jueves, 1 de febrero de 2007

Cinco minutos a oscuras

El último informe de la ONU sobre el cambio climático, del que comentaba hace algunos días que debería encender la luz de alarma, de hecho, la ha encendido. Y hay, al menos dos reacciones.

Una, la de la oposición demócrata a Bush, que ahora le acusan de haber ocultado información, como hizo con Irak, sólo que esta vez, lo que ocultaba, son los datos de sus propios científicos sobre el cambio climático. Y no sólo los ocultaba él, sino que hizo callar las bocas que le decían el camino correcto.

Pero es que a Bush si le dicen que en Irak no hay armas de destrucción masiva, él dice que las hay y lo sostiene hasta que, con el tiempo, acaba admitiendo la evidencia y nadie parece pedirle cuentas por ese engaño. Si le dicen que el nuevo plan para Irak debe evitar el envío de más tropas, él hace exáctamente lo contrario. Y si le dicen que el planeta se está jodiendo en gran parte por culpa de sus empresas y que eso del Katrina tiene que ver con que se negó a firmar el protocolo e Kyoto, él se reafirma en sus convicciones. Porque él es un hombre de fé y sabe que dios está de su parte, tenga o no tenga razón: porque él es dios mismo.

La otra reacción de la que hablaba llega por parte de una ONG francesa, Alianza por el Planeta, que proponen a todos manifestarse al respecto y para ello proponen apagar las luces entre las 19:55 y las 20:00 horas de hoy.

Cinco minutos a oscuras para, primero, reflexionar sobre la propia responsabilidad individual en relación al consumo energético y, que en lugar de cegarnos contra Bush y todos los de su cuerda, miremos la viga en el ojo propio. ¿Apagamos los leds de los aparatos eléctricos o los dejamos en stand by? ¿Dejamos abiertos los grifos? ¿Reciclamos y separamos las basuras? ¿Y los aceites de coche y de fritura? ¿Somos conscientes de todas las cosas que hacemos mal o somos cínicos y tiramos la mierda a un lado cuando no nos ve nadie?

Cinco minutos pensando en ello seguro que no nos vienen mal. Y si todos los hicéramos, no sólo esos cinco minutos, tal vez las actitudes de nuestros políticos cambiarían.

Porque es bien cierto que tenemos los políticos que nos merecemos (los que tenemos la suerte de vivir en democracia) y que además, no son más que hijos de la misma sociedad que los aupó hasta donde están ahora.

Yo hoy apagaré las luces a las 19.55.









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