 12pt;">“y juro que era la misma mujer que me salvó la noche del incendio en casa de mis padres”. </span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Pero lo sorprendente es que era exactamente la misma mujer </span><i><span style="font-family: 'Footlight MT Light', serif; font-size: 12pt;">“lo primero que pensé es que se trataba de una aparición y después, por lo parecida, la hija de aquella otra que me salvó. Pero no, era la misma. Y los años no habían pasado por ella”.<o:p></o:p></span></i><br />
<i><span style="font-family: 'Footlight MT Light', serif; font-size: 12pt;"><br />
</span></i><br />
<i><span style="font-family: 'Footlight MT Light', serif; font-size: 12pt;"><br />
</span></i><br />
<i><span style="font-family: 'Footlight MT Light', serif; font-size: 12pt;"><br />
</span></i><br />
<br />
<div class="MsoNormal"><span class="apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: #ffe599; background-image: initial; background-origin: initial; color: #08224c;">Otros sites del autor:</span></span><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: #ffe599; background-image: initial; background-origin: initial; color: #08224c;"><br />
<span class="apple-style-span"><a href="http://comunidades.farodevigo.es/42479/blog/641/" style="color: #113bcc; text-decoration: underline;"><span style="color: #113bcc;">http://comunidades.farodevigo.es/42479/blog/641/</span></a></span><br />
<span class="apple-style-span"><a href="http://www.facebook.com/pages/Francisco-Corbeira/192471774148201?sk=wall" style="color: #cc0000; text-decoration: none;"><span style="color: #cc0000;">http://www.facebook.com/pages/Francisco-Corbeira/192471774148201?sk=wall</span></a></span><br />
<span class="apple-style-span"><span style="color: #cc0000; text-decoration: none;"><a href="http://www.lulu.com/spotlight/franciscocorbeira" style="color: #cc0000; text-decoration: none;">http://www.lulu.com/spotlight/franciscocorbeira</a></span></span></span><br />
<a href="http://lacomunidad.elpais.com/franciscocorbeira/posts" style="color: #cc0000; text-decoration: none;">http://lacomunidad.elpais.com/franciscocorbeira/posts</a></div><br />
<i><span style="font-family: 'Footlight MT Light', serif; font-size: 12pt;"><br />
</span></i></div><br />
<br />
<a href="http://www.blogalaxia.com/tags/novela," rel="tag">novela,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/ebook" rel="tag">ebook</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/gratis," rel="tag">gratis,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/literatura," rel="tag">literatura,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/narrativa," rel="tag">narrativa,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/todo" rel="tag">todo</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/esta" rel="tag">está</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/escrito," rel="tag">escrito,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/francisco" rel="tag">francisco</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/corbeira" rel="tag">corbeira</a>Pacocho Corbeirahttp://www.blogger.com/profile/16769304960786409711noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4055755218878975822.post-75141694376470259332011-09-16T18:08:00.002+01:002011-09-16T18:10:14.030+01:00NUEVA ENTREGA DE "TODO ESTÁ ESCRITO". HOY EL CAPÍTULO 8<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBcR6e6jK0vrHq1xHpGVI2B18MDSV14A14TGzLpQ9y4soSkig7UhNI_HwbKfXiQvnKgVHQCzCbXnZ_J-3UcS27E9njz6zcAyRGboltt4-5Wv_XsdZxQFycU7eXm5JZL4GjV7rUfYVy9ok/s1600/portada.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBcR6e6jK0vrHq1xHpGVI2B18MDSV14A14TGzLpQ9y4soSkig7UhNI_HwbKfXiQvnKgVHQCzCbXnZ_J-3UcS27E9njz6zcAyRGboltt4-5Wv_XsdZxQFycU7eXm5JZL4GjV7rUfYVy9ok/s640/portada.jpg" width="480" /></a></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 21.6pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-list: l0 level1 lfo1; mso-outline-level: 1; mso-pagination: none; page-break-after: avoid; tab-stops: list 0cm; text-align: center; text-indent: -21.6pt;"><b><span lang="ES-TRAD" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: black; background-image: initial; background-origin: initial; color: white; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 16pt;">OCHO<o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><br />
</div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt;">TRANSCRIPCIÓN DE LAS PALABRAS DE <o:p></o:p></span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt;">BERNARDINO BRAÑA CONTENIDAS EN LA<o:p></o:p></span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt;"> CARA “A” DEL CASETE ROTULADO CON EL NÚMERO 4<o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Un poco antes de las diez, comenzaron a llegar los invitados, hasta un total de nueve, con lo que finalmente nos sentamos a la mesa once personas. Todos viejos compañeros de trabajo, con excepción de un par de amigos, los únicos que Ramón conservaba desde niño y que, aunque ya no vivían en la aldea, sino en Coruña, mantenían también la casa familiar en Vilarmaior y las raíces, aunque ahora muy crecidas, pero que seguían alimentándoles con el mismo agua y la misma tierra. La cena, gracias a esas relaciones de amistad de muchos años y de muchas vivencias en común, transcurrió más animada de lo que yo había pensado, que no sé por qué imaginaba a un grupo de amigos del buen yantar, unidos tan sólo por su afición a la mesa bien servida y bien regada, lo que tampoco dejaba de ser cierto. Tras la comida, el postre, el café, las copas de aguardiente para unos y de güisqui para otros, animaron la velada hasta prácticamente las dos de la mañana.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Cuando al fin nos quedamos solos, después de una inacabable y reiterada despedida en el porche y tras aguardar a que el último de los automóviles traspasase el portal de la finca, yo empezaba a tener la impresión de que nuestras manos tendían a asemejarse al limpiaparabrisas de un coche, mientras que Ramón no hacía nada para disimular un profundo suspiro. Ante mi mirada, que trataba de ser cómplice y sincera, quiso corregir la falsa impresión que tradujo de mis ojos. Me explicó que siempre apetecía aquella cita mensual que rompía sus rutinas y su soledad. Una soledad que, sobre todo al caer la noche, torturaba su cabeza con la evidencia de la casa vacía y con los viejos recuerdos: demasiado dulces para no ser más que espejismos intangibles del pasado. Pero esa noche tenía la cabeza tan en otra parte, que hasta los chistes los rió a destiempo. Había mirado discretamente su reloj más de una docena de veces y ya antes de servir el café estaba deseando que alguien propusiese salir a tomar una copa en algún sitio, como solía ser costumbre tras cada cena, para poder despedirlos con la excusa de que me tenía a mí de invitado. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Dejamos la mesa sin recoger y nos fuimos directamente al estudio. En la chimenea apenas humeaban ya las últimas ascuas y el ambiente se había enfriado tanto que, a pesar de tener aún en la piel la helada que el aire metía en el porche, no pude evitar un escalofrío. Así que yo mismo coloqué algunos de los troncos apilados al lado de la chimenea, dentro del hogar y traté de encender un fuego que se me resistía a crecer y a morder la madera: simplemente parecía lamerla con dulzura, sin la pasión necesaria para hincarle el diente, que era lo que a mí realmente me pedía el cuerpo al pensar en Ana. Ramón, en cambio, parecía no tener frío, ni malos pensamientos, y se entretenía mirando divertido mis maniobras de inexperto pirómano.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Modern;">Seguro que te apetece una copa de aguardiente tostada. Tengo una que me traen de Cordeiro, cerca de Padrón, que es excelente</span><span style="font-family: Modern; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—dijo en cuanto el fuego comenzó a perder su timidez.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify; text-indent: 35.25pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¿Por qué no? Ahora que ya empiezo a sentir calor por fuera, no me vendrá mal un poco por dentro. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify; text-indent: 35.25pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Ramón se fue hacia una de las librerías que enmarcaban la puerta de entrada, retiró dos libros y metió la mano hacia el interior. Por un momento llegué a pensar, vete tú a saber por qué, que tenía la botella allí escondida. Pero, de repente, todo el mueble giró hacia un lado, como haría una puerta cualquiera, dejando ver tras de sí un hueco no más grande que el de un ascensor. Pero el lugar en que debería estar el suelo no era más que un agujero, por el que descendían unas escaleras, transversalmente dispuestas respecto a donde nosotros estábamos. Debí poner los ojos como los de un besugo a la parrilla, porque Ramón sonrió y dijo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—— ¿</span><span style="font-family: Modern;">Sorprendido? <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Totalmente.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">——</span><span style="font-family: 'Courier New';">Esta especie de zulo lo construyó el primero de los Escadas que vino a vivir a esta casa. Pero lo curioso del caso es que mi abuelo y mi padre no conocían su existencia. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Dijo subrayando el <i>no</i> con cierto retintín y sacando a relucir una sonrisa pícara. Pero, a pesar del tono orgulloso con el que me explicaba su gran descubrimiento, no fue más que pura chiripa, digamos que sonó la flauta por casualidad, o mejor, la campana. Me explico: hacía cosa de unos cinco años, cuando decidió hacer obras en lo que había sido primero establo, luego bodega, y ahora estudio, tuvo la ocurrencia de derribar un tabique, tras el que sólo había el hueco inútil de la parte inferior de la escalera que sube al piso. De ese modo conseguiría ganar algunos metros. Unos metros que su familia ya aprovechaba, pues en aquel cuartito había dos artesas, que usaban como baños, en las que introducían los despieces de cerdo que ponían a salar. Ramón, manos a la obra, derribó la pared y retiró el escombro. Pero el suelo, de tierra pisada, estaba unos diez centímetros más alto que el del estudio. Así que se armó de pico y pala con la intención de rebajarle altura. A la tercera vez que golpeó, oyó un estruendo igual que si batiese con una maza contra un gong: acababa de topar con la trampilla de hierro que ocultaba el comienzo de las escaleras. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">——</span><span style="font-family: 'Courier New';">Venga, bajemos. Entra sin miedo, que le he instalado luz </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—dijo, al tiempo que accionaba el interruptor. Francamente, no sentía ni asomo de miedo. Ni siquiera me hubiese importado que faltara la luz y tuviéramos que usar un simple mechero. Al bajar las escaleras de piedra tuve la ocurrencia de ir contando los escalones: eran nueve. Llegamos a una habitación de unos tres por tres metros, con un techo muy bajo, de menos de dos metros de altura, que me produjo una sensación extraña, casi claustrofóbica. Aunque ni Ramón ni yo precisábamos agacharnos, no quedaba siquiera un palmo de espacio entre nuestras cabezas y los pontones de madera que sostenían la techumbre. Las paredes estaban hechas a base de pequeñas piedras de granito, sujetas entre sí por una sencilla argamasa de barro. Justo frente al pie de la recta escalera tenía Ramón su pequeña bodega particular. Calculo que no habría más de un centenar de botellas, entre vinos y licores, aunque todas notables por su calidad o su solera. Las había acostado dentro de viejos cajones y protegido entre sí por virutas de madera, de tal modo que parecían niños de una familia numerosa y pobre, durmiendo en silencio. El resto del mobiliario de aquel sótano lo formaban, únicamente, una mesa medio desvencijada y dos sillas. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">——</span><span style="font-family: Modern;">Este es mi refugio nuclear particular. Nunca se sabe, pero a lo mejor me veo obligado a utilizarlo para algo más que para almacenar botellas</span><span style="font-family: Modern; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—dijo en el mismo tono enigmático y burlón que llevaba todo el día exhibiendo. Y en seguida, añadió—</span><span style="font-family: Modern; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Modern;">Por cierto, tú eres la primera persona que baja aquí, aparte de mí, claro.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: Modern; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Entonces, ¿por qué hay dos sillas? —le espeté con la intención de resultar irónico, pero en un tono que incluía también un deje de desconfianza, que sólo percibí después de haber formulado la pregunta.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">——</span><span style="font-family: Modern;">Vaya, veo que comienzas a reparar en los detalles. Buen síntoma</span><span style="font-family: Modern; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—dijo sonriente, devolviéndome el golpe con elegancia—</span><span style="font-family: Modern; font-size: 12pt;">.</span><span style="font-family: Modern;"> Yo también me pregunté eso mismo la primera vez que bajé aquí. Y todavía no encontré una buena respuesta. Quién sabe, igual uno de mis antepasados tenía una amante y utilizaba este lugar para sus correrías </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—demasiado prosaico para un día cargado de poesía y de leyendas, pensé. Pero no tuve tiempo siquiera de decirlo, porque Ramón se me adelantó:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Modern;">La primera vez que entré aquí, además de la mesa y las sillas, había un catre, con un viejo colchón relleno de hojas de maíz encima. Pero estaba demasiado mugriento, así que lo saqué e hice con él una preciosa hoguera</span><span style="font-family: Modern; font-size: 12pt;">. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Veía a Ramón demasiado divertido y al mismo tiempo demasiado misterioso. Comencé a imaginarlo como uno de esos magos que no paran de sacar objetos sorprendentes de su chistera. Pese a conocerle desde que yo era un niño, en ese momento, al mirarle allí, en aquel agujero bajo tierra, iluminado por una única bombilla derramando directamente una luz dura sobre su cabeza, que le hacía parecer más calvo de lo que en realidad estaba y alargaba hacia el suelo las sombras de sus cejas, de su nariz y de su barbilla, tuve la sensación de que era la primera vez que lo veía. Y esa sensación de diferencia física, todavía se acentuaba más al pensar que, desde que había puesto el pie en aquella casa, no había dejado de esforzarse en aparecer ante mí de un modo diferente al que siempre había sido, o tal vez en revelarse como lo que verdaderamente era. Pero, ¿por qué?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Creo que en ese momento fui consciente de que aquella desconfianza expresada en la inocente pregunta de las sillas, tenía su justificación. Y me dio miedo pensar que todo lo que yo sabía de él, todos mi recuerdos, no fuesen más que impresiones de una deliberada impostura, mantenida muchos años, si acaso durante toda la vida. Pero ¿por qué ante mí? Podía entender que se escondiese de los demás, que se disfrazase de otro ante no sé qué temor, fundado o no. En cambio, yo: ¿qué daño podía hacerle? <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Y, profundizando aún más en esa desconfianza mía, tampoco me acababa de encajar que hubiese estado toda la cena mirando su reloj y ahora, pareciese no tener ninguna prisa. Ramón, casi sin dejarme terminar mis pensamientos, y de repente: ¡voila!, volvió a convertirse en mago y dijo:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Modern;">Todavía no has visto lo mejor de este lugar.</span><span style="font-family: Modern; font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Se dirigió hacia la pared opuesta a la de la escalera, miró hacia mí y, en un gesto casi teatral, extrajo una de las piedras del muro y metió la mano en el hueco descubierto y accionó un tirador. De repente, un chirrido espantoso, como si algún objeto metálico rozase contra una dura roca, me provocó una desagradable dentera: una parte del muro comenzaba a desplazarse hacia dentro, dejando a la vista un agujero suficiente para que entrase por él una persona. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Modern;">El caso es que un día, limpiando la mugre de las paredes, caí en la cuenta de que ese trozo parecía diferente y que hasta sonaba diferente al golpearlo: arranqué un par de piedras y vi que detrás se ocultaba ese pasillo que hay que recorrer casi que a cuatro patas, ya que apenas tiene un metro de alto. En cambio, es muy largo: tal vez más de cien metros.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><span style="font-family: Modern;">¿Y cómo es que se abre?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><span style="font-family: Modern;">Porque se me ocurrió que podía convertirlo, lo mismo que hice con la estantería de arriba, en una puerta que yo mismo diseñé, usando una chapa de hierro a la que pegué las piedras, tal cual estaban y a la que coloqué un cierre hidráulico que compré en una chatarrería y que debió pertenecer al cierre de un garaje. Así puedo entrar y salir cuando quiero y, como ves, apenas se nota.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Y al final del pasadizo ¿qué hay?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><span style="font-family: Modern; font-size: 12pt;">Pues, nada, simplemente se termina en una roca plana. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Pero eso es una estupidez. Nadie construiría un pasillo tan largo sin una salida al otro lado.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Modern;">Claro, claro. Y efectivamente hay una palanca, que tal vez debería hacer funcionar algún mecanismo que moviese la roca del fondo hacia afuera. Pero al empujarlo no pasa nada. La roca en cuestión, por su lado opuesto, debe dar al camino que limita con el final de esta finca. Antiguamente ese era un camino de carros, pero hoy está maravillosamente asfaltado, con lo que la losa ha debido quedar medio enterrada, aunque también es posible que las partes de hierro estén tan oxidadas que hayan quedado inútiles. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Intuía perfectamente cuál era el final de aquel pasadizo. La finca en la que estaba la casa de Ramón tenia veintisiete ferrados, el equivalente a unos trece mil quinientos metros cuadrados. De largo, podría rondar los ciento sesenta metros y, de ancho, alcanzaría unos 85, así a ojo. Aunque no era exactamente un rectángulo, sino que formaba una figura irregular. El terreno estaba limitado, en sus lados más extremos, por dos montes de eucaliptos, divididos entre sí por un prado de unos treinta metros de ancho, situado casi al centro y abarcando todo el largo de la finca.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Por eso, si la casa había sido edificada a unos treinta metros hacia el interior de la muralla que hace de cierre en el frontal de la parcela, el pasadizo debería tener algo menos de ciento treinta metros de largo. Calculé que, por su situación, debería caer bajo un extremo del prado, que sería lo más fácil. Porque de hacerlo bajo ese monte, con sus enormes rocas de granito, bien grandes y visibles, sería prácticamente imposible atravesarlas. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Lo que no veía lógico era que la tal piedra del fondo se desplazase hacia afuera, como Ramón había dicho, ¿por qué no hacia dentro? Así que le pregunté:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¿A qué distancia del final del pasadizo está la palanca que dices debería mover la piedra?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Modern;">A un metro, más o menos</span><span style="font-family: Modern; font-size: 12pt;">. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Entonces, esa piedra debería moverse hacia adentro y no hacia fuera. De lo contrario, la palanca, por evidente economía de medios, estaría situada más al fondo. Si estoy en lo cierto, lo más probable es que el mecanismo no abra porque haya algún obstáculo en el interior que se lo impida. Si tienes una pata de cabra o una barra de hierro que sirva para hacer palanca y una linterna, mañana podríamos comprobarlo. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Ante mi seriedad y determinación, Ramón casi se echó a reír.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¿</span><span style="font-family: Modern;">Y por qué tienes tanto interés? ¿Sólo por demostrarme que tal vez tengas razón y yo esté equivocado? <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Pues sí, viejo zorro, alguna de las bazas tiene que ser mía. Y ya que por una parte me acusas de ponerte en peligro y, por otra, tratas de impresionarme con tus libros y tus incursiones arqueológicas, déjame que te recuerde algo: tú eres el que me ha metido a mí en este embrollo. Llegaste a Santiago, vestidito con tu traje de cordero, diciéndome aquello de “a ver que puedes sacar en limpio de este poema” y ahora te pones a jugar conmigo, tratando de mantenerme en vilo con mucho suspense, pero sin decirme nada de lo que he venido a saber y que estoy seguro que tú estabas deseando desde aquel día, que supiera.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><span style="font-family: Modern;">Eso no es del todo cierto. Ya te he contado como llegó el poema a mis manos</span><span style="font-family: Modern; font-size: 12pt;">.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Lo que me has contado y nada, todo es uno.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Modern;">Pues, claro. Esto también es parte de la historia, aunque todavía te queden algunas sorpresas por descubrir. Pero es mejor ir poco a poco, para que tengas tiempo de digerirlas, sin empacharte</span><span style="font-family: Modern; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—dijo con el mismo brillo pícaro de su mirada, pero que esta vez sí me pareció la misma de siempre. No sé si porque ya me estaba acostumbrando a ella, o porque se había apartado de debajo de la luz.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Ramón extrajo de la pared una de las piedra que movía el resorte que abría la boca del pasadizo y, al soltarla, tal como si tuviese un muelle detrás, volvió por sí sola hacia su posición inicial. Y con ella volvió también el mismo ruido espantoso, que esta vez no me cogió desprevenido: me tapé los oídos con los dedos índices mientras veía como el agujero se cerraba, con una precisión que parecía decir: aquí no ha pasado nada. Ramón cogió entonces la botella de aguardiente tostada, que le había servido de excusa para hacer aquella excursión a las profundidades y volvimos de nuevo escaleras arriba. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Al llegar al estudio me puse a pensar en lo curiosa que resultaba la construcción de aquella casa. Aquel francés, si fue él quien realmente la hizo, no era nada tonto. Colocó la fachada principal hacia el norte, para aprovechar la luz solar al máximo en los otros tres frentes. Además utilizó la inclinación natural y excesiva del terreno, para evitar tener que excavar demasiado en el hueco que iba destinar a cuadra para los animales. Ramón, una vez muertos sus padres, decidió utilizar ese establo como bodega, para lo que, sencillamente, cubrió las paredes con cemento bruto y éste, con pintura gris. Pero luego debió arrepentirse, porque al convertir ese espacio en estudio, descubrió de nuevo las piedras. Aun así, seguía siendo el mismo semisótano al que, por lo demás, tan sólo le había ampliado el único respiradero con que anteriormente contaba, para hacer una ventana que en el exterior está casi a ras de tierra, aunque dentro quedase demasiado alta como para asomarse por ella.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Iba a sentarme en uno de los sillones orejeros cuando Ramón dijo:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Modern;">Y ahora, voy a mostrarte la última de las sorpresas de este lugar.</span><span style="font-family: Modern; font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Se acercó al mueble que estaba justo al lado del que servía de puerta y que ocultaba las escaleras por las que acabábamos de subir. Éste también giró sobre un eje, dejando ver el resto del espacio contiguo al de la trampilla que bajaba a la bodega. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Modern;">Antes, este tabique no estaba y todo el espacio era uno</span><span style="font-family: Modern; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—dijo refiriéndose a la pared que dividía el agujero por el que se bajaba al sótano y el que ahora estaba mostrándome. En ese momento caí en la cuenta de que en esos dos espacios, unidos, su familia guardaba las artesas con la carne de cerdo en salazón. Obviamente, era del todo imposible que cupiesen en el primer hueco que me había enseñado, poco más grande que un ascensor o una cabina de teléfono. ¡Qué lentísimo de reflejos había estado antes!, pensé. Pero, por vergüenza de mí mismo no dije nada. Ramón prosiguió, si detenerse ante mi estupidez o pasándola por alto.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><span style="font-family: Modern;">Dado que ya no podía aprovecharlo para integrarlo en el estudio, porque que me pareció mejor seguir manteniendo ocultos la bodega y el pasadizo, finalmente decidí usar ese rincón muerto para colocar en él mi viejo equipo de música y también, como pequeño almacén secreto. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Efectivamente, una vez la estantería girada, lo que se veía al fondo era el viejo tocadiscos de mueble de madera, cuadrafónico, con radio incorporada. Lo recordaba perfectamente, puesto que desde que era apenas un niño, lo había visto y escuchado muchas veces en el piso que Ramón tenía en Ferrol. Era un aparato enorme, con dos grandes altavoces integrados en el propio mueble y dos bafles más, también de madera, que Ramón había colocado a ambos lados del trebejo, aunque deberían estar enfrentados. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">El resto estaba ocupado por un par de estanterías metálicas: una con su colección de discos de música clásica y la otra, llena de libros, que, esta vez sí me fijé, trataban sobre mecánica, jardinería, pintura decorativa y otros por el estilo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Ramón me vio leyendo los títulos y dijo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Modern;">Bueno, no parecen lo que son. Se trata de algunos de los libros que te mencioné y que todavía no he tenido tiempo de reencuadernar. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Cogí uno al azar y, efectivamente: en la portada se leía “Manual de Jardinería Básica” pero, al abrirlo, vi que en realidad se trataba de un volumen en inglés, titulado “Ritual Magic”, de W.E. Butler, en una edición americana de 1949. Las pastas, de cartón, habían sido pegadas directamente al lomo del texto con algo que parecía cola de carpintero.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Mientras, Ramón, puso sobre el plato del equipo varios discos apilados, gracias a un mecanismo que permitía que estos fuesen cayendo, una vez que la aguja llegaba al final del que se estaba reproduciendo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Modern;">Ya no se hacen cacharros como estos. Ahora todo son discos compactos. Pero ahí lo tienes, con más de treinta años y sigue funcionando como la seda.</span><span style="font-family: Modern; font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Comenzó a sonar el poema sinfónico “Die Moldau” de Friedrich Smetana, que yo sabía que era una de sus piezas favoritas. Y sonaba maravillosamente bien en aquel viejo tocadiscos. Mejor incluso de lo que recordaba o de lo que un momento antes, suponía que iba a sonar.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Modern; font-size: 12pt;">Pero si te he enseñado este sitio no es para que vieras los libros, ni tampoco para escuchar este trasto.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Ramón se agachó frente al mueble del equipo y abrió las dos puertas que tenía en su parte inferior. Y la sorpresa fue que en el estante diseñado para guardar viejos vinilos no había ninguno, sino una caja fuerte. Ramón miró hacia mí, sonrió y dijo:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Modern;">No te hagas ilusiones, que no es dinero lo que guardo, sino papeles. Pero muy especiales, porque ¿a qué no sabes dónde los encontré?</span><span style="font-family: Modern; font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Pues, tú dirás.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Modern;">En una caja metálica que estaba sobre la mesa del zulo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none;"><br />
<div class="MsoNormal"><span class="apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: #ffe599; background-image: initial; background-origin: initial; color: #08224c;">Otros sites del autor:</span></span><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: #ffe599; background-image: initial; background-origin: initial; color: #08224c;"><br />
<span class="apple-style-span"><a href="http://comunidades.farodevigo.es/42479/blog/641/" style="color: #113bcc; text-decoration: underline;"><span style="color: #113bcc;">http://comunidades.farodevigo.es/42479/blog/641/</span></a></span><br />
<span class="apple-style-span"><a href="http://www.facebook.com/pages/Francisco-Corbeira/192471774148201?sk=wall" style="color: #cc0000; text-decoration: none;"><span style="color: #cc0000;">http://www.facebook.com/pages/Francisco-Corbeira/192471774148201?sk=wall</span></a></span><br />
<span class="apple-style-span"><a href="http://www.lulu.com/spotlight/franciscocorbeira" style="color: #cc0000; text-decoration: none;"><span style="color: #cc0000;">http://www.lulu.com/spotlight/franciscocorbeira</span></a></span><o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><a href="http://lacomunidad.elpais.com/franciscocorbeira/posts" style="color: #cc0000; text-decoration: none;">http://lacomunidad.elpais.com/franciscocorbeira/posts</a></div></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none;"><br />
</div><br />
<br />
<br />
<a href="http://www.blogalaxia.com/tags/novela," rel="tag">novela,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/ebook" rel="tag">ebook</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/gratis," rel="tag">gratis,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/literatura," rel="tag">literatura,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/narrativa," rel="tag">narrativa,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/todo" rel="tag">todo</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/esta" rel="tag">está</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/escrito," rel="tag">escrito,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/francisco" rel="tag">francisco</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/corbeira" rel="tag">corbeira</a>Pacocho Corbeirahttp://www.blogger.com/profile/16769304960786409711noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4055755218878975822.post-34707228280710683522011-09-09T19:43:00.001+01:002011-09-09T19:44:07.664+01:00HOY CAPÍTULO 7 DE LA NOVELA "TODO ESTÁ ESCRITO"<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBcR6e6jK0vrHq1xHpGVI2B18MDSV14A14TGzLpQ9y4soSkig7UhNI_HwbKfXiQvnKgVHQCzCbXnZ_J-3UcS27E9njz6zcAyRGboltt4-5Wv_XsdZxQFycU7eXm5JZL4GjV7rUfYVy9ok/s1600/portada.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBcR6e6jK0vrHq1xHpGVI2B18MDSV14A14TGzLpQ9y4soSkig7UhNI_HwbKfXiQvnKgVHQCzCbXnZ_J-3UcS27E9njz6zcAyRGboltt4-5Wv_XsdZxQFycU7eXm5JZL4GjV7rUfYVy9ok/s640/portada.jpg" width="480" /></a></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 21.6pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-list: l0 level1 lfo1; mso-outline-level: 1; mso-pagination: none; page-break-after: avoid; tab-stops: list 0cm; text-align: center; text-indent: -21.6pt;"><b><span lang="ES-TRAD" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: black; background-image: initial; background-origin: initial; color: white; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 16pt;">SIETE<o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><br />
</div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt;">TRANSCRIPCIÓN DE LAS PALABRAS DE BERNARDINO BRAÑA CONTENIDAS EN LA CARA “B” DEL CASETE ROTULADO CON EL NÚMERO 3<o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">He estado hablando un buen rato sin darme cuenta de que se había terminado la cinta. Este maldito cacharro, simplemente, se para y no avisa. Con el esfuerzo que me estaba costando reproducir la conversación. En fin, no hay otro remedio que volver atrás.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> La cinta se ha quedado cuando Ramón me advertía acerca de Ana. Traté de explicarle que era él quien se equivocaba. Que ella no tenía nada que ver ni con los poemas, ni con ese supuesto tesoro. Pero Ramón pensaba todo lo contrario: ¿cómo si no hablaría de los buscadores de oro?, ¿cómo si no iba a saber que había habido muertes? Ni tampoco mencionaría ese presentimiento sobre algo malo que, de algún modo, me afectaría a mí. Ni siquiera me pondría en guardia ante Luis Uría, como veladamente hizo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Ramón fue refutando, uno por uno, todos mis argumentos, mientras que yo comenzaba a sospechar que la ingenua defensa que yo hacía de Ana, más que lógica, era sentimental. A fin de cuentas, razonaba Ramón, yo casi no la conocía. Y había entrado en mi vida por una puerta falsa, no de un modo casual o accidental. Sí, era cierto. Pero también lo era que se acercó a mí con las cartas boca arriba, preguntándome directamente por el poema, cuando, si tuviese intenciones o intereses poco confesables, sencillamente, podía haberlo evitado. En ese caso, le sería mucho más útil la discreción: dar un rodeo, tantearme y más tarde, dejar caer, como quien no quiere la cosa, cualquier pregunta sobre mis conocimientos sobre ese tesoro, si era eso lo que pretendía, tal como sugería Ramón. Pero bien podía ser que su interés no fuese más que intelectual, desinteresado, y que estuviésemos buscando fantasmas donde no los hay. Porque, ¿cómo se explica que sabiendo desde el principio que yo no tenía idea de nada, no hubiese ahuecado el ala y si te he visto no me acuerdo?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¡</span><span style="font-family: 'Courier New';">Pero mira que eres parvo! Qué ella fuese directa y al grano, no es relevante. Míralo así: ella sabe desde el principio que tú desconoces completamente el asunto pero, en cambio, te convence para que vengas a hablar conmigo. ¿Por qué?: porque tú eres el puente hacia mí, y yo, como poseedor del poema, sí podría saber algo más.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¿Y por qué razón ibas a saber más? Si fuese así, no me pedirías a mí que investigara su origen.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: 'Courier New';">Pero tú la creíste. De hecho, estás aquí. Tu propia aceptación de su sugerencia le ha abierto la posibilidad de que, efectivamente, yo tenga más datos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Sí, es posible. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: 'Courier New';">Claro que es posible. Y a eso, súmale que ella a ti no te ha contado nada acerca de sí misma. Ni siquiera te ha dicho sus apellidos, ni donde vive, ni a qué se dedica: nada de nada… finalmente, no sólo te ha dicho que ha habido muertes, sino que va a haber más en el futuro. ¿Qué más prueba quieres?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Sus palabras se me clavaron como un puñal en el centro del corazón. Y esto no es una metáfora. Te juro que percibí un dolor real y físico dentro del pecho. Por un momento, llegué a sentir hacia Ramón un resquicio de odio, a pesar de que pensaba que era muy posible que tuviese toda la razón. Y eso todavía me dolía más. Todo era muy extraño y si acaso yo, demasiado ignorante y, sobre todo, demasiado ingenuo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> La actitud de Ramón me hizo caer en la cuenta de que lo que Ana había dicho no eran simples conjeturas, que ese tesoro de que habla el poema existía de verdad o al menos, como también dijo, que hay gente que cree en su existencia: el propio Ramón, e incluso otros, Luis Uría, la propia Ana o quien sabe quién más. Ramón decía no tener ninguna duda y su mirada, tan dura como el granito de la chimenea, me resultó por un momento como la de un desconocido, o mejor, como la de un enemigo. Una mirada que me hacía sentir arrojado en el centro de un desolador océano en el que todo a mi alrededor era absolutamente desconcertante y doloroso.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Permanecimos unos segundos en silencio, pensativos. Luego me miró y vi que sus ojos ya no eran de piedra. Creo que Ramón se dio perfecta cuenta de mi desconcierto e incluso de ese dolor en el pecho y hasta de mi atisbo de odio. Después sirvió dos copas más de licor café, me acercó la mía y, levantando la suya, dijo:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: 'Courier New';">Yo sé muy bien lo que es estar enamorado y también conozco perfectamente el dolor de perder a la persona que uno ama. Pero tú no has perdido nada aún, quizás ganes más de lo que piensas y yo, quizás y ojalá, esté equivocado y todavía esté a tiempo de cumplir con mi destino. Así que brindemos por eso. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¿Y qué puedo hacer yo?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: 'Courier New';">De momento, escuchar y llevarte de aquí lo que has venido a saber. Aunque no lo creas, eso es ahora lo único que puedes hacer para ayudarme y también, para ayudarte a ti.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Me quedé absolutamente hundido en el sillón. Empezaba a sentirme parte de algo que, aunque me había alcanzado de rebote, estaba ya provocando, no sabía cómo, que mi vida diese un giro hacia lo desconocido. Pero pensamientos y sentimientos se me mezclaban caóticos, sin saber bien qué carta jugar, ni que decir o hacer. Tal vez fuese demasiado tarde para dar marcha atrás. Y además no quería desandar nada. Quería saberlo todo y sobre todo, quería a Ana. ¿Qué me importaba a mí ese oro? Pero si le importaba a ella y lo quería, hasta estaba dispuesto a ayudarle a conseguirlo. Aunque no a cualquier precio, claro. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Asentí a las palabras de Ramón con la cabeza, sin ganas de contestarle. Él comenzó a hablarme despacio y a contarme que la casa en la que estábamos tenía más de doscientos años de antigüedad: antes que él habían nacido en ella siete generaciones de su familia paterna y, al parecer, había sido construida por un francés, que se había quedado en España tras la invasión napoleónica. Más tarde, ese francés, del que dijo no saber el nombre, se la vendió a un antepasado de Ramón, panadero de profesión. A la casona, entonces, le fue adosado un horno, que todavía se percibe claramente que se construyó más tarde que el resto.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Ramón conserva abundante documentación de los antepasados que ocuparon la vivienda, aunque lamenta que muchos papeles se hubiesen perdido o hubieran sido usados para encender el fuego, cosa que vio muchas veces hacer a su propio padre, cuando escaseaban las piñas, y consideraba que tales escritos habían caducado y no servían ya para mejor cosa. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><span style="font-family: 'Courier New';">Por ejemplo, el documento de compra de la casa, si es que lo hubo ¿se quemó también? ¡Porque ese no caducaba!<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Aún pesar de sus lamentos y, de algunas importantes lagunas, Ramón logró hacerse con material suficiente: numerosos recibos de compra-venta de animales y tierras, que le permitieron averiguar el origen, tanto de las propiedades rurales de su familia, que al parecer son bastantes, como de las fechas y años, los nombres y las firmas. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Me contó también que había tratado de indagar en el árbol genealógico. Pero el Ayuntamiento de Vilarmaior fue pasto de las llamas en el año 1952, y toda la documentación que almacenaba, se perdió en aquel incendio. No había quedado más rastro que el insondable e imprescindible archivo parroquial, que sí había podido consultar, pese a los innumerables impedimentos que el propio cura le puso para hacerlo. El dato más antiguo que encontró fue una boda, en 1822, que, según sus cálculos, podría coincidir con la fecha en que su familia adquirió la vivienda, junto con la finca. El rastro a partir de aquí era demasiado difícil de seguir para Ramón, que se negó a consultar el resto de los archivos parroquiales de Galicia, porque averiguó muy pronto que el estudio de una sencilla rama de su genealogía, llegado un punto, se ramificaba cada vez más, llevándole hacia las más diversas y más distantes parroquias, tanto de Ferrol, como de fuera de Ferrol.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Pero Ramón </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">vamos a lo importante</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">, había tenido sus dos fuentes principales de información en su padre y en su abuelo, que además de haberle contado la historia de sus antepasados, también, tal como había predicho Ana, le pusieron al tanto de la significación del poema y de la leyenda a que hace referencia. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Me viene ahora a la cabeza una anécdota que me llamó mucho la atención cuando Ramón me la contó, aunque no ese día, sino hace ya bastante tiempo, porque relativiza nuestro concepto del tiempo, y creo que viene a cuento ahora traerla a colación aquí.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Siempre pensamos en el tiempo tomando como medida la duración de nuestra vida y casi nunca las divisiones de la Historia. Doscientos años, son, para nosotros, una eternidad. Hace doscientos años, era 1799. Incluso a mí me parece una fecha prehistórica. Obviamente, para la Historia, ese tiempo es un simple parpadeo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Pero antes de que me confunda de historia, de tanto mencionarla, te la contaré: la abuela materna de Ramón murió a los noventa años de edad. Pero antes, por supuesto, cuando mi amigo debía andar por los diecisiete o dieciocho años, ella le contaba a su nieto viejos recuerdos de cuando era niña. Le hablaba, a su vez, de su propia abuela, que también murió casi centenaria y que era, lógicamente, la tatarabuela de Ramón. Y mi amigo hizo un rápido cálculo mental y le dijo:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><span style="font-family: 'Courier New';">Pero si tu abuela podía ser la novia de Napoleón.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Courier New';"> </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—<i>Pues, sí: casi son de un tiempo</i> —dijo la abuela de mi amigo. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Y ella la había conocido. Dos siglos y cinco generaciones parecían converger en el punto de aquella conversación. La propia casa en la que estábamos había sido exactamente la misma para siete generaciones y todos ellos, habían vivido de un modo similar, casi idéntico, salvo quizás Ramón, que había llevado muchos años una vida urbana, aunque ahora también comparta el mismo lugar y un modo de vida similar al de sus ancestros. En fin, ¡que pobre es el valor del tiempo de una sola vida!<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> El abuelo de Ramón, de nombre Ramiro, fue quien le mostró por vez primera el poema, con el permiso de su padre, que también se llamaba Ramiro. Ramón tenía veintiún años y había alcanzado la mayoría de edad, que entonces se consideraba a tal edad. El texto, como ya sabes, está escrito en pergamino, un invento de los turcos, o mejor, de los griegos que habitaban la parte occidental de Turquía y que fundaron Pérgamo: la madre del cordero. Allí estuvo también Ramón, hacía tres años, contemplando entre las ruinas, el brillo del esplendor pasado.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Como comprenderás, no recuerdo las palabras exactas que me dijo mi amigo, así que te lo contaré con las mías, pero procurando ser lo más fiel. Trataré de hacerlo como si fuera él. Más o menos la historia que le contaron fue así:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Courier New';"> </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: 'Courier New';">Mi padre</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —contaba Ramón— </span><span style="font-family: 'Courier New';">nunca creyó del todo ni en la leyenda, ni en los cuentos de mi abuelo. Creo que por eso el viejo Ramiro, ante el temor de que el evidente desinterés de mi padre truncase la línea de transmisión del poema y su historia, decidió, eso sí, en su presencia, ponerme al día de los acontecimientos. Me contó que,</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Tahoma, sans-serif;">“desde el origen de los tiempos</span><span style="font-family: Tahoma, sans-serif; font-size: 12pt;">”,</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: 'Courier New';">nuestra familia había estado en posesión de un secreto.</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Tahoma, sans-serif;">Mira, neno, lo más importante que hay en un hombre es la palabra. Cuando uno da su palabra, no hay papel ni circunstancia que puedan cambiarla. Y nosotros, nuestra familia, siempre fuimos gente de palabra </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: 'Courier New';">Me miró fijamente y añadió con firmeza</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— </span><span style="font-family: Tahoma, sans-serif;">Y tú ahora me tienes que dar tu palabra de que harás lo que te voy a decir.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: 'Courier New';">Yo por supuesto, asentí, un poco acobardado, porque mi abuelo siempre había sido un hombre de carácter y cuando levantaba la voz, todos los demás nos encogíamos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Tahoma, sans-serif;">Me tienes que jurar que este papel que desde ahora es tuyo, se lo darás a tu hijo y le harás jurar lo mismo que tú me vas a jurar ahora</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><span style="font-family: 'Courier New';">evidentemente, volví a asentir. Mi abuelo continuó.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Tahoma, sans-serif;">Mira, en nuestra familia somos todos, desde hace muchos años, campesinos. Mi padre, mi abuelo y mi bisabuelo ya cuidaban estas mismas tierras y vivían en esta misma casa. Pero en los primeros tiempos del mundo no era así. Nuestra familia procedía de noble cuna y vivía al servicio de un rey que se llamaba Uriel. Antes de morir, el rey prometió que un día su linaje volvería a reinar en Galicia, pero el heredero de su línea de sangre no sería reconocido. Por eso, reunió a los nobles de su confianza y les hizo jurar que su historia y su promesa, no se perderían, para que un día, cuando llegase el elegido, todos supiesen que era el verdadero rey. Todos nuestros antepasados y nosotros mismos, tenemos la alta misión de encontrar al heredero y protegerlo, porque le acecharán numerosos peligros antes de que cumpla su destino Y para eso, nosotros, todos nosotros, deberemos siempre estar atentos y proteger el linaje del que un día nacerá.</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Courier New';">Mi padre no pudo dejar de intervenir</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Arial, sans-serif;">No sé porque le vienes con esos cuentos de vieja al rapaz. No me extraña que nuestra familia, si alguna vez fue noble, haya venido a menos por creer en esas patrañas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: 'Courier New';">Los ojos de mi abuelo se inyectaron de repente en sangre e incluso levantó su mano con ademán de arrearle una bofetada, pero el gesto se quedó en el aire</span><span style="font-family: Tahoma, sans-serif; font-size: 12pt;">. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Tahoma, sans-serif;">Te salvas que ya eres mayor para que tenga que volver a pegarte. Muchas tienes llevado y aun así, nunca conseguí hacer bueno de ti. Tu padre</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><span style="font-family: 'Courier New';">dijo dirigiéndose a mí</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— </span><span style="font-family: Tahoma, sans-serif;">nunca tuvo fe en nada y por eso nunca fue nada. Ni cree en Dios, ni en nuestra familia y hasta dice que este documento</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><span style="font-family: 'Courier New';">y se puso a blandir el rollo de papel en el aire</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— </span><span style="font-family: Tahoma, sans-serif;">es falso. Por eso, tu padre no cuenta. Estás aquí</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><span style="font-family: 'Courier New';">le dijo a él</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— </span><span style="font-family: Tahoma, sans-serif;">porque yo no voy a romper el juramento que le hice a tu abuelo, pero quien sabe si tú cumplirías el que me hiciste a mí. Y por eso quiero que mi nieto sepa la verdad y no que nuestra familia quede maldita para siempre y todos digan que no somos gente de palabra, ni de fiar. Porque lo más importante que tiene un hombre es su prestigio y si un hombre no tiene palabra, no tiene prestigio ninguno.</span><span style="font-family: 'Courier New';"> <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Courier New';">Mi padre continuó su réplica, sin importarle el enfado de mi abuelo.</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¿</span><span style="font-family: Arial, sans-serif;">Pero cómo quieres que crea en eso? ¡Por Dios!<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Courier New';"> Y mi abuelo</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">: <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Tahoma, sans-serif;">No blasfemes, que tú siempre fuiste ateo y ahora mencionas el nombre de Dios en vano.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Arial, sans-serif;">Pero, papá, ¿no ves que es imposible que un rey vuelva a gobernar Galicia? Ni siquiera sé de donde sacas eso, porque en ese trozo de papel no se dice nada de nada.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Tahoma, sans-serif;">Claro que lo dice, pero tú no sabes ni leerlo. Está muy claro que un descendiente del rey vendrá para cumplir su destino y el destino de un rey siempre es reinar.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Arial, sans-serif;">Eso no es así<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¿</span><span style="font-family: Tahoma, sans-serif;">Cómo que no es así?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Arial, sans-serif;">Ese viejo poema no dice nada de ningún descendiente. Lo que dice es que el mismo Uriel volverá para cumplir su destino. Pero no que ese destino sea reinar, sino volver al lado de su amada. ¿Y cómo quieres que crea que un rey muerto va a resucitar? Y tú, que eres católico ¿cómo puedes creer en reencarnaciones y resurrecciones más allá del día del Juicio Final?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¿</span><span style="font-family: Tahoma, sans-serif;">Qué sabes tú de la religión para hablar así</span><span style="font-family: 'Courier New';"> </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: 'Courier New';">replicó mi abuelo</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: 'Courier New';">,</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: Tahoma, sans-serif;">¿acaso crees que todos en nuestra familia estamos equivocados menos tú?</span><span style="font-family: Tahoma, sans-serif; font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Arial, sans-serif;">No, papá. Pero si esa leyenda pasó de mano en mano tantos años, lo más seguro es que no quede ya nada de cierto. Porque cuando me lo contaste a mí ni siquiera me dijiste lo mismo que ahora a Ramón. No mencionaste, por ejemplo, que había que proteger al rey, ni que estuviese en peligro.</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Tahoma, sans-serif;">Pues si no te lo conté es porque se me pasó, que no me lo inventé yo. Mi padre me lo dijo a mí y a él su abuelo. Nadie inventó ni eso, ni ninguna otra cosa.</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Arial, sans-serif;">Pero al igual que a ti se te pasó contarme ese detalle, a tu padre también se le pudo olvidar algo y allá va la mitad del cuento en sólo dos generaciones. Seguro que si le preguntas ahora a Ramón lo que le acabas de decir, no lo repite todo exactamente.</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: Tahoma, sans-serif;">Deja de confundir al rapaz, que ni es tan tonto como crees, ni tú debieras de meterte en esto, porque sólo vas a conseguir que tanto esfuerzo de nuestra familia a lo largo de yo que sé cuántas generaciones, se acabe por perder. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Evidentemente, la perorata del abuelo no cayó en saco roto. Ramón se tomó muy en serio la historia y, como yo acababa de descubrir aquella misma tarde, había dedicado gran parte de su vida al estudio de todo aquello que pudiese tener relación con el poema y con su familia.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Pero el tiempo se nos echaba encima. El reloj ya había marcado las ocho y yo tenía la sensación de que la historia que Ramón me contaba no había hecho más que empezar. Así que, al final, me pidió que le echase una mano en la cocina, me quedase a cenar e incluso pasase allí la noche, porque, ante la velocidad que estaban tomando los acontecimientos, creía que el único modo de poder hacerles frente, era estar preparados. Y para eso yo tenía aún que ponerme al día de muchas otras cosas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none;"><br />
</div><br />
<br />
<br />
<br />
<a href="http://www.blogalaxia.com/tags/novela," rel="tag">novela,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/ebook" rel="tag">ebook</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/gratis," rel="tag">gratis,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/literatura," rel="tag">literatura,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/narrativa," rel="tag">narrativa,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/todo" rel="tag">todo</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/esta" rel="tag">está</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/escrito," rel="tag">escrito,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/francisco" rel="tag">francisco</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/corbeira" rel="tag">corbeira</a>Pacocho Corbeirahttp://www.blogger.com/profile/16769304960786409711noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4055755218878975822.post-34846475059574101342011-09-08T17:38:00.001+01:002011-09-08T17:39:13.457+01:00El nuevo Oráculo<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2iaFZizFyBGXstJqkKNafVAl17vjJI5vHc1HI4RrM1PWocA1CfEToFEPt0BTwexsTakbkskRBAa2B0PVPeNgxlfuxnSE-S5BCRz50c1PK-nOOOx8HKSdstGowaiKgjSaLvh9WJn1K9XA/s1600/13.08.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2iaFZizFyBGXstJqkKNafVAl17vjJI5vHc1HI4RrM1PWocA1CfEToFEPt0BTwexsTakbkskRBAa2B0PVPeNgxlfuxnSE-S5BCRz50c1PK-nOOOx8HKSdstGowaiKgjSaLvh9WJn1K9XA/s400/13.08.jpg" width="400" /></a></div><div style="text-align: justify;">Hoy se llaman previsiones del BCE, FMI, S&P, a lo que más o menos antes venía a decirnos el Oráculo de Delfos. Es decir, el pronóstico de hoy es más o menos igual de fiable que el original griego o la predicción meteorológica, -dadas las continuas ¿meteduras de pata? O intereses espurios que suelen brindarnos-.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Así que previsiones, predicciones y Oráculo, bastante sinónimos, nos platean un horizonte de nubarrones negros y tormentas, de vacas flacas, de pérdida de bienestar y de calidad de vida. Nos lo vienen anunciando, estos Nostradamus de corbata y lo peor es que vamos viendo que aciertan más de lo que quisiéramos.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Así que estamos deprimidos y oprimidos. Sencillamente, pataleando, como una rana a punto de disección y sin saber a qué santo poner una vela. Viendo como todo se desmorona sin que nadie haga otra cosa más que, como mucho, indignarse, para ser tildado, encima de, desgraciado.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Cómo nos estrechan el paso a los optimistas, que casi ni podemos avanzar de lado, ante tanto impedimento, tanta cuesta arriba, tanta valla que saltar, tanta trampa en el camino.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Habrá que salir a la calle con escobas, para barrer tanta porquería, tanta injusticia, tanta necesidad, tanta corrupción, falta de escrúpulos, envidias y rencores. Sálvese quien pueda o busque otros oráculos y otros caminos para, sencillamente, sobrevivir.<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<div class="MsoNormal"><span class="apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: #ffe599; background-image: initial; background-origin: initial; color: #08224c;">Otros sites del autor:</span></span><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: #ffe599; background-image: initial; background-origin: initial; color: #08224c;"><br />
<span class="apple-style-span"><a href="http://comunidades.farodevigo.es/42479/blog/641/" style="color: #113bcc; text-decoration: underline;"><span style="color: #113bcc;">http://comunidades.farodevigo.es/42479/blog/641/</span></a></span><br />
<span class="apple-style-span"><a href="http://www.facebook.com/pages/Francisco-Corbeira/192471774148201?sk=wall" style="color: #cc0000; text-decoration: none;"><span style="color: #cc0000;">http://www.facebook.com/pages/Francisco-Corbeira/192471774148201?sk=wall</span></a></span><br />
<span class="apple-style-span"><a href="http://www.lulu.com/spotlight/franciscocorbeira" style="color: #cc0000; text-decoration: none;"><span style="color: #cc0000;">http://www.lulu.com/spotlight/franciscocorbeira</span></a></span><o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><a href="http://lacomunidad.elpais.com/franciscocorbeira/posts" style="color: #cc0000; text-decoration: none;">http://lacomunidad.elpais.com/franciscocorbeira/posts</a></div></div>Pacocho Corbeirahttp://www.blogger.com/profile/16769304960786409711noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4055755218878975822.post-6110582224764856212011-09-05T17:40:00.002+01:002011-09-05T17:42:27.441+01:00NUEVA ENTREGA DE "TODO ESTÁ ESCRITO". HOY EL CAPÍTULO 6<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBcR6e6jK0vrHq1xHpGVI2B18MDSV14A14TGzLpQ9y4soSkig7UhNI_HwbKfXiQvnKgVHQCzCbXnZ_J-3UcS27E9njz6zcAyRGboltt4-5Wv_XsdZxQFycU7eXm5JZL4GjV7rUfYVy9ok/s1600/portada.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBcR6e6jK0vrHq1xHpGVI2B18MDSV14A14TGzLpQ9y4soSkig7UhNI_HwbKfXiQvnKgVHQCzCbXnZ_J-3UcS27E9njz6zcAyRGboltt4-5Wv_XsdZxQFycU7eXm5JZL4GjV7rUfYVy9ok/s640/portada.jpg" width="480" /></a></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none;"><br />
</div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 28.8pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-list: l0 level2 lfo1; mso-outline-level: 2; mso-pagination: none; page-break-after: avoid; tab-stops: list 0cm; text-align: center; text-indent: -28.8pt;"><b><span lang="ES-TRAD" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: black; background-image: initial; background-origin: initial; color: white; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 16pt;">SEIS<o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><br />
</div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt;">TRANSCRIPCIÓN DE LAS PALABRAS DE <o:p></o:p></span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt;">BERNARDINO BRAÑA CONTENIDAS EN LA <o:p></o:p></span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt;">CARA “A” DE CASETE ROTULADO CON EL NÚMERO 3<o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> El miércoles por la mañana, tal como había convenido con Ana, traté de ponerme en contacto con Ramón. Le telefoneé a su casa de Ferrol, sin mucha esperanza de encontrarle allí, esa es la verdad, pero, no sé si las hadas o los hados, estaban de mi parte. Mi intención inicial, de tener la suerte que finalmente tuve, era invitarle a cenar y pasar la velada juntos, charlando. Así que le pregunté si le venía bien acercarse a Santiago y recogerme en la empresa a eso de las ocho. Me contestó que había ido a Ferrol por la ineludible obligación de pasar la revisión anual de su viejo coche, pero que estaba a punto de regresar a Vilarmaior, ya que tenía un compromiso con un grupo de amigos con el que había constituido una especie de círculo gastronómico. Se reunían una vez al mes en la casa de aquel a quien correspondiese, por turno rotativo, hacer de anfitrión. En esta ocasión le tocaba a él hacer de cocinero y tenía previsto preparar un menú a base de diversos platos con setas. La única posibilidad, si quería verle ese mismo día, era que yo fuese a su casa a eso de las cinco. Acepté a la primera, pese a tener un día sobrecargado de compromisos, dos de ellos esa misma tarde, que hube de posponer no sin cierta satisfacción, por qué no decirlo. Le prometí que estaría puntual, siempre y cuando me tuviese preparada una cafetera humeante y una de copa del licor café que él mismo elabora y que es un auténtico sirope de dioses. Lástima que no sepas lo bueno que está. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Tenía tanto trabajo atrasado, por mi ausencia del día anterior, que no tuve más remedio que comer un bocadillo en la oficina. Pero a eso de las cuatro, planté todo, cogí el coche y recorrí los setenta y cinco kilómetros en dirección norte que separan a Santiago de Vilarmaior. En todo el camino no dejó de llover ni un segundo y encima, una densa niebla me amargó el viaje y no me abandonó, prácticamente, hasta dejar la autopista. Eran las cinco y cuarto cuando llegué, retrasado y cabreado.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Ramón me estaba esperando sentado en su rincón favorito: un porche con vigas y techo de madera, coronado de teja del país que, hacía ya algún tiempo, él mismo había construido en la fachada principal de la vieja casa familiar. Durante los veinte últimos años dedicó mucho tiempo y esfuerzo a restaurarla, hasta convertirla en una preciosa casona, casi señorial. Vive en ella prácticamente todo el año, salvo los meses más crudos del invierno, que los pasa en su piso de Ferrol: uno de esos inmuebles antiguos de la calle María, de techos altos y habitaciones interiores, con tabiques de tablilla y suelos de madera sin fundir, en el que tan sólo renovó el baño y la cocina, además de instalarle calefacción. Pero, en cambio, conserva las habitaciones tal cual estaban desde la muerte de su mujer, Felicia, cinco años atrás. Cada rincón, cada detalle, delatan su ausencia de un modo que a mí, cuando le visito, me produce una sensación extraña, incómoda. En cambio él dice que, de esa manera, es como si nunca se hubiese ido, como si acabase de bajar a hacer la compra y estuviese a punto de regresar en cualquier momento. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Ramón cumplió en enero sesenta y dos años. Y está retirado. Prejubilado, como le gusta decir a él, por pura coquetería. </span><span style="font-family: 'Courier New';">"Es que no estoy tan viejo como para verme aun jugando a las cartas en el Hogar del Pensionista"</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">, me había dicho la última vez que nos vimos, en Santiago, hacía menos de un mes. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> La verdad es que no aparenta los años que tiene. Se diría un cincuentón bien conservado. Todavía mantiene gran parte de su pelo castaño oscuro, aunque ralo, y tan sólo sus sienes lucen el brillo plateado de las canas. Siempre fue un tipo enjuto y huesudo, aunque, desde su viudez, el contorno de su cintura muestra cada vez con menos disimulo, algunos quilos de más: </span><span style="font-family: 'Courier New';">“Es el flotador con el que me voy a ir al Caribe en un viaje de la tercera edad”</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —se defendió irónico, la última vez que nos habíamos visto, tras reprocharle su sobrepeso. Aunque luego: “</span><span style="font-family: 'Courier New';">Ya se sabe,</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: 'Courier New';">una vez que uno enviuda parece que quiere hacer todo aquello de lo que se privó. Y yo estoy comiendo, y bebiendo, demasiado para la vida sedentaria que llevo. Pero que quieres, me gusta y no estoy ahora por negarme caprichos</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">". —añadió en un tono a medio camino entre la justificación y el sonrojo del que se siente como cogido en falta. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Ya fuera la ausencia de actividad laboral, la viudez, las pocas ganas de pasar privaciones, o la suma de todo eso, el caso es que había perdido una parte de aquel aspecto fibroso, e imagino que también la agilidad felina que a mí me llenaba de asombro, cuando le veía subir a la rama más alta de cualquier árbol, para descargarlo de fruta. Su rostro, en cambio, mantiene las mismas facciones marcadas, angulosas y recubiertas por una piel curtida y grasa. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Siempre me llamó la atención el extraño equilibrio entre sus cejas, ojos, nariz y boca que, a pesar de ser elementos imperfectos tomados uno a uno, en conjunto, le hacen agradable a la vista. Incluso parecen dejar translucir su armonía interior y su sensatez. Sus ojos, pequeños y oscuros, pero vivos, inquietos y hasta traviesos, ponen de manifiesto una inteligencia, que luego se acentúa aún más en cuanto comienza a hablar.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Ramón es uno de esos curiosos ferrolanos de formación autodidacta, que nacieron con la guerra y siempre mantuvieron vivo un espíritu de superación continuo: lector voraz, siempre informado y lleno de inquietudes políticas y sociales. Aunque en realidad él es ferrolano de adopción, porque su lugar de nacimiento fue su propia casa de Vilarmaior.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">De hecho, llegó a Ferrol a los catorce años de edad, para ingresar en Bazán como aprendiz. Y, al igual que muchos otros, en el astillero iba a pasar el resto de su vida laboral, hasta que decidió aceptar la prejubilación, tras la muerte de su mujer. No tuvo hijos. Al parecer por un problema de incompatibilidad sanguínea, no sé si motivado a que Felicia y él eran primos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Ramón me invitó a sentarme en un precioso banco de madera labrada, con cojines de cuero marrón encima. Justo delante, sobre una mesa a juego con el banco y sin mantel, estaban esperándome su vieja cafetera italiana de aluminio, aún caliente, la botella de licor café, el azucarero, un servicio limpio y el otro, usado.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —Veo que no has esperado por mí.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><span style="font-family: 'Courier New';">Yo tomo el café a las cinco en punto, como los ingleses. Y cumplo las promesas que les hago a los amigos. Eres tú al que le falta la puntualidad de los británicos y la palabra de los celtas </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—me dijo sonriente—</span><span style="font-family: 'Courier New';"> Pero tranquilo, te acompañaré. Así que, ya que llegas tarde, lo menos que puedes hacer es ponerme otro.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Courier New';"> </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Serví el café, ya templado, para los dos y me senté en el banco junto a Ramón, que me miró interrogante y luego disparó:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><span style="font-family: 'Courier New';">Hacía más de un año que no estabas aquí y hoy me llamas para vernos, con la urgencia del que no puede esperar a mañana, y diciéndome que tienes que hablarme del poema. Explícame esa prisa.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —Mi prisa tiene que explicarse despacio.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> — ¡</span><span style="font-family: 'Courier New';">Huy! ¡Que misterioso llegas! Pero no me lo digas. Mejor, te lo digo yo, porque es bastante fácil: estás aquí por culpa de una mujer.</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Me dejó completamente sorprendido, pero reaccioné y contesté: <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —No te voy a dar el beneplácito de la victoria, tramposo. Así que te diré que sólo tienes razón a medias: es cierto que hay una mujer, pero no es la causa de que yo esté ahora aquí.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><span style="font-family: 'Courier New';">Tú te has enamorado </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—me soltó con descaro—. </span><span style="font-family: 'Courier New';">Sólo hay que mirarte a los ojos para verlo y para ver que también mientes. Así que una mujer. Eso me lo tienes que contar.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Courier New';"> </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—A ver, dime como lo supiste. ¿Qué pajarito te cantó al oído que me ha visto cenando en Santiago en buena compañía?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> — ¡</span><span style="font-family: 'Courier New';">Pero bueno! No tengo falta de eso. Lo que pasa es que te conozco desde que naciste y no me puedes engañar: soy más viejo que tú. ¿Quieres que siga?</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¡Por mí! Ya me estoy acostumbrando a tratar con profetas y adivinadores. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Courier New';"> </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¡</span><span style="font-family: 'Courier New';">Si es muy fácil, hombre! Aunque no quiero dejarte quedar mal. Cuéntamelo tú, que para eso viniste.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Courier New';"> </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Yo no he venido a contarte nada a ti, sino a que tú me cuentes a mí, algunas cosas acerca del contenido de ese pergamino que me dejaste.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><span style="font-family: 'Courier New';">Ese pergamino te lo di hace más de un mes y, hasta hoy, no se te había ocurrido preguntarme nada. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —Está bien, acepto mi derrota. Estoy aquí por culpa de una mujer que se llama Ana. Ella fue la que me hizo plantearme cuestiones acerca de ese poema, que a mí nunca se me hubiesen ocurrido. No por falta de recursos intelectuales, como comprenderás —pronuncié con sarcasmo—, sino, porque ella y yo partimos de puntos de vista diametralmente opuestos. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: 'Courier New';">Vaya, así que Ana. Y yo que pensaba que se llamaba Elena y que, en realidad, venías a disculparte.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¡Ya te entiendo! Por un momento llegué a pensar que tenías el don de la clarividencia. Pero veo que no eres tan listo. Lo que te pasa es que estás dolido por el asunto ese de la entrevista en el periódico y has supuesto que le he contado a Elena la leyenda del poema, porque me había enamorado de ella. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: 'Courier New';">No exactamente. He supuesto que se la habías contado para impresionarla, haciéndote el listillo; que sería lo normal en ti habiendo una mujer de por medio. Pero al menos he acertado en lo de que estás enamorado. Eso salta a la vista, aunque no deje de ser verdaderamente sorprendente. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Realmente, Ramón, me conoce. Y no me quedó más remedio que explicarle el lío en que me había metido por culpa de Elena y como, por esa causa, habían entrado en mi vida, entre otros, Ana y Luis Uría.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: 'Courier New';">Y dices que te envió una copia del poema, así, sin más. ¿La tienes ahí?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Efectivamente, tenía el fax en mi maletín, en el maletero del coche. Fui a buscarlo y se lo enseñé. Ramón sacó sus gafas de cerca del bolsillo de la camisa, se las puso y se enfrascó en la lectura del texto durante más de cinco minutos. Mientras tanto, apuré de un trago el café, serví el licor en la taza vacía y entretuve mis sentidos en apreciar su delicado y sutil equilibrio de sabores, aromas, color y cuerpo; en tanto que mi cabeza, imagino que por alguna extraña asociación que emergía desde el subconsciente, se lanzaba a recorrer con el pensamiento el cuerpo de Ana. Ramón interrumpió la doble delicia de aquel momento.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: 'Courier New';">Curioso, muy curioso </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—dijo, devolviéndome el papel.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¿Eso es todo lo que tienes que decir? ¿No te resulta sorprendente que el tal Luis Uría afirme que haya recibido el poema como legado de familia? Es exactamente lo mismo que tú me dijiste del otro pergamino.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: 'Courier New';">Ya. Eso y muchas otras cosas. Es todo muy curioso. ¿Y qué hay respecto de esa Ana? ¡No tendrá otro poema!<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—No. Pero ella cree que si hay dos poemas, tal vez podría haber más, tres, cuatro...<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: 'Courier New';"> ¿Qué podría haber más? Pero, ¿quién es esa mujer y qué es lo que quiere?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—No lo sé. Prácticamente acabo de conocerla. Pero creo tienes razón: me he enamorado de ella.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Al escuchar mis propias palabras me sonaron ciertas, rotundas. Y me di cuenta, no sólo de que no las había dicho en sentido figurado, sino que, por primera vez en mi vida, expresaban toda su literalidad. Me había enamorado. Y lo estaba reconociendo, más que ante alguien, ante mí mismo, y quizás por primera vez. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¿</span><span style="font-family: 'Courier New';">Y qué es eso que me decías antes de que te ha hecho plantearte cosas en relación con el poema? ¿Qué cosas?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Pues, qué tenía de importante, más allá de las propias palabras que contiene, para que hubiese sido transmitido por su familia, de generación en generación, durante cientos o miles de años, hasta llegar hasta él. Esa era la pregunta clave de Ana, que había hecho que yo estuviese en aquel momento tratando de interrogar a Ramón y siendo yo el interrogado.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: 'Courier New';">Esperaba que esa inquietud saliese de ti. Pero no importa, te lo diré. Aunque, antes, déjame preguntarte algo: ¿Cómo crees que tú y yo nos conocimos?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¿Qué cómo nos conocimos? No sé. ¿Por qué me respondes con una pregunta?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><span style="font-family: 'Courier New';">Porque es obvio quiero saber primero tu respuesta. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Courier New';"> </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Está bien: no sé cómo nos conocimos. ¿Cómo quieres que recuerde eso? Yo era entonces un niño muy pequeño. Imagino que sería en la ferretería: tú eras cliente y amigo de mi padre. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: 'Courier New';">Su mejor cliente, pero no su amigo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Ya. Pero sigo sin entender qué relación hay entre que yo recuerde cómo nos conocimos y mi pregunta. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: 'Courier New';">O sea, que no sabes cómo ni por qué. ¿Y somos amigos o no?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —Pues claro que somos amigos, hombre. ¿Qué tiene que ver eso?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><span style="font-family: 'Courier New';">Pues tiene que ver que tú no me consideras tu amigo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Me quedé sorprendido, casi ofendido. Luego, pensé que, en cierto modo, tenía razón. Aunque en sentido contrario al que él insinuaba. Le dije:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —Puede que haya algo de verdad: es cierto que no pienso en ti como un amigo, sino como alguien más cercano. No eres de mi familia, ni nada mío, pero siempre has estado ahí cuando te he necesitado. Tanto para requerirte consejo, contarte mis penas, o pedirte dinero, que de todo hubo y no lo olvido. ¿Cómo voy a olvidar que me ayudaste incluso mucho más que mi propio padre? En realidad, eres una rara mezcla de padre, amigo y familiar, sin ser ninguna de esas tres cosas. Pero si lo que estás poniendo en duda es mi aprecio o mi amistad, estás muy equivocado. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><span style="font-family: 'Courier New';">No, no es eso. Lo que quiero decir es que siempre me has visto como a alguien que te sacaba de los apuros, más que como a un verdadero amigo. Porque, fíjate, después de tantos años, casi no me conoces. No sabes nada de mi familia, ni de esta casa, ni de mi vida.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> — ¡Eso no es cierto! No digo que lo sepa todo, porque nunca se llega a saber todo de nadie. Pero claro que sé muchas cosas de ti. Además, ¡cuántas no hemos pasado juntos! Ya de crío, me llevabas de excursión, al cine; incluso venía de vacaciones a esta casa, y la conozco perfectamente, salvo en esos últimos retoques que le has dado. Puede que en los últimos años tú y yo estuviésemos algo más separados, aunque sólo físicamente, porque tampoco hemos dejado de vernos, ni de hablar por teléfono. Y respecto a tu familia, puede que desconozca algunas cosas, pero reconoce que de ti lo sé casi todo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: 'Courier New';">Naturalmente que hay cosas de mí que sí sabes. Pero también hay muchas más que desconoces</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">. </span><span style="font-family: 'Courier New';">Y hasta ahora nunca tuviste curiosidad por saberlas. Ni tan siquiera has pensado mucho en ello. Por ejemplo, ¿por qué crees que hacía todo eso por ti?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> — ¿Quieres saber la verdad? Pues, no te ofendas, pero siempre pensé que era porque como Felicia y tú no tuvisteis hijos…mi padre también lo creía y quizás por eso nunca puso pegas a que fuese con vosotros.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Courier New';">Realmente, no me conoces. Aunque no toda la culpa sea tuya. Pero estás equivocado en las dos cosas. Te aseguro que el hecho de que Felicia y yo no tuviésemos hijos, nada tuvo que ver. Nunca te consideré como el hijo que no tuve. Ni antes, ni después, ni ahora. Y respecto a tu padre, él nunca puso pegas porque yo era uno de sus mejores clientes y el negocio no le iba muy bien. Aunque estoy seguro que diría eso para justificarse, para hacerse pasar por el buen samaritano</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —Ramón me miró fijamente y acercándose a mí, añadió en un susurro— </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Courier New';">¿Sabes una cosa? Tu padre nunca me gustó. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —Entonces…no entiendo nada. Vamos a ver, pongamos que tienes razón, que no te conozca, ni que nunca haya tenido interés por saber más de ti. Con lo que creía y sabía me bastó. Pero, si hay muchas cosas que no sé, algo de culpa tendrás tú por no habérmelas contado.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Courier New';">Sí, eso quizás sea tan cierto como tu falta de curiosidad.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —Pues ahora puedes aprovechar la curiosidad que empiezo a tener y comenzar por el principio, porque voy a escucharte todo el tiempo que haga falta. Pero me tienes que prometer que vas a responder a todas mis preguntas, que ya me has dejado dos con el casillero en blanco, haciéndote en una el sueco y, en otra, el sordo. De lo contrario, no admitiré ya más culpas al respecto. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Courier New';"> </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: 'Courier New';">Está bien, pero será mejor que entremos y nos acomodemos en el estudio, que empieza a hacer algo de frío. Y hablaremos de los misterios de Eleusis o de lo que quieras, te lo prometo. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Recogimos la mesa, entramos en la casa y bajamos la escalera que lleva al estudio. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> — ¡Esto es nuevo! —exclamé. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Ramón había descubierto la piedra de las paredes recebadas que, en mi última visita a aquella casa, todavía estaban pintadas de gris perla. También era nueva una chimenea francesa, de granito labrado, que todavía mantenía vivos, en una esquina, algunos rescoldos que Ramón avivó con un fuelle de mano, hasta hacer brotar unas pequeñas llamas, a las que enseguida alimentó con un gran trozo de leña de eucalipto, aún verde. La madera comenzó de pronto a crepitar y a arder lentamente, impregnando con su aroma balsámico toda la estancia. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Las paredes del estudio estaban, desde el suelo hasta el techo, completamente cubiertas por librerías repletas de volúmenes. Incluso la puerta, la ventana y la chimenea, estaban enmarcadas por los anaqueles, de caoba muy oscurecida y evidentemente, hechos a medida, aunque, por su estilo, parecieran haber salido de un anticuario.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Frente a la ventana destacaba una enorme mesa de despacho de madera maciza y patas torneadas, también casi negra, sobre la que tan sólo había una vieja máquina de escribir Olivetti y un tintero dorado con plumas de ave. El suelo, realizado a base de trozos irregulares de pizarra, estaba cubierto por una vieja alfombra de lana, muy gruesa, de motivos geométricos. Sobre ella, tres sillones orejeros tapizados de pana gris oscura, se disponían al frente y a los lados de la chimenea y circundaban una pequeña mesa redonda, a juego con el resto de los muebles. Había además dos lámparas de pie, también negras, con pantallas cilíndricas de pergamino, situadas a ambos extremos de la mesa de trabajo. Una gran lámpara, de enormes lagrimones, pendurando del centro de un artesonado de madera, muy elaborado, ponía la guinda final.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Me gustó aquel lugar. Sencillo y barroco a la vez, pero decididamente acogedor. A la medida para dar buena cuenta de la botella de licor café y paladear un buen habano, sentados plácidamente en aquellos sillones frente al fuego y dejando fluir la conversación.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Modern No. 20', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¿</span><span style="font-family: 'Courier New';">Te gusta? </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—me preguntó Ramón.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Desde luego. Has conseguido un conjunto armonioso y agradable. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¡</span><span style="font-family: 'Courier New';">Un conjunto! Está claro que eres una persona poco detallista y a la que le falta curiosidad. Porque lo más importante de este lugar no es el conjunto, sino los detalles. Y sobre todos ellos, los libros. Pero ni siquiera te has fijado en ellos. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Completamente cierto. No había reparado siquiera en los títulos impresos en los lomos. Y mucho menos tomar uno en la mano, para hojearlo. Me sentí un poco estúpido ante la observación de Ramón. De repente me vi a mi mismo como el tipo que se compró una enciclopedia de tapas rojas, para hacer juego con el color de los sofás. O aquel otro que pidió al librero un metro de tomos de arte, de lujosa encuadernación, para llenar el hueco de su nueva estantería.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Comencé a echar un ojo y mi sorpresa fue total. No sabría decir cuántos libros pudiera haber forrando completamente las paredes. Seguro que más de dos mil volúmenes, distribuidos en una docena de muebles grandes, además de otros dos más pequeños: uno bajo la ventana y otro, sobre la puerta. Y todos, aparentemente, en ediciones de lujo. No había nada en rústica y mucho menos, en bolsillo. Pero lo más sorprendente aún, no era su número, ni su imponente aspecto, sino los temas de que trataban. En su inmensa mayoría, tratados de Historia Antigua, Etnografía e Historia de las Civilizaciones. Entre ellos destacaba sobremanera un mueble completo, de siete estantes, repleto de bibliografía sobre los celtas. Lo curioso es que había ejemplares en inglés, en francés, en alemán e incluso en turco. Insólito, porque estaba seguro de que Ramón no sabía idiomas. Pero además, en otra librería, todos los pueblos que yo conocía e incluso otros de los que ignoraba hasta su nombre, estaban allí, sobreviviendo entre millares de páginas o gracias, precisamente, a ellas: desde las primeras civilizaciones de Mesopotamia o Trípoli, a los hititas, los hunos, avaros, eslavos, fenicios, cartagineses, ligures, sajones, suevos, iberos, etruscos, griegos, egipcios, romanos, indios, chinos, mongoles, mayas, aztecas, maoríes…en fin, todos, y perfectamente clasificados. Otra de las estanterías principales estaba dedicada, prácticamente, a la Edad del Hierro, destacando por encima de cualquier otra época histórica. Pero lo que más me llamó la atención fue uno de los muebles, que rompía la uniformidad temática del resto: Hipnotismo, Chamanismo, Alquimia, Brujería, Cábala, Astrología, Ocultismo, Psicología, Yoga…<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: 'Courier New';">Te has quedado mudo. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Completamente. Nunca imaginé que tuvieses tal colección. Y lo que no comprendo es por qué nunca los había visto antes. He estado muchas veces aquí y muchas otras en tu casa en Ferrol…y estos libros no los has adquirido de la noche a la mañana.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: 'Courier New';">Pues claro que no. Pero nunca estuvieron a la vista, ni reunidos y clasificados, como ahora. Esta colección la inicié hace más de cuarenta años. Aunque, desde la muerte de Felicia, ha sido mi principal obsesión. La cuarta parte o tal vez más, los he conseguido en los últimos cinco años. Ahora tengo todo el tiempo de mundo para leer y antes, no tanto.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Y yo que siempre pensé que tu afición por la lectura se limitaba a los libros técnicos, sobre mecánica, bricolaje y jardinería. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: 'Courier New';">También tengo una buena colección, en el taller, aunque no tantos. Sobre todo porque me he deshecho de muchos. Te contaré un secreto: la mayoría de los textos que ves, estuvieron largo tiempo ocultos bajo las tapas de otros que trataban de esos temas y que casi siempre compraba o encargaba a tu padre. En ocasiones me importaba un cuerno el contenido, sólo me preocupaba que las medidas y el grosor coincidiesen con las de la obra que quería esconder. Las cubiertas originales fueron a parar directamente al fuego. Así que, cuando dejé Bazán, me apunté a unos de esos cursos de encuadernación y, desde entonces, en los ratos libres, me he dedicado a restaurarles sus créditos originales, incluso mejorando el aspecto de sus ediciones o el estado de conservación, a veces lamentable.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Pero ¿por qué?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: 'Courier New';">La respuesta a tu pregunta tiene mucho que ver con lo que tú has venido hoy a saber aquí. Con ese poema que te di para que investigaras. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Qué ironía. Me lo das a mí, cuando tú tienes aquí más bibliografía que la biblioteca de la Facultad de Historia y además, sabiendo cómo sabes que nunca me interesó la Historia Antigua.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: 'Courier New';">Pero seguro que acabará por interesarte. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—La historia que ahora me interesa es la tuya. Me acabas de dejar sin palabras. Así que te toca hablar a ti. Empieza por explicarme por qué hay libros en idiomas que desconoces. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: 'Courier New';">Desconozco el turco. Pero algunos de esos libros sobre los hititas y los pueblos celtas de la Galatia turca, los compré cuando viajé allí, hace tres años. El resto son regalos de amigos que hice en ese viaje, con los que todavía mantengo correspondencia. Pero, si te fijas, son en su mayor parte libros de ilustraciones, catálogos de museos y de exposiciones, que no tienen mucha letra impresa. Respecto del francés, inglés y portugués, sé lo suficiente para leer en esas lenguas. Y ahora estoy estudiando el alemán. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¡Estoy impresionado! Sabía que eras un tipo informado y que te gustaba leer. Pero todo esto de los libros, y lo de los idiomas, no me lo acabo de creer.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: 'Courier New';">No es para tanto. Aprendí el inglés antes de que tú nacieras y, desde la muerte de Felicia, me he dedicado al francés. Ahora, desde hace menos de un año, estoy estudiando alemán, pero aún no soy capaz de afrontar la lectura de un libro técnico en ese idioma </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Ramón hizo una pausa y me miró, imagino que para ver de nuevo la cara de bobalicón que se me había puesto. Luego prosiguió—</span><span style="font-family: 'Courier New';">. La verdad es que siempre se me dieron bien las lenguas y siempre quise aprender, al menos, algunas. Sobre todo aquellas en las que están la mayor parte de los libros interesantes que, en muchos casos, nunca han sido traducidos al castellano. Es una pena que se siga traduciendo tan poco, porque nos estamos quedando fuera de las fuentes del conocimiento, tanto en las humanidades, como en la tecnología e incluso en la literatura. Además, lamentablemente, aquí casi no se investiga y, por tanto, los avances siguen haciéndose en otras partes.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Tienes toda la razón en eso último. Pero no trates de desviar mi atención y respóndeme a una pregunta: ¿por qué todo ese secreto sobre tu afición por la Historia y por ocultar estos libros con el disfraz de otros libros?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: 'Courier New';">Por miedo, y por instinto de supervivencia. No porque se trate de libros proscritos, ni porque sean demasiado raros o valiosos, aunque algunos sí lo son. Pero, la mayoría, están en ediciones corrientes, que he comprado en librerías e incluso en mercadillos. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Pues sigo sin comprender a qué tienes miedo. ¿Miedo de qué?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: 'Courier New';">Tú no puedes comprenderlo porque no sabes nada. Pero te diré que si sigo vivo es porque aparento ser una persona inofensiva. Aunque, precisamente ahora, ese miedo ya no lo tengo. Al menos no tanto como antes. Y eso a pesar de que tú hayas puesto mi vida y también tu vida, en peligro, como nunca lo había estado. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¿Yo?, ¿cómo? No entiendo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><span style="font-family: 'Courier New';">Muy sencillo, gracias a tu inconsciencia, tu ignorancia y a esa entrevista. Aunque tal vez fuese algo inevitable. Es posible que incluso, fuera hasta necesario. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¿Quieres decir que ese poema…? Espera, eso mismo dijo también Ana…los buscadores del oro: ¿es eso?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¡</span><span style="font-family: 'Courier New';">Vaya con la tal Ana! Me temo que te has enamorado de la persona equivocada. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none;"><br />
<br />
<br />
<br />
<div class="MsoNormal"><span class="apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: #ffe599; background-image: initial; background-origin: initial; color: #08224c;">Otros sites del autor:</span></span><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: #ffe599; background-image: initial; background-origin: initial; color: #08224c;"><br />
<span class="apple-style-span"><a href="http://comunidades.farodevigo.es/42479/blog/641/" style="color: #113bcc; text-decoration: underline;"><span style="color: #113bcc;">http://comunidades.farodevigo.es/42479/blog/641/</span></a></span><br />
<span class="apple-style-span"><a href="http://www.facebook.com/pages/Francisco-Corbeira/192471774148201?sk=wall" style="color: #cc0000; text-decoration: none;"><span style="color: #cc0000;">http://www.facebook.com/pages/Francisco-Corbeira/192471774148201?sk=wall</span></a></span><br />
<span class="apple-style-span"><a href="http://www.lulu.com/spotlight/franciscocorbeira" style="color: #cc0000; text-decoration: none;"><span style="color: #cc0000;">http://www.lulu.com/spotlight/franciscocorbeira</span></a></span><o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><a href="http://lacomunidad.elpais.com/franciscocorbeira/posts" style="color: #cc0000; text-decoration: none;">http://lacomunidad.elpais.com/franciscocorbeira/posts</a></div></div><br />
<br />
<br />
<a href="http://www.blogalaxia.com/tags/novela," rel="tag">novela,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/ebook" rel="tag">ebook</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/gratis," rel="tag">gratis,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/literatura," rel="tag">literatura,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/narrativa," rel="tag">narrativa,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/todo" rel="tag">todo</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/esta" rel="tag">está</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/escrito," rel="tag">escrito,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/francisco" rel="tag">francisco</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/corbeira" rel="tag">corbeira</a>Pacocho Corbeirahttp://www.blogger.com/profile/16769304960786409711noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4055755218878975822.post-38211129446990470432011-09-01T13:22:00.002+01:002011-09-01T20:44:59.101+01:00NUEVA ENTREGA DE "TODO ESTÁ ESCRITO". HOY EL CAPÍTULO 5<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 28.8pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-list: l0 level2 lfo1; mso-outline-level: 2; mso-pagination: none; page-break-after: avoid; tab-stops: list 0cm; text-align: center; text-indent: -28.8pt;"><b><span lang="ES-TRAD" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: black; background-image: initial; background-origin: initial; color: white; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 16pt;"><br />
</span></b></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBcR6e6jK0vrHq1xHpGVI2B18MDSV14A14TGzLpQ9y4soSkig7UhNI_HwbKfXiQvnKgVHQCzCbXnZ_J-3UcS27E9njz6zcAyRGboltt4-5Wv_XsdZxQFycU7eXm5JZL4GjV7rUfYVy9ok/s1600/portada.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBcR6e6jK0vrHq1xHpGVI2B18MDSV14A14TGzLpQ9y4soSkig7UhNI_HwbKfXiQvnKgVHQCzCbXnZ_J-3UcS27E9njz6zcAyRGboltt4-5Wv_XsdZxQFycU7eXm5JZL4GjV7rUfYVy9ok/s640/portada.jpg" width="480" /></a></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 28.8pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-list: l0 level2 lfo1; mso-outline-level: 2; mso-pagination: none; page-break-after: avoid; tab-stops: list 0cm; text-align: center; text-indent: -28.8pt;"><b><span lang="ES-TRAD" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: black; background-image: initial; background-origin: initial; color: white; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 16pt;"><br />
</span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 28.8pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-list: l0 level2 lfo1; mso-outline-level: 2; mso-pagination: none; page-break-after: avoid; tab-stops: list 0cm; text-align: center; text-indent: -28.8pt;"><b><span lang="ES-TRAD" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: black; background-image: initial; background-origin: initial; color: white; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 16pt;"><br />
</span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 28.8pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-list: l0 level2 lfo1; mso-outline-level: 2; mso-pagination: none; page-break-after: avoid; tab-stops: list 0cm; text-align: center; text-indent: -28.8pt;"><b><span lang="ES-TRAD" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: black; background-image: initial; background-origin: initial; color: white; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 16pt;">CINCO<o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><br />
</div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><br />
</div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt;">TRANSCRIPCIÓN DE LAS PALABRAS DE<o:p></o:p></span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt;"> BERNARDINO BRAÑA CONTENIDAS <span style="text-transform: uppercase;">en la<o:p></o:p></span></span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt; text-transform: uppercase;"> cara “B” del casete rotulado con el número 2<o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Te preguntarás por qué en la primera cinta comienzo por contarte la truculenta muerte de Luis Uría y termino por el principio de una historia de amor con alguien que no conoces. Sé que soy un poco caótico hablando, pero en este caso no: las cosas son así. Sigo un orden cronológico lineal y si comienzo por contarte mi relación con Ana no es por ganas de que conozcas mis intimidades, sino porque ella es, además de una de las causas, sino la principal, de que me metiese de cabeza en todo este embrollo de los poemas, parte fundamental de la historia misma. Y lo de Luis Uría, de momento, las últimas consecuencias.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Pero quiero ceñirme a los hechos, que son lo que importa y seguir contándote, ahora que son las cuatro y cuarto de la mañana del 26 de octubre, desde el punto en que finalicé la cara anterior. Pero antes de comenzar, para que lo sepas, te diré que me acabo de servir una copa de aguardiente de hierbas y esto que escuchas de fondo es música de <i>Nightnoise</i>, que he puesto para inspirarme y para que me dé fuerzas para grabar media hora más antes de irme a dormir. Además, creo que estaba perdiendo un poco el hilo, enrollándome sobre mis impresiones de primerizo enamorado que, seguro, te estarán haciendo mucha gracia viniendo de mí, aunque también sean importantes para que puedas comprender y comprenderme.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Pues bien, seguimos el martes 19 por la mañana: Ana despertó, mientras que yo seguía allí sentado, observándola. Abrió los ojos, me miró primero con sorpresa, pero enseguida hizo lucir una sonrisa que anunciaba su bienvenida a este mundo. Le señalé la bandeja que había dejado en el suelo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —Buenos días. ¿Tienes hambre?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Sí.</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Desayunamos casi en silencio. Como un juego en el que sólo nuestras miradas y nuestros gestos tenían algo que decir. Los dos estábamos contentos, unidos. Pensaba que era increíble. Increíble que me despertase al lado de una mujer sin desear escapar corriendo o deshaciéndome en excusas para echarla, dependiendo de si era mi casa o la suya. Increíble que, sin conocerla de nada, no necesitáramos decirnos una sola palabra. Me bastaba con su sola presencia, y hasta ni me hubiese importado que fuese muda. Sentía también que no precisaba de ninguna otra cosa que en aquel momento estuviese fuera de la habitación. Comprendí, incluso, que el paraíso no es un lugar concreto, sino un estado mental: el de la felicidad. Y aquello debía de ser la felicidad. Hasta empezaba ya a tener ganas de morder de nuevo la fruta prohibida. Lástima que Ana sacase a relucir la manzana de la discordia.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> — ¿</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Sabes que estoy pensando? Que a lo mejor estás investigando por el camino incorrecto.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> — ¿Cómo dices?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Me refiero a que tal vez no te hayas hecho la pregunta clave.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> — ¿Y qué pregunta es esa?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Pues, que tratar de encontrar datos rebuscando en libros y consultando arqueólogos te llevará hasta un callejón sin salida, porque poco más podrás averiguar además de lo que ya sabes. <o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —Pues no sé de qué otro modo…<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Quiero decir que la importancia de esos poemas es otra.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> </span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¿Otra?, ¿cuál?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> </span></i><i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¿</span></i><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">No te has preguntado por qué, a lo largo de, por lo menos, dos mil o quizás dos mil quinientos años, al menos dos familias concretas han conservado esos poemas y los han hecho transmitir? Y si el poema de Escadas fue dos veces traducido: una, de la tradición oral al latín y dos, del latín al gallego: ¿por qué tomarse tantas molestias por un documento que, según tú, no tiene ningún valor?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Tenía razón. Toda la razón: el misterio consistía en saber por qué esos textos se convirtieron en bienes sagrados de las herencias de toda la rama familiar de los Escadas y los Uría. ¿Qué se suponía que tenían que ver con ellos y por qué se propusieron que ese legado insignificante trascendiese en el tiempo de generación en generación? ¿Era un mensaje para alguien del futuro, para un heredero de miles de años después? ¿Creían realmente en la profecía que encierra la leyenda? Todas estas preguntas, obviamente, me las sugirió Ana. No son fruto de mi discurrir mental, más que me pese. Estarás pensando que Ana es más inteligente que yo. Y seguro que no te equivocas, porque también yo lo estoy empezando a creer.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Ana opinaba además que, al margen del texto mismo del poema, podría haber otros elementos:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¿</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Tú te imaginas a tu amigo Ramón Escadas o a Luis Uría, recogiendo ese pergamino como parte de sus herencias a la muerte de sus antecesores? ¿No te parece más lógico que ese poema se transmita en vida y junto con él, otras consignas no escritas?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Como las brujas, que transmitían su saber a sus hijas y éstas a las nietas —dije exagerando mi tono, forzadamente misterioso.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Lo dices de broma, pero no sabes cuánto has dado en el clavo</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—No, lo digo en serio. Sólo el tono de mi voz era de broma. Tengo que reconocer que tienes razón, que lo que dices es lógico. Pero ¿sabes qué?, tampoco me imagino, conociendo a Ramón, que haya tenido una de esas vivencias iniciáticas. Si le vieras, opinarías lo mismo que yo. A Ramón sólo le preocupa su finca y su casa.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Si yo estuviese en tu lugar, lo primero que haría sería hablar con él, a pesar de lo que creas. Y, por supuesto, aceptar el encargo de Luis Uría y hasta remitirle de inmediato un detallado cuestionario.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">¿Por qué iba a negarme?, ¿qué perdía con eso?, ¿no era, acaso, lo más fácil: hablar con Ramón y escribirle una carta a Uría?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —Pues, por complacerte, voy a hacerte caso. Confiaré en ti, seguiré tu método y ya discutiremos más adelante sus resultados.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Ana me besó en los labios y yo aparté la bandeja hacia un lado de la cama y la abracé, sintiendo su piel caliente, sus pechos tiernos clavándoseme provocadores y su olor dulcísimo traspasándome en el centro de mí mismo…<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> ¿Pensabas que ahora venía lo bueno? Pues te vas a quedar con las ganas, porque sigo siendo un caballero. Pero sí te diré algo, al menos para que no blasfemes demasiado contra mis brotes de autocensura: si Ana ya me había sorprendido la primera vez que la vi, en O Galo primero y luego en Casa Roberto, en las distancias cortas todavía ganaba más. La impresión que la perfección y lisura de su piel me producía a la vista, se acentuaba aún más al tocarla: te juro que nunca acaricié nada tan suave como ella. Pero no era sólo la vista, o el tacto, sino que todos mis sentidos se desbordaban: su olor magnético, su deliciosa voz, el sabor de sus besos y de su carne. Todo eso, percibido simultánea y conscientemente, me provocaba y me provoca un ansia irrefrenable, una pasión incendiaria. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">No sé explicarte mejor, para eso tú, que eres el poeta. Seguro que incluso tendrás algo escrito que hable de este tema, faltaría más, ya te estoy viendo. Y seguro que, después de leerte a ti, tu mujer parecería en esos versos más suave que Ana, que huele mejor y que es más dulce su voz, pero sería pura sublimación provocada por la sutil arquitectura de tus palabras, pero no porque responda a la verdad. ¿Algo que replicar?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><br />
</div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><sup><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">*****<o:p></o:p></span></sup></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">He hecho una pequeña pausa para servirme otra copa de lo mismo, que me bebo a tu salud, lamentando no poder compartirla juntos. Acabo de mirar por la ventana y no he visto a los dos tipos que estaban en la terraza hace un rato. Ahora el bar está cerrado y esos han debido largarse o estar en alguno de esos coches a los que, desde aquí, sólo veo el techo. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Estaba pensando, hace un momento, que quizás no te he contado aún lo suficiente acerca de la leyenda. Como todas las leyendas, su apariencia, puede parecer muy simple pero, bajo ese vestido suelen esconderse las creencias míticas, religiosas, culturales y sociales del pueblo que las crea. Aunque no sean, precisamente estas, las interpretaciones en que me voy a centrar ahora.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Según el texto del poema que Luis Uría me había enviado por fax, el contenido, aunque ligeramente distinto al del pergamino de Escadas, nos cuenta igualmente que el rey Uriel, herido de muerte, hizo jurar a su druida </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">que tanto en las dos leyendas como en Galicia se denomina con el nombre de <i>ovate,</i> término muy similar al usado en Italia<i>: vate</i></span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> que cuidaría de su amada hasta que él regresara: hete aquí la profecía. El cuerpo del rey se convirtió, en el momento de su paso al otro mundo, en una estatua de oro </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">aunque en ninguno de los textos, naturalmente, se diga cómo se produjo tal trance</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> y, de esa misma estatua, tal vez transmutada de nuevo en carne, volverá algún día el mismo Uriel. Por eso, se supone, la estatua fue alejada de la avaricia de las miradas y oculta en una cueva, junto con el resto de pertenencias del rey, tanto personales como suntuarias, que constituirían un tesoro nada desdeñable </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">una práctica habitual en muchas culturas</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">. Lástima que, respecto de la cueva, los pergaminos sólo nos digan que está cerca del mar. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Esto es, en resumen, lo que coinciden de decir los dos poemas. Puede deducirse, casi con total seguridad, que se trata de una leyenda de origen celta. Así, al menos, parecen señalarlo elementos como el de la transmutación en oro, la inmortalidad del alma </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">que conserva los rasgos de personalidad y aspecto, como nos revela la famosa leyenda irlandesa de Mongan</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> la creencia en la reencarnación, la profecía del rey o el compromiso que unía a la mujer amante y al druida con el regreso del rey en el tiempo, que son comunes a numerosos mitos, tanto gallegos como irlandeses y también de otros pueblos de rasgos indoeuropeos. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Es curioso constatar que los celtas nunca escribieron, ni desarrollaron una escritura a partir de su propia lengua, salvo en una época ya muy tardía y con caracteres romanos, de la que existe constancia por algunas inscripciones recientemente encontradas. Las razones, según parece, fueron de tipo religioso ya que, en la época de su máximo esplendor, existían en el resto del mundo conocido numerosos alfabetos de los que, con toda certeza, tenían noticia –como los de los fenicios, cartagineses, griegos o egipcios, pueblos con quienes mantuvieron contacto e intercambios comerciales</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">, pero que tampoco adoptaron. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">La fuerza de su cultura se transmitía de modo oral. El druidismo, en su función educadora, formaba y transmitía esa cultura durante un período de formación de hasta quince años, durante el cual se enseñaban filosofía, astronomía, música, oratoria y medicina. Debían también memorizar fielmente todas las leyendas, poemas, canciones e historia precedentes. Pero para llegar a ser druidas debían conocer, además, las fórmulas de los ritos, de los conocimientos sobre cómo combinar las cualidades de las plantas y animales para fabricar tanto remedios para las enfermedades, como fórmulas mágicas. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Por ello, respecto del pergamino que contiene la leyenda, y abundando un poco más tanto en lo que me reveló mi amigo el arqueólogo, como lo que yo mismo consulté por mi cuenta, sabemos que fue a partir del siglo VII cuando se empezaron, por vez primera, a recoger en textos escritos las múltiples leyendas existentes en la tradición oral. Casi siempre a cargo de monjes cristianos que, conforme a sus creencias, eligieron los que más se ajustaban a la nueva moral y descartaron aquellos que pudiesen incurrir en herejía o ser contrarios a los intereses de la iglesia, salvo en aquellos casos que les sirviesen como ejemplo de escarnio. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">En otras muchas ocasiones, las transcripciones no fueron puras, sino que el escritor las adaptó conforme a sus gustos, añadiéndoles elementos de la nueva doctrina o cambiando los personajes protagonistas originales, por santos de la nueva religión.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Pero este sincretismo de la iglesia católica tuvo también un claro antecedente en el mundo romano que, en el ámbito religioso, adoptó como propias muchas de las divinidades celtas a las que, sencillamente, cambiaron de nombre. La existencia de ese sincretismo constatado es, para muchos, la prueba certera de que la cultura invasora, pretendidamente superior, no era tal. Y que, pese a la superposición de estratos, las bases de la cultura celta, afloraron y prosiguieron marcando el modelo social y cultural hasta la actualidad, donde aún puede rastrearse en el folclore, la música, las leyendas y las fiestas paganas y religiosas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">El caso es que, volviendo a la discusión acerca de la leyenda y a mi conversación con Ana, ella, sorprendentemente, creía cierta, o al menos verosímil, la existencia de la estatua de oro. Incluso, a partir de los poemas, suponía que, de acuerdo con la profecía, ese rey Uriel que mencionan y que juró retornar </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">pese a no figurar ninguna mención expresa a cuándo</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">, lo haría dentro del seno de una de esas “cuatro familias” que coinciden en nombrar los dos textos. Ello explicaría, de creer en ello, el por qué fueron transmitidos de generación en generación, así como la existencia, tanto de los dos pergaminos, como de la suposición de Ana sobre la posibilidad de que hubiese otros, similares: cuatro, uno por familia. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Esa posibilidad, desde mi punto de vista, aunque lógica, podía ser irrelevante: porque podía ser que en dos de esas cuatro familias a nadie le diese por plasmar en un soporte físico la tradición oral heredada o, sencillamente, que alguien, en el curso de la historia hubiese roto la cadena. Tanto porque alguno no hubiese tenido descendencia como por cualquier otro motivo desconocido, cuya enumeración de posibilidades sería larga de hacer. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Pero, sobre todo, me parecía que esa clase de interpretaciones textuales no tenían mucho sentido dentro de la irrealidad que, por definición, tiene toda leyenda. Y, además de ver tras todo ello explicaciones necesariamente más prosaicas, le objetaba también que resultaría complicadísimo comprobar su veracidad, dada la necesidad, por ejemplo, de reconstruir, cuando menos, los árboles genealógicos de Ramón Escadas y Luis Uría. Laberintos imposible de recorrer teniendo en cuenta la antigüedad que suponemos al origen de los textos. Y, aunque fuésemos capaces de remontarnos hasta la época en la que fueron escritos, resultaría imposible avanzar más atrás, dada la conocida inexistencia de documentación de ninguna clase. Y, por si esto fuera poco, ¿quién nos garantiza que los propietarios actuales de esos pergaminos proceden de las primitivas familias donde se originó? No se puede descartar la alta probabilidad de que hubiesen cambiado de manos: robados, vendidos, yo que sé... <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Me parecía mucho más verosímil la suposición de que, si la leyenda trascendió, fue más que nada por el deseo incumplido de encontrar el tesoro oculto del rey Uriel, que es una creencia muy fácil de mantener viva, pese a que tal tesoro pueda existir realmente o no.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Ana no negaba que esta tesis mía contuviese parte de la verdad. Pero consideraba que además había otras razones que se nos escapaban. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> No sé por qué te hablo de estas conjeturas de Ana en las que, decididamente, no creo. Porque esto ya no lo encuentro lógico. Nadie me va a hacer creer, por supuesto, en el regreso de los muertos y menos aún que puedan hacerlo en el seno de la misma familia que sus ancestros. Tampoco que nadie pueda transmutarse en oro una vez y de oro en carne viva, otra. Y respecto a la amante condenada a esperar a su amado: ¿qué sabemos de ella? ¿Cuánto tiempo pudo esperarle, quizás toda su vida, hasta morir? <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Es obvio que en esto, la profecía falló, puesto que de haberse cumplido ya, no tendría sentido que la leyenda permaneciese tal cual, sin incorporarse el final del regreso del rey junto a su amada. Y si no falló, la amada estaría indudablemente muerta, ya que las leyes de la vida le impedirían esperar el larguísimo regreso del amado.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Según Ana mi incredulidad no implicaba que otros sí creyesen y ese era especialmente el peligro.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —Pero ¿qué otros? —le dije</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> </span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Los mismos que siempre han buscado el mismo tesoro, sin encontrarlo. Aunque el verdadero premio nunca es el oro</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —me contestó. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —Pero, ¿quiénes? —insistí.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Todos, la historia está llena de casos </span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—me dijo. Y no quise inquirir, ante su evidente evasiva, porque supuse que era inútil. Pero lo intenté de otro modo:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Eso que dices de que el premio nunca es el oro me recuerda a una leyenda que no sé si conoces, de la moura que en la mañana de San Juan sale de su casa cargada con un tesoro formado por finas piezas de oro, las extiende sobre una tela y pide a quienes pasan, que escojan, de lo que ven ante sí, la que crean tenga más valor. Si aciertan, será suya, sin pagar nada a cambio. “Pero sólo tenéis una oportunidad”, les dice. Todos, sin excepción, eligen la pieza de mayor tamaño, o la que más brillantes engarza. Pero, al intentar cogerla, se desvanece entre las manos, como si no fuese más que un fugaz espejismo. “¿Cuál es el error?, sin duda mi elección era correcta”, pregunta cada uno de ellos, sin reparar en que, lo más valioso, no era el oro, sino ella. La prueba se repite siempre con idéntico resultado. Por ello, la moura, como ser a caballo entre dos mundos, que no consigue su liberación, se convierte en carbón en algunas versiones o en fuente encantada, en otras.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Sí, ese es un buen ejemplo y una bonita prueba de amor, si eres elegida. Ahora ya no se hacen pruebas de amor, sólo se hacen frases. Casi siempre vacías de verdad</span></i><span style="font-family: 'Franklin Gothic Medium', sans-serif; font-size: 12pt;">.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —Yo nunca te haré frases que no pueda cumplir.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Ana sonrió y, lapidaria, me dijo:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Nada hay de cierto en el corazón de los hombres, porque aun cuando el corazón siga latiendo con la misma frecuencia, no siempre sus razones mandan. En el mundo manda más el oro que el amor. Vence siempre la ambición sobre la generosidad y también el egoísmo sobre la entrega. Salvo que el llamado amor sea sólo sexo sin compromiso.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> </span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Y yo, en un arrebato romántico, que al recordarlo ahora para explicártelo a ti, casi me sonrojo, le dije:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> — ¿Cómo puedo saber si los sentimientos de mi corazón son inciertos cuando me dicen que te amo? <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Superando una prueba.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —Y la prueba, ¿cuál será?, ¿ser capaz de resistir el peligro de los buscadores de oro que según tú persiguen el tesoro y puede que también vengan contra mí, hasta el punto de que dices que habrá muertes? ¿Acaso la mía? </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">expresé teatralmente y de un tirón. Pero Ana permaneció en silencio, pensativa. Finalmente, alzando sus ojos, me miró y dijo: <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> </span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Creo que es mejor que antes de que yo te conteste a esa pregunta, te la contestes tú a ti mismo. La prueba de amor no será para convencerme a mí, sino a ti, de tus propias creencias y de tus sentimientos. Y ahora todavía no estás preparado. Estás demasiado lejos de poder conocer y asumir la verdad que encierra la respuesta.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Lo dijo tan en serio y resultó tan tajante frente a lo que no entendió como broma </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">y lo era</span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">, que no me aventuré a replicar más. Tímidamente, me atreví a añadir:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Está bien </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">y puse cara de lo siento y también un poco de cordero a punto de degollar.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Menos mal que el resto del día no volvimos a hablar de ello. Tan sólo me dejé ir, hundirme lentamente en sus brazos, en el calor de su cuerpo, en sus besos, en el mar de sus cabellos, en su ternura infinita, en su suavidad extrema... y no se me ocurre nada más que decirte, sin trascender del ámbito de la poesía, pero te aseguro que es mucho. Deberías enamorarte alguna vez, en serio. ¡Ja! Es broma, sé que vosotros, los poetas, lo estáis siempre y más tú que eres un fiel amante y compañero, como creo que dices en alguno de tus poemas. En este punto sé que destrozarás el casete a patadas. Pero cálmate, porque voy a cambiar la cinta, a ponerme otra copa y relajarme un poco. Luego vuelvo.<o:p></o:p></span></div><br />
<br />
<br />
<div class="MsoNormal"><span class="apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: #ffe599; background-image: initial; background-origin: initial; color: #08224c;">Otros sites del autor:</span></span><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: #ffe599; background-image: initial; background-origin: initial; color: #08224c;"><br />
<span class="apple-style-span"><a href="http://comunidades.farodevigo.es/42479/blog/641/" style="color: #113bcc; text-decoration: underline;"><span style="color: #113bcc;">http://comunidades.farodevigo.es/42479/blog/641/</span></a></span><br />
<span class="apple-style-span"><a href="http://www.facebook.com/pages/Francisco-Corbeira/192471774148201?sk=wall" style="color: #cc0000; text-decoration: none;"><span style="color: #cc0000;">http://www.facebook.com/pages/Francisco-Corbeira/192471774148201?sk=wall</span></a></span><br />
<span class="apple-style-span"><a href="http://www.lulu.com/spotlight/franciscocorbeira" style="color: #cc0000; text-decoration: none;"><span style="color: #cc0000;">http://www.lulu.com/spotlight/franciscocorbeira</span></a></span><o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><a href="http://lacomunidad.elpais.com/franciscocorbeira/posts" style="color: #cc0000; text-decoration: none;">http://lacomunidad.elpais.com/franciscocorbeira/posts</a></div><br />
<br />
<br />
<a href="http://www.blogalaxia.com/tags/novela," rel="tag">novela,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/ebook" rel="tag">ebook</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/gratis," rel="tag">gratis,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/literatura," rel="tag">literatura,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/narrativa," rel="tag">narrativa,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/todo" rel="tag">todo</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/esta" rel="tag">está</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/escrito," rel="tag">escrito,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/francisco" rel="tag">francisco</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/corbeira" rel="tag">corbeira</a> Pacocho Corbeirahttp://www.blogger.com/profile/16769304960786409711noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4055755218878975822.post-53446388702982412782011-08-19T22:20:00.006+01:002011-08-19T22:31:14.951+01:00HOY, CAPÍTULO 4 (SEGUNDA PARTE) DE LA NOVELA "TODO ESTÁ ESCRITO" EN ESTA YA QUINTA ENTREGA.<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBcR6e6jK0vrHq1xHpGVI2B18MDSV14A14TGzLpQ9y4soSkig7UhNI_HwbKfXiQvnKgVHQCzCbXnZ_J-3UcS27E9njz6zcAyRGboltt4-5Wv_XsdZxQFycU7eXm5JZL4GjV7rUfYVy9ok/s1600/portada.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBcR6e6jK0vrHq1xHpGVI2B18MDSV14A14TGzLpQ9y4soSkig7UhNI_HwbKfXiQvnKgVHQCzCbXnZ_J-3UcS27E9njz6zcAyRGboltt4-5Wv_XsdZxQFycU7eXm5JZL4GjV7rUfYVy9ok/s640/portada.jpg" width="480" /></a></div><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"><br />
</span><br />
<span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"><br />
</span><br />
<span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"><br />
</span><br />
<span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Ana estaba preciosa. Voy tan rápido contándote las cosas que me dejo la mitad por el camino. Doy por hecho que la conoces y ni siquiera la has visto ni en fotografía. Es que parece muy fácil, pero me resulta muy complicado hablarle con naturalidad a este cacharro, pensando que eres tú. Estoy gesticulando y no me ves, por lo que seguro que te pierdes el sentido de muchas cosas. Pero bueno, ya me he ido. Vuelvo. Ana estaba preciosa. A ti te hubiera gustado, con el pelo suelto, aunque no de leona, sino peinado hacia atrás, con mucha dulzura. Vestía una camisa blanca de lino, de cuello barco, muy floja y larga hasta las caderas, sin botones ni adornos. También llevaba una falda azul claro, que le llegaba a los tobillos, con dos cenefas de un azul más oscuro en la parte inferior. Al igual que el otro día, tampoco lucía adornos, salvo la misma torques en su muñeca y el anillo. Esta vez el conjunto me pareció moda gallega de nuevo cuño. Adolfo Domínguez, tal vez. Era imposible que la dejase escapar. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Llegó la hora del café. Dijo que le había encantado mi paella y yo, dándole las gracias, la invité a dejar la mesa y a sentarnos en el sofá azul del otro extremo del salón comedor de mi apartamento. Ella se llevó consigo su copa de vino, aun inacabada, sacó sus zapatos y se arrellanó, recogiendo hacia atrás sus pies sobre el sofá. Yo, tras poner la cafetera al fuego, fui a sentarme a su lado, evitando el sillón verde en el que cometí el error o la cobardía de sentarme la noche anterior. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> </span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¿</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Y de qué quieres hablar ahora?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> </span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Ana sonreía mirándome por detrás del cristal de la copa de vino que sostenía, balanceándola elegantemente en una mano que me pareció de porcelana. Me quedé con esa imagen porque, además de la blanca tersura de toda su piel, cada movimiento suyo desprendía una elegancia innata y un magnetismo que atraía de modo irresistible mi atención, hasta el punto de reparar en detalles como el modo en que cogía las cosas, caminaba, movía la cabeza o parpadeaba. Todo eso lo hacía delicadamente, pero al mismo tiempo con una exacta precisión. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Y yo, a veces, pienso que debo parecer idiota o estar tan pirado como tú para flipar ahora poéticamente en lugar de ir al grano. Además, creo que esto ya te lo he contado antes. Y encima me he vuelto a ir del hilo y voy a tener que darle para atrás a la puñetera grabadora para ver por dónde iba. Esto de la moviola, al menos, es la parte positiva de este trasto.<o:p></o:p></span></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><br />
</div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">*****<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Ya está: Ana me daba a elegir el tema de conversación. Fíjate que perderme justo cuando iba a contarte lo mejor. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Entonces yo dije algo así como:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Quiero que me hables del presentimiento de que me podía pasar algo y también de tu profecía sobre la muerte a causa de ese oro en el que crees. Y ahora no me río ¿de acuerdo?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">De verdad que no te entiendo. Llega el momento del café y dices que quieres escucharme hablar sobre mi temor a que te pase algo y sobre la muerte a manos egoístas.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Vuelves a tener razón —contesté y me quedé enganchado con su mirada. Fueron dos segundos de silencio, tal vez tres, ojos contra ojos, y luego, atraído por una fuerza telúrica o algo así, mi cuerpo hizo un acercamiento instintivo para intentar besarle los labios y mi brazo izquierdo fue a rodear su cuello. Ella, sencillamente, inclinó la cabeza hacia atrás, hasta quedar reposada en el sostén de mi codo, como un bebé en el regazo, y cerró los ojos. Y yo, en lugar de besarla inmediatamente, me quedé mirando su rostro, embelesado, unos pocos segundos. Disfrutando aquella foto inolvidable, de tanta belleza y tanta ternura. Y ella, de pronto, como extrañada de mi tardanza, levantó sus párpados. Entonces tuve miedo de que se incorporase y, sin más demora, en un rápido movimiento hacia adelante, le besé sus labios, rojos, carnosos, húmedos, deliciosos. Fíjate qué bonito. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">El resto, si esperas que te lo cuente, vas a tener que leerlo cuando escriba mis memorias. Pero ya te lo imaginas. Así que abro un paréntesis y lo cierro el martes, a las diez de la mañana: han pasado diecisiete horas. Todavía seguimos en la cama. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Nada más despertar, la luz del sol ya entraba en tromba en la habitación, a través del hueco de un palmo que la persiana, estropeada, no consigue cerrar: las nueve y media. Buena hora para hacer una llamadita a la agencia y decir que se arreglasen sin mí. Tenía hambre porque, la cena del lunes, no recuerdo que la hubiésemos hecho. Ana dormía y, como buen anfitrión, me levanté despacito, me fui a la cocina y preparé zumo de naranja, café, tostadas… en fin, parecía domingo. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Cargué todo en una bandeja y volví al dormitorio. Ana estaba tumbada boca arriba, con los pechos desnudos que aquel mismo haz de luz inevitable de mi ventana, iluminaba y calentaba, y con su rostro en la sombra. Me senté en la cama y me quedé mirándola. Casi no se la oía respirar. Me acerqué hasta sólo unos centímetros de su nariz. Oía el aire entrar suavemente y salir templado por su cuerpo. Criatura preciosa: hasta en una mañana, con su largo cabello desparramado sobre la almohada y sus ojos cerrados, era bella. Y se diría que soñaba sueños plácidos, serenos, felices.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> El caso es que me enamoré de Ana en ese momento. O mejor, me bastaron poco más de veinticuatro horas. No me preguntes por qué, ni como sé que estoy enamorado, porque ni yo mismo conozco la respuesta. Tengo ya treinta y cinco años y nunca antes me había sentido así. Ni siquiera de adolescente. Tú lo sabes, porque lo hemos hablado alguna vez y siempre te pareció mentira. Por eso tengo esa fama de mujeriego, que nunca he cultivado y que me ha caído encima. Pero es que si no te enamoras, es difícil mantener una relación con una mujer por mucho tiempo. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> A lo mejor no soy un mujeriego redomado, sino que esa condición nómada, de unos brazos a otros, me fue impuesta por no haber dado, en toda mi vida, con alguien de quien mereciese la pena enamorarse. Ahora lo estoy. Casi que completamente, o al menos invadido de esa pasión que convierte a uno en un animal en celo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Creo además que mi pasión es correspondida, con creces, por Ana. Es ella la que me arrastra a decir cosas que jamás he dicho a nadie, a ninguna otra. Incluso aquellas cosas que siempre me parecieron ridículas y cursis: los viejos clichés, parecen cobrar ahora un nuevo sentido. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Puede que tengas razón cuando dices en tus poemas que la pasión se alimenta de sí misma con tal rapidez que agiganta la percepción de los propios sentimientos. Y espero que no tengas razón cuando dices que la pasión es un fuego que al principio arde demasiado intensamente, pero que por eso se consume enseguida, deviene en cenizas y su huella, su recuerdo, sólo es humo. Ya ves. He vuelto a releer tus versos y lo que antes no me gustaba de ti, la poesía de amor, que siempre me parecieron chorradas para ligar que yo nunca había necesitado, hoy, no sólo la encuentro espléndida, sino que también, acertada, porque encaja como un guante con lo que yo siento.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Tal vez sea una estupidez, pero ahora, por primera vez, me importa el futuro. A mí, un tipo que estudió Historia, y por ello, con la vista puesta en el pasado y que, por otra parte, siempre vivió al día. Tú sabes que jamás me preocupó la palabra mañana. Sencillamente en mi vida nunca existió ningún mañana.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Y, en cambio, ahora, me gustaría tener una bola de cristal y una mesa camilla con brasero, para sentarme y ver mi futuro con Ana. Aunque mi preocupación principal es saber si ese futuro existe. Y como sé que esto es, en esencia, contradictorio desde su enunciado, estoy incluso cambiando mi concepto del tiempo, o de los tiempos. Y todo porque lo que tengo es mucho miedo a que esto, por cualquier motivo, pueda terminarse y volver al vacío afectivo de toda mi vida. Porque ahora me doy cuenta de lo solo que estaba. Es exactamente lo mismo que si vives en la nieve. No sabes el frío que pasas hasta que viajas a un clima cálido. Y la vuelta es irremediablemente más fría aún. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Siempre me sentí una persona solitaria y libre. Incluso con muy pocos amigos. Mi vida últimamente sólo estaba centrada en sacar la empresa adelante y en pasármelo bien, a mi manera. Me convierto en un empresario de corbata. Me embrutezco. Apenas conozco gente con la que pueda mantener una conversación interesante. Y fíjate que castigo para mí, que me encanta hablar, aunque sea a una grabadora como esta. Creo que hablar siempre fue mi modo natural de pensar. Las ideas sólo me salen con fluidez cuando hablo. En cambio, se me atascan en el papel. Todo lo que he escrito y publicado me ha costado un esfuerzo que a ti te daría la risa. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Pero Ana me abrió las puertas de un mundo que no sé a dónde van a llevarme. Y eso también me da un poco de miedo. Porque detrás de todos los sentimientos, de ese fin de semana y de todas las promesas que nos hicimos, la leyenda contenida en los poemas y su inquietante contenido, se mantuvo flotando en el ambiente y en nuestra conversación durante todo el tiempo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none;"><br />
<br />
<br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: #ffe599; color: #08224c; font-family: Georgia, Utopia, 'Palatino Linotype', Palatino, serif; font-size: 16px; line-height: 22px;"></span><br />
<div class="MsoNormal"><span class="apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: #ffe599; background-image: initial; background-origin: initial; color: #08224c;">Otros sites del autor:</span></span><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: #ffe599; background-image: initial; background-origin: initial; color: #08224c;"><br />
<span class="apple-style-span"><a href="http://comunidades.farodevigo.es/42479/blog/641/" style="color: #113bcc; text-decoration: underline;"><span style="color: #113bcc;">http://comunidades.farodevigo.es/42479/blog/641/</span></a></span><br />
<span class="apple-style-span"><a href="http://www.facebook.com/pages/Francisco-Corbeira/192471774148201?sk=wall" style="color: #cc0000; text-decoration: none;"><span style="color: #cc0000;">http://www.facebook.com/pages/Francisco-Corbeira/192471774148201?sk=wall</span></a></span><br />
<span class="apple-style-span"><a href="http://www.lulu.com/spotlight/franciscocorbeira" style="color: #cc0000; text-decoration: none;"><span style="color: #cc0000;">http://www.lulu.com/spotlight/franciscocorbeira</span></a></span><o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><a href="http://lacomunidad.elpais.com/franciscocorbeira/posts" style="color: #cc0000; text-decoration: none;">http://lacomunidad.elpais.com/franciscocorbeira/posts</a></div></div><br />
<br />
<a href="http://www.blogalaxia.com/tags/novela," rel="tag">novela,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/ebook" rel="tag">ebook</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/gratis," rel="tag">gratis,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/literatura," rel="tag">literatura,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/narrativa," rel="tag">narrativa,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/todo" rel="tag">todo</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/esta" rel="tag">está</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/escrito," rel="tag">escrito,</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/francisco" rel="tag">francisco</a> <a href="http://www.blogalaxia.com/tags/corbeira" rel="tag">corbeira</a> Pacocho Corbeirahttp://www.blogger.com/profile/16769304960786409711noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4055755218878975822.post-70976789717264771132011-08-18T18:15:00.004+01:002011-08-19T03:23:53.860+01:00LA CRISIS QUE NO NOS CUENTAN<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: right;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBXoSzIoZh0pDK7hH1jgyleqIlYx0IZrjbf0lyk-D5dufljsVD5-xmycnGEz_9oUsjvU1dHw85hgMZpzaRj_8yfD8ppvbi7HZ67y9EKrAr_XiGcqT6jhLXve0MKayQNr31dlbktoSrvJc/s1600/crisis_-what-crisis_.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBXoSzIoZh0pDK7hH1jgyleqIlYx0IZrjbf0lyk-D5dufljsVD5-xmycnGEz_9oUsjvU1dHw85hgMZpzaRj_8yfD8ppvbi7HZ67y9EKrAr_XiGcqT6jhLXve0MKayQNr31dlbktoSrvJc/s320/crisis_-what-crisis_.jpg" width="319" /></a></div><br />
<br />
Observo que la mayor parte de las veces, las palabras, se quedan sólo en eso, meras palabras. Cuestionaba yo, de <b><a href="http://pacochocorbeira.blogspot.com/2011/08/yo-tambien-protesto-carta-abierta.html">La Voz de Galicia</a></b>, su falta de apertura, la imposibilidad de poder participar con la opinión, dado que en sus webs no es posible –al menos sí se puede en sus blogs-, y aún dejé por comentar que las páginas locales de <b>Facebook</b> aparecieron abandonadas, cosas del verano, quiero suponer, y con telarañas, sin dueño, como el resto de la ciudad. <o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Cerrado por derribo. <o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Lo sigo viendo, al periódico, cerrado a cal y canto, flanqueado por almenas y guardias, con un foso bien grande, impermeable a lo que pasa, flotando ensimismado, como el <b>Castroforte del Baralla,</b> de la genial <b>saga-fuga de Torrente Ballester.</b><o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y veo, porque la realidad terquea siempre, que toda esa palabrería del servicio a Galicia, toda esa aparente indignación, protestas y acabemos, es, simplemente, un castillo de palabras más ligeras que los naipes de <b>Heraclio Fournier</b>.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Pedía, en un mail que envié directamente a varios periodistas de La Voz de Galicia, que me ayudasen a hacer llegar a su presidente una Carta Abierta, por un lado. Y comunicaba, de otro, que acaba de publicar mi primera novela y que rogaba, dado que era auto publicada, que se le diese la máxima difusión. Pues ni chicha, ni limoná.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La carta, obviamente, jamás será publicada en <b>Cartas al Director</b>, como tantas otras. Y esto, tras varios días, es ya un hecho. No interesan las opiniones ni las críticas, por muy constructivas que pretendan ser.<br />
<br />
Y la <b>noticia</b> de la novela, se ve que tampoco interesa, ni como breve. Supongo que apoyar a los gallegos y a la cultura local es algo que no entra dentro de las funciones de una prensa que presume de ser la voz de Galicia, pero se ve que sólo es la voz de su amo.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Pero si desde la casa no surgen iniciativas para apoyar esa creación, concediendo espacio en su propia web, por ejemplo, como hacen otros medios, de otros modos, uno acaba realmente preguntándose para qué nos sirve una prensa local que no está realmente al servicio de quien debe, ni refleja en sus páginas las realidades diarias.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Siempre ocupada de los cuarenta principales cabezas visibles de cualquier staff, político empresarial, pero que desconoce lo que pasa en las bases de esas empresas o en las raíces de la política.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Hay crisis sí, mucha, demasiada. Sólo hay que dar una vuelta por la calle y abrir los ojos y ver lo que la gente está haciendo para poder salir a flote: porque muchos se están ahogando. <o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Nos inundan cada día de noticias macroeconómicas, hartos ya de las caídas y repuntes de la bolsa al toque de silbato de las agencias calificadoras y o especuladores de todo pelaje, tratando de sacar ganancia en río revuelto. <o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Acabaremos haciendo, a base de tanta noticia, un <b>máster de ingeniería financiera</b> y de todo el tejemaneje con el que nos castigan para apretarnos más, sacarnos más, ganar ellos más, -evidentemente- y llevar el mundo hacia una desigualdad cada vez mayor, con un crecimiento acelerado de las bolsas de pobreza, pero eso sí, con los apóstoles del neoliberalismo y el libremercado, gastando tinta en los editoriales de los medios aleccionadores de que, pese a las recientes intervenciones en el mercado, estas deben ser excepcionales en un raro agosto de crisis. Como si la crisis <b>durase un mes</b>. <o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Ya. Si el mercado <b>se autoregulase no habría que intervenir.</b> Ni <b>tampoco habría crisis</b>. Pero la crisis les conviene a muchos. <b>Todos perdemos, menos ellos</b>. Nos lo sacan como quieren y por dónde quieren. Generan la crisis, incluso con informes de riesgo falsos y luego piden apretar el cinturón: bajar los sueldos, aumentar los impuestos, empeorar las condiciones laborales, y reducir las prestaciones sociales, planteando hasta el copago. Todo ello con una inevitable pérdida de calidad de vida y nada, eh, a tragar que es lo que hay.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y mientras <b>los bancos aumentan cada año sus beneficios</b> con crisis o sin ella, las <b>grandes empresas </b>siguen ganando, las <b>agencias </b>ni te digo y mientras todo dios se sube el sueldo a sí mismo a ti, directamente, te lo <b>recortan o te mandan al paro</b>. Los ricos <b>más ricos y los pobres más pobres</b>. <b>Así es como se regula el libremercado.</b><o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Por eso y de eso, de esas historias de la crisis, pequeñas, como los <b>robos de cobre,</b> o de <b>patatas</b> en un sembrado, el aumento del número de gente que ha de<b> trapichear con drogas </b>para subsistir, o sobrevivir en la <b>economía sumergida</b>. <b>Vivir en la ilegalidad</b>, vamos. <o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Hay muchas pequeñas historias que nadie nos cuenta. Que vemos cada día en la calle, que sufrimos y vemos sufrir sin que sean portada de nada. Siguen ahí saliendo esos de las corbatas, las togas y las sotanas. Eso es lo que veo en las portadas. Ni a la madre que no tiene otra que prostituirse para dar de comer a su niño, ni al que desahucian y se le quedan su piso, sin que ni así finalice su deuda. Ni al que tiene que dedicarse a cualquier cosa para traer la comida a casa.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Esa es la <b>crisis real,</b> la de la <b>cola del paro</b>, la de <b>cientos de currículos para un solo puesto</b>, la de la <b>movilidad, eventualidad </b>y la crisis de afrontar cada mañana tan sólo con la idea de <b>subsistir.<o:p></o:p></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Hay mucha <b>microeconomía que nunca será portada ni tema de interés</b>, salvo si nos la venden envuelta en morbo.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div>Pacocho Corbeirahttp://www.blogger.com/profile/16769304960786409711noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4055755218878975822.post-44368543314061365922011-08-12T23:13:00.003+01:002011-08-13T00:09:49.421+01:00EL NUEVO COCO DEL MERCADO<div class="separator" style="clear: both; text-align: right;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0FEDwlP5bnBUPZZGHMo4EofT6W22fGVrxMpaqui1Ua4CoeehCk4_kgn-PgYfAeE4liLx8FJYUkgvt6QltmbZjvq0MvaR3zs30f08uqHu2xMs-pH48tgJJ2APiiii7RgIgPaj3_Hcw4iA/s1600/Broker.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0FEDwlP5bnBUPZZGHMo4EofT6W22fGVrxMpaqui1Ua4CoeehCk4_kgn-PgYfAeE4liLx8FJYUkgvt6QltmbZjvq0MvaR3zs30f08uqHu2xMs-pH48tgJJ2APiiii7RgIgPaj3_Hcw4iA/s1600/Broker.jpg" /></a></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Ahí tienes tú que, de repente, hemos encontrado un nuevo <b>coco</b>, laico y ateo, prosaico, también, pero que cumple las veces de malo, de causante de todas las desgracias. Se mueve sigiloso, sin que seamos capaces de <b>anticipar</b> <b>sus movimientos</b> (aunque algunos los provocan). Le llaman <b>Mercado</b>, así, sin apellidos y nos tiene a todos pillados por los huevos.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y bueno, eso del <b>Mercado</b>, en singular, o los mercados en plural, exactamente, ¿qué carajo es? Pues creo que son un conjunto grande de señores, cuando se habla del <b>Mercado</b> en general y varios conjuntos de señores divididos por países, cuando se nombra en plural.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¿Y qué tienen en común todos estos? Que <b>no saben lo que es la crisis</b>. Que les sobra la pasta, vamos. Y la que no dan gastado, la dejan en manos de un <b>bróker</b> con más labia que un psicólogo argentino, que, de repente, se hace en sus manos con el dinero de miles de clientes y, por tanto, con la fuerza por <b>cambiar el valor</b> en una empresa de tamaño medio.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Así que vamos sabiendo que la cosa va de <b>brokers.</b> Y éstos, los hay de varias clases, pero tienen todos una cosa en común entre ceja y ceja: <b>ganar dinero como sea y a costa de lo que sea.</b> Es igual que sean <b>materias primas</b>, que el mercado de futuros de<b> alimentos</b>, que <b>petróleo libio</b>, que cualquier clase de operación especulativa en la que además, ni siquiera arriesga su propio dinero y, dado que el sistema lo permite, tampoco el de sus clientes, porque puede hacerlo así, a<b> crédito</b> y apostando a la baja.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y ahora, después de años y años escuchando que los gobiernos no deberían de intervenir en la <b>Economía</b>, que ya tiene uno grabada la cantinela esa de que el mercado se autorregula y que debe dejarse que lo haga por sí mismo.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¿Y qué pasa ahora? Pues resulta que por fin alguien decide que ya está bien de slogans sin sentido y toca intervenir y ¿qué pasa? Pues que el <b>Mercado</b>, no sólo no se enfada, sino que lo agradece y de repente <a href="http://www.publico.es/dinero/391206/el-ibex-recibe-con-una-subida-del-4-82-el-veto-a-los-especuladores">sube la bolsa</a>. Se frena sólo un tipo de operaciones especulativas. Habría que poner freno a muchas más, incluidas las prácticas bancarias una a una.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y sí, hay que intervenir, hay que enfrentarse al coco y no dejarle que deambule a lo loco, según los brokers aprecien aparentes debilidades, o fomentando burbujas puramente especulativas, que ya sabemos cómo acaban. Hay que <b>defender a los consumidores</b> en todos los aspectos y obligar a las grandes empresas y a la gran banca a no cometer muchos de los abusos que ahora se les permite (que deberé detallar en un post venidero).<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Así que se acabó el cuento del libremercado. Tendremos que cambiar de economistas de cabecera.<o:p></o:p><br />
<br />
<br />
<div class="MsoNormal"><span class="apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: #ffe599; background-image: initial; background-origin: initial; color: #08224c;">Otros sites del autor:</span></span><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: #ffe599; background-image: initial; background-origin: initial; color: #08224c;"><br />
<span class="apple-style-span"><a href="http://comunidades.farodevigo.es/42479/blog/641/"><span style="color: #113bcc;">http://comunidades.farodevigo.es/42479/blog/641/</span></a></span><br />
<span class="apple-style-span"><a href="http://www.facebook.com/pages/Francisco-Corbeira/192471774148201?sk=wall"><span style="color: #cc0000;">http://www.facebook.com/pages/Francisco-Corbeira/192471774148201?sk=wall</span></a></span><br />
<span class="apple-style-span"><a href="http://www.lulu.com/spotlight/franciscocorbeira"><span style="color: #cc0000;">http://www.lulu.com/spotlight/franciscocorbeira</span></a></span><o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><a href="http://lacomunidad.elpais.com/franciscocorbeira/posts">http://lacomunidad.elpais.com/franciscocorbeira/posts</a><o:p></o:p></div></div><br />
Pacocho Corbeirahttp://www.blogger.com/profile/16769304960786409711noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4055755218878975822.post-5273157989001643072011-08-11T18:52:00.005+01:002011-08-12T23:21:26.137+01:00<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">HOY, CAPÍTULO 4 (PRIMERA PARTE) DE LA NOVELA "<b>TODO ESTÁ ESCRITO</b>" EN LA CUARTA ENTREGA.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://www.lulu.com/spotlight/franciscocorbeira"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBcR6e6jK0vrHq1xHpGVI2B18MDSV14A14TGzLpQ9y4soSkig7UhNI_HwbKfXiQvnKgVHQCzCbXnZ_J-3UcS27E9njz6zcAyRGboltt4-5Wv_XsdZxQFycU7eXm5JZL4GjV7rUfYVy9ok/s640/portada.jpg" width="480" /></a></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center;"><b><span lang="ES-TRAD" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: black; background-image: initial; background-origin: initial; color: white; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 16pt;"><br />
</span></b></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center;"><b><span lang="ES-TRAD" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: black; background-image: initial; background-origin: initial; color: white; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 16pt;"><br />
</span></b></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center;"><b><span lang="ES-TRAD" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: black; background-image: initial; background-origin: initial; color: white; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 16pt;">CUATRO</span></b></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><br />
</div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt;"> TRANSCRIPCIÓN DE LAS PALABRAS DE <o:p></o:p></span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt;">BERNARDINO BRAÑA CONTENIDAS EN LA<o:p></o:p></span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt;"> CARA “A” DEL CASETE ROTULADO CON EL NÚMERO</span></b><b><span style="font-family: Arial, sans-serif;"> </span></b><b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt;">2<o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Tras la ajetreada mañana del lunes, día 18, dejé la oficina a eso de la una y me marché a casa dispuesto a preparar una excitante comida para mi invitada. Me preocupaba un cuerno su interés por saber tanto acerca del poema de Ramón Escadas. Tan sólo planeaba crear el clima adecuado para que diese con sus huesos en mi cama. Pero mis pensamientos se cortaron de golpe cuando Carla, la secretaria de mi agencia, se presentó en mi puerta. Traía un nuevo fax, de Luis Uría. Le di las gracias y disculpé mi descortesía por no invitarla a entrar, alegando que tenía la comida al fuego y que esperaba invitados. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Creo que se quedó un poco decepcionada de que no lo leyese y lo dejase sobre la mesita del recibidor, sin hacerle mucho caso. Le picaba la curiosidad porque, seguramente, se había tomado la licencia de leerlo y quería saber más. Aunque, luego, llegué a pensar que su decepción viniese dada por mi falta de interés por ella. Y que, por eso, había venido a mi casa. Que lo del fax no era más que una excusa. Sobre todo porque cuando dijo que le caía de paso a no sé dónde y que pensó que podría ser importante, me sonó a falso. Pero yo no tenía ninguna gana de que nuestra relación pasase ni un centímetro más allá de lo meramente profesional.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Además estaba casada. Y aunque sabía que su marido la tenía medio abandonada, con sus inacabables viajes, su desinterés evidente, su afición por las tabernas y por los putiferios, que ella seguramente desconocía: siempre pensé que si me dejaba liar por mi mala cabeza, la cosa no pasaría de un par de noches. Y al final perdería a una secretaria competente y me complicaría la vida en el trabajo.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 16px;">No sé porque me enrollo contándote todo esto. Ya me conoces: soy muy aficionado a las digresiones, los paréntesis y los excesivos detalles. Pero iré al grano.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">La paella empezaba a hacer chup-chup en el fuego, la mesa estaba puesta y presidida por una botella del mejor vino albariño de Cambados, una impresionante bandeja de afrodisíacas ostras y como guinda final, dos velas, que había estado dudando si prender o si resultaría un detalle demasiado hortera y evidente. Finalmente acabé encendiéndolas, ya ves. Todavía faltaban veinte minutos para que llegase Ana y yo tenía un aspecto estupendo con mi delantal a rayas azules. Mientras se iba haciendo el arroz, me serví un vermú blanco, fui a buscar el fax, y me senté tranquilamente, a beber y a leer: Uría me enviaba la transcripción del poema que yo le había pedido, junto con unas líneas en las que refería como había llegado hasta él.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Comencé por la lectura de los versos. Y en principio, no me hicieron demasiado efecto. En cambio, al leer la explicación que le acompañaba, casi caigo de la silla. Decía que el documento original lo había heredado de su padre y, éste, a su vez, del suyo, en una larga cadena que se perdía muchas generaciones atrás: exactamente lo mismo que me había dicho mi amigo Ramón Escadas del otro poema, el que yo tenía desde el principio. Y ese dato no había sido publicado en la entrevista de Elena. Ni tan siquiera el nombre de Ramón figuraba en parte alguna.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Volví a releer los versos: demasiadas coincidencias. Demasiadas para alguien como yo, que nunca he creído en ellas porque, inevitablemente, siempre me hacen aflorar una desconfianza irrefrenable.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">El texto, aunque tenía razón Uría en encontrarle similitudes, no era el mismo que el de Ramón Escadas. La redacción, en este caso, era más oscura. Pero sí había unos cuantos y significativos parecidos, tanto en la leyenda en sí, que bien podía ser la misma, como en algunas palabras, ciertamente reveladoras, comunes en los dos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> A pesar de que, en una primera lectura, llamaban bastante la atención estas similitudes, decidí no darles demasiado crédito, dado que el texto de Uría era una simple copia a ordenador, en lo que a cualquiera parecería, aún sin ser un experto, una transcripción bastante burda. Y me quedaba sin saber cuál era el soporte del documento y su grafía original, si es que realmente Luis Uría decía la verdad y había heredado un documento genuino. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Porque en el caso del poema de mi amigo Ramón, yo tenía en mi poder el pergamino y, de su autenticidad, no tenía ninguna duda. Había consultado la opinión de un arqueólogo, experto en paleografía, que estudió conmigo: Andrés Pena Graña, que entre otras cosas, tradujo todos los foros medievales del monasterio de Xuvia, y del que me podía fiar. Él me aseguró que se trataba de una transcripción certificada notarialmente, de un documento más antiguo aún: con toda certeza un texto en latín que fue traducido al gallego medieval en una fecha no anterior al año 1250.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> La causa de haber realizado esta nueva copia podía ser doble: de una parte, por el más que posible deterioro del documento a transcribir y, de otra, porque el latín —que realmente nunca se habló en Galicia, sino que, a lo sumo, se transformó en un <i>castrapo</i> de su época—, había quedado totalmente sustituido por el gallego también en los textos escritos, excepto en el ámbito de la Iglesia.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Nada más llegar Ana, exquisitamente puntual, a las dos y media, ni un segundo más, le enseñé el fax de Uría. Pensé que se sorprendería, pero fue ella quien me sorprendió a mí al no mostrar ninguna señal de asombro: como si ya conociese el contenido incluso antes de leerlo. Sencillamente se limitó a echar un vistazo rápido y sólo masculló para sí misma algo así como:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Por fin las piezas comienzan a encajar</span></i><span style="font-family: 'Franklin Gothic Medium', sans-serif;">.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Le pregunté de qué piezas hablaba, pero me contestó con un enigmático: <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> </span></i><i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span></i><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Nada, cosas mías </span></i><i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">e inmediatamente dijo que tenía mucha hambre. Yo no quise preguntarle más, la invité a pasar al comedor y a sentarse a la mesa. Las ostras estaban esperándonos. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> </span></i><i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—¡</span></i><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Ostras! </span></i><i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">no sé si afirmó o<i> </i>exclamó y en seguida añadió</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">: <o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> </span></i><i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—¿</span></i><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Sabías que los romanos eran unos adictos a ellas?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> </span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Pues no, pero sí sabía que comían uvas y zancos de pollo, tumbados en un diván —dije, queriendo hacerme el gracioso.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Pues, aunque te lo tomes a broma, una de las primeras cosas que hicieron al llegar a Galicia fue la obvia: probar el marisco. Y las ostras de la ría Ferrol debieron resultarles algo especial, porque se hartaron de ellas y hasta construyeron una fábrica, donde las preparaban y envasaban en ánforas, para enviarlas directamente a los mercados de Roma.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Ya en serio, le contesté que sí conocía la existencia de un depósito de conchas de ostra ('cuncheiro', en gallego) en un lugar llamado Lóngaras, del municipio de Narón y muy cerquita de los límites territoriales de Ferrol, que precisamente fue excavado por mi amigo el arqueólogo Andrés Pena. Entre esas conchas se encontraron restos de <i>terra sigillata</i>, una delicada cerámica de origen romano. Pero no sabía que las ostras se envasaran para enviarlas a Roma. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Los romanos aquí no inventaron nada. Antes de su llegada a Galicia ya existía un comercio mundial, y las ostras y otros muchos productos se exportaban a través de rutas que cubrían todo el territorio. Y no sólo me refiero al Mediterráneo, sino que desde Galicia se comerciaba con todo el mundo conocido, incluyendo el norte de Europa y las islas británicas, cuando a Roma le faltaban todavía siglos para ser fundada. Los fenicios, por ejemplo, venían en busca del oro y la plata con los que se les pagaban sus mercancías. Y se hicieron tan ricos, que hasta las anclas de sus barcos las fundieron en oro gallego.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Dije que me parecía que ella sabía mucho más de Historia Antigua que yo, que no tenía réplica para eso porque carecía de datos, aunque sí que siempre había pensado que en Galicia, con comunicaciones muy difíciles y multitud de lugares inaccesibles, lo de incluirla dentro de un llamado comercio mundial me parecía una conclusión demasiado arriesgada. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span></i><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Si lo de comercio mundial lo haces equivaler al concepto actual, desde luego que no. Pero sí lo era en el mundo conocido de entonces. Además lo que me extraña es que desconozcas que los historiadores y tú lo eres, denominen World Market System a un auténtico mercado común y global, que ya existía hace dos mil quinientos años y del que, por supuesto, Galicia era una parte fundamental.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> No quería iniciar una discusión académica ni de ninguna otra clase, así que sencillamente, decidí dejar de discutir, y asentí con un "pues ya ves" resignado, que creo subrayó, aún más, mi evidente ignorancia. Como pude, me disculpé para ir a apagar el fuego de la paella que, no es por nada, pero tenía un aspecto inmejorable y despedía un olor que abría el apetito. Le coloqué un paño encima y la dejé reposar. Mientras, nos ventilamos las ostras de la discordia, que más que afrodisíacas, estaban causando el efecto contrario.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —¿Sabes que el otro día estuvimos toda la noche hablando y lo único que sé de ti es que te llamas Ana? —le solté de repente al regresar para romper el hilo de la conversación anterior y llevarla a donde me interesaba. Ella contestó que tampoco sabía nada de mí, a pesar de que en nuestro primer encuentro casi le había contado la película de mi vida al completo. Y añadió también que había estado dudando entre acudir a la cita o bien excusarse por teléfono. Le pregunté por qué optó por lo primero, y su respuesta fue decir que yo le parecía: “i</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">nteresante y buena persona”</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Me debí quedar pensando, con cara de idiota, si se refería a que me había pasado la primera cita repasando mis exiguos conocimientos de Historia, para poder estar a la altura de su conversación y que, al final, la había dejado escapar, sin retenerla. Porque si no, ¿qué es eso de interesante y buena persona? Pero, vete a saber tú por qué, una parte de mí debió interpretar que, ya que al final había decidido venir y no llamar y decir: <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Me pareces muy interesante y buena persona, pero no voy a ir, porque no eres mi tipo. Y me temo lo que puede pasar, porque te veo las intenciones</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Así que lo de interesante y buena persona debía significar otra cosa. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Fue desde ese momento que quise dejarle claro que la turbación que me producía su presencia me provocaba una incomprensible parálisis mental. A mí, que sabes bien que siempre me sobraron las palabras para entablar conversaciones y para saber llevarlas a mi terreno, sobre todo con las mujeres. Y creo que eso lo expresé estupendamente porque casi tartamudeo y, al final, sólo logré decir algo así como:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —Gracias.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Y luego, tal vez un segundo después y como tomando carrerilla, añadí:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —Pues tú a mí me pareces interesantísima, sobre todo porque eres un total misterio para mí.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Una lástima de frase. Y encima, Ana me había tomado la delantera y ahora era yo el que estaba otra vez respondiendo a sus preguntas y excusándola. Y sobre todo, más nervioso que un colegial.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"> —Es cierto, tan sólo nos conocemos de unas pocas horas —dije, aderezando la tontería con una media sonrisa forzada que temí que desde fuera hubiese quedado tan horrible como para que aquella comida no llegase a los postres. Y entonces hubo un instante de silencio que ella llenó con una mirada examinadora que me hizo sentirme desnudo como nunca me había sentido.</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Salí reculando de nuevo con un: <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —Voy a buscar el arroz —antes de escapar pitando hacia la cocina. Era uno de esos momentos en que lo que necesitaba era o un whisky doble o un cabezazo contra la pared, para despabilar la tontera. Casi que había tartamudeado. O había tartamudeado. Me estaba dejando ganar por ella como un descerebrado. Y el caso es que moría de ganas por tenerla. Así que me conjuré para mantener las distancias que marcara, sin hacer el estúpido y comportarme con la mayor naturalidad posible. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Al llegar con la paellera en la mano fue Ana la que volvió a cambiar el tercio de la conversación, al decirme.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —¿</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Sabes qué estaba pensando? Que si hay dos poemas iguales tal vez pueda haber más, tres quizá, o cuatro... es posible... <o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —¿No crees que eso es rizar mucho el rizo y que una coincidencia semejante es ya demasiado? </span><span style="font-family: Symbol; font-size: 12pt;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">dije interrumpiéndola.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">No me contestó directamente, sino que comenzó con una pregunta que estuve a punto de responder, pero que sólo era de tipo retórico:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —¿</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Podrías precisar la fecha en que los poemas fueron escritos? Porque sabemos que están escritos en gallego medieval y posiblemente, tus datos sean correctos y la confección del documento se pueda situar en torno al año 1250. Pero no es menos cierto que se trata de una traducción de un texto en latín anterior, aunque ¿de qué época</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">? —Iba a contestarle, pero ella hizo un gesto con la mano y continuó— </span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Sí, ya sé que tu amigo el arqueólogo dedujo, o casi mejor, aventuró, que podría ser del siglo VII. Pero, aun dando por buena esta suposición, también es cierto que la leyenda a la que alude, con toda seguridad, se remonta a un tiempo muy anterior al de la llegada de los romanos. Y por eso, es lógico pensar que el texto latino recogió una historia procedente de la tradición oral, todavía muy viva entonces. ¿Entiendes ahora por qué digo que tal vez existan más versiones de esa misma leyenda?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Parecía muy lógico y verosímil. Así que sólo dije: <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —Es posible que estés en lo cierto —tratando de ser conciliador y de evitar crear nuevos elementos de discusión, y luego, procurado echar el tema a un lado, añadí:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Te veo muy interesada por esos poemas, pero si te soy sincero, a mí no me provocan ninguna clase de atracción, ni artística, ni intelectual. No soy demasiado aficionado a las leyendas ni a la Historia Antigua y, en este caso, aun cuando tuvieras razón, no sé qué valor pudieran tener esos poemas como documentos históricos y máxime cuando se refieren a una leyenda. Ni sé tampoco que importancia puede tener que existan dos versiones o veinte.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> </span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">No es eso. Me refiero a que la leyenda habla de un gran tesoro y de una estatua de oro. Y por el oro es por lo que matan y mueren los hombres. O, dicho de otra forma, por lo que los hombres han luchado y matado siempre. ¿O es que acaso piensas que el único interés que existe detrás de todo esto es el meramente intelectual?</span></i><span style="font-family: 'Franklin Gothic Medium', sans-serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—dijo muy llena de razón.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —Has hecho dos suposiciones —le contesté—. Y puede que estés en lo cierto. Aunque permíteme un par de objeciones: en Galicia hay miles de leyendas que hablan de oro y eso no significa que exista realmente. Y aún en el caso de que sí exista el lugar que menciona el poema y no haya sido encontrado ni violado por nadie en todos estos años, yo no sé si Luis Uría, que según creo tiene ya más de lo que necesita, ambiciona ese oro. Pero en el caso de mi amigo Ramón, estoy seguro de que te equivocas en sus verdaderos intereses. Y puede que los dos nos equivoquemos con Uría. Sea como sea, eso es algo de lo que podemos hablar después.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Yo no me refería ni a tu amigo Ramón Escadas, ni tampoco a Luis Uría.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Estaba a la defensiva. Equivocándome. Y aún peor: siendo consciente de que mi subconsciente había iniciado una estúpida batalla de supremacías en la que estaba perdiendo en todos los terrenos. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¿Entonces quién más? ¿Los dueños de los otros supuestos poemas?</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> — ¿</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Quién sabe? Son ya demasiadas personas las que conocen la existencia del poema y la leyenda.</span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Me daba la impresión de que lo que Ana insinuaba tal vez no estuviese demasiado descaminado. Y sus razonamientos parecían preñados de una seguridad que yo nunca tuve, aún por muy seguro que estuviese de lo que decía en un momento dado. Pero, sencillamente, nunca había enfocado las cosas de ese modo. Ni se me había ocurrido la posibilidad de la existencia real de un tesoro, ni que la historia de los poemas no fuese más que eso, una historia. Eso sí, tenía que reconocer que ya había recibido una propuesta de un coleccionista americano, ofreciéndome abundantes y sabrosos dólares libres de impuestos, dos faxes de relevantes historiadores interesados en ver el documento original, el poema por fax de un potentado mexicano… El brillo del oro, mirado así, parecía hacer despertar muchos ingenios. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Pero, por otra parte, había que ser muy retorcido para no confiar en que todo fuera como aparentaba ser. Porque yo, además, prefería que todo fuese, simplemente, como era en ese momento: Ana y yo, en mi apartamento, sin prisas. Y lo que de verdad me jorobaba era que sentía que ella no tenía intención alguna de discutir conmigo, ni de competir. Yo tampoco quería, pero, sorprendentemente, lo hacía. Menos mal que Ana, como comprendiendo mis tribulaciones y mi mirada interrogante, sencillamente sonrió y dijo:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">No trato de convencerte de nada. Eres tú quien ha de convencerse de qué camino seguir para llegar hasta el fondo del misterio. Al fin y al cabo son clientes tuyos y te pagan por ello</span></i><span style="font-family: 'Franklin Gothic Medium', sans-serif;">.</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —No exactamente. Ramón Escadas es amigo mío y no un cliente. En cualquier caso, yo no me dedico a hacer investigaciones históricas, sino al turismo, que es lo que me da de comer. Y respecto de Luis Uría, ahora que lo dices, ni siquiera he tenido tiempo de pensar en cobrarle.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Pues si quieres sacar algo de esto, será mejor que pongas un poco más de interés. Yo de ti, contestaría a Uría de inmediato y trataría de sonsacarle más detalles, antes de que él lo haga contigo.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —Y tú: ¿qué esperas obtener? ¿También crees en ese oro?, —le dije, medio iluminado de repente por una mala premonición. Porque la pregunta no era retórica, sino sincera: ella había aparecido en mi vida también a causa de aquella entrevista, o mejor, a causa de la atracción que la leyenda ejercía en ella, igual que Luis Uría y todos los demás.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —¿</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Realmente crees que lo que me preocupa a mí es el oro? </span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—me dijo mirándome fijamente. Pero yo esquivé su ojos y tal vez imprudentemente añadí:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Hace un momento parecía que sí —y Ana, con una especie de gesto a medio camino entre el enfado, la paciencia y la resignación, respiró fuerte y en un tono que pretendía sonar sincero y convincente dijo:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Lo que me preocupa, créeme, antes y ahora, de ese oro, es que significa muerte. <o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> </span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Déjame tocar madera. —sonreí, llevando la mano por debajo del mantel a la parte inferior de la mesa, intentando bromear para romper la tensión que se estaba creando, tanto por mi primer dardo envenenado como por el tono, demasiado irónico, de la frase que estaba a punto de decir:— ¿Es que eres pitonisa o te dedicas a echar las cartas en tus ratos libres?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">No sé si lo que pasa es que te tomas todo esto a broma o es de mí de quien realmente te ríes</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —respondió ofendida, mientras yo me mordía la lengua por bocazas. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> No me quedó más remedio que recular:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —Perdona, no trataba de ofenderte. Era sólo una broma. Pero es que me parece fuera de lugar. Mi impresión es que esta no es más que una de las miles de leyendas que hay en Galicia. Y además ahora no tengo la cabeza para pensar en ello.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Está bien, dejemos el tema. A ver ¿de qué quieres hablar?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Consideré que ese era el momento de pasar al contraataque. Me daba una segunda oportunidad y no estaba dispuesto a desaprovecharla, ni a perder la ventaja de jugar en mi terreno y con mis armas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —Mira, aunque quizás sea demasiado pronto, necesito decirte lo que siento: desde que te vi no consigo sacarte ni un segundo de mi cabeza. Y todo lo demás, incluido todo este asunto de los poemas o el mismo trabajo, no consiguen centrarme. Y te aseguro que es la primera vez que me sucede.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Hice un deliberado mutis, para observar el efecto que le causaban mis palabras. No mostraba ninguna clase de sorpresa, tan sólo una sonrisa que quise interpretar como cómplice, aunque quizás sólo significara que comprendía que mi perorata había sido sincera. Después, me miró fijamente y con un tono que a mí me sonó a gloria bendita, dijo:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Me gustaría decirte que llevo toda la vida esperando oír una declaración como la que tú acabas de hacerme pero, seguro que no me creerías </span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—se me quedó mirando, bebió luego un sorbo del pálido vino dorado y añadió—. </span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">¿Sabes?, contigo tengo la sensación de que hace mucho tiempo que nos conocemos, como si fueses un viejo amigo al que una se reencuentra al cabo de los años. Sí, ya sé que dicho así parece un tópico, pero créeme si te digo que es más real que una simple sensación.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —Me gustaría creerte, y lo haría si fuera verdad lo que dices. Pero seguro que otros muchos se te habrán declarado con mejor gracia que yo. En cuanto a eso de que soy como un viejo amigo, me decepciona. Yo no creo que pudiese nunca ser tu amigo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —¿</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Por qué no?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> </span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—¿Me dejas responderte después de comer? No me gustaría meter de nuevo la pata y que vuelvas a ofenderte —Ana sonrió abiertamente, y esta vez seguro que cómplicemente. Incluso me pareció percibir en su rostro un velo de turbación que sólo le duró un instante. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Ya que no quieres ofenderme y que no vas a llamarme de nuevo pitonisa o bruja barata, déjame sólo añadir una cosa: cuando vi tu entrevista en el periódico tuve el presentimiento de que te iba a pasar algo. No sé exactamente qué, ni por qué</span></i><span style="font-family: 'Franklin Gothic Medium', sans-serif;">.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —Al final harás que sienta aún más miedo del que me da tenerte enfrente —añadí sonriente, sin tener del todo claro si lo que ella decía iba en serio o en broma</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">. <o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> </span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">No creo en absoluto que tengas miedo de mí</span></i><span style="font-family: 'Franklin Gothic Medium', sans-serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—respondió con el rostro muy serio y, por primera vez, fui inteligente aquel día y di la cambiada.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —Tienes razón. Mi único miedo es que puedas desaparecer, en cualquier momento y de repente. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> </span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">— ¿</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Eso es otra declaración formal? </span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—me interrogó aderezando el requerimiento con un brillo pícaro que esta vez sí tintineaba en su mirada.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —¿No quedamos en que esperaríamos al café para hablar de esos temas?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> —</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;">Creía que era de eso y no de los poemas y las leyendas de lo que querías hablar desde el principio.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><i><span style="font-family: Perpetua, serif; font-size: 15pt;"> </span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">—Me parece que ya vamos entendiéndonos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> No estaba mal ¿verdad? Había conseguido igualar las fuerzas y de las caras serias y los diálogos tensos habíamos pasado a una complicidad que se mantuvo durante el resto de la comida, y a una conversación fluida que, muy en mi estilo, fue dando saltos por temas como la gastronomía, la actualidad e incluso la decoración de mi apartamento, nada del otro mundo, por otra parte, sino más bien todo lo contrario. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> Ahora pienso que debí parecerle un poco superficial en esa primera impresión, pero ya me conoces: no me apetece discutir asuntos demasiado serios, ni ahondar en los desacuerdos. Porque las posturas enfrentadas crean distancia, y además, en este caso, el objetivo con ella era todo lo contrario: arrimarme. Y en ese momento mi cabeza estaba ocupada por una sola cosa, y no me apetecía hacerle sitio a ninguna más. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"> </span><br />
<span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"><br />
</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="color: #08224c; font-family: Georgia, Utopia, 'Palatino Linotype', Palatino, serif;"><span class="Apple-style-span" style="line-height: 22px;"></span></span><br />
<div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="color: #08224c; font-family: Georgia, Utopia, 'Palatino Linotype', Palatino, serif;"><span class="apple-style-span"><span style="background: #FFE599; color: #08224c; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">Otros sites del autor:</span></span><span style="background: #FFE599; color: #08224c; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><br />
<span class="apple-style-span"><a href="http://comunidades.farodevigo.es/42479/blog/641/"><span style="color: #113bcc;">http://comunidades.farodevigo.es/42479/blog/641/</span></a></span><br />
<span class="apple-style-span"><a href="http://www.facebook.com/pages/Francisco-Corbeira/192471774148201?sk=wall"><span style="color: #cc0000;">http://www.facebook.com/pages/Francisco-Corbeira/192471774148201?sk=wall</span></a></span><br />
<span class="apple-style-span"><a href="http://www.lulu.com/spotlight/franciscocorbeira"><span style="color: #cc0000;">http://www.lulu.com/spotlight/franciscocorbeira</span></a></span><o:p></o:p></span></span></div><span class="Apple-style-span" style="color: #08224c; font-family: Georgia, Utopia, 'Palatino Linotype', Palatino, serif;"> <div class="MsoNormal"><span><a href="http://lacomunidad.elpais.com/franciscocorbeira/posts">http://lacomunidad.elpais.com/franciscocorbeira/posts</a></span><o:p></o:p></div></span></div><br />
<br />
<br />
<span class="Apple-style-span" style="color: #333333; font-family: Arial, Tahoma, Verdana, Georgia, serif; font-size: x-small;"><span class="Apple-style-span" style="line-height: 16px;"><br />
</span></span><br />
Sube este artículo a Menéame<br />
<script src="http://meneame.net/api/check_url.js.php" type="text/javascript">
<!-- -->
</script>Pacocho Corbeirahttp://www.blogger.com/profile/16769304960786409711noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4055755218878975822.post-12242062172930639232011-08-10T17:07:00.016+01:002011-08-12T05:01:41.960+01:00EL MAYOR ROBO DE LA HISTORIA<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJdCmIwuBJRP0a1cQ_4A9FC-PU0lqiscoF5TX-At98UCLndV4m-qzqa9DtfR7nQXrELI2JJ2g_DffNWGpq9xLMWS15LjAj8akj7w51u7eV4UNwaFxT0NZLic75KEuF58mUtCbnoe0zLSU/s1600/corbata-nudo-Windsor.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJdCmIwuBJRP0a1cQ_4A9FC-PU0lqiscoF5TX-At98UCLndV4m-qzqa9DtfR7nQXrELI2JJ2g_DffNWGpq9xLMWS15LjAj8akj7w51u7eV4UNwaFxT0NZLic75KEuF58mUtCbnoe0zLSU/s320/corbata-nudo-Windsor.jpg" width="249" /></a></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Ahora resulta que los <b>Makinavaja</b> no llevan chupa cuero, ni bardeo, qué va. Ahora van de <b>corbata </b>y te roban con la Blackberry o el Iphone. <o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Sentimos, casi todos, simpatía por quien asalta bancos, como aquel <b>Dioni</b>, que hasta sale en la <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Dionisio_Rodr%C3%ADguez_Mart%C3%ADn">Wikipedia</a> y al que propio <b>Sabina</b> hizo una copla “<a href="http://www.joaquinsabina.net/2005/11/05/con-un-par/">Con un par</a>”. Y lo justificábamos diciendo: “<i>quien roba a un ladrón...</i>”<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y mira tú que ahora, por el lado menos pensado, por el de Hacienda, (que dicen somos todos, y añado yo, somos todos los tontos) nos confirman la creencia popular: porque los listos de la corbata y la Blackberry, mira tú, son los que más roban, nada menos que el <a href="http://www.lavanguardia.com/economia/20110809/54198249312/tecnicos-de-hacienda-calculan-que-las-grandes-empresas-defraudan-mas-de-42-700-millones-al-ano.html">71% del total que deja de ingresar Hacienda</a> -¿éramos todos, realmente?-. <o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¿Y quiénes son estos tipos? Pues el caso es que <b>eso quisiera saber yo</b>, con nombres y apellidos, viéndolos desfilar desde sus salones impolutos, hasta el banquillo de los acusados, tal como <b>Lola Flores</b>, <b>La Pantoja</b>, o más recientemente <b>Ana Torroja</b>. Pero claro, estas tres, están muchos más peldaños hacia abajo; en términos impositivos, aclaro, -que entiendo las dudas razonables-.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Todo lo más que llegamos a saber es que el importe que nos roban (¿porque somos, no?) es tres veces superior al que defraudan todos los demás juntos, a saber, la insignificante cifra <a href="http://www.larazon.es/noticia/6474-gestha-calcula-que-las-grandes-empresas-defraudan-mas-de-42-700-millones-anuales">de 59.515 millones de euros</a>. Vamos, que para hacernos una idea más clara de lo que significa ese piquillo de calderilla, vendría a ser como si uno le tocase la primitiva <b>siete mil veces seguidas con un bote de 8,5 millones</b> de euros cada vez.<br />
<br />
O dicho de otro modo, que <b>los próximos veinte años</b> de tu vida te ingresasen <b>cada día </b>en la cuenta 8,5 millones, por supuesto, <b>libres de impuestos</b>. Si es que debería salir en el libro <b>Guiness</b> de los Records como el Mayor Robo de la Historia, y aquí nadie se menea, ni levanta la voz. Vamos que el <a href="http://edant.clarin.com/diario/2004/02/23/g-04001.htm">fabuloso asalto al tren de Glasgow</a>, en el que se llevaron algo más de 2,5 millones de libras de las de 1963, es un juego de niños al lado de este, que son como 12.000 robos de esos de Glasgow.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¿Y quiénes son estos tipos? Vuelvo a preguntar. Ah, nadie sabe, pero resulta que sí saben que son los dueños de las <b>Grandes Fortunas</b> y de las principales cúpulas de la <b>Gran Empresa</b>. Es decir, los tipos que mandan. Los que comen al lado de los ministros y que luego los invitan a sus yates: los coleguitas de <i>rachí,</i> vamos.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Por eso ahora, mira tú, se justifica Hacienda, “<i>que llevamos toda la vida persiguiendo al autónomo que hace virguerías para llegar a fin de mes, crujiendo al pequeño empresario atosigado de impuestos y hasta a los asalariados con nómina, mira, los crucificamos con paralelas persiguiendo cada céntimo, para caer ahora de la burra y darnos cuenta de que las tres cuartas partes nos las robaban los de la Blackberry</i>”.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y esto es lo que hay: que a estos tipos, todo lo más, les echarán un rapapolvos en la prensa durante la campaña, que a su vez, éstos, se echarán a la espalda tan campantes, aceptándolo como parte del juego y del acuerdo político-empresarial, que se rubrica con un “<i>y nos vemos el domingo en el campo de golf, que te voy a dar una paliza</i>”.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Porque ninguno va a ir a la trena: ¡dónde va a parar!. Eso, ni juntándonos todos como acusación popular. Ahí están los casos de <b>César Alierta</b>, absuelto por prescribir la causa, igual que <b>Los Albertos</b>, <b>Emilio Botín</b>, y tantos otros. Con la excepción del <i>pringado</i> de <a href="http://www.marioconde.org/foro/2010/10/3144/">Mario Conde</a>, que ya llovió, y <b>José María Ruíz Mateos</b>, aún más para atrás y que ahora no hace falta que le hagan ya nada, más que dejar que se hunda. Y mientras los trabajadores empuñan las pancartas en defensa de su empleo, los políticos silban por lo bajini aquella de <b>Héroes del Silencio</b>: “<i>si yo no tengo la culpa de verte caeeeeer…</i>”<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y justo aquí fue cuando me di cuenta que también los jueces juegan al golf, que es un deporte relajado, que requiere calma y precisión, que pase el tiempo y los expedientes amarilleen, cojan polvo o les caiga encima el cubo de la fregona.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y encima, lo peor de todo, es oír día sí y día también, a los representantes de las patronales que lo importante es realizar una reforma laboral, que permita una <a href="http://www.rrhhpress.com/index.php?option=com_content&view=article&id=10226:la-patronal-pide-una-contratacion-mas-flexible-un-control-eficaz-del-absentismo-y-una-mejor-intermediacion-laboral-y-formacion&catid=74:mercado-laboral&Itemid=166">contratación más flexible</a>, pedazo de eufemismo que encubrirá una pérdida de derechos adquiridos. Porque ¿qué es en realidad? Y responden: “<span class="apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; color: #333333;">El <a href="http://www.elplural.com/economia/rajoy-se-suma-a-las-tesis-mas-duras-de-la-patronal-y-pide-el-contrato-unico/">contrato único</a> que reclaman los empresarios establece una indemnización por despido, <b>sea cual sea la causa</b>, de <b>20 días por año trabajado, frente a los 33 o 45 </b>de la legislación actual.</span>” ¡</span><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial;">Acabáramos!</span></div><div class="MsoNormal"><o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span class="apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">También nos proponen cosas como el <a href="http://www.levante-emv.com/economia/2010/06/08/patronal-pide-reforma-sanitaria-incluya-copago/712575.html">copago en la Sanidad</a>, (y el que no copague, que se muera). Hablan también del <a href="http://www.elconfidencial.com/espana/2011/08/09/la-posibilidad-del-copago-judicial-desata-la-polemica-en-la-politica-valenciana-82530/">copago judicial</a> (y el que no copague, a la cárcel y el de la pasta, absuelto). Si es que los de la Blackberry siempre se libran, al final, en todos los cuentos.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y finalmente, todos los demás, habremos pagado ya o estamos cerca de pagar, religiosamente a Hacienda, por un lado, y claro, también a los de la <b>Gran Empresa y Grandes Fortunas</b>, lo suyo y, a los <b>bancos</b>, el resto.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Lo malo del asunto es que los ricos cada día quieren más y no se cortan un pelo en decir que lo van a sacar apretando a los pobres, empezando por los funcionaros, que <a href="http://www.lavozlibre.com/noticias/ampliar/302633/el-fmi-recomienda-bajar-el-sueldo-a-los-funcionarios-y-subir-el-iva">les bajamos el sueldo en automático</a>, si lo pide el <b>FMI</b>, mientras que su ex jefe <a href="http://www.equiposytalento.com/noticias/2011/06/30/rato-olivas-y-verdu-se-suben-el-sueldo-cobraran-mas-de-10-millones-al-ano/">Rodrigo Rato, junto con Olivas y Verdú</a>, se lo suben ellos mismos, y pasan a cobrar más de 10 millones al año, <a href="http://www.cronaldo7.es/493/cristiano-ronaldo-futbolista-mejor-pagado-mundo.html"> un pelín menos que Cristiano Ronaldo, vamos, pero al mismo nivel que Leonel Messi</a>. <o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Los <b>alcaldes</b>, por su parte, tras las elecciones, lo tienen muy claro, lo mejor para sus ciudades es hacer como <b>Rato</b>, <a href="http://www.lavanguardia.com/politica/20110622/54175511820/indignados-por-la-subida-de-sueldos-de-los-alcaldes.html">subirse el sueldo</a>, y son muchos, legión los que lo hacen, proteste quien proteste y ni crisis ni leches.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y que cunda el ejemplo. <o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“Y a los indignados, oiga, me los echa usted de ahí que me perjudican el negocio. Y a callarse, leches, que en este país <a href="http://www.elpais.com/articulo/madrid/Veto/webs/15-M/bibliotecas/municipales/elpepiespmad/20110810elpmad_4/Tes">no existe la censura</a>, pero no quiero que esos perros flauta inunden con sus webs las <b>Bibliotecas Públicas</b>, que nos rompen la educación aleccionadora que les damos. Así que nada de censura, vamos a llamarle “<i><b>Acceso denegado por política de contenidos</b>”, </i>que es más políticamente correcto, digo yo.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y dicen que la crisis es financiera. Hay que ver que poco valor, frente al dinero, tiene la moral.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><br />
</o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><br />
</o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">(PD. Pido disculpas a las marcas Blackberry e Iphone por usarlas como metáfora, sin ningún afán de perjudicarlas. A buen entendedor…)<o:p></o:p><br />
<br />
<br />
<br />
<br />
Otros sites del autor:<br />
<a href="http://comunidades.farodevigo.es/42479/blog/641/">http://comunidades.farodevigo.es/42479/blog/641/</a><br />
<a href="http://www.facebook.com/pages/Francisco-Corbeira/192471774148201?sk=wall">http://www.facebook.com/pages/Francisco-Corbeira/192471774148201?sk=wall</a><br />
<a href="http://www.lulu.com/spotlight/franciscocorbeira">http://www.lulu.com/spotlight/franciscocorbeira</a><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div></div><br />
<br />
<span class="Apple-style-span" style="color: #333333; font-family: Arial, Tahoma, Verdana, Georgia, serif; font-size: x-small;"><span class="Apple-style-span" style="line-height: 16px;"><br />
</span></span><br />
Sube este artículo a Menéame<br />
<script src="http://meneame.net/api/check_url.js.php" type="text/javascript">
<!-- -->
</script>Pacocho Corbeirahttp://www.blogger.com/profile/16769304960786409711noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4055755218878975822.post-83917892718963027982011-08-09T21:36:00.015+01:002011-08-10T08:05:12.412+01:00Yo también protesto y acabemos ya: (Carta abierta a SANTIAGO REY FERNÁNDEZ-LATORRE)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZZOXUqg2O4fPK4h52l4JSr9nEYjChyL6ggXQ0iDRU3-OQeVv830uUdeZbgCCBmDv5lvwgMfBsm5N-rWlSFt6Snm4qPzYjAiuLBumGy-23e2FFoaDuSp0fSvaDIMwPKxUZtkZmaA00yRU/s1600/santiago_rey.gif" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZZOXUqg2O4fPK4h52l4JSr9nEYjChyL6ggXQ0iDRU3-OQeVv830uUdeZbgCCBmDv5lvwgMfBsm5N-rWlSFt6Snm4qPzYjAiuLBumGy-23e2FFoaDuSp0fSvaDIMwPKxUZtkZmaA00yRU/s1600/santiago_rey.gif" /></a></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Observo como, una vez más, el presidente y editor de La Voz de Galicia, Santiago Rey Fernández-Latorre, utiliza su <i>speaker corner</i> de dos páginas del periódico y varios días en la portada de la edición web, para lanzar su proclama, autotitulada "<a href="http://www.lavozdegalicia.es/opinion/2011/07/24/0003_201107G24P15993.htm">Acabemos</a>" continuadora de su anterior “<a href="http://www.lavozdegalicia.es/opinion/2009/02/07/00031234043299215675436.htm">Yo protesto</a>” de 2009. ¡Qué derrroche de medios para sencillamente venirnos a decir: lo veis, ya os lo decía yo! Y qué alegría inicial me dio ver a este señor como un indignado más. Claro que no a pie de obra, ni en la calle, sino en su despacho cinco estrellas.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">No tengo el gusto de conocerle, señor Santiago, y eso que he pasado cinco años de mi vida trabajando para su empresa. Pero jamás, en ese tiempo, se ha dignado usted, ni el director de su rotativo, a darse una vuelta por la delegación de Ferrol, por ejemplo y, sencillamente, charlar con la gente, conocer a su propio personal y saber de primera mano qué piensan.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En mi tiempo allí, creo recordar que la única comunicación entre los periodistas de la delegación y del<i> staff</i> principal de La Coruña fue una circular que enviaron pidiendo a los redactores el uso de corbata. Y eso es lo que hay ahora: periodistas de corbata y despacho, recogiendo notas de agencia. Pero ninguno a pie de obra. Obviamente, la profesión no es de <i>blue collar</i>, ni para mancharse con el barro de la calle, por favor. Ni se investigan siquiera los trapos sucios que más huelen, no vaya a ser que el tufo llegue a la redacción.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y digo yo que está muy bien eso de protestar. Sobre todo porque es gratis (y más teniendo la propiedad de los medios que lo publican), pero fíjese: siempre desconfié de los que ven la realidad desde la ventana de sus despachos, protegidos por el nudo de la corbata. Y también los que ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y voy a entrar un poco en materia para justificar lo que quiero decir: <o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Hace ya días, desde que leí su artículo, que tengo ganas de contestarle, de opinar, de comentar. Pero, fíjese, por mucho que miro en su web no veo ningún espacio para dejar comentario alguno. Su medio es de los pocos en los que no se permiten comentarios en las noticias, donde se traspapelan las notas de prensa que no convienen, y en el que no se publican siquiera las cartas al director, incómodas.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Curioso es constatar igualmente que no es usted propietario de medio de comunicación alguno, sino más bien de difusión. No hay <i>feedback </i>entre sus medios y los lectores, salvo esas encuestas en las que lo más que puede decirse es sí o no. No he encontrado forma de hacerle llegar esta carta personalmente, créame. Su dirección de correo electrónico no aparece publicada en ninguna parte. Pero en esto no es usted diferente al resto. No hay publicadas en sus cabeceras dirección de correo alguno a la que dirigirse, no ya de periodistas concretos, sino siquiera de las secciones de su periódico.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Pongo un ejemplo: si salgo a la calle y veo, digamos, un accidente de coche, puedo hacer una foto con el móvil y subirla a mi blog o a cualquier red social de la que forme parte, en segundos. Pero no puedo hacerla llegar por correo a La Voz de Galicia, porque ese correo lo desconozco y no es público. Imagino que siguen recibiendo las notas de prensa vía fax y teletipo. Algo elemental, moderno y tan decimonónico como las secciones en que aún dividen el periódico desde los tiempos de su abuelo.<br />
<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Qué decir de la opinión. Si es que siempre opinan los mismos y en la misma onda. Es curioso como los propios periodistas de su diario no tienen siquiera acceso a escribir un artículo de opinión, <i>motu propio</i>. Es perder el tiempo. Y hablo de mi experiencia en su diario. Y no digo ya si el artículo apunta a la línea de flotación de alguna empresa anunciante en su periódico.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> Y pongo otro ejemplo de cuando trabajaba en La Voz: por tres veces se me negó publicar un artículo que criticaba que las cabinas de Telefónica nos roban durante años, quedándose con el cambio. Algo absolutamente ilegal, a todas luces, que le cobren a uno por un servicio que no prestan. Pero su periódico no defiende a sus lectores, ni a Galicia, de la que tanto se le llena la boca, señor editor. Defienden al anunciante.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Lo mismo si la crítica es a la Xunta. Si está claro que desde que los políticos descubrieron las <a href="http://www.xornal.com/artigo/2009/05/07/sociedad/comunicacion/sindicato-xornalistas-denuncia-ayudas-prensa-galicia/2009050702193569649.html">subvenciones a la prensa</a>, consiguieron lo que no lograrían ni con una ley mordaza: acallar las críticas, porque nadie muerde la mano que le da de comer.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Es por ello que, tanta hipocresía, me duele, fíjese. Protesta usted, cómodamente sentado en el sillón de jefe, protegido en la planta noble por una cohorte de guardias jurado y secretarias, alabado por su entorno, que no le lleva nunca la contraria, faltaría más. (Porque en eso han convertido las redacciones, antes abiertas a la gente, de su periódico. Hoy son bunkers en los que te recibe un guardia jurado malencarado mientras sujetas el DNI en la boca: hasta para hablar con un plumilla hay que pedir audiencia y aguardar en sala de espera).<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y, en resumidas cuentas, no tengo claro, realmente, si protesta usted por la cuenta de resultados de su empresa o por la pérdida de beneficios de su cartera de valores. O como diría Supertramp, en aquel disco en cuya portada le imagino a usted, sentado bajo la sombrilla: <i><a href="http://www.google.es/imgres?q=crisis%3F+what+crisis%3F&hl=es&sa=X&biw=1280&bih=905&tbm=isch&prmd=ivns&tbnid=6Vd4UP63BvBoQM:&imgrefurl=http://memoriasdelacomunicacion.blogspot.com/2010/11/crisis-what-crisis.html&docid=eg7bhWLkY7Kh3M&w=499&h=500&ei=jdVBTtimE4nRsgbx3pHeBw&zoom=1&iact=rc&dur=398&page=1&tbnh=139&tbnw=139&start=0&ndsp=33&ved=1t:429,r:1,s:0&tx=93&ty=76">Crisis? What crisis?</a><o:p></o:p></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><br />
</i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Porque, verá, yo que estoy en el paro puedo contarle, seguramente, muchas más cosas de la crisis de las que usted siquiera sospecha. No sabe, obviamente, lo que es no llegar a fin de mes; que los bancos te roben en comisiones, porque cobras el día 10 y los recibos te los pasan a primeros. No sabe lo que es buscar los precios más baratos en Día o en Familia, o comprar la ropa en tiendas de segunda mano. Tampoco lo que es no tener para pagar gastos adicionales, como el seguro del coche o el rodaje.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Habla usted de empresarios responsables, a los que defiende, que miran sólo por el bien de Galicia. Lástima que no cite a ninguno. Lo digo, más que nada, por conocer a alguien que tenga un mínimo de ética, que, ahora mismo, realmente no caigo. <o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En el caso de su empresa, fíjese, cuando yo trabajaba en ella, el ochenta por ciento del personal era fijo. Hoy, ese porcentaje no llega ni al 20%. Los becarios, en verano, cobraban. Poco, pero cobraban. Hoy hay que pagar para escribir: pagar un master que ustedes organizan, al que puede ir cualquiera, cualquiera que tenga dinero, por supuesto. Los demás, que sigan en el paro.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Seguramente esta carta tampoco le llegará a usted. Los muchos filtros que le blindan impedirán que las críticas manchen las solapas de su chaqueta como motas de caspa. Pero verá, los tiempos cambian y, en mi caso, aún en el paro, tengo igualmente un speaker corner, más modesto que el suyo: un simple blog. Y desde él, como no me queda otra, le contesto y le pido, de verdad, que se quite usted la corbata, baje algún día a la calle y al pie de obra de las redacciones, abra sus medios a los oídos y los ojos de la gente, acepte las opiniones y las críticas como parte del juego que hoy establecen tecnologías como internet y háganos sentir, a los que ahora sólo somos lectores, que, de algún modo, podemos participar, hacernos oír, que su diario y sus medios sean realmente un altavoz de las inquietudes de la gente y no de aquellos cuarenta personajes principales que cada día ocupan en exclusiva sus páginas, sin que el resto puedan decir ni mu. Porque eso es lo que hacen ustedes: servir de altavoces del poder y perpetuar en él a los que ya lo ocupan. Y ese inmovilismo, señor mío, y esa falta de apertura a nuevas ideas, es también una de las causas de la crisis.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Dice usted: ”… hace falta más que nunca que regrese la desaparecida sociedad civil. Que se restablezca de la postración, que conozca, que pida cuentas, que juzgue, que actúe”. Pues eso, deje usted que la gente haga eso, facilitándoles la labor en sus medios, que realmente contribuyan a crear un estado de opinión basado en el debate, no en la proclamación de consignas sólo de ida, (salvo que su modelo periodístico sea el <a href="http://www.granma.cubaweb.cu/2011/08/09/nacional/artic09.html">Granma</a>, donde tampoco hay opiniones) Que sintamos que La Voz no es sólo suya, porque los demás no tenemos esa voz.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">No necesitamos, al menos yo, que nadie nos aleccione desde la atalaya. Ni tampoco estamos dispuestos ya a seguir callándonos la boca, ni doblando el espinazo ante nadie, por mucho que ocupe la cúpula de cualquier staff. </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En definitiva, que más que palabras, que son gratis, querría ver en usted gestos, cambios, apertura, modernidad, comunicación bidireccional y transparencia. Eso es lo que le piden sus propios lectores. Pero creo que usted y los suyos seguirán prefiriendo mirar más hacia el lado de los anunciantes. Me temo. Y por eso, amigo mío, sus palabras son de lo más estéril que he leído en parte alguna.</div><br />
<br />
Otros sites del autor:<br />
<a href="http://comunidades.farodevigo.es/42479/blog/641/">http://comunidades.farodevigo.es/42479/blog/641/</a><br />
<a href="http://www.facebook.com/pages/Francisco-Corbeira/192471774148201?sk=wall">http://www.facebook.com/pages/Francisco-Corbeira/192471774148201?sk=wall</a><br />
<a href="http://www.lulu.com/spotlight/franciscocorbeira">http://www.lulu.com/spotlight/franciscocorbeira</a><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div><br />
<br />
Sube este artículo a Menéame<br />
<script src="http://meneame.net/api/check_url.js.php" type="text/javascript">
<!-- -->
</script>Pacocho Corbeirahttp://www.blogger.com/profile/16769304960786409711noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4055755218878975822.post-44388509570409626192011-08-09T15:32:00.000+01:002011-08-09T15:32:07.751+01:00TODO ESTÁ ESCRITO: TRES<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">Hoy, continuando con esta "novela por entregas", capítulo 3 de "Todo está escrito"</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://www.lulu.com/spotlight/franciscocorbeira"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBcR6e6jK0vrHq1xHpGVI2B18MDSV14A14TGzLpQ9y4soSkig7UhNI_HwbKfXiQvnKgVHQCzCbXnZ_J-3UcS27E9njz6zcAyRGboltt4-5Wv_XsdZxQFycU7eXm5JZL4GjV7rUfYVy9ok/s640/portada.jpg" width="480" /></a></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, sans-serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 21px;"><b><br />
</b></span></span></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 16.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;"><br />
</span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 16.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;"><br />
</span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 16.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;"><br />
</span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 16.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;">TRES<o:p></o:p></span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, sans-serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 21px;"><b><br />
</b></span></span></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 21.6pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-list: l0 level1 lfo1; mso-outline-level: 1; mso-pagination: none; page-break-after: avoid; tab-stops: list 0cm; text-align: center; text-indent: -21.6pt;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">NOTA EXPLICATIVA DEL AUTOR<o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><span> </span>Conocí a Bernardino Braña el Viernes Santo de 1984. Teníamos entonces diecinueve años yo y veinte él. Hacía exactamente una semana que había regresado a Ferrol desde Barcelona, </span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;">—</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">donde estudiaba primero de Ciencias de la Información</span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;">—</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"> para pasar las vacaciones junto a mi familia. Y recuerdo que precisamente ese día me había ido a Santiago, invitado por un amigo del bachillerato, Felipe Fernández, que estaba matriculado, al igual que Bernardino, en la Facultad de Historia del campus compostelano. Felipe compartía un apartamento de alquiler con otros cuatro estudiantes en la Algalia de Arriba, adonde conseguí llegar tras una interminable aventura de cien kilómetros en autostop, para la que necesité más de seis horas y hasta cinco coches diferentes.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, sans-serif;"> </span><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Serían alrededor de las nueve y media cuando, al fin, puse los pies en el piso de mi amigo y, apenas un minuto después, apareció Bernardino. Entró con su propia llave, aunque no vivía allí. Como inquilino, quiero decir, aunque en la práctica era casi uno más, dado que entonces mantenía una idílica relación con Isabel y rara era la noche que no se quedaba a dormir. Incluso en aquellos días de vacaciones, en que ni ella ni ninguno de los otros, salvo Felipe, estaban en Santiago, Bernardino no perdía la buena costumbre de pernoctar entre las dulces sábanas de su novia.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><span><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><span> </span>Pese a que la mayor parte de los más de treinta mil estudiantes que entonces superpoblaban el campus compostelano también habían abandonado la ciudad, Bernardino no parecía mostrar el menor interés por regresar a Betanzos junto a sus padres, a los que, según decía, sólo visitaba en contadas ocasiones. Bien es cierto que, por una parte, siempre fue reacio a abandonar las empedradas <i>rúas</i> de Santiago más allá de un par de días y, por otra, sospecho que sus relaciones familiares, aunque nunca lo manifestase abiertamente, no debían de ser demasiado buenas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">Aquel fin de semana los tres compartimos, además del alojamiento, dos consecutivas farras nocturnas que no culminarían hasta dejar bien atrás el amanecer: así se inició una amistad que habría de durar hasta hoy.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><span><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><span> </span>Lo primero que me llamó la atención de Bernardino fue la viveza de su mirada. Parecía no escapársele detalle y al mismo tiempo, si uno se fijaba bien, había en sus ojos azules, muy claros e inquietos, un punto de travesura permanente. Hablador hasta el exceso y con el arma del humor siempre afilada, resultaba simpático sin proponérselo, además de irónico y agudo, aunque, en algunos momentos, se le elevase un grado su habitual nivel de inmodestia. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><span><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><span> </span>Tras aquel fin de semana no le volvería a ver a hasta el verano, a principios de agosto. Llevaba un mes en Ferrol, disfrutando de esas añoradas vacaciones de tres meses, cuando Felipe y yo decidimos hacer una escapada a Compostela. Pero finalmente tuve que irme solo, porque él, a última hora, no pudo venir. Aunque, eso sí, me prestó las llaves de su piso. Y yo, pese a mis reiterados intentos, no conseguí que ningún otro de mis pocos amigos quisiera o pudiera acompañarme. Sin dejarme vencer por el desánimo, y con poco más de tres mil pesetas de las de entonces, decidí partir de todos modos. No tenía otro remedio, claro. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;"><span><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;"><span> </span></span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">Llegué a Santiago un viernes a media tarde y, de camino hacia al apartamento, adonde iba para tomar posesión de la habitación de Felipe y dejar en ella una pequeña bolsa en la que llevaba una muda, un libro y el cepillo de dientes, me encontré con Bernardino. Llevaba mi misma dirección, puesto que había quedado en el piso con otro de los inquilinos. Me contó que había roto con Isabel y perdido, por tanto, el privilegio de las llaves y del lecho caliente. Pero seguía siendo amigo de todos, incluyéndola a ella, ya que la ruptura, más que traumática, fue pactada. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">Bernardino venía cargado con un par de bolsas de <i>víveres finos</i></span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">: caviar, paté francés, embutidos, ahumados y un par de botellas de un Rioja del que no recuerdo la marca, pero que no desmerecía del resto. Me invitó a participar del refrigerio, al que Benigno llegó con más de una hora de retraso, lo que le costó merendar sin vino. No es que yo bebiese mucho, pero Bernardino siempre tuvo un excelente saque y él solito se despachó, entre bocado y bocado, botella y media de aquel reserva.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">Ante mi sorpresa por tanto dispendio, pues ese sencillo ágape podría valorarse en el triple del dinero que yo tenía encima, me explicó que, durante el verano, se dedicaba a la venta de cintas y discos de la Tuna Compostelana a los turistas, en la plaza del Obradoiro. Disfrazado con un traje prestado de terciopelo negro, una capa adornada con un ramillete de cintas de colores y diversos escudos </span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;">—</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">y digo disfrazado, dado que todo lo más que podría hacer él dentro de una rondalla, sería pasar la gorra: nunca tuvo la menor idea de música y cuando, con media borrachera, le daba por cantar en algún bar, enseguida le ponían de patitas en la calle</span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;">—</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">, era capaz de vender entre veinte y treinta casetes y vinilos en las escasas dos horas que dedicaba cada día a tal menester. Casi siempre entre las doce y las dos, pues nunca se acostaba antes de las cinco de la mañana y, lógicamente, no madrugaba. Por cada unidad vendida ganaba cien duros, lo que le suponía obtener a diario entre diez y quince mil pesetas limpias.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">Con la pequeña fortuna que suponía entonces una renta de ese calibre, comía y cenaba en los mejores restaurantes, salía todas las noches y pagaba el oneroso alquiler de una preciosa y amplia habitación doble, en la recoleta Plaza de la Pescadería Vieja.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">Nunca le dio mayor importancia a ese dinero fácil y tampoco tenía reparo en gastarlo generosamente con quien le apeteciese compartir el día, hasta el punto de terminar cada noche con los bolsillos del revés y desayunar cada mañana al fiado en el restaurante O Cabalo Branco. Luego, a la hora del vermut, regresaba y pagaba religiosamente con las abundantes ganancias obtenidas gracias al inagotable filón de canciones como Clavelitos, Fonseca o Noche de Ronda, y a su sobresaliente facilidad para convencer a los incautos turistas recién bajados del autobús de que se llevaban el más excelso suvenir y el mejor de los regalos para sus amistades. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">Su simpatía y afabilidad eran fulminantes: se dejaba fotografiar con quien se lo pidiera o ejercía de improvisado fotógrafo de grupos y parejas a los que ofrecía “desinteresadamente”<i> </i>su capa de tuno como <i>attrezzo</i> y les ordenaba pronunciar <i>salami</i>, antes de inmortalizarlos contra el fondo de la catedral; contaba chistes en varios idiomas y, además de hablar correctamente en inglés, conocía un amplio ramillete de frases hilarantes en cuatro o cinco lenguas, que siempre le funcionaban; informaba sobre los sitios donde comer o divertirse y hasta, llegado el caso, impartía una lección magistral a quien mostraba interés por conocer los pormenores artísticos de la fachada de la Catedral, el Pórtico de la Gloria, el Hostal de los Reyes Católicos o cualquiera de las otras innumerables maravillas de las que está repleto el casco histórico. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">Pero la debilidad de Bernardino siempre fueron las mujeres. Y uno de los motivos por los que, además del dinero, acudía a diario a la Plaza del Obradoiro, era precisamente ése. Desde tan privilegiado lugar, al que entonces llegaban a diario decenas de autobuses cargados de turistas, solía dejar para otros vendedores aquellos que transportaban jubilados o venían rotulados con nombres de asociaciones religiosas. En cambio, era el primero en divisar los autocares repletos de jovencitas en viajes de fin de curso. Seleccionaba de un vistazo las que eran de su gusto y se marchaba directo hacia ellas. Y además de dársele bien el negocio de las ventas, sabía perfectamente que, por lo general, la mayoría de ellas se protegen, en un lugar al que acaban de llegar, con un escudo de desconfianza. Por eso casi nunca las invitaba directamente: la sutileza consistía en recomendarles los mejores lugares para comer, cenar o tomar copas. Lugares por los que él mismo se dejaba caer en el momento oportuno, sabiendo aprovechar convenientemente las soledades de quienes no conocían a nadie más en la ciudad. La mayor parte de las veces, al verle de nuevo, ya vestido de paisano, se le acercaban para preguntarle cualquier cosa </span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;">—</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">casi nunca daba Bernardino el primer paso. A lo sumo, si al entrar en un local no le reconocían de inmediato, saludaba alegremente a la inocente víctima que había escogido, para llamar su atención</span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;">—</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">: el resto, para él, era coser y cantar.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Aquel fin de semana pasó con rapidez y Bernardino, al ver que regresaba a casa, me propuso quedarme unos días más, integrarme en el lucrativo negocio discográfico como vendedor y compartir con él gastos y fiestas en una ciudad que, pese a tener la habitual población universitaria de veraneo, estaba en cambio plagada de turistas, de peregrinos y de estudiantes extranjeros matriculados en cursos de verano.</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">No tenía nada mejor que hacer en Ferrol y la oferta me pareció interesante, así que, tras ponerme de vendedor a prueba durante un par de días, comprobé con satisfacción que no se me daba del todo mal, aunque no tan bien como a Bernardino. Y como consecuencia, mi estancia en Santiago acabaría por prolongarse el resto del mes.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">Para alguien con mis pocos años y recursos, aquella clase de vida en que la libertad se aderezaba con abundante dinero fresco </span><span style="font-family: Symbol; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">¾</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">que sumando las ganancias de ambos era una cifra de ensueño</span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;">—,</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"> nos hacía posible satisfacer de inmediato cualquier capricho o necesidad: desde la más inmediata, como por ejemplo surtirme de ropa, puesto que había llegado a Santiago prácticamente con lo puesto, hasta pasar una noche, bien acompañados, en una <i>suite</i> del Hostal de los Reyes Católicos, o escaparnos los fines de semana a Combarro, A Toxa, Pontevedra, Sanxenxo o las Islas Cíes. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">Aquel mes de agosto ocuparía ya para siempre un lugar especial entre los mejores momentos de nuestras vidas y estoy seguro de que su recuerdo, alzhéimer mediante, permanecerá imborrable en nuestras memorias.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">Bernardino, por lo demás, había pasado el mes de julio bastante solo. Con la mayoría de sus amigos de vacaciones, buscaba compañía entre los forasteros que le caían simpáticos, y que formaban a su alrededor un grupo variopinto. A mi llegada a Santiago la <i>troupe</i> estaba compuesta por una suiza, un americano, un inglés, un alemán y un indio. Y ese mismo primer fin de semana acabarían por sumarse dos belgas que habían cruzado media Europa en bicicleta. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><span> </span>Durante los cinco o seis años siguientes nuestros reencuentros fueron puntuales y espaciados. Y como si el tiempo no hubiera pasado mientras tanto, pese a que ni nos telefoneábamos ni tampoco manteníamos correspondencia, nada más vernos, recuperábamos de inmediato el espíritu y el estilo de vida de aquel agosto de 1984. Creo que nunca, durante mis regresos vacacionales a Galicia, dejé de acudir a aquella cita no fijada. Sabía bien dónde encontrar a Bernardino, por mucho que cambiase de alojamiento: en la plaza del Obradoiro entre las doce y las dos o en cualquiera de los bares que solía frecuentar.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">Más tarde, en 1991, una vez concluí los estudios y la mili, dejé definitivamente Barcelona y regresé a casa. Enseguida me instalé en Santiago, donde conseguí trabajo en un periódico. Volvimos, lógicamente, a coincidir, porque Bernardino, que había terminado sus estudios un año antes que yo, se había fundido completamente con el paisaje de una ciudad que ya nunca dejaría, a pesar de que en aquel momento sobrevivía a duras penas con el exiguo sueldo de eventual profesor de academia. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">Durante el año que pasé en Compostela nos vimos prácticamente a diario. Compartimos las barras de casi todos los bares de la ciudad vieja y, la mayoría de las noches, acabábamos cerrando "A Casa das Crechas", nuestro lugar favorito antes de irnos a dormir o de decidir continuar la juerga en cualquier antro de la parte nueva de la ciudad. Éramos prácticamente inseparables y en todo momento, cada uno de nosotros, sabía lo que hacía el otro. </span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">Por</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"> cuestiones de trabajo </span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;">—</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">o por puro azar</span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;">—</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">, dejé Santiago y volví a Ferrol, mi lugar de nacimiento y también el de Bernardino, aunque ni a mí ni a él nuestra propia urbe nos despertó nunca la atracción que, por el contrario, nos sigue provocando la capital de Galicia.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Desde finales de 1991 hasta hoy, sólo recuerdo haber vuelto a ver a Bernardino en tres o cuatro ocasiones. Todas en la calle y casi sin tiempo para hablar de nada; prometiéndonos siempre que quedaríamos un día para montar una jarana que las obligaciones, la distancia e incluso la dejadez mutua, impidieron que llegara a ser.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">Sí llegó a contarme, someramente, que había montado una empresa dedicada al turismo tras pasar algunos años sin ocupación fija, realizando trabajos esporádicos de profesor, guía turístico o colaborando como coautor en varios libros de investigación histórica. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">Tuvo también una curiosa etapa en la que vivió como pintor hiperrealista. Realizó incluso varias exposiciones que yo no llegué a ver por no haberme enterado a tiempo, aunque sí vi unos cuantos acrílicos que vendió a amigos comunes y que, al parecer, le permitieron mantener la vida bohemia durante un tiempo. Algunos no estaban mal del todo: parecían collages fotográficos sobre fondos siempre negros. Pero, a mi modesto entender, y a pesar de su depurada técnica como dibujante, le faltaba esa chispa de genialidad en la inspiración, que se reflejaba en una deficiente composición. Creo, además, que él siempre lo supo y que precisamente eso, sumado a la falta de la necesaria vocación por la pintura, fueron los motivos que le llevaron a abandonar definitivamente la paleta y los pinceles, y emprender una rentable carrera de empresario de negocio turístico.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><span><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><span> </span>Una mañana de diciembre de 1999 recibí por transporte urgente un paquete con una carta pegada en su exterior. La sorpresa fue total. Sobre todo porque el envío procedía de una pensión de Salamanca y en el remite figuraba un tal Emilio Cifuentes. Pero la impresión fue aún mayor al ver el contenido de aquella caja y luego, al leer la carta que reproduzco a continuación.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;"> <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><br />
</div><div align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: right;"><br />
</div><div align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: right;"><br />
</div><div align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: right;"><br />
</div><div align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: right;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;">Salamanca, 3 de diciembre de 1999<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;">Querido Paco:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;"><span> </span><o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;"><span> </span><span> </span>Sé que te has llevado la gran sorpresa al recibir esto. Pero antes de que abras la caja, —si no lo has hecho ya—, y te sorprendas aún más, lo único que te pido es que guardes con el mayor de los cuidados y en lugar bien seguro todo su contenido. Cuando veas de que se trata lo comprenderás. Me pondré en contacto contigo para decirte que es lo que tienes que hacer con este material.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;"><span> </span><span> </span>Por el momento, me veo obligado a desaparecer. No te lo puedo explicar en estas líneas, pero cuando tengas tiempo, escuches las cintas que te envío y leas los documentos, seguro que llegarás a entenderlo. También es posible que no nos volvamos a ver, aunque no te preocupes, porque estaré bien.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;"><span> </span>Te lo envío a ti porque eres la única persona en quien puedo confiar que no está relacionada directamente conmigo. Es decir, que estoy seguro de que nadie nos relacionará después de tantos años. Y no tuerzas ahora el morro porque sabes bien que, a pesar de la distancia, ni me he olvidado de nada, ni nunca has dejado de ser el mejor de mis amigos. Pero no sabes qué bien me viene ahora que las cosas entre nosotros hayan sido así.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;"><span> </span><span> </span>No te puedo explicar más: el resto, lo tienes ahí. Sólo hazme el favor de hacer lo que te digo y mantener total discreción sobre todo esto. ¡Es muy importante!<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 70.8pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;">Ya te llamaré.<o:p></o:p></span></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><br />
</div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;">Bernardino Braña.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;">P.D. Por favor, destruye esta carta o ponla en lugar bien seguro.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">Sé que se puede pensar que soy un poco pirata. Que nunca debí haber decidido transcribir y hacer público el contenido de las cintas y los documentos de Bernardino. Y menos componer con ellos este libro que, visto desde fuera, podría incluso parecer una especie de novela rara. Pero él mismo me autorizó verbalmente, </span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;">—</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">como así consta en varias de sus cintas</span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;">—</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">, a ordenar los materiales a mi gusto y a hacer con ellos lo que crea conveniente. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">Además, cuando comencé a leer y escuchar todo lo que me había enviado, me di cuenta enseguida de que su historia era lo más alucinante que pudiera imaginar fuese a sucederle, y que ninguna ficción que yo pudiese concebir superaría la realidad de este relato. Incluso sentí la mayor de las envidias por no estar en su pellejo; por no ser más que un mero espectador, eso sí, el primero, pero que no por eso deja de vivir el espectáculo en diferido y desde el patio de butacas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">Tras estas inocentes excusas, no sé si del todo necesarias, ya que, <i>a lo hecho, pecho</i>, debo decir que a la hora de confeccionar el relato de su historia he preferido colocar, antes que nada, la transcripción de la primera grabación que hizo Bernardino porque, después de haberla leído, me justificaréis y convendréis conmigo en que era una tentación irresistible. De ese modo, respetaba también el orden numérico de las casetes que tengo en mi poder </span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;">—</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">aunque Bernardino no comience exactamente por el estricto principio cronológico de los hechos</span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;">—</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">, y, por otra parte, así fue también como yo me introduje en su sorprendente aventura.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Con el objetivo de ser desde el principio lo más respetuoso posible, quiero y debo dar al César lo que es del César. Por ello, identifico la procedencia de todos los documentos y de las voces que he incorporado al texto, con la única particularidad de diferenciar cada voz con una fuente distinta de letra que, metafóricamente, quiere representar el timbre particular de cada quien.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><span><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">En el proceso, he cambiado todas aquellas cosas, nombres y lugares que pudieran perjudicar a mi amigo de algún modo, aunque sin adulterar los datos de situación esenciales. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">Mi aportación a este libro, al margen de esta nota explicativa, es meramente periodística y, por ello, he contrastado la historia que Bernardino refiere con la mayor parte de las personas que él cita y también he visitado la mayoría de los lugares que menciona. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">En algunos casos de nombres de personas, me vi en la obligación de sustituirlos, porque, al ser consultados sus reales “propietarios”, declinaron mi invitación a figurar de modo explícito. Aunque, en todos los casos, me facilitaron valiosos datos, que me fueron muy útiles.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">Por el contrario, otros muchos no tuvieron inconveniente en que su nombre real aparezca y, por ello quiero, a unos y a otros, expresar con estas líneas mi agradecimiento por su gentileza y colaboración. No obstante, con el fin de evitar algunas previsibles consecuencias que pudieran derivarse de la edición de este texto, debo decir que he sustituido el nombre real de mi amigo por el de Bernardino Braña y también he hecho otro tanto con el supuesto nombre de Luis Uría.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">El resto de los datos contenidos en los documentos escritos están recogidos fielmente y las cintas magnetofónicas fueron transcritas de modo casi textual, a excepción de las inevitables adaptaciones que conlleva toda transcripción, dada la diferente naturaleza del texto escrito. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">Por citar algún ejemplo diré que, en muchos momentos, Bernardino no llega a completar las frases o da por supuestos muchos antecedentes que no aparecen en las cintas y que, en consecuencia, vuelven su discurso un tanto incompresible; en otros, pierde el hilo, hace continuas digresiones o se detiene en prolijos detalles sobre asuntos baladíes y, en cambio, despacha en cuatro palabras hechos de mucha mayor enjundia. En todos esos casos he completado alguna frase o redondeado alguna idea, pero manteniendo siempre un espíritu de máxima fidelidad a sus palabras y tratando de conservar lo más exactamente posible su modo peculiar de expresión. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">Para ser del todo sincero diré que he cambiado por un sinónimo aquellas palabras idénticas demasiado cercanas, algunas cacofonías e incluso expresiones muy locales y frases enrevesadas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">También he traducido al castellano todas aquellas voces que en las cintas estaban en gallego y que Bernardino reproduce en esa lengua, aunque él, en el resto de la narración, se exprese en castellano. Me he permitido, eso sí, conservar palabras, expresiones y construcciones sintácticas procedentes del gallego, en su estado original, por considerar que, de ese modo, aportaban mayor expresividad.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">Debo confesar también que algunos fragmentos de las grabaciones han sido suprimidos de la redacción final. Bien porque, en algunas ocasiones, Bernardino da la sensación de tener algunas copas de más, lo que le lleva a introducir asuntos que nada tienen que ver con la historia principal, </span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;">—</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">por lo</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"> consideré que su inclusión no aportaba nada</span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;">—</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"> y en otros, porque refiere detalles personales que he creído conveniente que continúen perteneciendo al ámbito de lo privado. Tanto en esos casos en que he suprimido parte de lo grabado, como en las pausas que Bernardino hace, retomando luego el relato, he colocado, a modo de separador, una línea de cinco asteriscos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><span><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">Finalmente, añadiré aquí, brevemente, algunos datos biográficos sobre Bernardino, que obviamente él no menciona en las cintas, pero que ayudarán a completar su perfil y antecedentes, y que confío sirvan para hacer más fácilmente comprensible el resto de su historia:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, sans-serif;">Nació, al igual que yo, en el Santo Hospital de Caridad de Ferrol, sólo que un año antes: en 1963. A los ocho años de edad se trasladó junto con sus padres a Betanzos, donde cursó la última parte de los estudios primarios y el bachillerato, antes de marcharse definitivamente a Santiago para matricularse en la Facultad de Historia.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, sans-serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, sans-serif;">Su padre había sido propietario de una conocida ferretería de Ferrol, hasta que las cosas se torcieron y el negocio se fue a pique. Enfadado con su lugar de origen, decidió establecerse en la Ciudad de los Caballeros, donde, con mucho esfuerzo, puso en marcha un nuevo negocio ferretero enfocado principalmente al sector agrícola y ganadero que, cuando yo conocí a Bernardino, tampoco les marchaba muy bien. Habían adquirido una casa antigua y en no muy buen estado, pero con excelentes vistas al río Mandeo desde el interior de las murallas de la ciudad y en la parte más alta de la empinada ladera que marca la fisonomía peculiar de la villa.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">Cuando conocí a Bernardino, además de sus ojos azules y de una mirada viva y penetrante, lo que más llamaba la atención en él era su planta, que le hacía bastante atractivo a los ojos de las mujeres </span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;">—</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">y supongo que también de algunos hombres</span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;">—</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">. Se apreciaba de inmediato que, pese a estar muy delgado, era de constitución fuerte y aunque, por su aspecto pudiera parecerlo, no creo que nunca hubiese ido a un gimnasio: no le conocí afición alguna por la práctica del deporte </span><span style="font-family: Symbol; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">¾</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">como espectador, odiaba el fútbol y sólo muy de vez en cuando se deja caer delante del televisor para ver algún partido importante de baloncesto</span><span style="font-family: Symbol; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">¾</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">. La última vez que le vi, aunque continuaba delgado, le noté más ancho, pero, de todos modos, con excelente aspecto. Y de no saber su edad no le calcularía más allá de la treintena.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, sans-serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, sans-serif;">Bernardino es más alto que yo: no creo que llegue al metro ochenta, tal vez un metro setenta y cinco. ¿Y qué más? Pues un pelo trigueño y ondulado, que delata que de niño fue completamente rubio, y en el que ahora, por sus sienes, comienzan a asomarle las primeras canas; una piel clara, que en su rostro se oscurece por la densa barba; unas singulares manos de largos y gruesos dedos; y, en el apartado de <i>señas particulares,</i></span><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, sans-serif;"> un peculiar lunar en el cuello, cerca de la nuca, con forma de media luna.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, sans-serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, sans-serif;">Siempre he admirado la inteligencia y siempre me ha gustado rodearme de quienes considero la poseen: sobre todo, cuando sus principales síntomas son la velocidad de pensamiento, el discurso atropellado, la chispa, las ideas geniales y el humor ocurrente e instantáneo. Bernardino es uno de ellos. Podría decir, sin duda, que resulta brillante.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">Además, su agudo sentido del humor, perfilado por una fina ironía galaica y su instinto innato de la juerga, lo convierten en una de las personas a las que elegiría sin dudarlo para animar cualquier reunión de amigos. Pero no por esa inclinación suya hacia la fiesta hace ascos a una conversación interesante. Al contrario, podría considerársele un magnífico conversador y un experto en las materias que domina. Curiosamente, la Historia Antigua nunca le atrajo demasiado, sino que su especialidad es la Contemporánea, campo en el que ha llevado a cabo desde sesudos trabajos de investigación que se han publicado en revistas especializadas, hasta colaboraciones en libros realizados junto con otros autores. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">Es también un agudo y asiduo lector que disfruta especialmente de la poesía, de la que se considera un gran entendido, aunque nunca en su vida le diese por intentar hilar un sólo verso. Debo reconocer que, en este aspecto, el hecho de que no le gustasen los versos que yo escribo, que siempre consideró </span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: AR-SA;">"utilitaristas", "hechos para ligar"</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;"> y otras lindezas por el estilo, me hacen no respetarle como crítico, porque, de lo contrario, no volvería a escribir un sólo poema y en cambio, le contradigo constantemente.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><b><u><br />
</u></b></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><b><u><br />
</u></b></span></div>Pacocho Corbeirahttp://www.blogger.com/profile/16769304960786409711noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4055755218878975822.post-89629276494700274442011-08-07T20:37:00.001+01:002011-08-07T20:38:48.394+01:00TODO ESTÁ ESCRITO: DOS<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 21.6pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-list: l0 level1 lfo1; mso-outline-level: 1; mso-pagination: none; page-break-after: avoid; tab-stops: list 0cm; text-align: center; text-indent: -21.6pt;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBcR6e6jK0vrHq1xHpGVI2B18MDSV14A14TGzLpQ9y4soSkig7UhNI_HwbKfXiQvnKgVHQCzCbXnZ_J-3UcS27E9njz6zcAyRGboltt4-5Wv_XsdZxQFycU7eXm5JZL4GjV7rUfYVy9ok/s1600/portada.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBcR6e6jK0vrHq1xHpGVI2B18MDSV14A14TGzLpQ9y4soSkig7UhNI_HwbKfXiQvnKgVHQCzCbXnZ_J-3UcS27E9njz6zcAyRGboltt4-5Wv_XsdZxQFycU7eXm5JZL4GjV7rUfYVy9ok/s640/portada.jpg" width="480" /></a></div><span class="Apple-style-span" style="color: white; font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 21px;"><b><br />
</b></span></span></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt;">Y este es el capítulo </span></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt;"><br />
</span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt;">DOS</span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt;"><br />
</span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt;">TRANSCRIPCIÓN DE LAS PALABRAS DE <o:p></o:p></span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt;">BERNARDINO BRAÑA CONTENIDAS EN LA<o:p></o:p></span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt;"> CARA “B” DEL CASETE ROTULADO CON EL NÚMERO 1<o:p></o:p></span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14pt;"> </span></b><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Han pasado más de veinte horas desde que grabé la otra cara de esta cinta. Son casi las dos de la mañana y todavía acabo de llegar de Ferrol tras realizar una nueva declaración ante el juez que lleva el caso, un tal José Luis Aulet. Me ha dicho que le han hecho la autopsia y que, de acuerdo con las conclusiones del forense, la muerte no fue a causa de la herida de la espada, </span><span style="font-family: Symbol;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">aunque probablemente también le hubiese acabado por matar</span><span style="font-family: Symbol;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"> sino que ¿alguien? decidió precipitar su agonía apretándole a Uría el cuello con las manos, tan fuerte, que le hizo añicos dos de los anillos de la tráquea. Con lo que, según parece, murió ahogado por el vómito de su propia sangre.</span><b><span style="font-family: Arial, sans-serif;"><o:p></o:p></span></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Aulet me interrogó exhaustivamente durante más de cuatro horas, dejándome al fin en libertad: por falta de pruebas, supongo. Si bien, tengo la impresión de que el juez sigue sin fiarse del todo. Imagino que me he convertido, de repente, en el único y principal sospechoso. No cabe colegir otra cosa ahora, ya que estoy sometido a continua vigilancia. Me han asignados a dos tipos, de paisano, que me siguen a todas partes. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Ahora mismo están ahí fuera, tomando algo en el bar de la esquina, a las dos y pico de la mañana: el único par de idiotas que están sentados al relente en toda la terraza. Y, encima, no dejan de mirar a cada rato hacia las ventanas de mi apartamento. Es obvio que a esos dos nadie les ha puesto ahí precisamente para protegerme. Para protegerme ¿de qué?, digo yo. De ser así, me lo habrían advertido. Pero cuando las cosas se hacen a la chita callando, lo único que no se comprende es por qué no lo llevan con cierta discreción, porque éstos parecen empeñados en que les vea. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> Todo ha cambiado radicalmente. La hipótesis del suicidio, como yo ya sospechaba desde el principio, está descartada, y la ausencia de huellas de ninguna clase, salvo las del propio Uría, no sé si benefician o perjudican mi posición. A lo peor, acabarán por acusarme de asesinato con premeditación. Aunque creo que, por ahora, tanto la ausencia de un móvil, como el hecho de haber pedido ayuda, sumados a la originalidad y truculencia del caso, son mis únicas cartas ganadoras. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Y es que una muerte con una espada de por medio, al margen de su espectacularidad, es algo de lo que no hay precedentes en la zona. Y mis explicaciones sobre los poemas, profecías y estatuas de oro, debieron de sonarles, cuando menos, a esoterismo o algo semejante, a juzgar por la extrañeza e incomprensión que traslucían las miradas que se cruzaron el juez y los de la judicial.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> Pero, no les he contado todo. Omití el detalle de los guantes para no liar más las cosas y porque tampoco lo había mencionado en mi declaración preliminar. Craso error: la primera vez fue puro olvido, pese a que parezca imposible olvidar algo así. Cosa de los nervios, supongo. Pero lo de hoy mismo fue ya pura necedad. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Lógicamente, deduzco que piensan que él no pudo haberse clavado la espada sin cortarse hasta el hueso las palmas de las manos, lo que les lleva a la conclusión de que el espadachín y el estrangulador podrían muy bien ser la misma persona. A lo mejor, mi omisión no tiene mayor importancia, quiero decir para mí; aunque no dejo de censurarme que de haberles contado lo de los guantes, evidentemente, tratarían de buscarlos y, de aparecer, quizás pudieran aportar algo de luz a este asunto. Pero ya está hecho. Que lo descubran ellos. Si los había, yo no los vi. Llegué después de que se los quitasen. Esa será la tesis en que deberé mantenerme.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> Hay una cosa más, que a mí se me pasó por alto y a ellos no. En la escena del crimen también faltaba otra cosa: una pala. Junto al cuerpo de Uría había un pequeño monolito de cuarzo que alguien se entretuvo en desenterrar. Yo eso lo recuerdo perfectamente y también el montón de piedras y arena a su lado. Pero hacer semejante agujero, de casi un metro de profundidad, había requerido, obviamente, la ayuda de alguna herramienta. E imagino que en las manos de Uría no habrían aparecido señales de haber estado cavando con las manos. Según parece, no se encontró ni rastro de esa pala, pese al minucioso peinado del terreno, ni tampoco, por supuesto, encontraron rastro alguno en el registro de mi coche. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Otro detalle más: la espada que atravesó a Uría tenía restos que señalaban que había sido recién desenterrada del agujero excavado. Es curioso, pero no consigo recordar muy bien cómo era aquella espada. Ni si estaba sucia o limpia. Sólo sé que era larga y de un estilo que, si lo pienso ahora, diría medieval. Pero puedo estar totalmente equivocado. En fin, no sé, pero ¿y el agujero? ¿Lo cavó el propio Uría o su verdugo? ¿Y tan sólo para desenterrar una espada? ¿O tal vez para enterrar también el cuerpo?<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> Mi intromisión, ¿quién sabe?, igual impidió que el cadáver desapareciese sin dejar rastro. Porque, de no haber estado yo allí, el asesino hubiese tenido todo el tiempo del mundo para deshacerse de él. Claro que todo esto son meras conjeturas mías. Ni siquiera sé si el juez ve las cosas de este modo. Más bien creo que no. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> En definitiva: no he hecho una declaración beneficiosa para mis intereses. Hubiese sido mejor decirlo todo. Y aunque es posible que haber ocultado ese dato no me sea del todo perjudicial, presumo que finalmente tendrán que caer en la cuenta de la necesidad de su existencia: por un lado, por la ausencia de huellas y, por otro, la piel fina y blanca de las manos de Uría, de ser él quien cavó, debería tener, de no usar unos guantes, al menos un par de rozaduras, sino ampollas. Pero hasta cabe que tampoco fuese él quien hiciese el agujero. Estoy pensando, y esto lo digo ahora, que el hecho de que llevase esos guantes puestos sólo puede significar dos cosas: que los hubiera utilizado para cavar o bien, para intentar suicidarse. Casi diría que más bien para lo primero, aunque, sin descartar completamente la segunda opción. Porque, por rizar el rizo, y puestos a no despreciar nada, hasta cabría pensar, aunque parezca totalmente inverosímil, que el estrangulador no sea realmente el asesino. Sino que, sencillamente, asistiese, al igual que yo, al suicidio, y acabase por rematar a Uría posteriormente, para evitarle más sufrimiento: simple eutanasia. Improbable, pero... <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">El hecho de que no hayan aparecido huellas de esa tercera persona, teniendo en cuenta el estrangulamiento: ¿podría interpretarse como que el asesino se colocó los guantes de Luis para proceder a darle la puntilla? De lo contrario, no encuentro un motivo que explique, por una parte, tal desaparición y, por otra, la ausencia de impresiones digitales. Quizás, el de la puntilla, le quitase los guantes, se los colocase para estrangularlo y, finalmente, se fuese de allí llevándolos puestos, pensando en deshacerse de ellos en otro lugar de una forma más segura para sus intereses.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">En fin, creo que una de las claves de este asunto fue precisamente en lo que no reparé: la necesidad de la existencia de esa pala que no aparece por ningún lado. Gracias a eso se ratifica que en la zona, además de mí, hubo otra persona. Y que lo de los guantes no fueron imaginaciones mías. O no. Porque aunque para mí esté clarísimo que otro se llevó la pala </span><span style="font-family: Symbol;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">tal vez incluso con los guantes puestos</span><span style="font-family: Symbol;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">, quizás Aulet piense que tanto yo como un tercero pudimos arrojarla al mar. O enterrarla en algún lugar alejado de allí. Esa era la coartada que yo desprecié por no haber dicho lo de los guantes.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Hay también otro detalle que el juez desconoce y por el que me preguntó: cómo pudo llegar Uría hasta aquel lugar. No han localizado el Mercedes de alquiler del que yo les hablé, aunque sí otras marcas de neumáticos de menor ancho que las de mi todoterreno, que imagino deberán cotejar, una vez que aparezca el dichoso coche. Tuve la impresión de que sospechaba que Luis Uría y yo pudiéramos haber ido juntos en un solo vehículo: el mío. Es probable que las otras huellas de neumáticos que había, ya de entrada, no puedan corresponderse con las de un Mercedes o tal vez se trate de rodadas más antiguas. Esto tampoco lo sé.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Lo que sí sé es que el juez me miraba con una cara de falsa suficiencia, como queriendo transmitir la impresión de que conocía detalles que no encajaban muy bien con lo que yo había declarado, pero sin enseñar sus cartas. Y lo peor es que yo ya no sabía qué cara poner y, en un momento dado, casi me da un ataque de risa cuando me pregunta, muy serio:<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"> </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Symbol;">¾</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;">¿Y</span><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Baskerville Old Face', serif;"> dice usted que se conocieron a través de Internet?<o:p></o:p></span></i></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Symbol;">¾</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Pues no, eso lo dice usted </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Symbol;">¾</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;">le contesté divertido</span><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Baskerville Old Face', serif;">. <o:p></o:p></span></i></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Symbol;">¾</span></i><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Baskerville Old Face', serif;">Pero en su primera declaración menciona que Luis Uría …<o:p></o:p></span></i></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Symbol;">¾</span></i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Él a mí, puede que sí. Pero yo a él, a fuer de ser exactos, le conocí por fax, señor juez </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Symbol;">¾</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;">y aquí es cuando ya no pude aguantar la risa.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"> Luego se le ocurrió preguntar si Uría y yo manteníamos alguna clase de relación, </span><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Baskerville Old Face', serif;">“más allá de la normal amistad”.</span></i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"> Y creo que me salió una sonrisa rara: no porque yo interpretase su insinuación en el sentido que él quiso darle, ni porque me ofendiese en absoluto, sino porque pensaba en la extraña relación que realmente nos unía y que te explicaré en su momento. Sé que es difícil de entender esto ahora, pero cuando conozcas el resto de lo que aún he de contarte, sabrás a qué me refiero. Al juez, sencillamente, le respondí que no.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Hubo además otras preguntas, cada cual más enrevesada, en las que por momentos llegué a pensar que lo que pretendía era que confesara, que me declarase culpable de la comisión del asesinato. Algo que para mí carece de sentido, porque mi mejor coartada es la propia lógica: de ser yo el homicida, simplemente hubiese enterrado el cuerpo, sin complicarme llamando a la Guardia Civil. Nadie lo encontraría jamás. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Pero el juez, a pesar de que seguramente sopesó tal posibilidad, imagino que pudo haber llegado más lejos aún: a sospechar que mi llamada de socorro pudiera ser una elaborada tapadera, un elemento ilógico que únicamente podría ocurrírsele a una inteligencia criminal altamente inspirada. No a mí, por supuesto: aunque ahora sea yo quien, por mí mismo, caiga en la cuenta. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Supongo que por esa razón continuaba erre que erre: </span><i><span style="font-family: 'Baskerville Old Face', serif;">¿Por qué decidió usted pedir ayuda? ¿Cavó o ayudó a cavar? ¿Cómo es posible que viniendo por separado y sin saber uno del otro, fuesen ustedes a coincidir en un momento tan crucial, y en una zona, en teoría, no accesible? ¿Para qué quería usted fotografiar la costa de una zona militar? ¿Está seguro de no haber visto en ningún momento una pala? ¿Cómo sabía Luis Uría que cavando en aquel punto encontraría esa espada? ¿Está seguro de que llegó usted solo en su propio coche? ¿Está tratando de proteger a alguien? ¿Está seguro de no haber visto a nadie más junto al cuerpo o en la zona?… </span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">En fin, abrumador. Pero, mal que bien, fui trampeando el examen al que me sometieron y, de no ser por los momentos de duda a causa de los giros que di para evitar mencionar lo de los guantes y por esos tipos de ahí abajo, hasta parecería que lo hubiera aprobado.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; text-indent: 36pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">*****<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">A lo mejor soy un poco inconsciente. Pero de verdad que todo este asunto de la investigación no me provoca temor alguno, en principio. Lo malo es que si no encuentran al verdadero asesino, tal vez quieran convertirme a mí en cabeza de turco. Pero, en fin, ya he dicho que no me preocupa. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Lo que de verdad me importa ahora es que Ana ha desaparecido y siento en el pecho una sensación opresiva, como una especie de carga de culpabilidad, que en parte achaco a la soberbia de haberme prestado a aquel juego de Elena por el que me metí hasta el cuello en un asunto que ha culminado de tan mal modo.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> Es que estas últimas dos semanas han sido de locos. Por ejemplo, nunca en mi vida he estado más cerca de enamorarme. Y todo empezó por otra inocente casualidad — ¿o no?—, que uno, de entrada, se cree a pies juntillas, por engreído y vanidoso.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Volvamos al mismo domingo 17, el día en que se publicó la entrevista, y a eso de las nueve de la noche: Ana se acercó cuando me estaba tomando una cerveza en la barra de “O Galo”, tratando de despejarme de la siesta en el sofá de mi despacho, que había durado nada menos que tres horas. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">No sé si ya estaba en el bar cuando yo entré o llegó inmediatamente después, sólo que de repente noté su presencia a mi lado y sus ojos clavándose en mí con total descaro, pero sin decirme nada, hasta que no tuve más remedio que girarme hacia ella y responder a su mirada. Entonces, sonriendo, me preguntó si era yo el de la foto y la entrevista publicada en el diario. Le contesté que sí, volvió a sonreír y añadió que había quedado fascinada por la historia de mi investigación. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Deduje, quizás precipitadamente, que debía tratarse de una estudiante de un curso de doctorado en Historia. No aparentaba tener más de veinticinco años y, en esa primera impresión, me pareció rara. Sí, rara, en el sentido de escasa, exótica, única y, por tanto, bella. Y la mezcla de todo eso: demasiado turbadora en el primer embiste contra esa timidez inicial mía, de la que suelo defenderme rápidamente, tratando de echarle morro. Cuanto más la observaba más guapa me parecía. Nunca nadie me había arrebatado tanto físicamente, y su mera presencia me magnetizaba todo el cuerpo. No puedo negar que en esos momentos me vinieron malos pensamientos. O buenos, según se mire. Y traté de aprovechar la coyuntura invitándola primero a una copa allí mismo y luego, a cenar. El hecho de creerme el objeto de atención de una admiradora y su forma de hablar, en un gallego dulce y rico, fue la puntilla infalible de una seducción irrefrenable, que por momentos me estaba haciendo perder incluso el hilo de la conversación. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Yo, como siempre, me sentí cazador y me dejé caer en picado en esa red que toda araña tiende a su presa. Hoy, apenas dos semanas después, me sigue volviendo loco, hasta el punto de que ya no me duele saberme el cazador cazado. Además, sobre esto, creo que siempre ha sido así y que lo más difícil es asumirlo. Al menos para alguien como yo. Uno siempre se cree más de lo que es.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Aceptó mi invitación a cenar y me la llevé a Casa Roberto. Casi tenemos un accidente en el camino, pues iba más atento a ella y al contorno de sus piernas bajo la falda del vestido, que a la carretera. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Nuestra conversación, una vez en el restaurante, prosiguió, inevitablemente, en torno al poema medieval. Ana mostraba un indisimulado interés por conocer mi interpretación sobre su significado. Incluso me pidió que le dejase ver el original:</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif;"> <o:p></o:p></span></i></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><i><span style="font-family: Symbol;">¾</span></i><i><span style="font-family: Perpetua, serif;">Si es posible </span></i><i><span style="font-family: Symbol;">¾</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"> pronunció dulcemente. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Algo a lo que, tal como lo dijo, no podía negarme y además, accedí encantado, porque era la excusa perfecta para invitarla a ir a mi apartamento después de la cena. La verdad es que tenía una copia en un maletín que guardaba en el coche. Pero no se puede siempre ser del todo sincero y además, ella había pedido ver el “original”.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">El resto del tiempo continuamos hablando de poesía hasta los postres, pero no medieval, sino contemporánea. Me sorprendió su enorme cultura, que aparentaba ir mucho más allá de sus conocimientos sobre historia y literatura. En un momento dado llegó a decir, en un tono exento de toda vanidad, que hablaba siete idiomas perfectamente y que podía entenderse hasta en una veintena. Y todo esto me chocó mucho. Quizá por un prejuicio mío acerca de que a las personas con menos de treinta años les faltan aún unas cuantas lecturas para poder ser consideradas verdaderamente cultas.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> Lo curioso es que ella no estaba en ningún curso de doctorado, como yo había pensado. Ni dijo tener ocupación alguna: lo que me llevó a deducir que debería tener dinero. Por sí misma o por su familia. No tenía pinta de estar en el paro, aunque las dos cosas podían ser. Y tal vez me hubiese precipitado en calcular su edad y fuese algo mayor de lo que aparentaba. Pero preferí no seguir indagando. Por discreción, o mejor, por miedo de parecerle demasiado insidioso y echarlo todo a perder.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> Una de las cosas que, además de su belleza, atraían mi atención en aquel momento, era su peculiar manera de moverse: la elegancia y exactitud con la que, sencillamente, cogía y llevaba a sus labios la copa de cristal, con un vino color sangre que ella misma había elegido. O la disposición pausada con la que sujetaba el tenedor e incluso los movimientos delicados y precisos de su cabeza y sus manos. Era una especie de movimiento fascinante y mágico, que no sabría describirte, pero que atrapaba mi mirada como un péndulo hipnótico.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Ese día recuerdo que llevaba puesto un vestido casi de verano, como de hilo fino color crema, largo hasta los tobillos y que dejaba sus brazos al descubierto. Yo no entiendo mucho de moda, pero me recordó a un estilo semejante a ese ibicenco que llaman <i>ad lib</i> o algo así. Tenía también una chaqueta de punto del mismo color, que no se puso en toda la noche y, como únicos adornos, una torques que me pareció de oro macizo, haciendo de pulsera en su mano izquierda, y un anillo, también de oro viejo, en forma de serpiente enroscada a lo largo del dedo corazón de su mano derecha. No usaba pendientes, ni reloj, ni collares. Nada. Ni siquiera maquillaje. Aunque maldita la falta que le hacía, porque a su piel, completamente lisa, sin una mancha, un grano, un lunar, ni un brote excesivo de vello en parte alguna, es decir, sin defectos apreciables, sería delictivo embadurnarla hasta con el más excelso de los mejunjes. Y esta impresión se extendía también a la piel de sus hombros y sus brazos, que era lo único que el vestido dejaba al alcance de la vista. Como guinda final, su cabello, casi rubio, largo hasta la cintura y ondulado, que llevaba recogido con un prendedor situado a la altura de los hombros, me pareció el más extraordinario de los fetiches, lo que es mucho decir para alguien como yo que, como bien sabes, siento fascinación por las melenas, sean del color que sean.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Y es que con Ana, al contrario que con la mayoría de las mujeres, cuanto más me fijaba en ella, más perfecta me parecía. Esta impresión continúo teniéndola todavía hoy. Aunque con esto no quiero decir que no la hubiese más guapa. Sencillamente, comenzaba a gustarme mucho y, objetivamente, con el verde intenso de sus ojos en el centro de esa piel perfecta, guante de un rostro frágil, evocador y tranquilo, estoy seguro de que resultaría, en conjunto, bastante atractiva a los ojos de cualquiera.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> Tras tomar el café, la invité a venir a casa, poniendo por delante la excusa del poema. Aceptó encantada. Aunque no detecté ninguna clase de picardía en su mirada, sino que su aceptación estaba barnizada por ese tono de suprema delicadeza del que hacía gala y que sabe muy bien como distorsionar la percepción ajena sobre las intenciones propias. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> Así que hube de interpretar sus palabras no más allá de aquella curiosidad intelectual que había presidido todo el tono de nuestra conversación hasta ese momento. Parecíamos dos personas exquisitamente refinadas, en una especie de cena de negocios. O dos tipos que acaban de conocerse a la salida de un congreso. Y yo, lo que quería, era salir de ahí, pasar al terreno de lo personal, sustraerla de esa máscara y hacer que hablase de sí misma. Pero no encontraba el modo.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> Ahora mismo, con Ana en paradero desconocido, me resulta bastante doloroso pensar en todo esto. Pero tal vez no quede otro remedio. Es posible que si saco a la luz todos esos recuerdos, les aplico su riguroso orden y los analizo en conjunto, pueda descubrir alguna clave que me haya pasado desapercibida. Porque uno, cuando tiene el pensamiento ocupado por el deseo, suele olvidarse de la inteligencia. Y a mí, Ana, la mera mención de su nombre, me provoca la sensación de un navajazo frío dentro del pecho, que me impide pensar. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> Pasaban de la una cuando llegamos a mi apartamento, en la Plaza Roja. La subida junto a ella en el ascensor se me hizo todo lo violenta que puedas imaginarte. No sabía que decirle, ni se me venía a la cabeza nada ocurrente. Así que la estaba mirando medio de reojo, tal vez pudiera decirse que furtivamente y ella, de repente volvió su rostro hacia mí, me miró con sus ojos limpios, su sonrisa inteligente, y me entró un sonrojo y una timidez incomprensible, de los que intenté salir por medio de una mueca que trató de fingirse cómplice, aunque sin poder evitar dudar de que fuese lo suficientemente creíble para no acabar pareciéndole medio gilipollas o dar la impresión de que se me estuviese viendo el plumero demasiado.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> Llegamos a casa y nos acomodamos en el salón. Ana se sentó en el sofá azul, mientras que yo fui primero a la nevera, a coger un par de cervezas, y luego me arrellané en mi sillón verde, frente a ella, con la mesita redonda, las botellas, los vasos y el cenicero, separándonos. Había demasiados libros por el suelo e incluso un buen montón ocupando al completo el sillón rojo. Creí que pensaría que soy una persona desordenada y, tal vez, valorase eso negativamente, así que me disculpé diciendo que había estado trabajando el sábado hasta tarde, lo que tan sólo era decir la mitad de la verdad. Porque había estado hasta las dos, pero después, me cansé y me fui a tomar algo a un par de sitios.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> No tuve ni tiempo de decirle nada más, porque, enseguida, me preguntó por el poema y yo, aún sin saber si de nuevo me estaba equivocando, como hice con Elena, decidí enseñarle el pergamino original que tenía guardado en la caja fuerte del estudio. Una caja que mantengo oculta a la vista del modo habitual: tapada por un cuadro. Sólo que, no es por nada, con cierta clase: un magnífico lienzo de Bello Piñeiro. ¡Ah! y otro detalle, la caja se abre pulsando un código de seis cifras. Ya sabrás más adelante por qué te cuento esto, aunque ahora parezca una <i>boutade</i>, o algo así. Volví al salón y le di a Ana el pergamino. Se puso a leerlo inmediatamente.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> — ¿Qué te parece? —le pregunté, quizá con un tono que me sonó un tanto orgulloso y que me hizo reconvenirme a mí mismo: tenía que controlar, evitar caer en la tentación de tratar de impresionarla. Ana no contestó. Parecía totalmente abstraída. Tal vez ni siquiera me hubiese oído. Así que aproveché el momento para levantarme, busqué un compacto de Lorena Mackenitt y lo puse en el reproductor. El <i>djembé </i>comenzó a percutir, cadencioso y rítmico, sirviendo de perfecto fondo para que la voz de Ana comenzara a pisar la música: <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;">—</span><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Perpetua, serif;">Pues, en principio, me parece auténtico </span></i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;">—dijo levantando los ojos hacia mí, y añadiendo luego a mi mirada interrogante—.</span><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Perpetua, serif;"> Y en cuanto al contenido, interesante</span></i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;">.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> No sé por qué tuve la impresión de que trataba de restarle importancia, no al poema en sí, sino al efecto que le produjo su lectura.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"> — ¿</span><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Perpetua, serif;">Y dices que te lo ha dado un amigo?<o:p></o:p></span></i></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> —Sí, un viejo amigo mío: Ramón Escadas —contesté, sin tener muy claro si había hecho bien diciéndole el nombre. Sé que tengo el defecto de que me cuesta morderme la lengua. Pero bueno, a fin de cuentas ella no era periodista, ni me pareció que decírselo tuviese excesiva importancia.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"> — ¿</span><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Perpetua, serif;">Y por qué te lo dio a ti? </span></i><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;">—</span></i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;">me preguntó de nuevo.</span><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Perpetua, serif;"> <o:p></o:p></span></i></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> —Eso ya te lo expliqué. Para que tratase de determinar su origen y antigüedad. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"> —</span><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Perpetua, serif;">No me refería a eso, sino al hecho de haberte escogido a ti y no a otro, para que lo investigue.<o:p></o:p></span></i></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">—Pues no lo sé. Supongo que porque somos amigos y se fía de lo que le diga. Además, yo, aunque no ejerzo, soy licenciado en Historia —le dije sin acabar de comprender muy bien el sentido de su pregunta. Porque durante la cena ya le había contado, básicamente, tanto lo de mis estudios de Historia, como a qué me dedicaba. O, ¿es que estaba poniendo en duda mi capacidad o mis conocimientos para averiguar lo que Ramón quería saber?<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> —Sé que no soy un experto —dije con falsa humildad— pero tengo amigos y conozco gente que pueden ayudarme en la tarea.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"> <i>—</i></span><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Perpetua, serif;">No pretendía subvalorarte, perdona si se ha entendido así</span></i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"> —se disculpó, como leyéndome el pensamiento—. </span><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Perpetua, serif;">Lo que quería decir es que, si tal como me dijiste, este documento procede de su familia…bueno, en fin, me parece raro que lo saque fuera de ese ámbito.<o:p></o:p></span></i></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> — ¿Raro? Pues no sé por qué lo ves así.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;">—</span><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Perpetua, serif;">Porque has dicho que erais viejos amigos. Y si ese documento lo tiene desde siempre y es importante para él y su familia, ¿por qué decide, precisamente ahora, comenzar a hacer averiguaciones?<o:p></o:p></span></i></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">—Sí. También yo me planteé esa pregunta. Pero mis conclusiones son contrarias a las tuyas. Primero porque creo que no tiene ninguna importancia para Ramón, salvo quizás la meramente testimonial y sentimental, por el hecho de tratarse de un documento de su familia. Pero, estoy seguro de que, pese a su antigüedad, es un pergamino que como objeto arqueológico, tiene escaso valor en el mercado. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;">—</span><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Perpetua, serif;">Valor económico, como documento en sí, estoy de acuerdo contigo en que probablemente no tenga demasiado. Pero si procede de su familia, tal vez lo tenga para él, y no en el sentido sentimental, ni testimonial, precisamente</span></i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;">.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">—Pues no lo sé. La verdad es que nunca hablé con Ramón a fondo sobre el asunto.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> Y era cierto: poco más podía añadir que no le hubiese dicho ya acerca de aquel poema. Y con eso pretendía zanjar el tema y cambiar el signo de la conversación. Pero, en cambio, estuvimos bastante tiempo dándole vueltas y más vueltas.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> En definitiva, mucho hablar y hablar, y al final, no nos acostamos en aquel primer encuentro. Yo bien hubiera querido, qué duda cabe. Pero fui incapaz de llevar la manija de la charla: Ana estuvo sonsacándome cuanto quiso y yo, de estúpido, todo el tiempo lo pasé contestando a sus preguntas y largando cosas de mí, hasta que a las seis de la mañana cogió su chaqueta y se levantó. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> Traté de pedirle que se quedase, pero me interrumpió su sonrisa y una dulce disculpa: <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><i><span style="font-family: Perpetua, serif;">Me tengo que marchar,</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"> </span><i><span style="font-family: Perpetua, serif;">de verdad. Pero podemos vernos mañana, si te apetece.<o:p></o:p></span></i></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Yo acepté sin dudarlo y le propuse que viniese a comer a casa, a eso de las dos y media, con la promesa de preparar para ella mi mejor especialidad: la paella. Le pareció bien. Por un momento dudé si tratar de retenerla, si ofrecerme a acompañarla en coche o si besarla directamente, sujetándola por los hombros. Pero antes de que me diese cuenta ya había echado a correr escaleras abajo, sin esperar siquiera por el ascensor.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> Instintivamente me fui hacia la ventana. Pero no la vi. Aquella noche no había en el cielo ni una nube, y quizás por eso, helaba. Y supuse que, por la helada, Ana caminaría pegada al edificio hasta doblar la esquina. Y, aun suponiendo bien, estuve más de un cuarto de hora pegado al cristal, limpiando el vaho del aliento con el puño de la camisa, sintiendo el latido del corazón golpeándome condenadamente las sienes. Y lamentando luego no haberla visto pasar, caminando, aunque nada más fuera el trozo de cruzar la plaza. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Nunca una mujer me había puesto tan nervioso, tan sin recursos, en toda mi vida. Y pensar que había estado todo el rato hablándole de mí, de toda mi intimidad, sin atreverme siquiera a abordarla y mucho menos a acercarme al sofá en el que ella se había acomodado, plácidamente, durante toda la noche.</span></span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></div>Pacocho Corbeirahttp://www.blogger.com/profile/16769304960786409711noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4055755218878975822.post-14910084842985316342011-08-06T22:52:00.007+01:002011-08-06T23:27:56.490+01:00TODO ESTÁ ESCRITO: UNO<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><i>Desde hoy, iré colgando aquí la novela por capítulos, además de otro contenido. En el post de hoy, el primer capítulo:</i><br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBcR6e6jK0vrHq1xHpGVI2B18MDSV14A14TGzLpQ9y4soSkig7UhNI_HwbKfXiQvnKgVHQCzCbXnZ_J-3UcS27E9njz6zcAyRGboltt4-5Wv_XsdZxQFycU7eXm5JZL4GjV7rUfYVy9ok/s1600/portada.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBcR6e6jK0vrHq1xHpGVI2B18MDSV14A14TGzLpQ9y4soSkig7UhNI_HwbKfXiQvnKgVHQCzCbXnZ_J-3UcS27E9njz6zcAyRGboltt4-5Wv_XsdZxQFycU7eXm5JZL4GjV7rUfYVy9ok/s320/portada.jpg" width="240" /></a></div><br />
<br />
</div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">UNO<o:p></o:p></span></span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><br />
</div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><br />
</div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: center;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">TRANSCRIPCIÓN DE LAS PALABRAS DE BERNARDINO BRAÑA CONTENIDAS LA CARA “A” DEL CASETE ROTULADO CON EL NÚMERO 1.<o:p></o:p></span></span></b></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" hspace="0" style="text-align: justify;" vspace="0"><tbody>
<tr><td style="padding-bottom: 0cm; padding-left: 0cm; padding-right: 0cm; padding-top: 0cm; text-align: left;" valign="top"><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: large; line-height: 33px;"> C</span><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: large; line-height: normal;">omienzo hoy, lunes 25 de octubre, cuando son exactamente las 5:42 de la mañana, a grabar estas palabras. Aún no han pasado cinco horas desde que el juez de guardia autorizó el levantamiento del cadáver de Luis Uría. Apareció muerto entre dos rocas afiladas, justo al pie de un acantilado a las afueras de Ferrol. Su cuerpo estaba a escasos metros de una especie de marco de piedra: un pequeño monolito de blanquísimo cuarzo, recién desenterrado y con unas extrañas incrustaciones de cristal de roca formando dos bandas equidistantes. La posible causa de la muerte, según las primeras apreciaciones de la Guardia Civil: suicidio. Aunque yo estoy seguro de que, aun pudiendo en principio ser así, luego hubo algo más.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"> </span><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Luis Uría expiró poco después de la puesta de sol, en medio de un gran charco de sangre. Tenía una espada clavada en el estómago que le atravesaba por completo y, aunque no le llegó a rasgar la camisa por la espalda, tensaba con su punta la tela de cuadros blancos y azules. Había vomitado sangre por la boca y se había orinado en los pantalones. Esto último era lo que más confundía al sargento de la Guardia Civil: tres veces se preguntó qué podía haberle provocado un terror tan súbito como intenso. En cambio, su incontinencia, a mí me pareció normal, teniendo en cuenta su truculenta muerte y su larga agonía. Según el sargento, debió tardar al menos media hora en derramar su sangre por completo, hasta dejar su cuerpo inerme casi tan blanco como el cuarzo del marco.</span></span><br />
<span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> </span></span></div></td></tr>
</tbody></table></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> Nunca había visto la muerte dibujada en un rostro con tanta nitidez como en el suyo. Ni siquiera parecía ya una persona, sino que, cuando se lo llevaron, recordaba más a una rígida estatua, como sustraída de un dramático paso de Semana Santa: el rostro petrificado en una mueca de asombro y de dolor. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> Yo fui quien le encontró. No sospechaba que Luis se me pudiera haber adelantado, ni mucho menos que pudiese conocer que aquel lugar era el lugar casi exacto. Pero me equivoqué.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">*****<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> Estaba casi anocheciendo. Me detuve con el coche para fotografiar a fondo aquel tramo de costa. Quería aprovechar la última luz de la tarde: más que nada, para evitar volver al día siguiente. Iba caminando hacia el norte, a unos dos metros del agua, con el acantilado a mi derecha. La luz difusa era tan perfecta que casi me había hecho olvidar por qué estaba allí, dentro de una zona de propiedad militar, vallada y con prohibición expresa de acceso. Pero estaba completamente abandonada, desértica y sin ninguna clase de vigilancia.<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> No me fue difícil levantar la tela metálica, ya media desprendida y oxidada, adentrarme, y caminar ladera abajo en dirección a la costa. La belleza de aquel rincón, aumentada por el resplandor del atardecer, me habían hecho demorarme más de la cuenta, porque ya no buscaba algún indicio de anormalidad en la forma de alguna piedra, ni una posible entrada oculta en el borde del acantilado, sino conjuntos de cosas con cierta armonía. El paisaje estaba iluminado por un sol a punto de ahogarse bajo la línea de agua del horizonte, y sus rayos oblicuos, filtrados a través del velo de un ancho banco de niebla que avanzaba hacia la costa desde el mar, creaban una atmósfera de irrealidad. Las sombras eran largas, misteriosas y sugerentes. Los tonos de color, ya bastante saturados, invitaban a prolongar ligeramente el tiempo de exposición. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Caminaba con la cámara bien pegada a la cara, buscando el punto de vista idóneo desde el que poder capturar el mejor de los encuadres, cuando me pareció ver una silueta a contraluz que se movía cerca del acantilado. Pensé en una pareja y el morbo inicial me hizo afinar el enfoque al tiempo que, instintivamente, apreté el botón del disparador y me agazapé tras una roca. Me apresuré en cambiar el gran angular por un teleobjetivo, me levanté y volví apuntar al fondo. Estaba a más de treinta metros, pero, esta vez, al ver la imagen ampliada en el visor, le reconocí al instante. Me acerqué corriendo. ¡Todavía estaba vivo!<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Al verme llegar trató de decir algo, pero el intento se quedó en un balbuceo ininteligible. Me arrodillé a su lado, empalidecido por la impresión: me daba perfecta cuenta de que se moría, que se desangraba. Uría procuraba, una y otra vez, que su voz, sin fuerza ya para sonar más alta que un susurro, no se ahogara en el río de sangre que no dejaba de manar de su boca. Inútilmente, porque lo máximo que pude llegar a entender fue que repetía dos cosas y que una de ellas era “no soy yo” o algo semejante. Pero con el brutal esfuerzo que le suponía echar al aire cada palabra, su cuerpo comenzaba a temblar, y en cada convulsión la sangre fluía a borbotones de su vientre y escapaba a través de las piedras, hacia el agua, como un pequeño río de lava brillante y caliente. Tuve miedo. Se moría. Y yo tenía que hacer algo. Pero lo único que se me ocurrió fue decirle que no hablase y que procurara no moverse. Estaba tan confuso que me costaba pensar con claridad. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Recordé que había dejado el teléfono móvil en el coche: eso significaba abandonar a Uría para intentar pedir ayuda. Era la única posibilidad. No podía hacer nada más. ¿Qué se puede hacer en estos casos? Ni siquiera tenía con qué cubrirlo, con qué impedir que perdiese el calor que se le desparramaba entre las ropas. Yo iba en mangas de camisa y ni mi cámara colgada del cuello, ni la bolsa al hombro me servían para nada en aquel momento. Le rogué que aguantara, que haría que viniese una ambulancia y, sin pensarlo más, me levanté, di media vuelta y me alejé corriendo por la empinada ladera en dirección al lugar en el que había aparcado.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Cuando llegué al coche estaba sin aliento y, al coger el teléfono, como no podía ser de otro modo cuando se juntan la fatalidad y la muerte, vi en la pantallita que hasta allí no alcanzaba la señal. No tuve más remedio que arrancar, recorrer casi un kilómetro para salir de la hondonada y recuperar así la cobertura. Según recordaba haber leído en las instrucciones del móvil, bastaba con pulsar la tecla del nueve para hacer una llamada directa a SOS Galicia.<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> Tras conseguir concretar el aviso comencé a dudar sobre la conveniencia de regresar o no. Lo más probable era que Uría muriese antes de que pudiera llegar una ambulancia. No podía hacer nada más. Dudaba. Pensaba egoístamente en mi situación, tal vez comprometedora. Pero había hecho esa llamada desde mi propio teléfono, con lo que era inútil tratar de ir a ninguna parte: el número había quedado inexorablemente registrado. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> Mientras trataba de poner orden a mis ideas encendí un cigarrillo. Estaba muy excitado y, en cambio, como repentinamente invadido por una extraña lucidez que me aceleraba el discurrir del pensamiento. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Me había fijado que Uría llevaba puestos unos guantes de cuero amarillos, de esos que suelen llevarse en el maletero por si hay que cambiar una rueda. Imaginé que le habrían servido, en su intento de suicidio, para clavarse la espada en el estómago sin cortarse las manos. Resultaba obvio que se la había ensartado sujetándola por el filo, dado que era demasiado larga para que sus brazos alcanzasen a asirla por la empuñadura. Me recordaba exactamente una escena de no sé qué película, quizás <i>Shogun</i>, en la que un samurai ejecutaba la ceremonia ritual del <i>hara-kiri</i>, arrodillado y protegiendo sus palmas con un blanco pañuelo de seda. Pero, ¿por qué iba a querer Uría suicidarse? ¡Si lo tenía todo! Y parecía feliz. O casi.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">No dejaba de preguntarme como había podido llegar hasta allí. No había visto el Mercedes plateado que había alquilado a su llegada a Compostela, en el mismo aeropuerto. Odiaba viajar en taxi y en cualquier otro vehículo que no condujera él mismo. Yo había ido a recogerle, pero él se negó a acompañarme. Todo lo más que me permitió fue ir delante, con mi coche, señalándole el camino hasta la Plaza del Obradoiro. Él, personalmente, se había reservado habitación en el Hostal de los Reyes Católicos. No se fiaba de nadie, no quería depender de nadie y odiaba la improvisación.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Tras apagar el pitillo decidí regresar. Lo menos que podía hacer era estar junto a él y no dejarle morir allí, solo, como un perro. Y quién sabe si lo que quería decirme: aquel “no soy yo”, pudiera ser un “no fui yo” y no fuese realmente un suicidio. Si todavía seguía vivo y consciente, aunque no pudiese hablar, al menos podría responder sí o no a una pregunta mía. ¿Por qué no se me había ocurrido antes?<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> </span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> Dejé el coche en el mismo sitio de la primera vez: cogí en el maletero una manta para él y una linterna y, en el asiento de atrás, una cazadora para mí. Comenzaba a hacer frío y era prácticamente de noche: la niebla había invadido la costa, avanzando al paso ligero de una brisa helada y húmeda, que se pegaba a la piel. Pasé bajo la tela metálica y comencé a descender por la ladera. A cada paso que daba la bruma se espesaba más y sentía como desde el vientre me subía por dentro, hacia la boca, un miedo cada vez mayor. No sé si más por el temor de encontrar a Luis muerto, que por volver a verlo agonizante. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Debía de estar a unos ocho o nueve metros cuando comencé a distinguir su silueta entre la oscuridad y la niebla: me pareció que se movía pero, al acercarme un poco más, mi cuerpo se estremeció de arriba a abajo, como si de repente hubiese recibido una descarga de tensión o un latigazo: tenía dos ratas encima, una directamente sobre su cara, tratando de hacerse con los trofeos de sus ojos y sus orejas. Reaccioné con un arrebato de coraje que me calentó la sangre de golpe: recogí un par de piedras del suelo, lancé una de ellas procurando evitar alcanzar a Luis y solté un grito histriónico que no consiguió ahuyentar del todo mi propio miedo, pero sirvió para que las ratas huyeran. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Me acerqué hasta un par de metros de donde estaba su cuerpo, sin atreverme a avanzar más. No se movía. Seguía en el mismo lugar, en esa postura semifetal, con el costado derecho apoyado sobre las rocas del suelo, la cabeza en dirección al mar y los pies hacia el acantilado. Sus manos sujetaban aún el filo de la espada con las manos. ¡Pero sin guantes! ¡No podía ser!<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Encendí la linterna y barrí con ella los alrededores. Ni rastro de ellos. Si se los hubiese quitado él mismo tendrían que estar a su lado o, como mucho, a pocos pasos. Estaba seguro de que, en su situación, no hubiese tenido fuerzas siquiera para desprendérselos. Y mucho menos para lanzarlos hasta el agua. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Instintivamente, miré a todas partes, pero no vi a nadie. No me había cruzado con nadie ni a pie ni en coche. Ni tampoco era posible que alguien hubiese entrado o salido de la zona, al menos por aquella pista sin asfaltar que moría junto a la puerta de entrada. No creí probable una huida por mar: a nado o en un bote </span><span style="font-family: Symbol;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">aunque ahora pienso que no debí ser tan tajante descartando esa opción</span><span style="font-family: Symbol;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">. De lo que no tenía duda era de que, fuera quien fuera el que se hubiese llevado los guantes, tenía que haber venido caminando un buen trecho. Y podía aún seguir allí mismo, quizás muy cerca.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> Apagué de un golpe la linterna, por la sospecha de resultar un blanco demasiado fácil y busqué refugio en el hueco de una roca que había visto a mi derecha un momento antes. Agachado e inmóvil, con mi espalda pegada a la humedad de la piedra, permanecí un tiempo que no podría precisar, pero que me pareció una eternidad, invadido por un miedo paralizante y con el corazón y las sienes latiendo desesperados. Me notaba completamente tenso por el esfuerzo de mantener todos mis sentidos en estado de alerta y, al mismo tiempo, sabía que debía vencer la rigidez que me agarrotaba cada músculo: tenía que estar preparado para reaccionar ante cualquier imprevisto. Ni siquiera era del todo consciente de que mis únicas armas eran una absurda linterna y una vulgar piedra redonda del tamaño de un puño, que todavía llevaba firmemente apretada en mi mano derecha, por si volvían las ratas. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Pero no eran ya las ratas lo que me preocupaba. Presentía, cada vez con más fuerza, que había alguien más, observándolo todo. Casi diría que más que un presentimiento, era una certeza. Pero me resultaba imposible distinguir algo, por más que me esforzara. Había oscurecido casi completamente y la niebla parecía volverse más espesa y húmeda a cada segundo. Procuraba escuchar atentamente hasta el menor ruido, pero sólo percibía mis propios latidos creciendo en proporción geométrica y el rumor de un agua que rompía en diminutas olas, mientras subía la marea. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Cuanto más trataba de racionalizar y vencer mi inquietud, menos conseguía tranquilizarme: por una parte me resultaba lógico que, el responsable de la desaparición de los guantes, seguramente tampoco habría estado muy lejos de donde yo estaba en el primer momento en que encontré a Uría, aún vivo. ¿Y si no fuese exactamente un suicidio al estilo <i>samurai</i>, sino un asesinato? En ese caso, me decía a mí mismo: “Estás a salvo: si antes no te pasó nada, ¿por qué te iba a pasar ahora?”. Pero cabían también otras posibilidades, mucho más angustiosas e inciertas, que no podía concretar, ni razonar siquiera y, tal vez por eso, irracionalmente aterradoras.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Calculé que no habría tardado más de quince minutos en regresar desde que me fui para hacer la llamada de socorro. Y ya empezaba a lamentar la decisión altruista que me hizo volver. Lo único cierto era que, durante esos quince minutos, alguien había llegado junto al cuerpo y le había quitado los guantes: pero, ¿para qué?, ¿qué pretendía hacer con ellos?, ¿por qué se los llevó finalmente? Y, sobre todo, ¿qué hizo después? ¿Seguiría todavía allí, como yo presentía, o habría huido? Todas esas preguntas, sin respuesta, no dejaban de dar vueltas como un torbellino de mariposas alrededor de la bombilla de mi amedrentado pensamiento.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Por fin los faros de un coche pasaron sobre el acantilado, muy por encima de mi cabeza, y sólo entonces conseguí reaccionar, liberar parte de la tensión que me atenazaba los músculos, salir del ensimismamiento y darme cuenta de que hacía ya unos segundos que era perceptible el sonido aún lejano de una sirena. Aun así me parecía estar viviendo una ensoñación, una irrealidad, que no por serlo resultaba menos acongojante.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">El ruido cada vez más cercano del vehículo me produjo una extraña sensación de seguridad. Fue la primera vez en mi vida que me alegré de la presencia de la Guardia Civil. De repente me vi corriendo ladera arriba, yéndome hacia ellos. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Al verme venir, tras pasar de nuevo bajo la tela metálica, el sargento se acercó con un paso que me pareció demasiado tranquilo y me preguntó si era yo quien había dado el aviso. Contesté que sí y entonces me informó de que la ambulancia estaba en camino. Les dije que seguramente no había nada que hacer, pero que lo comprobasen. La mirada del sargento tropezó con los letreros de la verja y se mostró bastante sorprendido. Volvió hacia el coche y comentó algo con su compañero. Imagino que le daría orden de comunicar el hecho a la Policía Naval e incluso a la Guardia Civil del Mar. Luego, acercándose a mí de nuevo, quiso saber por dónde había entrado. Le señalé el trozo levantado de la cerca. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span style="font-family: Symbol;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Por allí. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">¿Es usted militar?<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">No. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">¿Y el otro? </span><span style="font-family: Symbol;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">inquirió refiriéndose a Uría.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Tampoco. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Me miró, entre interrogante e incrédulo, pero evitó añadir nada más. Pasó en cuclillas bajo la verja, poniendo cuidado de no mancharse, y se vino conmigo ladera abajo, hacia el pie del acantilado, mientras que el cabo permanecía dentro del coche, hablando por la radio. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Al llegar junto al cuerpo de Uría encendí la linterna y le apunté. El sargento, al verle, con el vientre atravesado, exclamó: “¡Madre de Dios!” Y no sé si a conciencia o por causa de la impresión, se santiguó dos veces seguidas. Después, aproximándose al cuerpo e, inclinándose, le tomó el pulso en el cuello: obviamente, estaba muerto. Completamente desangrado y escurrido. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">*****<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: large;"></span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: large;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">¿Sorprendido? Seguro que lo que menos esperabas de mí era verme involucrado en un asesinato, aunque no tenga en él más responsabilidad que la del azar de haber sido, a excepción del asesino, el último en ver a Luis vivo y el primero en verle muerto, sin haberle visto morir.<o:p></o:p></span></span></div><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: large;"> <div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span> </span>Pero tampoco es sólo que pasara por allí, sin más, porque es evidente que sí tengo que ver. De alguna manera, fui el instrumento desencadenante de todos los hechos de los que quiero dejar constancia en estas cintas y que, seguro, te sorprenderán todavía más. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">He estado escuchando todo lo anterior y creo que me he lanzado a contarte cosas de las que careces de antecedentes. Pero quería, en primer lugar, echar afuera y dejar bien grabados los detalles importantes relacionados con la muerte de Uría, antes de que se me difuminen los recuerdos. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Y si tú estás sorprendido, yo estoy todavía medio perdido entre lo real y lo irreal. Y absolutamente consternado. Noto también una extraña euforia, casi hiperactividad, fruto de la convergencia simultánea de muchas emociones y mucho nerviosismo.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;">He decidido grabar en estas cintas todas las cosas que recuerde y se me vayan ocurriendo. No lo hago por el juez, porque me da la impresión de que le importa tres pimientos este caso. Lo hago porque tengo miedo de que me ocurra algo y nadie llegue a saber nunca lo que en realidad pasó. Y quizás también por mi temor de que todo pueda ser verdad, ser mentira, o las dos cosas a la vez. Y no sabría decirte cuál de las tres posibilidades me inquieta más.</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;">Sea cual sea, de lo que sí estoy seguro es de que tú eres la persona adecuada para ayudarme: por tu condición de escritor, además de amigo. En su momento, si algo me sucediese, sabrías y podrías contarlo. Y, por el contrario, si todo pasa conforme a mis esperanzas, tendrás entre manos la más fantástica de las aventuras, pero, eso sí, absolutamente real. En cualquiera de los casos, de lo que estoy convencido, es de que no te servirá para publicarla en un periódico: además de ser una historia demasiado larga y un pelín enrevesada, lo más probable es que la mitad de los lectores no creyesen ni una sola palabra y, la otra mitad, te tomaran directamente por un loco. Aunque tal vez puedas utilizar todo este material de alguna otra manera, quizás más literaria, que te sirva a ti y me sirva también a mí. Ya veremos.</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Pero ahora es preciso que gire hacia atrás el manubrio del tiempo y empiece a explicarte las cosas por el principio. Porque este asunto, como irás viendo, tiene bastante miga y creo que me va a llevar algunas casetes contártelo todo por lo menudo. Así que empezaré por decirte cómo empezó esta loca aventura, que llegó hasta mí de un modo impredecible, incluso bastante anodino y hasta inocente: una pequeña hebra de hilo que, con el tiempo, se fue enredando hasta convertirse en una densa madeja. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">El principio, o mejor aún que el principio: el momento desencadenante de los hechos que te quiero contar, podemos fijarlo hace un par de semanas, cuando una periodista que creo no conoces, Elena Pernas, tuvo la feliz ocurrencia de hacerme una entrevista en relación con mi empresa. Al menos, eso creía yo. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Te estoy hablando exactamente del lunes 11 de octubre por la mañana, o sea, tres días después de conocer a Elena: nos habíamos levantado tarde y quería justificar su tardanza en la redacción con esa excusa. Pero no me hizo ninguna pregunta, ni siquiera en el coche mientras regresábamos a Santiago. Y ante mi extrañeza, me dijo que con lo que habíamos hablado tenía suficiente.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; tab-stops: 120.5pt; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; tab-stops: 120.5pt; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Yo ya sospechaba que a ella le interesaba muy poco mi agencia de turismo cultural. Así me lo había parecido al advertir una indisimulada mueca de asco, cuando, nada más conocernos, el viernes anterior, respondí a su curiosidad diciéndole a qué me dedicaba. Y aún peor le pareció que mi negocio estuviese enfocado al turismo de calidad, atraído mediante ofertas de rutas del románico, castreñas o prehistóricas, porque de inmediato me lanzó un dardo envenenado: <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; tab-stops: 120.5pt; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><i><span style="font-family: Symbol;"><br />
</span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; tab-stops: 120.5pt; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><i><span style="font-family: Symbol;">¾</span></i><i><span style="font-family: 'Baskerville Old Face', serif;">¿Con eso te refieres a que sólo te interesan clientes de las clases pudientes?</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"> </span><span style="font-family: Symbol;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">dijo remarcando con cierto retintín lo de </span><span style="font-family: 'Baskerville Old Face', serif;">“<i>clases pudientes</i>”.</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"> <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;">A ella, tan auténtica que se creía, le interesaba más la </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Baskerville Old Face', serif;">“<i>libertad</i>”</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"> del viajero de mochila y camping, según me dijo a continuación, en un tono casi mitinero. Pero, en cambio, no le hizo ascos, sólo una hora después, a mi sugerencia de pasar el fin de semana, invitada por mí, en una casa de turismo rural bastante lujosa y cara, cerca de Puebla de Trives, saliendo sólo de la habitación para ir al baño, al restaurante o a beber crema de güisqui en el banco del fondo del jardín. No hicimos ni una sola excursión. Ni tan siquiera nos tomamos la </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Baskerville Old Face', serif;">“<i>libertad</i>”</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"> de abandonar el recinto de la finca de la casa, a pesar de habérselo sugerido yo en un par de ocasiones.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Imagino que, por su estilo, sus críticas no eran tanto el reflejo de una filosofía vital como de su circunstancia económica personal. Ya se sabe: la fábula del zorro y las uvas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Su vida, fuera del trabajo en la redacción, se reducía a los bares ruidosos, las discotecas y los </span><span style="font-family: 'Baskerville Old Face', serif;">“<i>afterhours</i>”,</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"> que llamaba ella. Y por supuesto, al ligueteo sin compromiso, ya que afirmaba ser incapaz de aguantar a un mismo hombre después de los primeros días de vino y rosas y, mucho menos, cargar con él toda la vida. Y eso, en una mujer, es algo que los hombres como yo apreciamos sinceramente, aunque nos hagamos los ofendidos: porque no atentan contra nuestra libertad. Quizás tampoco nos lleguen a satisfacer plenamente. Creo que al no sentirnos amados, nos sentimos utilizados. Pero, bueno, estoy generalizando. Quiero decir que así me siento yo, tú no sé. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Además, no quiero criticar a Elena. A fin de cuentas no sé mucho de ella. No llegamos a conocernos lo suficiente. Se marchó a Palma de Mallorca sin más aviso que un mensaje en mi contestador dos días después de haber llegado a aquella isla. Debió ser la última vez que se acordó de mi número de teléfono. Y olvidó dejar el suyo y la nueva dirección. Ni siquiera dijo si marchaba para trabajar en algún periódico o qué. No es que me importase demasiado, salvo por esas arruguitas que me salen en el orgullo. Si bien, esto, como diría otra amiga mía, sólo sea una parte de mis ancestrales reminiscencias machistas. Así de rimbombante y freudiana que es ella.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Lo que trato de decir es que todo arrancó por aquella entrevista, que además no se publicó hasta el domingo siguiente, por no ser <i>“de actualidad</i>”. Exactamente ese fue el argumento que le dio su redactor jefe, quien, encima, por culpa del inoportuno retraso de Elena, se había visto obligado a cambiar los planes de aquel día y enviar a otro plumífero a la rueda de prensa que ella debería haber cubierto. Y por culpa de ese pequeño contratiempo había ido toda la mañana de culo. Incluso tuvo que salir, por primera vez en un mes, a un acto en el que presentaban un libro impresentable. Y para colmo, llovía y no tenía monedas para el aparcamiento, con lo que, además del cabreo, se trajo de vuelta a la redacción una bonita multa mojada, con las letras borrosas e ilegibles.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Por su parte, Elena, acabó por enseñarle su lado más histérico, cuando, a media tarde, el jefecillo se acordó de nuevo del cabreo mañanero y volvió a recriminarla, por tercera vez en el día, con la añadida pequeña variante de mal gusto, de ocurrírsele hacerlo delante de unos entrevistados. Elena, fuera de sí, lo abrasó con el lanzallamas de su mirada y le soltó una retahíla de improperios irreproducibles que, en buena lógica, sacaron de sus casillas al redactor jefe. Al final, se quedó muy aliviada, porque decía que ya no aguantaba más </span><span style="font-family: 'Baskerville Old Face', serif;">"<i>al pretencioso ese</i>"</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">. Y él se quedó aún más satisfecho, devolviendo un sólo golpe, pero con una precisión y saña tal, que envió a Elena directamente a la lona del paro. Me contó todo esto, como reprochándomelo, en una llamada agónica que me hizo aquella misma noche. Su último trabajo periodístico fue mi entrevista y cuando se publicó, el domingo 17, ya se había largado sin dejar rastro. Ni siquiera llegó a verla publicada. O al menos eso dejó dicho en aquel último mensaje en mi contestador.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Y por culpa de esa entrevista, que no me habría de traer más que disgustos, yo, entre otras cosas, había estado una semana entera aguantando a todo el mundo el chistecito de <i>"vaya investigador que estás hecho"</i> u <i>"hombre, nada menos que Sherlock Holmes"</i>, en cuanto algún graciosillo me veía aparecer. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">No obstante, debo entonar el <i>mea culpa</i>. Una, por haber creído que el asunto iba por otro lado y le estaba haciendo un favor. Y otra, por haberle contado algunas cosas sobre un poema escrito en gallego medieval que un amigo me había dado, con el fin de que tratara de determinar su autenticidad y averiguar su origen. El tal poema narraba la historia de un rey que ocultó en una cueva un fabuloso tesoro, encargando su custodia a una mujer. O mejor aún, a una de esas deidades femeninas, a caballo entre el mundo real y la fantasía, que bien podría corresponderse con una de esas <i>mouras, </i>protagonistas de la mayor parte de las leyendas de origen celta que hay en Galicia, aunque en el texto no se cita por ese nombre. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Y esto se lo conté a Elena la noche que nos conocimos, antes de invitarla a escaparnos de la ciudad y mientras ella se fumaba otro de esos porros que tanto le gustaban y que a mí me llenan el pecho, me hacen toser y me dejan <i>ko</i> media hora. Pero aquel, además, me había henchido de verborrea y, si cabe, había cargado un poco las tintas. Aunque quizás no fuese toda la culpa del porro, sino más bien de mi estupidez, que me hizo creer que ése era el mejor modo de impresionarla.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Y ella no se cortó en titular la entrevista parafraseando a Steven Spielgberg. Nada menos que </span><i><span style="font-family: 'Baskerville Old Face', serif;">"En busca del tesoro de un dios celta"</span></i><i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">. </span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Y encima, me trazó un perfil por el que se colegía que yo debía de ser una mezcolanza de Indiana Jones, Sherlock Holmes y Jacques Cousteau. Incluso llegó a atreverse a escribir que había hecho un </span><i><span style="font-family: 'Baskerville Old Face', serif;">"insidioso trabajo de campo en el que no faltaron la excavación arqueológica ni el estudio de los fondos marinos costeros, donde se supone tenía su límite el poblado primitivo del castro que esconde una estatua de oro, a tamaño natural, de un desconocido dios celta, llamado Uriel". <o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Algo totalmente impreciso, como suele ser habitual en todos los casos en que uno se deja engatusar por gente de vuestra ralea. Porque, en primer lugar, no había nada de ningún dios, sino un rey. Y yo no había estado nunca, ni recuerdo habérselo dicho, en ningún supuesto lugar de la costa. ¡Si ni siquiera tenía la menor idea de su posible localización! Tampoco había hecho ningún insidioso trabajo de campo, ni excavación arqueológica. Y mucho menos, ninguna clase de estudio sobre fondos marinos. Sólo sugerí que, llegado el caso, tal vez fuera necesario. Así que, si yo había exagerado un poco, ella lo multiplicó por tres. Y además, todo eso, nada tenía que ver con el negocio del turismo, ni en mi empresa se hacían investigaciones de documentos antiguos, como así parecía desprenderse de aquella infame entrevista.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">En realidad, sólo sabía lo que decía el poema y, si acaso, un par de cosas más en relación al pergamino que lo contenía, tras haber consultado con un arqueólogo que estudió conmigo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Pero, lo peor de todo. era lo mal que iba a quedar con mi amigo Ramón Escadas, que fue quien me dejó el documento, levantándole la liebre nada menos que en el papel prensa, con el agravante de hacer propaganda de mí mismo y de mi empresa, a su costa, y sin haberle resuelto prácticamente nada de lo que quería saber. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Mi cabreo fue tan monumental que, al día siguiente, el lunes a media mañana, agarré el teléfono y puse a pan pedir al redactor jefe de Cultura de El Correo: un tipo de envidiable cintura que fintó aquí, esquivó allá y, muy finamente, acabó descargando las culpas sobre Elena. Por la parte que a él le tocaba supo lavarse las manos mejor que Pilatos, eximiéndose limpiamente de toda responsabilidad y haciendo gala de ser un profesional digno de encomio o, al menos, recitando bien la teoría: <i>“</i></span><i><span style="font-family: "Rockwell","serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">comprenda que, en cualquier diario, se debe mantener siempre el lógico respeto a la firma del autor</span></i><i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">”.</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"> Y como solución y conclusión: ninguna clase de desagravio, sino que simplemente, no se consuela quien no quiere, me suelta un reconfortante: <i>“</i></span><i><span style="font-family: "Rockwell","serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">tranquilícese y deje ya de preocuparse. Le prometo que algo así no volverá a repetirse: de hecho, la persona que le ha hecho la entrevista, ya no va a trabajar más aquí</span></i><i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">”</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">. Fantástico. Me dejaba muy, pero que muy tranquilo. El muy cabrón prometía sobre seguro y, tal como lo dijo, hasta pretendía hacer ver que el despido de Elena era para darme a mí satisfacción. Estuve a punto de decirle que sabía que desde el martes anterior ella ya no trabajaba en su diario. Pero, en fin, estaba convencido de que, de aquel tipo, nada iba a sacar. Así que, sencillamente, le colgué sin despedirme. Ya habría momento para la venganza.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Evidentemente, ahí no iba a acabar todo, sino que me tocaba comenzar a apencar con las inevitables consecuencias. Y la primera llegaba nada más dejar el teléfono: mi secretaria me pasa una llamada de la Dirección Xeral de Patrimonio Histórico y Documental de la Xunta de Galicia </span><span style="font-family: Symbol;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">y oído al parche, que esto es la pera</span><span style="font-family: Symbol;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">: un funcionario, muy cabreado, sin darme siquiera los buenos días, ni preguntarme quién era, me escupe a bote pronto una hilarante pregunta nada más escucharme decir, “sí, dígame<i>”: <o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><i><span style="font-family: Symbol;"><br />
</span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><i><span style="font-family: Symbol;">¾</span></i><i><span style="font-family: "Bookman Old Style","serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">Le conmino a que me responda con qué clase de permiso se ha atrevido usted a llevar a cabo una excavación arqueológica clandestina, contraviniendo la Ley de Patrimonio de Galicia y el Reglamento de Actividades Arqueológicas</span></i><span style="font-family: "Bookman Old Style","serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Como comprenderás, me quedé tan sorprendido que estuve a punto de preguntarle con quién quería hablar, porque yo era la señora de la limpieza. Pero, sin dejarme siquiera responder, me informó de que estaba dispuesto a empapelarme, porque tales hechos implicaban la comisión de </span><i><span style="font-family: "Bookman Old Style","serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">“flagrante delito”.</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"> Y además iba a enviar, tanto a mi empresa como a mi domicilio, a una pareja de la Policía de Patrimonio, para que procediese a efectuar un registro e incautar cualquier objeto del que pudiera haberme apropiado, tras realizar la presunta excavación. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">No puede evitar reírme a carcajadas, sin parar, durante al menos diez segundos, para, a continuación, y ante la perplejidad del individuo, decirle que el tesoro que había hallado se lo había regalado al redactor jefe de Cultura del periódico que publicó semejante gedeonada y que, por mí, podía enviarle hasta su mesa a la mismísima Guardia Civil. Como al sujeto no se le ocurrió otra cosa más que preguntarme si estaba de coña, no sé cómo, conseguí ponerme serio y contraatacar:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">¿Pero cómo se atreve a telefonearme a mi despacho, sin conocerme de nada, sin decirme siquiera quién es usted, y dirigirse a mí, en semejante tono, para llamarme delincuente? <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">El funcionario, entonces, reculó: pidió disculpas, me dijo un nombre que ya no recuerdo y, antes de dejarle seguir, le grité algo así como:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol;">¾ </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">¿Y es usted tan inocente como para tomarse en serio todas las parvadas que publican los periódicos o es que me cree tan estúpido como para, de haber hecho eso de que usted me acusa, darle publicidad a bombo y platillo? Y espere, espere, que aún le quiero decir algo más: si realmente piensa usted hacer un registro en mi casa y en mi empresa ¿por qué me amenaza con la policía?, ¿para que me dé tiempo a esconderlo todo?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Como ya no sabía si ofenderse o achantarse, me respondió a la gallega: <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><i><span style="font-family: "Bookman Old Style","serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">¿Qué me quiere usted decir con eso?<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.4pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: .6pt;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Pues está bien claro, o ¿es que es usted un poco durillo de oído o de entendederas? <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.4pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: .6pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Y el tipo<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.4pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: .6pt;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><i><span style="font-family: "Bookman Old Style","serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: AR-SA;">¿Me está usted reconociendo que tiene usted objetos y que los va a ocultar?</span></i><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"> <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.4pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: .6pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Y yo:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.4pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: .6pt;"><span style="font-family: Symbol;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Las coge usted al vuelo. Veo que la ironía no es lo suyo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.4pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: .6pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span> </span>Y así.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><span> </span>Una vez medio deshecho el entuerto, tras un buen rato de réplicas y contrarréplicas, explicaciones y más explicaciones, que al final decidí me convenía darle, y sin que el fulano quedase muy convencido: en conclusión, acordamos que yo me encargaría de que el periódico publicase un desmentido, y<span> </span>él, por su parte, le haría una llamadita semejante a la que yo acababa de sufrir, al jefecillo ese de Cultura. Que le reclamase la cinta o las notas de la entrevista </span><span style="font-family: Symbol;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">que nunca existieron </span><span style="font-family: Symbol;">¾</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"> o cualquier otra cosa que fuese menester o, sencillamente, se le ocurriese. El asunto era que ambos se diesen un poco la lata mutuamente y conseguir sacarme, mientras tanto, yo del medio.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Todavía no habían pasado ni diez minutos y, mientras continuaba mascando mi revancha del “pretencioso ese” y la forma de eludir el marrón que se me venía encima, sin decidirme a recurrir directamente al director del periódico, mi secretaria me trajo hasta la mesa dos curiosos faxes, remitidos por sendos historiadores que bien podrían encuadrarse en el grupo de los celtómanos: un hombre y una mujer, para más señas. El primero, desde Santiago, de un tal Fernando Alonso Romero y el segundo, desde A Coruña, de Blanca Fernández-Albalat. Se interesaban por conocer más datos acerca de la referida leyenda que, según decían, les había parecido muy sugestiva y novedosa. Les contesté a los dos con el mismo texto, para hacer cumplir como dios manda la ley del mínimo esfuerzo, aunque eso sí, en tono amable, agradeciendo su interés, pero yéndome por la tangente: primero, acusando al diario de no haber puesto ni un renglón al derecho, y segundo, como parecían buena gente, diciéndoles que no tendría inconveniente en ayudarles, y que, de hecho, me encantaría poder satisfacer su petición de acceder al texto original, que estaría encantado de poder hacerlo... en el caso de que el pergamino fuese mío. Pero como no lo era, y dado que se trataba de un documento de carácter privado, propiedad de una persona que no me había autorizado a facilitar su nombre: muchas gracias por su interés, lamento no poder ayudarle, en otra ocasión será y adiós muy buenas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">A continuación, tras decidirme a ir a por todas y a cumplir mi parte del acuerdo con el funcionario, escribí una carta, de muy señor mío, que envié por fax, directamente al director del rotativo. En ella, le contaba el triple atropello de que había sido objeto: por parte de su diario, de la periodista que firmaba tal engendro y, por supuesto, del redactor jefe, que no sólo no había atendido a razones, ni satisfacciones, sino que incluso me había mentido descaradamente. Y como el asunto se había puesto peliagudo para mí, ante las amenazas recibidas por parte de la administración autonómica: de no acceder a publicar de inmediato un desmentido, me vería obligado a interponer la pertinente denuncia. Atentamente, firma y tacha, y todo eso.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Poco después, llegaba mi secretaria, Isabel, con un nuevo fax. Pensé que sería de El Correo y que sí que se habían dado prisa. Pero no: se trataba de una carta, en inglés, firmada por un tal James Howard Cosgrove III, desde Long Island, New York. Y ésta sí que era delirante. Se había enterado, aunque no decía cómo, de que mi empresa estaba realizando una excavación para tratar de hallar, entre otras cosas, una estatua de oro de un dios celta, a tamaño natural. Hasta aquí, más de lo mismo, pero lo mejor era el segundo párrafo: estaba dispuesto a pagar más que nadie, superando cualquier otra oferta que yo pudiese tener, con tal de hacerse con semejante pieza, para su “<i>private collection”, </i><span>fíjate qué nivel</span><i>. </i>Añadía también que él mismo se haría cargo del transporte y de las inconveniencias y dificultades que pudiera suponer sacarla del país. Finalmente, confiaba en mi inteligencia y discreción, quedando a la espera de mi respuesta. En fin, que de repente me había hecho rico. O estaba casi a punto. Por eso, como nunca creí en las hadas y menos en las hadas que llaman a la puerta equivocada, ni siquiera me molesté en contestarle.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Iba a marcharme a casa cuando, cerca de la una, llegó al fin el fax del director de El Correo, que acusaba recibo de mi reclamación y me invitaba a entrevistarme con él en su despacho, cuando quisiera, previa cita concertada con su secretaria, para tratar de llegar a un acuerdo que </span><span style="font-family: 'Baskerville Old Face', serif;">“</span><span style="font-family: 'Baskerville Old Face', serif;">resulte lo más satisfactorio posible para ambas partes”:</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"> ¡sería chulo! Pretendía dirimir el litigio en su terreno, con la humillación previa de hacerme pasar por el filtro de su secretaria. Este me iba a oír. Pero no tenía mucho tiempo. Así que, sencillamente, redacté unas líneas: “Me ratifico en la petición realizada en mi anterior fax. Cualquier intento de llegar a otra clase de acuerdo que no pase por una rectificación por su parte, me obligará a llevar a cabo mi amenaza. Desmientan todo lo que no puedan probar que sea cierto”. Veríamos si ahora me volvía a largar lo de la secretaria. Le pedí a Isabel que lo enviase y me fui a casa.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Pero lo fundamental no pasó ese lunes, aunque el hilo de la historia de Elena y sus jocosas consecuencias, me hayan hecho saltarme un día entero, sino que el propio domingo, con la tinta del diario todavía fresca, faltaban aún por ocurrir dos hechos fundamentales. En primer lugar, la entrada en escena de Luis Uría: un hacendado mexicano que, desde su rancho de Monterrey, mira tú por donde, también leyó el dichoso periódico. Recibía El Correo con un día de retraso, pero a diario. Ese era el único elemento que le vinculaba con su origen gallego, además de algún partido de fútbol, preferentemente del Celta, que veía por televisión. Y a causa de su afición al fútbol, los domingos por la mañana y también los lunes, solía conectarse a esa plaga de fin de siglo, llamada Internet, para leer los comentarios de la prensa gallega en relación con el equipo de sus amores. Casualmente y, como quien no quiere la cosa, vio en el sumario de la <i>web</i> de El Correo el titular <i>spielberiano</i> de la puñetera entrevista, le llamó la atención y decidió leerla. Y gracias a que en el texto figuraba el nombre de mi empresa, consiguió fácilmente, gracias a una simple consulta a las páginas de Telefónica On-line, los números del teléfono y del fax. Raudo y veloz, desde su propio ordenador, redactó unas líneas en las que me contaba todo eso del fútbol, de los teléfonos, de Internet y algunas simplezas más, que me envió, logotipo de su rancho incluido, a través de su módem, a mi número de fax. Según el <i>reporter</i>, el papelito había entrado en mi oficina a las 14:27 horas del mismo domingo, mientras que yo me disponía a ponerme las botas delante de un centollo en el Restaurante Huertas, digamos, para celebrar mi insoportable éxito mediático y de paso sacarme de la boca el mal sabor que me había dejado semejante sarta de imprecisiones y exageraciones, esparcidas a los cuatro vientos por la susodicha periodista.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Tras la comida, decidí pasar un momento por la oficina para ver cómo le iba a mi secretaria con un grupo de japoneses que, en ese momento, deberían estar viendo una exposición <i>xacobea</i> en San Martín Pinario. Fue ella la que me entregó el fax de Luis Uría. Pero lo más curioso, al margen de las demás cosas ya enumeradas, y que hablan por sí mismas, fue que él afirmaba tener en propiedad un poema semejante al que yo, supuestamente, estaba investigando. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Como quiera que entre eso y la realidad mediaba un ancho trecho, no pude hacer menos que reírme, sobre todo porque el mexicano me decía que, ya que mi empresa se dedicaba a hacer ese tipo de indagaciones, tal vez pudiésemos ocuparnos de desentrañar los arcanos de su poema. Entre mis ganas por desenredar el entuerto y un pinchazo de curiosidad repentina, me animé a contestarle en ese mismo momento, explicándole que aquella clase de investigaciones eran a título particular y al margen de la empresa pero, si me facilitaba una copia del texto, le comunicaría si me era posible asumir tal encargo. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;">En fin, que el asunto puso mi imaginación al límite, y esa misma tarde, en la siesta que me regalé en el sofá de mi despacho, me soñé descubridor de una estatua de oro de tres metros de alto, representando a un rey guerrero con una espada en la mano, idéntico al dibujo que salía en los paquetes de los cigarrillos <i>Celtas</i> cortos: ya ves, que poco original. Elena volvía al periódico porque yo le ofrecía la exclusiva del descubrimiento y, en una jugada maestra, seducía con ella al director y pasaba a ser redactora jefe, dando la vuelta a la tortilla y logrando echar al “<i>pretencioso ese”</i> a la puñetera calle. Al final, montábamos una casa de turismo rural y vivíamos felices, saliendo solo al baño, a comer y a emborracharnos en el banco del fondo del jardín. Más o menos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Pero esta misma noche he descubierto que el cuerpo del rey de oro, con su flamante espada, se había revelado como el cuerpo de Luis Uría atravesado por ella y ni Elena había vuelto a dar señales de vida ni habría exclusiva espectacular en el periódico. Salvo, supongo que esta vez sí mañana, la reseña del suceso.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Si te soy sincero, y aunque sea duro decirlo, su muerte no sólo me deja indiferente en el sentido de que no me ha afectado nada a mi equilibrio emocional, sino aún más, y esto es lo fuerte: aunque no racionalmente, puesto que nunca le deseé ningún mal, algo en mí se satisfizo con su muerte. Y es algo que estoy notando ahora. Y es muy extraño. Y también muy cruel.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-hyphenate: none; mso-pagination: none; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Tal vez tenga razón Ana, a pesar de todo... pero permíteme que esta historia te la cuente en otro momento, porque son más de las seis y media de la madrugada y el día ha sido muy largo, muy difícil, y estoy ya demasiado cansado. Además, veo ahora que la cinta está a punto de acabarse y no me siento con fuerzas para ponerme a grabar la otra cara. Y a ti te dará lo mismo, puesto que, cuando la escuches, ya estará completa y sólo tendrás que darle la vuelta. Chao.<span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></span></div></span></div>Pacocho Corbeirahttp://www.blogger.com/profile/16769304960786409711noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4055755218878975822.post-28068276471021608512007-11-29T12:23:00.000+01:002007-11-29T13:16:54.776+01:00San Andrés de Teixido<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMJ9zSI_cha29VIdkUjmlgcwwMZBEEz63dmr4OtePOWHtjLIEuGlKuRH2FxQ2LUhXVp5f1gBxoWz7tx8PIVdBudXggQBN3gy7SAiZMGR3BkQgxoAz1jiF5A8jTOXF_PtvlerOsEOEuzWw/s1600-h/S_AndrsTeixido035.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5138235102081433282" style="FLOAT: right; MARGIN: 0px 0px 10px 10px; CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMJ9zSI_cha29VIdkUjmlgcwwMZBEEz63dmr4OtePOWHtjLIEuGlKuRH2FxQ2LUhXVp5f1gBxoWz7tx8PIVdBudXggQBN3gy7SAiZMGR3BkQgxoAz1jiF5A8jTOXF_PtvlerOsEOEuzWw/s320/S_AndrsTeixido035.jpg" border="0" /></a> El camino de San Andrés de Teixido es una sola historia; aunque tal vez podamos decir que es toda la Historia y, por ello, llena de miles de historias más pequeñas, que se acomodan en ella a lo largo de la línea del tiempo. Porque, debemos preguntarnos: ¿por qué desde los tiempos del Neolítico, los hombres no han dejado de creer que a San Andrés de Teixido va de muerto quien no va de vivo?<br /><br />Y esa frase lo dice todo: allí van todos los muertos. Y algunos, miles de millones, claro, también van de vivos.<br /><br />Trescientos mil vivos llegan aún cada año hasta San Andrés. Pero los muertos: ¿cuántos de miles de millones de almas han partido desde el último puerto, en la barca de piedra que conduce al Más Allá de las Islas, a la isla de los Bienaventurados, errante en el mar, y que a veces se vislumbra en el horizonte desde los finisterres? Pero, más que ninguno, pese al propio lugar así llamado, Finisterre o al Galway irlandés –el lugar más al oeste de Europa—, fue San Andrés el elegido por la Historia y, acaso, por la geografía mítica, para ser el embarcadero de las almas que parten hacia el otro mundo.<br /><br />Los griegos y los celtas tenían, en relación a la muerte, creencias semejantes. Los griegos enterraban a sus difuntos con una moneda en la boca, para que el alma del finado pudiese pagar con ella al barquero Caronte y de ese modo, cruzar el río del Olvido. Y este río, para los griegos, es el gallego Leça, el mismo río que en el año 137 antes de Cristo, como nos cuenta, quizás falsamente, Tito Livio, los soldados del procónsul Décimo Junio Bruto, —que tras su victoria cambiaría su nombre por el de Galaico— se negaron a cruzar, presos del miedo. Los celtas, en cambio, creían que desde los últimos puertos, tomando una barca de piedra, que en San Andrés es absolutamente real y así se denomina a la mayor de las islas Gabeiras, —que según apreciaba el historiador Antonio Fraguas: “semeja la proa de un barco anunciado su llegada a puerto”— se llega en ella hasta el Paraíso.<br /><br />Para ambos pueblos, celtas y griegos, la ruta que describe el sol es primordial para dar sentido lógico al razonamiento. El sol, obviamente, sale por el este y se oculta por el oeste. San Andrés, como finisterre, es el último lugar desde el que se ve ocultarse el sol, siempre teniendo en cuenta que para las creencias de la época, la tierra era un disco plano y la existencia de América ni se sospechaba. Pero, ¿a dónde va el sol?<br /><br />Para esto también tenían respuesta: tras ocultarse bajo el horizonte, que ellos imaginaban como un inmenso precipicio por el que se desbordaba en catarata el océano, comenzaba a alumbrar el otro mundo, la isla de los Bienaventurados, donde viven las almas en un mundo del placeres, por toda la eternidad. Y el último lugar antes del ese precipicio es San Andrés.<br /><br />Las fascinación por ver el infinito de lo desconocido, teniendo estas creencias en mente, es fácil de ver aquí, en este lugar, final del camino de las vidas, del mismo modo que es final del camino de un sol que muere y renace cada día, misteriosamente y de nuevo, por el otro lado, por el este. El romano Floro, de fiarnos de su testimonio, nos cuenta la fascinación que sufrió el propio Décimo Junio Bruto al contemplar el finisterre. Muchos años más tarde, un poco antes de 1842, un inglés llamado George Borrow, y conocido en nuestros lares como Jorgito El Inglés, llegó a Galicia dispuesto a escribir el que titularía The Bible in Spain. La fascinación que él mismo nos describe por esta contemplación del infinito, merecería incluso que copiara aquí su cita textual. Pero, no lo haré, porque ellos son tan sólo dos entre millones de ejemplos posibles y prefiero anteponer mi propia sensación a la suya.<br /><br />Pero debo antes proseguir el relato, la descripción inicial de este lugar que es historia por sí mismo y que no se puede contar, ni explicar, sin que la historia ronde a cada frase. Quiero decir que ya desde su propio nombre, el de la zona en que se inscribe, y que los griegos, por error, tal como reconoce y nos cuenta Plinio, llamaban Tartares, el tártaro, aunque nunca tal nombre tuvo, sino el de Artabria y más tarde, Trasancos, pero que seguía representando algo más que el fin del mundo: el propio infierno. Y en esta idea oscura cayó como un losa para toda la eternidad sobre una tierra que, en cambio, los celtas consideraban luminosa. Pero, quizás fruto de esas creencias, perviven en Galicia desde la época medieval topónimos como Lamas do Inferno o, en Ferrol, O Inferniño.<br /><br />Artabria es, según d´Arbois de Juvainville, el lugar en el que reina Cronos, tras ser vencido por Zeus en la batalla contra los Titanes. Y son los textos de Hesíodo, donde convergen de nuevo las creencias de celtas y griegos, cuando nos habla de la llanura Elusión del rubio Radamantis, peinada por los vientos del noroeste y postrera morada de los reyes que fueron y de los héroes de las guerras de Tebas y Troya. Píndaro, en la segunda olímpica escrita para los Juegos Olímpicos celebrados en Atenas en el año 476 antes de Cristo, dice de la llanura Elusión “que se confunde con las islas de los Todopoderosos o de los Bienaventurados, para formar una única isla donde se encuentra la fortaleza de Cronos asociado con Radamatis”.<br /><br />Pero ¿quién era este Radamantis? La propia palabra nos muestra su clave, Radamantis es el Ra egipcio, el Atón, el sol de los celtas. Así que Cronos, el tiempo, y Radamantis, el sol, se asocian en el mismo lugar en que uno se pone y otro se acaba. Convergen las religiones paganas, como más tarde convergería también el Cristianismo, que lejos de imponer su férrea ley, se adapta, dando lugar al sincretismo que pervive hasta nuestros días. Y todo converge, una vez más, en la misma esquina del mapa, porque, claro está, ni siquiera estas creencias pueden pasar más allá del horizonte físico que marca el disco plano de la tierra y la catarata en la que el mar se precipita.<br /></div>Pacocho Corbeirahttp://www.blogger.com/profile/16769304960786409711noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-4055755218878975822.post-56607656083898173812007-11-28T10:19:00.000+01:002007-11-29T12:09:11.844+01:00655.000 muertos por 30 billones de dólares<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTsKnUyNRCHGcP6-uhZAn9QBzk4zMd5_TSudMK3VWQp47TR1rX1rIoKQcmqbZCI5fLc3jcyKqFaPq1EKfp2edZfgiNSVhk2iGd0I4p_Qsbcg6bhONC3K4H5_pMLEUNLXQ55qImROvhsMg/s1600-h/Trio.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5137826483187859122" style="FLOAT: right; MARGIN: 0px 0px 10px 10px; CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTsKnUyNRCHGcP6-uhZAn9QBzk4zMd5_TSudMK3VWQp47TR1rX1rIoKQcmqbZCI5fLc3jcyKqFaPq1EKfp2edZfgiNSVhk2iGd0I4p_Qsbcg6bhONC3K4H5_pMLEUNLXQ55qImROvhsMg/s320/Trio.jpg" border="0" /></a>Una de las profesoras de Economía que tuve de estudiante, -lamento no recordar su nombre­- postulaba que para saber las <strong>verdaderas razones</strong> ante cualquier tipo de fenómeno, no cabía más que preguntarse por la <strong>financiación</strong> que lo sustenta o la <strong>viruta</strong> que se espera obtener. Esta visión, no por marxista, deja de ser menos cierta y hasta ahora, no he encontrado ejemplos que la desmientan.<br /><br />Pongo esto a cuento de la guerra de Irak, una guerra de la que todos sabíamos en España (bueno, casi todos) que respondía a una sola razón y que esta era económica: <strong>el petróleo</strong>. Por mucho que el <strong>Trío de las Azores</strong>, maracas en mano, demonizase a <strong>Saddam</strong>, -que no hacía falta, pues tiempo había que sabíamos de sus andanzas-, ni veíamos (algunos) superioridad moral en los demonizadores. Vamos, que a estos no parecía caerles bien el traje de superhéroe luchando contra el mal por la <strong>simple</strong> razón de salvar el mundo.<br /><br />Pues, hala, tuvimos que apechugar con la montaña de mentiras que desplegaron <em>urbi et orbe</em>, hasta que un día, al fin, reconocieron que aquello de las armas de destrucción masiva no era más que eso: la <strong>excusa</strong>.<br /><br />Pero claro, la vida da muchas vueltas y al cabo del tiempo, resulta que en los USA están en recesión, que el dólar va cuesta abajo frente al euro, el déficit fiscal se dispara, el sistema crediticio se tambalea por esas hipotecas basura que flotan en el charco de la economía… y los intelectuales yankis echando leña al fuego. ¿Todos? No. Que no a todos les va la canción protesta y los hay que cantan al poder, aunque, de paso, les canten otros olores más hipócritas.<br /><br />Resulta que leo en <a href="http://www.cotizalia.com/cache/2007/11/26/48_provocativa_teoria_sobre.html">Cotizalia</a> que el periodista <strong>Jim Holt</strong>, sesudo analista que escribe en el <em>Wall Street Journal</em>, <em>The Washington Post</em> o <em>The New York Times</em>, -casi nada-, se ha dado cuenta, a buenas horas, de que la verdadera razón de la guerra fue el petróleo. Y que de error nada, que esa decisión, la de atacar Irak puede ser, nada menos, que el <strong>mayor éxito de la historia de los Estados Unidos</strong>, verbigracia.<br /><br />El hombre ha ido sumando dos y dos y, al acabar la cuenta, le salían nada menos que <strong>30 billones de dólares</strong>, que es lo que, al parecer, <strong>vale el petróleo que hay en el subsuelo iraquí</strong>. Y dijo el tío, agudo él: ¿a que va a ser por esto?<br /><br />Pero no se quedó ahí, que va, que si no la cosa no tendría gracia, ni iba a haber nadie que comprase uno de esos tabloides para leer semejante novedad, sino que añadió de su cosecha que ese control petrolífero le permitiría al país de las barras y las estrellas <strong>mantener su predominio político y económico del mundo</strong>.<br /><br />Sólo le faltó añadir el diálogo de Bush, con la voz ronca de <strong>Marlon Brando</strong>, diciendo aquello de: “<em>No es nada personal, son sólo negocios</em>” y a continuación, con una sencilla mirada a su consiglieri, <strong>ordenar la <a href="http://www.pww.org/article/view/10048/1/344/">muerte de 655.000 personas</a></strong>, muerto arriba, muerto abajo, que no se van a parar a contarlos a todos.<br /></div><div align="justify"><br />Estas son las lecciones que nos dan: que la mentira y la hipocresía son sus armas y que la violencia es rentable, que <strong>Darwin</strong> tenía razón en lo de la ley del más fuerte y lo del pez grande y pez chico y que ya estamos todos haciendo lo posible para emigrar a los USA, no vaya a ser que algún día tengamos algo que el <strong>tío Sam</strong> codicie y nos dé una patada en el culo para arrebatárnoslo.</div>Pacocho Corbeirahttp://www.blogger.com/profile/16769304960786409711noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4055755218878975822.post-3850797769958674842007-11-27T12:34:00.000+01:002007-11-27T14:05:11.301+01:00Ulises y los Vikingos en Ferrol<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2BicRnGPJbvacv__w0nADgabaMgSh3eEWOQpRtQtn8xXV16W__Pd43n6554H2s0jMgRMrNzbwWPl0JvwARWeTbZNHtX7jQsmAjz7-qrHarjfFM7HdL2T_ZLs0JxUMfNJUxGv3Ov2MFoo/s1600-h/ulises2.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5137483182156922530" style="FLOAT: right; MARGIN: 0px 0px 10px 10px; CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2BicRnGPJbvacv__w0nADgabaMgSh3eEWOQpRtQtn8xXV16W__Pd43n6554H2s0jMgRMrNzbwWPl0JvwARWeTbZNHtX7jQsmAjz7-qrHarjfFM7HdL2T_ZLs0JxUMfNJUxGv3Ov2MFoo/s320/ulises2.jpg" border="0" /></a>No es que uno pretenda buscarse antepasados ilustres, ni necesite reafirmar su amor a la tierra en razón de un par de hechos históricos (y tal vez menos siendo de la naturaleza que son). Pero no deja de resultar fascinante que, entre las escasas fuentes clásicas que se refieren a Ferrol, haya una que sobresalga entre todas: la <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/La_Odisea">Odisea</a> original, la de <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Odiseo">Ulises</a> que versificó Homero, nos habla de la venida del propio Odiseo, que junto con sus hombres y naves llegó hasta las puertas mismas de la entrada de la ría de Ferrol, tal como nos describe en el <a href="http://es.wikisource.org/wiki/Odisea:_Canto_X">Canto X</a>:<br /><br />“<em>Cuando llegamos a su excelente puerto –lo rodea por todas partes roca escarpada, y en su boca sobresalen dos acantilados, uno frente a otro, por lo que la entrada es estrecha— todos mis compañeros amarraron dentro sus curvadas naves y quedaron atadas, muy juntas, cerca del puerto, pues no se hincaban allí las olas, antes bien había en torno una blanca bonanza. Sólo yo detuve mi negra nave fuera del puerto</em>”.<br /><br />Una exacta descripción del pasillo estrecho entre acantilados de la bocana de la ría, a la que en el siglo XVIII, protegerían del paso de las naves los cañones enfrentados de los castillos de <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Castillo_de_San_Felipe_%28Ferrol%29">San Felipe </a>y la <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Castillo_de_La_Palma">Palma</a>, capaces de enviar al fondo de las aguas a cualquiera que osara acceder a la ría. Llegaron a tenderse cadenas entre ambas fortificaciones para detener a cualquier embarcación y poder bombardearla más fácilmente, antes de enviarla para siempre al infierno de los barcos, que también puede corresponderse, de tener en cuenta su incontable número, con este mismo lugar, infierno de todos los muertos.<br /><br />Aquel primitivo Ferrol que se encontró Ulises estaba gobernado por un rey llamado Antifates Lestrigón, que tramó la muerte de los recién llegados con la intención de usarlos como viandas para su mesa. Pero mientras preparaba el primer plato con uno de los hombres de Ulises, los demás, no se sabe si aprovechando un descuido o en una estampida provocada por un repentino pánico, lograron huir hacia sus naves, siendo interceptados por los enormes lestrigones que, desde los acantilados, arrojaban piedras a sus barcos hasta hundir todos ellos excepto el de Ulises, que gracias a haberlo dejado fuera del puerto, pudo huir para no volver jamás.<br /><br />Esta historia que nos refiere Homero, parece, curiosamente, coincidir con otra, sucedida más de mil años más tarde, exactamente en el 867, cuando aún faltaban muchos años para que los castillos de La Palma y San Felipe franqueasen la entrada de la ría. En esa fecha una expedición compuesta por naves normandas, escandinavas y vikingas, se introducen en la ría hasta la cocina y asaltan el monasterio de San Martín de Jubia, conocido como “o do Couto”, entre otros muchos actos de piratería que asolaron la zona.<br /><br />Para su desgracia, una fiera tempestad, unida a la inesperada resistencia de un ejército ligero, armado de ballestas y, probablemente, catapultas, al mando del rey Ramiro, heredero del Alfonso el Católico y Magno, les envió alrededor de setenta naves a pique, proeza que no estuvo mal, pero que no detuvo la misión devastadora de los invasores, que en aquella ocasión, habían asolado Irlanda, Isla de Man, Escocia, Inlgaterra, París, por el Sena, y Nantes, por el Loira, antes de atacar Galicia en Ferrol, Ares y Mondoñedo, continuando luego por Portugal, destruyendo Lisboa en trece días, tomando Cádiz, desembarcando en Sevilla y pretendiendo llegar hasta Córdoba por tierra.<br /><br />Pero desde Córdoba, los tres mejores generales del éjército de Abd-al Rahman II, conocido aquí como Abderramán II, organizaron columnas que al mando del eunuco Nasr lograron deshacerlos por completo. Se calcula que mataron diez mil normandos e incendiaron treinta navíos, frente a unas pérdidas de sólo mil hombres a manos vikingas. Lo que deja bien a las claras que el asunto iba más allá que una simple cuestión de huevos.</div>Pacocho Corbeirahttp://www.blogger.com/profile/16769304960786409711noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4055755218878975822.post-17871158980209255062007-11-26T14:38:00.000+01:002007-11-26T16:51:50.177+01:00Violencia gratuita<p class="MsoNormal" style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-TRAD">Un día, uno de esos amigos que de repente desaparecen de la vida sin dejar más rastro que el recuerdo, me dijo, en una de esas conversaciones supuestamente inteligentes, que nada más fácil que cometer un asesinato, así, sin más, por las buenas. El crimen perfecto. Según él, resultaría imposible que nadie descubriese nuestra identidad, ni nuestra implicación, si se cumplían unos cuantos requisitos básicos y se seguían al pie de la letra</span></p><p class="MsoNormal" style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-TRAD"><span lang="ES-TRAD">El primero de ellos era carecer de cualquier clase de antecedentes penales. El segundo, no pretender con el crimen ninguna clase de compensación, es decir, evitar que pueda existir cualquier clase de móvil. En tercer lugar, elegir una víctima con la que no exista ninguna relación. Y en cuarto lugar, olvidarse de reincidir.<br /></span><span lang="ES-TRAD"></span></span></p><p class="MsoNormal" style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-TRAD"><span lang="ES-TRAD">El plan era como sigue. Agarra uno un hacha, un cuchillo de cocina, o cualquier instrumento de fácil adquisición y de uso cotidiano y vulgar, que no presente dificultad tanto para conseguirlo como para deshacerse de él —lo del hacha era su opción preferente—. A continuación, elegir una zona poco transitada, a poder ser oscura y en la que no sea fácil que pueda haber incómodos testigos. Tras eso, aguardar el paso de la víctima, no importa cuál, la primera que se nos acerque y, sin mediar palabra, asestarle el golpe mortal, asegurándose bien de que la dejamos completamente desprovista de vida. Sólo restaría entonces abandonar la zona, sin precipitación, ni prisas, y teniendo previsto el camino de regreso. Finalmente limpiar bien el arma de toda posible huella y deshacerse de ella en un lugar dónde jamás pudiese ser encontrada, el fondo del mar, por ejemplo.</span></p><p class="MsoNormal" style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-TRAD"><?xml:namespace prefix = o /><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-TRAD">Así de simple y así de sencillo. La policía se enfrentaría a un rompecabezas imposible en cuanto se descubriese el cadáver: ninguna relación entre la víctima y el asesino, inexistencia de móvil, carencia de antecedentes penales y de testigos, de cualquier clase de huella y ausencia de arma homicida. Imposible saber quien fue el culpable: uno más de los muchos casos sin resolver que, en alto porcentaje, suceden cada año sin que se les dé publicidad alguna.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-TRAD">Yo le replicaba que muy bien, perfecta la teoría, pero que llevarla a la práctica no era tan fácil. Es decir, que existían demasiados elementos externos gobernados por el azar para poder controlarlos enteramente. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-TRAD">Porque, ¿cómo tener la absoluta certeza de que nadie nos ha visto? ¿Cómo en un crimen como ese, evitar que la sangre de la víctima nos salpique y nos delate? ¿Cómo evitar que el interfecto grite si fallamos el primer golpe e incluso el segundo? ¿Cómo mantener la sangre fría, para rematarlo sin piedad, y la calma para abandonar el lugar sin prisas, pero sin pausa, llevando además consigo el cuchillo o el hacha ensangrentada? <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-TRAD">Y sobre todo, le decía yo, tú no has leído “Crimen y castigo”: ¿en qué lugar dejas el remordimiento, la conciencia, la huella que tal hecho pueda dejar en nosotros mismos? ¿No acabaríamos también por delatarnos, por entregarnos para recibir el justo castigo ante semejante crimen injustificable? ¿En qué lugar habremos de dejar nuestra moral?<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-TRAD">Y además ¿por qué íbamos a hacerlo? ¿Sólo para demostrar que se puede salir impune, sin lograr con ello ninguna clase de enriquecimiento, ni material, ni personal? ¿Sólo por decir, ves, tenía razón, y sin poder siquiera decírselo a nadie más que uno mismo ante el espejo? Y, en el peor de los casos, ¿cabría la posibilidad de que el asesinato acabase por gustarnos y nos sobreviniesen tentaciones de actuar de nuevo para sentir en el hocico y en el alma herida el aroma de la sangre?<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-TRAD">Nunca pude comprender el daño por el daño, la destrucción por la destrucción, sin obtener ninguna clase de satisfacción a cambio. Me resulta imposible comprender qué clase de voz interna obedecen, simplemente, aquellos que destrozan los espejos retrovisores de una hilera de coches aparcados, o los que prenden fuego a un contenedor, arrancan una papelera o dejan sin pantallas ni bombillas a todas las farolas de una calle. Y eso que el daño, aquí, se hace sobre objetos inanimados, es decir, que no sufren. Si acaso sufren los propietarios de esos coches o, indirectamente, los ciudadanos que con sus impuestos sufragan el daño que los destrozos al patrimonio público causan aquellos a quienes estas consideraciones parecen no afectarles. Pero, puestos a buscar razones, más allá de la razón, porque la razón para mí, en estos casos, debe estar ausente, puedo culpar de ello a causas como el exceso etílico, la perturbación por las drogas y hasta, simplemente, el deseo de impresionar a una cómplice damisela con la certera puntería del que lanza la piedra y da en el mismo centro de la farola. Hasta ahí, llego. Puedo también comprender, que no justificar, a aquel que roba, porque con ello consigue un botín que ansía. O cualquier otro crimen con el que, quien lo comente, obtiene algo a cambio y valore ese algo por encima del daño que causa para obtenerlo. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-TRAD">Pero, pese a que mis razones me parecieron siempre de peso y que con ellas nadie, razonablemente, podría vencerme en un debate, los hechos, poco a poco, me van contradiciendo. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-TRAD">El otro día, desde la ventana de mi casa, vi a unos muchachos, muy jóvenes y a plena luz del día, lanzando piedras contra una farola, sin que hubiese, aparentemente, ni alcohol, ni drogas, ni cómplices damiselas presentes en el acto. Ni tan siquiera puntería, ni reto alguno en tal acto, porque lo intentaron hasta diez veces, sin conseguirlo y finalmente se fueron, así, sin más.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-TRAD">Y fue esto lo que me recordó aquella conversación con mi amigo, quien, por cierto, apareció un día muerto, golpeado al parecer por un objeto contundente que jamás se encontró —puede que incluso se tratase de un hacha—, hace ahora cinco años, sin que se haya descubierto hasta hoy quien fue su asesino, ni por qué lo hizo, ni qué clase de satisfacción obtuvo con ello.</span></p><br />(Este relato literario no contiene necesariamente hechos reales).<br /><p class="MsoNormal" style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><br /></p><p class="MsoNormal" style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><br /><span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-TRAD"><br /><o:p></o:p></span></p><br /></span>Pacocho Corbeirahttp://www.blogger.com/profile/16769304960786409711noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4055755218878975822.post-75123561300848553032007-11-25T14:42:00.000+01:002007-11-25T15:23:35.602+01:00Todo está escrito<div align="justify"><em>La sangre corre alegre por mis venas. Con fuerza. No sabría decir si con la misma fuerza de entonces. Las emociones, con el tiempo, se cubren con el manto del tiempo mismo. Con multitudes de capas invisibles, pero tangibles, que nos alejan del origen tanto como la cumbre de la montaña lo está del valle. Mi corazón estaba entonces en el fondo de ese río que recorre los ondulados repliegues de la falda del monte y hoy es bandera que ondea al viento frío en la más alta cima.</em></div><em></em><br /><div align="justify"><em>Y en este punto, el paisaje que mi vista recrea no es espacio, ni es agua ni tierra, sino que es azotea desde la que el tiempo se percibe con los propios ojos: de allá a lo lejos, del horizonte donde el río nace, partí un día, y ahora puedo ver de un solo golpe todo el camino recorrido, como quien desde el más alto mirador imaginado pudiese verlo todo en su conjunto y, al mismo tiempo, percibir claramente, con la nitidez de un día claro en el que la lluvia recién hubiese limpiado el aire y lavado la tierra, cada uno de los detalles. Y la canción que mi corazón dibuja con cada nuevo latido arrebatado fuese el único sonido. </em></div><em><div align="justify"><br /></div></em><div align="justify"><em>Sólo sé que mi corazón late ahora como está escrito que debe latir un corazón enamorado: atropelladamente, medio al galope y medio desbocado. Sólo sé que mi sangre pide otra sangre compañera, que corra de igual modo, empujada por un mismo impulso que el impulso mío. Sólo sé que mi sino y tu promesa se han fundido hasta formar un solo cuerpo, una perfecta esfera que en su rodar me derriba. </em></div><div align="justify"></div><div align="justify"><em><br />A mí, que más que esperar a que el destino llamase un día a mi puerta, he sido la espera misma. A mí, que la espera tantas veces confundí con el infinito inabarcable y que infinitas veces me inundó los ojos y llenó mi alma de desesperanza. Y esta palabra, espera, que nunca terminaba de escribirse de tan grande era, tuvo en el diccionario de mi alma un sentido que nadie puede imaginar que pudo haber tenido. Un sentido que, de tan superlativo, no puede condensarse en palabra tan pequeña. </em></div><div align="justify"></div><div align="justify"><em><br />La hora del destino me ha llegado. Y de esa hora imprecisa paladeo ahora su primer minuto. Más tú, que desconoces todo, que hasta tu propio nombre ni siquiera sabes, ¿cómo poder decirte, cómo explicarte lo que tampoco yo a comprender alcanzo? </em></div><div align="justify"></div><div align="justify"><em><br />Porque sé que tu cerebro virgen, en el que tu propia historia, tu pasado y gloria, se han borrado, no podrá quizás nunca beber de la eternidad de su destino; debo dejarlo al margen: quiero hablar a tu cuerpo, al sentimiento que despierta en ti y que sé te asusta, al alma que te anima y que es la misma alma que me amaba, que aún me ama y que te avisa de que mi presencia es todo lo que aguardas: al alma que ha regresado para decírmelo, pero que aún carece del don de la palabra. </em></div><div align="justify"></div><div align="justify"><em><br />No debes comprenderlo, ni lo intentes. Te diré que hace tiempo que dejé ese vano empeño en el rincón de las preguntas sin respuesta. Porque sí he comprendido que no es la razón la que nos hace humanos, ni la que mueve el mundo, ni tampoco sirve para descifrar las leyes inabarcables del universo y de la vida. No. La lógica es un vano invento, un esfuerzo inútil. Lo que nos hace humanos es el impulso, la causa o el origen de nuestra sonrisa, de nuestras lágrimas, de todas esas cosas que la bioquímica del cerebro no puede explicar en su real sentido. La muerte lo borra todo: la razón, el pasado y todo aquello que creemos que somos o que fuimos. Pero algo permanece: el alma. Y el alma sólo vive por el deseo de animar la vida. Y el ánimo de la vida es el amor. </em></div><div align="justify"></div><div align="justify"><em><br />Veo eso en tus ojos. No necesito racionalizar nada. Tú has vuelto porque tu alma así lo ha querido. Porque tu alma sabe que la muerte, ninguna muerte, puede hacer otra cosa más que aplazar el destino para el que fue creada. Y tu destino tenía que pasar la prueba de la muerte, del mismo modo que el mío tuvo que pasar la prueba de la vida y la agonía de la espera. </em></div><div align="justify"><em></em></div><div align="justify"><em><br />Cuánto nos han mentido las religiones creadas tras tu muerte. Cuánta verdad había en lo que a ti y a mí nos habían enseñado, en tu primera vida. No temías entonces. Tú único dolor era el de la separación, el de la despedida de quien sabe que debe afrontar un largo viaje lejos de donde estar quisiera. Y hasta mis lágrimas derramadas, tantas, como la incesante sangre que al salir de ti, empalidecía tu semblante, no eran por el dolor de perderte para siempre, porque creía que la entrega de tu muerte y tu promesa de amor correspondida, habrían de cumplirse un día, que ahora llega. </em></div><div align="justify"></div><div align="justify"><em><br />No temíamos la muerte. Siempre supimos que no era el fin de nada. Pero cuánto dolor me trajo la implacable desesperanza, el tiempo interminable de la espera. Y sólo la esperanza incombustible, renovada, vencía a esa desesperanza, en una batalla tras otra. Eso y sólo eso es el verdadero resumen de mi vida. Lo demás son sólo circunstancias. </em></div><div align="justify"></div><div align="justify"><em><br />Quiero, por eso, hablarle a tu espíritu. Hacer lo posible para que, de algún modo, se recobre. No digo recuerde, porque no tiene ese atributo, esa potencia que le capacite. Pero yo sí que guardo esos recuerdos. En alguna parte de mi cerebro siguen tan vivos como entonces. </em></div><div align="justify"></div><div align="justify"><em><br />A veces, al pensar en esto, en estos días, creo que nuestro destino, tal vez único, sí responde a una lógica, a una sabiduría infinita que hizo que yo viviese para que pudiera guardar dentro de mí esos recuerdos capaces de despertar tu alma y hacer posible que en su regreso no permanezca ciega e ignorante de un fin que desconoce debe cumplir. Sabio destino el nuestro, dotado de una sabiduría que los hombres han perdido porque han fijado sus objetivos en aquello que, sencillamente, podía animar, con placer, una única vida. Una vida que creen comienza en el parto y que termina con la muerte. Y no es cierto. </em></div><div align="justify"></div><div align="justify"><em><br />Pero es hora de que volvamos de nuevo a nuestro origen. A los primeros días. Tú eres ahora, tras el combate que segó tu primera estancia junto a mí, en tu regreso, alguien afectado por la temible amnesia. Todo lo has perdido. Eres algo nuevo que yo veo, de una parte, idéntico a ti. Un gemelo de ti, que no me reconoce. Bendito tu amigo, Ramón Escadas, que por sí mismo ha sabido despertar su propia alma y encender una luz que alumbre la tuya. Gracias a él, a la confianza que de ti supo ganarse, sabrás que lo que voy a contarte no es más que tu propia vida, o mejor, nuestra vida. Porque yo sólo puedo explicarte las cosas que pasaron desde el primer momento en que nos vimos. Desde aquel momento en que mi caballo blanco corría sobre el acantilado de esa playa que tan bien conoces, en las que tantas veces has estado sin saber siquiera por qué es tu playa preferida. </em></div><div align="justify"></div><div align="justify"><em><br />Esa playa a la que, según me contaste, sigues yendo cada verano, al menos una vez, para cumplir el íntimo deseo de dejarte besar por sus aguas y que ahora, no entonces, todos los que la frecuentan llaman Cobas. </em></div><div align="justify"></div><div align="justify"><em><br />Esa playa que es última del Atlántico, desde la que, bien visible, se muestra majestuosa la punta del cabo Prior y el rumbo del norte gira allí hacia el este por una nueva ruta de otras aguas, ya cantábricas: la antigua ruta de Irlanda que recorrían los courraghs bordeando el golfo de Vizcaya. Y justo al doblar el cabo, como quien dobla una esquina, cambia todo: el aire, el cielo, la tierra y hasta el tiempo mismo. </em></div><div align="justify"></div><div align="justify"><em><br />Pero hoy, en Cobas, en esa última playa, la postal es idéntica: el mar parece el mismo y quizá esté también la misma arena, cubierta de otra arena nueva. Y las mismas rocas, tal vez con más heridas: heridas del embiste incesante de unas olas que no cesan de golpear con furia o con caricias. Agradezco a los dioses que los hombres no hayan mancillado la tierra en que he nacido, que la hayan ignorado, que la especulación y el progreso les haya sido esquivo. Agradezco que, a pesar de que todo esté cambiado, todavía queden, junto al mar, casi las mismas piedras vírgenes, la misma costa intacta en ese tramo irrepetible. </em></div><div align="justify"></div><em><div align="justify"><br />Mi pena son los pocos lugares que me quedan, apenas una pequeña parte de esa playa y algún otro rincón junto al mar que, ignorándolo tú, ni sabiéndolo yo tampoco, compartimos sin haber coincidido nunca sobre esa misma arena: Campelo, el lugar impoluto que conoces tan bien, al que dices que acudes cuando precisas creer que nada más que tú y el agua existen, he ido yo muchas veces. No en verano, cuando se llena de gentes insensibles que sólo buscan tostar su piel o cabalgar las olas. No, en invierno. Cuando la playa es desierto y no hay alrededor ninguna casa, ningún vehículo, ningún vestigio que recuerde que una vez fue pisada por el hombre, salvo esas escaleras que hacen posible descender el vertical acantilado que amuralla como un biombo el anfiteatro del agua y la cinta de arena. Me gusta estar allí cuando las aguas rugen y asola el viento, cuando el mar ha lavado cada huella y limpiado los restos nauseabundos que dejan quienes no respetan nada. En esos momentos, miro a mi alrededor y siento que vuelvo a mis primeros días, cuando el mundo era nuevo, virgen, puro y la fealdad de los hombres, sus intereses y ambiciones no habían ultrajado aún la obra de los dioses.</div><div align="justify"></em></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"> </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Fragmento del capítulo 16 la novela "Todo está escrito", obra del mismo autor de este blog, Francisco Corbeira</div>Pacocho Corbeirahttp://www.blogger.com/profile/16769304960786409711noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4055755218878975822.post-249420207407061382007-11-24T13:43:00.001+01:002007-11-24T13:50:45.549+01:00Santiago Roncagliolo<div style="text-align: justify;"><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0L_siXfNyQ-hH8UqpMiNPerG8hkbJCW2GDXcErpD8D6LOfrTLPfEKyftxtVRNCh1lmALRwvXKuhi4XE6TlWLNtwWqnDx7Lm7z7N5BETuegSDzlF4O4fApc87ulaUAkj1-UCQqdB7H-OA/s1600-h/santiago_roncagliolo.jpg"><img style="margin: 0pt 0pt 10px 10px; float: right; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0L_siXfNyQ-hH8UqpMiNPerG8hkbJCW2GDXcErpD8D6LOfrTLPfEKyftxtVRNCh1lmALRwvXKuhi4XE6TlWLNtwWqnDx7Lm7z7N5BETuegSDzlF4O4fApc87ulaUAkj1-UCQqdB7H-OA/s320/santiago_roncagliolo.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5136387153747623570" border="0" /></a>El azar, la casualidad o lo que sea, junta la mayor parte de las veces a las personas. Coincides, sencillamente, en el tiempo y en el espacio. Pero no eliges a esos compañeros de viaje fugaces que se<span style=""> </span>cruzan de repente en tu vida. No los eliges en ese momento inicial, claro. Pasa así con los compañeros de trabajo, en particular y con todo el mundo, en general. </div><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p>Nuestro pequeño mundo cotidiano se reduce, a lo sumo, a unas pocas docenas de personas con las que compartimos la mayor parte de nuestro tiempo, querámoslo o no. Si tenemos la suerte de que en ese restringido círculo damos con personas interesantes, nuestra vida<span style=""> </span>se enriquece, aunque sean pequeños momentos fugaces de coincidencia espacio temporal.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Pocas veces valoramos la<span style=""> </span>importancia de esto cuando elegimos o tomamos decisiones importantes que afectan a nuestro futuro. Elegimos los trabajos por el sueldo, por las condiciones laborales y rara vez,<span style=""> </span>por el ambiente o por el equipo del que formaremos parte. No sé si esto es causa, supongo que sí en muchos casos, de esa insatisfacción que nos producen todos esos empleos que no nos enriquecen en el plano humano, donde las relaciones y el aprendizaje mutuo son superficiales. Donde no llegamos a congeniar plenamente con nadie.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y así, forzados a una rutina donde el azar y la casualidad cada vez son bienes más escasos, la vida discurre en nuestro pequeño mundo cotidiano, con más pena que gloria y casi dando gracias por tener lo que tenemos, que aún menos mal.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En mi vida particular, esos momentos fugaces, últimamente, eran más bien inconstantes, por añadir un adjetivo un tanto indefinido. Una vida rutinaria encerrada en un círculo limitado. Por eso agradezco en mayor medida esas pequeñas oportunidades de salir de lo ordinario al encuentro de lo extraordinario.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En<span style=""> </span>este caso, la coincidencia, por razones de trabajo, fue con <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Santiago_Roncagliolo">Santiago Roncagliolo</a>, escritor peruano afincado en Barcelona, ganador en el 2006 del premio Alfaguara de Novela, con la novela “<a href="http://www.literaturas.com/v010/sec0607/libros_resenas/resena-02.htm">Abril Rojo</a>” y autor igualmente de “<a href="http://www.clubcultura.com/clubcine/pudor/home.html">Pudor</a>”, que fue llevada al cine de la mano de Tristán Ulloa. En esta ocasión presentaba un libro a caballo entre el periodismo de investigación y la narrativa, destripando las entrañas del movimiento terrorista <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Sendero_Luminoso">Sendero Luminoso </a>y su líder, <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Abimael_Guzm%C3%A1n">Abimael Guzmán</a>. La obra se llama “<a href="http://www.casamerica.es/es/horizontes/zona-andina/la-cuarta-espada-la-nueva-novela-de-santiago-roncagliolo?referer=/es">La Cuarta Espada</a>” y es un libro altamente recomendable, porque, por encima del interés que a priori pueda interesarnos el tema del que trata, la claridad expositiva del relato y la calidad literaria innegable de su autor, son armas suficientes para validar el libro.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Santiago es un tipo tranquilo, atento y educado en el trato, que mira de frente y presta atención. Se interesa por la actualidad y está al día de todo lo que se cuece en el mundillo editorial y literario. Devora los suplementos culturales que caen en sus manos. Hasta ahí, la deformación profesional normal de todo periodista y escritor. Pero además, con él, la conversación, no es intranscendente, sino cargada de sustancia y sus juicios y opiniones son siempre directos, pero sensatos. En definitiva, un tipo listo, que conoce sus armas de escritor y al que recomiendo le sigan la pista, que dará que hablar, aún más de lo que ya lo hace.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>Pacocho Corbeirahttp://www.blogger.com/profile/16769304960786409711noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4055755218878975822.post-53231284451408765602007-11-23T17:59:00.000+01:002007-11-24T10:34:16.610+01:00Mirando hacia adentro<div style="text-align: justify;"><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhanxcRHesMZcjQQBjFJgwA2mMxs12zdTOrSyfPvQbtqR3u4GPWMjf78OQB7ACVTXd6KEWVuCgMP7b396ipuFGphOYGaalxchWWwjXqGZSubnM6iUvoHhyphenhyphenZsk6UeJ6ZooshVpD3859hugc/s1600-h/foto10996.jpg"><img style="margin: 0pt 0pt 10px 10px; float: right; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhanxcRHesMZcjQQBjFJgwA2mMxs12zdTOrSyfPvQbtqR3u4GPWMjf78OQB7ACVTXd6KEWVuCgMP7b396ipuFGphOYGaalxchWWwjXqGZSubnM6iUvoHhyphenhyphenZsk6UeJ6ZooshVpD3859hugc/s320/foto10996.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5136337091608821378" border="0" /></a>Hay fuerzas que arrastran, magnetismos irresistibles, pasiones que uno lleva, como marcas a fuego desde el alumbramiento, quien sabe si antes incluso. Son taras que parece que chocan contra lo racional, lo conveniente, lo sensato, pero no podemos sustraernos a ellas, hagamos lo que hagamos, bajo pena de infelicidad. Porque no se puede pelear siempre contra uno mismo sin acabar por hacerse daño.<o:p></o:p><br /></div><div style="text-align: justify;"><o:p></o:p><br /><o:p></o:p> A veces, uno debe coger el timón, cambiar el rumbo y enfilar hacia la tormenta, al choque con las olas, pese a todos los consejos: porque sólo la valentía construye el camino de los héroes. Pero hay que sumar el esfuerzo a todo ello. La constancia. Llega un momento en que ya no podemos ni debemos ponernos más excusas para tratar de hacer lo posible por alcanzar los objetivos vitales que creemos nos llevarían a la verdadera felicidad y a ese encontrar<span style=""> </span>al fin nuestro verdadero lugar en el mundo.<o:p></o:p><br /><o:p></o:p><br /> Que ambiguo es todo lo anterior, cuánto podría concretarse si fuésemos, punto por punto, desgranando nuestras pasiones, desde las más nobles a las más innombrables. Pero no me refería a las bajas pasiones, si cabe el adjetivo, que parece moralizar bastante el discurso -y da pie a acaloradas discusiones para definirlas y encuadrarlas dentro de semejante etiqueta-, sino a esas que parecen ser motor de nuestra vida, que dan sentido a la pregunta de qué hago yo aquí o para qué vine, o<span style=""> </span>vete tú a saber qué queremos preguntarnos.<br /><br /> La pregunta es si somos los mismos que queríamos ser cuando teníamos dieciocho años. En dónde quedaron abandonados nuestros sueños. En qué desvanes dejamos esas prendas que nos vestían de ilusión como ninguna otra. Ay, pero luego llegó la vida, la realidad del día a día, y los sueños tuvieron que dejarse aparcados por alguna parte y más tarde hubo que arrinconarlos definitivamente para que no estorbasen en nuestro deambular diario, acechándonos por los pasillos.<span style=""></span><br /><span style=""></span><br /><span style=""></span> Los desvanes reales son buenos lugares para darnos cuenta de aquellos vestidos que hemos ido dejando atrás. Dibujos, cartas, poemas, textos, diarios, quién sabe. Allí están todos aquellos nosotros mismos que ya no están en nosotros. Que no sabemos siquiera si queremos resucitarlos. Al menos a alguno de ellos, pero ahí están. Refresco de nuestra memoria olvidadiza, tan selectiva que es curioso igualmente ver y analizar qué es lo que habíamos olvidado y por qué. Lo de ordenar el desván es, por esto, el cuento de nunca acabar. Uno queda atrapado irremediablemente entre el polvo del recuerdo. </div><p style="text-align: justify;" class="MsoNormal"><span style=""> </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>Pacocho Corbeirahttp://www.blogger.com/profile/16769304960786409711noreply@blogger.com0