lunes, 8 de enero de 2007

La ley de los mediocres

Dicen de los USA que son una meritocracia, donde cualquiera puede llegar, desde la nada, hasta la presidencia del país. Esto es rotundamente cierto. No hay más que ver a Bush, o antes a Reagan.

Pero sí que hay algo de cierto en que en aquel país se miran más las capacidades de las personas que su parentesco, por ejemplo. Y muchas empresas no dudan en contratar a los mejores estén donde estén y cobren lo que cobren.

Todo lo contrario de lo que ocurre aquí, en España, donde los mejores están en el paro y los que trabajan, tanto en lo público como en lo privado, son en primer lugar los familiares sanguíneos, luego los consanguíneos, más tarde los amigos y conocidos y por último, una vez agotadas las conveniencias, aún no llega el turno de los más capaces, sino aquellos más dóciles, aunque imbéciles, que no sobresalgan por encima del puesto que tienen asignado y no amenacen a sus superiores con moverles la silla.

Siempre dije que el mal de muchas empresas comienza con ese nepotismo. Los hijos y parientes del jefe pasan por encima del escalafón, relegando a otros más capaces, con más experiencia y más años, lo que genera descontento. Y si encima estos advenedizos que aprovechan su estatus son unos perfectos inútiles, la empresa empieza a derivar en problemas.

Pero, si ya lo dice el refrán: el que tiene padrino, se bautiza. Y aquí y más en esta Galicia, la cosa está así desde el principio de los días.

Y así, nuestros mejores cerebros escapan, los que pueden, para buscarse la vida en otro lugar y los que quedan son un desperdicio de capital humano, un capital en el que la sociedad ha invertido en formación para, finalmente, desempeñar labores inferiores a las que serían menester.

Pero es que está arraigado en el alma, ese “¿y no conoces a nadie?” "y si hay que enviarle un jamón, se le envía", se da en todos los estamentos sociales y así nos va.

Pero es que los nuestros, los más cercanos, pueden ser inútiles y tontos, pero son nuestros y hay que colocarlos.

Podría poner mil ejemplos, empezando por algunos personales, pero seguro que no hace falta, porque todos conocemos docenas de ellos: la ley que impera es la de los mediocres.






2 comentarios:

Anónimo dijo...

Para mí la meritocracia es la solución a muchos males de esta sociedad (suciedad).
Más que nepotismo, que también, habría que ampliarlo a, como yo la llamo, "la espiral de ineptitud".
Te invito a que leas mis artículos sobre el tema, si te interesa:
"¿Democracia? No, gracias."
y
"¿Partidos políticos? No, gracias."
en: http://lacriticadejack.blogspot.com

Tienes un buen blog. Algunos de tus articulos son interesantes, sin duda.
Un saludo

Pacocho Corbeira dijo...

Gracias por tu comentario postivo, tanto aquí como en blogissimo.es. No dudes que leeré tu blog en cuanto el trabajo me deje un rato (ya he visto un poco).