¿Cabe imaginarse, sin pasarse mucho, que en el futuro haya sólo una única ciudad que ocupe toda la tierra? No, lógicamente. Algún terreno habrá que dejar para la agricultura y para campos del golf. Pero vamos, todo urbanizado, lo que se dice, todo urbanizado, o casi casi.
Pero no nos asustemos, que la naturaleza, no obstante, seguirá con nosotros. Sólo que quizá de otra manera, más ordenada y menos salvaje, como por ejemplo en macetas y en jaulitas, para la venta al detalle y en acuarios, zoos y parques temáticos, en el caso del por mayor.
Si es que es inevitable. Porque todo el mundo piensa lo mismo y el que no, es un bicho raro.
Veamos el tema. En los últimos seis años se ha duplicado el precio de la vivienda. La juventud que en pocos años, digamos cuatro o cinco, abandone el nido familiar, se encontrará con un panorama glorioso. Nada bajará del millón de euros y las hipotecas, como ya hay algunas en Alemania, serán a 100 años. Es decir que nunca serás propietario y tus herederos, nacerán ya hipotecados. Imagínate sin aún no tienes herederos: estarán hipotecados antes de nacer.
¿Quienes podrán acceder entonces a la propiedad inmobiliaria? Sólo los más ricos. ¿Y quienes serán? Las grandes corporaciones inmobiliarias, con ramificaciones y tentáculos en otros múltiples sectores como la energía y que, de acuerdo con las leyes del mercado, derivarán en un proceso de concentración que ya ha comenzado y que llevará a que toda la propiedad inmobiliaria pertenezca finalmente a cuatro o cinco empresas.
Ellas decidirán quién tiene acceso a la vivienda y quién no. Si nos aceptan decidirán también en dónde viviremos, que irá en relación con nuestro nivel de renta y cuánto pagaremos de alquiler. Dejará, prácticamente, de existir la propiedad individual.
Diréis que estoy exagerando. Pero esa es la mentalidad del más humilde de los ahorristas en este país. Detallemos algo más el razonamiento para que no parezca que llegamos al final de un salto.
Cualquiera sabe que, el que pueda comprarse ahora un piso o una casa, revalorizará su inversión siempre. Todos sabemos que una gran parte de las compras de viviendas que se realizan en el mercado inmobiliario son para segundas viviendas o terceras o cuartas. Son muchos los particulares que compran sobre plano y revenden ya antes de escriturar (o esperan unos pocos años), llevándose una suculenta ganancia. Y el que puede se aprovecha. Y el que venga detrás, que arree.
El centro de muchas ciudades es ya inaccesible para cualquier ciudadano de clase media y cada vez hay que alejarse más del centro para encontrar una vivienda a un precio que no nos lleve la vida a la ruina.
Este fenómeno sin freno, no se detendrá por si sólo y cada vez se extenderá más.Como resulta que encima nuestro país es para otros europeos de mayor poder adquisitivo barato, son multitud los alemanes e ingleses que están adquiriendo vivienda en España como inversión rentable y aún asequible y lugar de vacaciones.
Todos estos venderán esas viviendas al mejor postor, encareciendo cada vez más el mercado hasta que sólo sea un bocado al alcance de las grandes corporaciones.Y cuando lleguen a ese punto, a ver qué concejalito les discute una licencia, ni que ministro les niega mesa y mantel: la tarta es vuestra.
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