jueves, 22 de febrero de 2007

Hong Kong: multas a quien no acabe la comida

Dicen que en Hong Kong van a aplicar multas para quien se deje la comida en el plato. Es igual que el chiste del Papa que llega a un país africano cargado de juguetes para los niños. Al bajar del avión, alguien le advierte: “Su Santidad, es que aquí los niños no comen”. Y contesta el pontífice, “Ah, ¿no comen? Pues castigados sin juguetes”.

Porque esto de Hong Kong no se crean que algún político se lo sacó de la manga por las buenas, o que se resolvió tras un concurso de ideas para regulaciones municipales estúpidas. No. Lo que pasa es que, por lo visto, la comida desperdiciada representa allí un tercio del total de la basura. Y esta basura, comparando desde 2000 a 2005, se ha multiplicado por tres y son nada menos que 701 toneladas diarias. O sea 701 toneladas de comida a la basura, que no de comida-basura.

Y esto pasa, por lo visto, porque la gente come con los ojos. Se lanzan a los buffets de los comedores de trabajo y los restaurantes y siempre pillan más de lo que luego les cabe. Y como, por el mismo precio, puedes llenar el plato a reventar, nadie se resiste. Lo mismito que los turistas en los hoteles del todo incluido, que los hay que, sin que los vean, hasta cargan el bolso de comida para llevársela. Por si no tuvieran bastante.

Así que, ya que las cosas están así, lo mejor es multar con 20€ a cada uno que deje las sobras, que es un modo de ir educando para que cojan lo justo y si necesitan más, repitan. No tengo claro cómo van a controlar el asunto, ni qué clase de inspectores van a estar al quite de quien apoya el tenedor en la mesa con comida aún en el plato, pero supongo que lo tendrán previsto.

Les sería más fácil, digo yo, si directamente prohibieran los buffets y a comer todo dios de menú, con tres primeros y tres segundos, a elegir, como toda la vida y con raciones justitas, para que luego no entre la modorra y el personal no haga ascos a la vuelta al trabajo.

Pero, tras todo este despilfarro, las soluciones no van a ser las de la solidaridad con aquellos cuyo nivel calórico diario no pasa de las 300kc. (medio planeta), sino dedicarla a fabricar abono. No importa si sobrepescamos, destruyendo los recursos naturales y luego la mitad de la pesca va a la basura. No importa si los recursos naturales son escasos, sean estos cuáles sean.

Lo importante es, como siempre, deshacerse de la basura, que cuesta una pasta y, ya que es así, que pague todo quisqui a escote. Si ya ven que al final, esta, la de multar, es siempre la solución más fácil.









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