lunes, 29 de enero de 2007

La reflexión necesaria

Leía hace no mucho en un artículo cuyo título y autor no recuerdo, que uno no sabe lo que piensa acerca de algo hasta que no lo pone por escrito. Y una vez hecho esto, nos sorprendemos a nosotros mismos.

Me resultó curioso, pero incierto. Quiero decir que uno, para escribir, debe reflexionar antes, debe también (aunque no siempre) documentarse y, claro, la opinión, el punto de vista, llega justo ahí, en ese período de reflexión previo a escribir.

Lo que sí es indudable es que el hecho de escribir nos invita a esa reflexión, a veces sobre asuntos en los que ni siquiera habíamos reparado. Claro que, eso de que acabe uno sorprendiéndose a sí mismo sólo puede ocurrirles a aquellos que no se conocen lo suficiente.

Recapitulando acerca de los post contenidos en este blog, en su conjunto, uno ve que el tono de sus artículos, los temas elegidos, las conclusiones que se extraen y las opiniones que se reflejan, mantienen una coherencia, denotan una ideología y una idea de lo que se pretende transmitir.

No se trata de ir a contracorriente, de tratar de ser un francotirador, de disparar contra las fobias o que el resentimiento ciegue las reflexiones. Uno debe despojarse de las cargas del daño, de las cicatrices, los odios, la cerrazón y hasta de las ganas de venganza.

Salvo a aquellos a los que la vida les ha dado más de lo que le pedían, todos llevamos dentro espinas clavadas, que a veces duelen y otras, incluso, sangran. Pero uno debe dejar la mochila del dolor personal y tratar de ser ecuánime, sin hacer trampas.

Lo que tengo que reconocer al autor del artículo que dio pie a este post, es al valor de la escritura como herramienta para la reflexión, para fomentar en nosotros mismos ese gusto dulce del libre pensamiento.

Y aunque ser un libre pensador no guste a los amos del sistema, que prefieren que no pensemos demasiado y sigamos los dictados del marketing sin cuestionarlos siquiera, algunos han visto en este fenómeno de la blogosfera un enorme potencial de negocio que explotan sin recato desde uno y otro lado.

Y es así. Nuestro mundo es un enorme escaparate en donde todo tiene un precio y, si no lo tiene, enseguida aparecerá alguien que se lo ponga y compre y venda sin pararse en barras.

Para otros, en cambio, como es mi caso, el valor de la libertad, la posibilidad de expresarse sin ninguna clase de censuras, la oportunidad de difundir ideas ocultas entre montañas de propaganda y, también, hacer llegar a otros la posibilidad de reflexionar sobre los temas propuestos, son alicientes suficientes para seguir en la tarea.

Una tarea a veces ardua, sin más recompensa que la satisfacción personal y el comentario amable de algún lector esporádico, no se entendería sin comprender previamente que, dentro de las diferentes mentalidades hay algunos que se ofrecen para ayudar de modo altruista y otros ven en esa necesidad de ayuda la posibilidad de emprender un nuevo negocio.

Así es Internet, así es la blogosfera y así es el mundo: reflejos los unos de los otros. Reflejos de lo que somos, de lo que carecemos, de lo que necesitamos, o a lo que aspiramos.

Y sólo nuestra capacidad de reflexión nos lleva a desgranar el trigo de la paja. De ahí la importancia de esa herramienta que ha llevado al hombre a ser lo que es: la escritura.


“For millions of years mankind lived just like the animals. Then something happened which unleashed the power of our imagination: We learned to talk” (Pink Floyd, Keep Talking, The Division Bell)





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